Ir al contenido principal

Entradas

El Profesor II

Llamé al timbre, primero segunda, como decía la nota, "¿quién es?" dijo una voz alterada por el micro del telefonillo. No me atreví a contestar, supongo que ella lo sabía y apretó el botón. Subí las escaleras hasta el primer piso y Ayla me abrió la puerta... -Profesor Landom... -susurró -Por favor, solo Henry... -¿Qué haces aquí? -No has venido a clase, ¿estás bien? -Si, si... tenía revisión con el dentista. ¿Cómo has sabido donde vivo? -Tu amiga dejó una nota encima de la mesa que "enviase los apuntes a esta dirección". Ella rió tímidamente - ¿Eso es mío?-señaló la bufanda que llevaba en la mano... -Sí, te la olvidaste el otro día en mi despacho- se la tendí y ella la cogió sin hacer más preguntas -¿Te apetece un café?- tendría que haber dicho que no, darme la vuelta e irme a mi casa como si nada hubiese pasado. Pero estaba allí, devolviéndo una bufanda a una alumna con la que solo pensaba en acostarme con ella. -Por supuesto. Sirvió dos ta...

El Profesor

"¿Por qué no me la quito de la cabeza? ¿Qué me pasa? Llevo años dando clase y jamás me había ocurrido  algo así... Vamos Henry, estás muy solo, solo necesitas un poco de amor, ¿pero por qué de ella? Es una alumna, apenas tiene diecinueve años, ¿por qué te llama tanto la atención? No es la chica más guapa del mundo, sin duda has tenido alumnas más bonitas... Pero su mirada, sus ojos verdes, que me miran, y me dedican toda su atención, a mí, a Henry, 42 años, divorciado, profesor. ¿Por qué me mira de esa forma? Te estás emparanoiando, te mira porque eres el profesor y porque tiene que prestarte atención. Venga, ahora relájate y entra en clase.... Mírala, allí está, sentada en la tercera fila. Ni muy lejos ni muy cerca. Hoy se ha recogido el pelo, pero unos mechones juguetean en su cara. ¡Que bonita es! Ese jersey le queda realmente bien, le resalta el busto. Vamos Henry, céntrate, tienes que dar la clase..." Di la clase con toda la normalidad que pude. Ella escucha y toma apu...

París Destruída

En honor a las víctimas de París, sigue la historia de Ayla y Enjolras justo después de la masacre de julio de 1832. "Los oficiales de Javert han colocado los cuerpos de los estudiantes en línea. La entrada a la plaza de Saint Michel se ha llenado de carruajes, carruajes demasiado lujos para andar por aquella parte de la ciudad. Los familiares de los estudiantes se avalanchan sobre la plaza en busca de sus seres queridos, con la esperanza de que haya sobrevivido alguien. Lamentos, gritos, mujeres que se empapan en sangre abrazando los cuerpos de sus pequeños. La plaza de Saint Michel está totalmente destruida, no queda nada de la barricada de la libertad, se ha manchado con la sangre de aquellos que luchaban por sus sueños. Las balas han acabado con ella, con las esperanzas de un pueblo. Javert observa la escena pasivamente, sus impecables botas descansan suavemente sobre un charco de sangre. Han muerto muchos chicos, y no solo estudiantes, campesinos, artesanos, pobres ciuda...

La Moneda de Leah

Voy a aparcar la aventura de Ayla y Enjolras un tiempo, mientras reflexiono como continuarla, y mientras tanto, para hacer más amena la espera, os voy a contar la historia de la princesa Ayla, una joven que lucha por ascender al trono y defender lo que más quiere en el mundo. Sus hijos. Este fragmento corresponde al primer aniversario de Leah, la hija menor de la princesa Ayla y su marido, el general Aysel. Ayla se siente culpable, Aysel le profesa un amor muy sincero que dura desde la infancia, él es un hombre realmente feliz, se ha casado con la mujer de su vida y esta le ha dado una preciosa hija. Pero Ayla no aguanta más, claro que quiere Aysel, es su mejor amigo, pero no es el hombre del que estuvo enamorada hace años, y aunque adore a su hijita, echa de menos a su primogénito. "Ayla se está preparando para la fiesta en honor del primer aniversario de la infanta Leah. Para la ocasión ha elegido una túnica veraniega de color verde, muy alegre y un chal oscuro. Sentada fren...

La Barricada II

El otro día, ojeando las visitas me di cuenta de que La Barricada es una de las entradas más leídas, quizá por qué fue la primera vez que compartí las historias de Ayla, o por el morbo de la situación con la muerte del niño en brazos de su hermana. Pues bien, he decidido seguir este artículo allí donde lo dejé en La Barricada, recordamos, Ayla va en busca de Gavroche que se ha unido a la revuelta de los Amigos y una bala perdida le alcanza mientras construyen la barricada. El pequeño muere al amanecer en los brazos de su hermana, rodeados por el abrazo protector de Enjolras. "Los cascos se detienen al otro lado de la barricada, una voz rompe el silencio de la madrugada parisina: -¡Os habla el ejército, ahora escuchad! Se os acusa de traición a la corona y a todo el pueblo francés. Rendiros ahora y tendréis un juicio justo. Tenemos orden de disparas si os resistís. ¡Rendiros, no seáis idiotas! Los Amigos se miran entre si, esperan una señal de su líder. Enjolras mira a Ayla,...

Los Muelles

Ayla espera en su lugar en los muelles, bajo su barco, como cada noche después de que la despidieran de la fábrica. Pero hoy es diferente, no puede sacar de su mente al joven Enjolras Pontmercy, que cantó para ella y al que casi besa... Se siente avergonzada, engañada, ¿se merece un muchacho de alta cuna ser besado por una prostituta? Cada día se parece más a la escoria con la que trata, cada día se parece más a Éponine, utilizando a los hombres en su propio beneficio, o a Thénardier haciendo  lo que haga falta por un puñado de francos... ¿Es así como es Ayla? ¿Son esos los valores cristianos que le inculcó su madre? La vieja que siempre hace una oferta por el pelo de Ayla esta noche no ha aparecido, la chica se pregunta dónde está, cualquier cosa le puede haber pasado, cada noche ocurre algo en Los Muelles. Pero él si que está, oculto bajo su tricornio y su uniforme militar, se acerca decidido hacia ella. Ayla mira a su alrededor asustada, buscando una ruta de escape. "Hoy no...

Somos De Mundos Diferentes

Ayla caminaba penosamente hacia casa. La oscuridad se cernía sobre ella. Con cada paso, sus pies descalzos sentían clavarse mil agujas congeladas. El viento le cortaba la cara y el busto, apenas cubierto con un fino manto. Avanzó silenciosa y desapercibida por la taberna de Thenardier. Se sentía sucia y asqueada consigo misma, con el único deseo de tirarse al Sena y limpiar para siempre esa repugnante suciedad que se le pegaba al cuerpo y al alma. Cuando entró por la puerta del pequeño apartamento, Gavroche estaba mirando por la ventana, cuando el chico la vio empezó a agitarse nervioso por la habitación, mirando sucesivamente a Ayla, a la ventana y al suelo. -¿Qué te pasa pequeño?-preguntó la joven -Yo, yo... -tartamudeaba el chiquillo- Yo tengo una sorpresa para ti. Ven a ver, corre.-Gavroche la tomó de la mano  la arrastró hasta su cama- Asómate, ya verás... Ayla se asomó por la ventana y observó el paisaje. Una niebla espesa cubría los tejados de París, pero justo delant...