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Mostrando entradas de marzo, 2016

Los Jinetes

Una soleada mañana de primavera amanecía lentamente en la fría isla de Halogaland, una boscosa isla en el rincón más al norte del, como no, Mar del Norte. En una de sus escarpadas costas, se alza, sobre los acantilados la aldea de Malmö, conocida por forjar a los mejores jinetes de dragones de la Tierra. El suave amanecer recorre las casas de piedra y las chimeneas humeantes, todo está silencio, en calma. El viejo pastor se levanta perezosamente para cuidar a sus ovejas, el agricultor se prepara para cultivar sus tierras y el joven herrero empieza a preparar su taller para forjar las armas de tan respetables guerreros. Solo hay una casa que está agitada desde antes de la salida del sol. Se trata de una preciosa y gran casa, situada a escasos metros del resto de la aldea, en su portal cuelga el cráneo de un gran dragón de afilados cuernos. Es el hogar de Haakon Adger, líder y poderoso jefe de la aldea de Malmö, gran jinete, mejor guerrero y justo gobernador. Además proviene de una de l

Ayden VII

-¿Podemos hablar?- Dean salió al porche de la casa de Bobby, donde Ayden miraba las estrellas apoyada en la vieja baranda de madera- Escucha Ayden, se que estás enfadada, pero Cas, ya no es Cas... Nos ha traicionado, por eso le encerramos en el círculo de fuego. A mi también me ha sentado mal, joder, era mi amigo. Y ahora es un monstruo.- Ayden no desviaba la mirada del cielo, como si Dean no existiese- Debes olvidarte de él, Ayden. Se que sientes algo muy especial por él. Pero ya lo hemos hablado... Sam no está bien, debemos centrarnos en cuidar de él y que se recupere lo antes posible. Y Cas... Cas es un ángel, sabes desde hace tiempo que no podía ser. Él es inmortal, tu no. Por mucha gracia de arcángel que te hayas tragado, algún día morirás y Cas, no... Ayden... ¿Me estás escuchando?- la joven desvió la mirada, una sólida y cristalina lágrima recorrió su mejilla, a Dean se le partió el alma- Lo siento mucho Ayden, eres aún muy joven... Algún día lo entenderás. -Eres tú el que no

Rose y Azrael

Asaliah intentó explicarle a la joven lo que sucedía en el Cielo... -Así que hay una guerra... Y Gabriel, el jefe de tu mando, te dio su "esencia" para que encontrases una arma capaz de vencer los otros dos bandos... Y esa cosa... -La Gracia... -Eso, te trajo hasta mi. -Gabriel más bien se refirió a una flor, la más bonita de todas. Creo que la marca de tu brazo es más bien un sello, guarda algo, quizá el arma de la que me habló Gabriel... Pero para liberarla necesito verterla sobre tu brazo. Después te dejaré en paz, pero de momento me quedaré cuidando de ti. -Alto, alto..- Rose se levantó de la cama donde ambos estaban sentados- No necesito que me cuides, se hacerlo solita, llevo años haciéndolo. No necesito que un ángel de la guarda con las alas de color negro me proteja... -Entonces... ¿las has visto? ¿Has visto mis alas?- Asaliah se acercó mucho a Rose y la tomó por los hombros... En ese momento, Brandon entró a la cabaña y se asustó al contemplar a aquel h

El Profesor VII

Era feliz, no recordaba ser tan feliz desde que me casé con Susan. Habíamos dado un paso a nuestra "relación" si se podía llamar así. Ayla era una joven alegre, sonriente, tímida cuando no la conocías, pero capaz de enamorar a cualquiera cuando cogía confianza. No nos veíamos cada tarde, para no levantar sospechas, pero si varias veces a la semana Ayla Hurst picaba a la puerta de mi solitario apartamento y daba vida a esa oscura casa. Hacíamos el amor, creo que en apenas unas semanas lo habíamos hecho ya en todas las habitaciones de mi apartamento. Después ella preparaba café, charlábamos un rato, ella no era demasiado abierta como para hablar de su vida privada, tampoco yo le contaba demasiado acerca de mi. Pero hablábamos, y ella se reía, y yo sonreía. Luego yo me ponía a trabajar y ella a estudiar, en silencio, pero apenas a unos metros el uno del otro. La miraba de vez en cuando, tumbada boca abajo sobre mi cama, repasando los apuntes, mordisqueando la punta del lápiz,

Ayden VI

La joven traumatizada entró llorando en la enorme casa blanca en la que vivía con sus padres en aquel barrio de ricos y burócratas. Dio un portazo al entrar por la puerta principal y sobresaltó a su madre, que se encontraba en el salón cuidando de sus orquídeas... -¿Ayla? ¿Ayla, cielo, qué pasa?- preguntó la mujer asustada al ver a su hija entrar de esa manera en la casa.- ¡Oh dios mio! ¿Qué te ha pasado? ¿Por qué llevas la ropa tan sucia? ¿Ayla? La muchacha apenas le dirigió una mirada de lástima mientras subía las escaleras a toda prisa y se encerraba en su habitación con cerrojo. Su madre picó a la puerta insistiendo que la dejara entrar, pero la chica se negó. -Estoy bien mamá, de verdad. Pero por favor, necesito estar sola... -Está bien, pero ya hablaremos de este comportamiento tan inmaduro durante la cena, con tu padre. Una futura doctora no puede tener este tipo de rabietas. La escuchó descender por las escaleras, y Ayla (o Ayden) suspiró profundamente mientras abraza

La Primavera V: Se ha escrito un crimen

Montana fumaba frente a la ventana de su despacho, en un vano intento de mantener la calma y evitar pensar en el desastre en que se había metido. Reneé Le Renne, no había otro gángster en toda Nueva York que hubiese robado La Primavera... ¡Tenía que ser él! Él mismo Le Renne que había arruinado su carrera de policía, que le había llevado a caer en las sucias garras del alcohol. Reneé Le Renne, el hombre que le había arruinado la vida... El detective asomó la cabeza desde su ventana en el octavo piso, una caída desde allí sería mortal. "Ojala pudiese tirar a ese maldito hijo de puta por aquí" pensó Howard al mismo tiempo que Álex entraba por la ventana echando humo a insistencias de la secretaria de Montana que le pedía que no entrase. Ambos se miraron, hacía varias semanas que no se veían, desde que conocieron que Ayla Hurst era una de las chicas de Le Renne, Montana se había desentendido del caso, no contestaba las llamadas del periodista ni tampoco las de su cliente, aleg