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El Bastardo de Fuerte Terror

En realidad, la noche en las perreras no había sido la primera vez que Theon veía a Naerys desde que los Bolton tomaron Invernalia, lo cierto, es que habían compartido algún que otro momento muy íntimo, pero la torturada mente de Theon lo había intentado olvidar: Fue el mismo día en que Roose Bolton y su esposa llegaron a la fortaleza, el invierno estaba cada vez más cerca, y el viento soplaba verdaderamente fuerte esa mañana. Ramsay cabalgó hasta las afueras del castillo con una guardia de honor para recibir a su progenitor. Nada más verlos, saltó de su montura y los saludó con cálidos abrazos y gestos de cariño. "Es increíble como a veces logra parecer un hombre normal, incluso,
Ramsay Bolton y su séquito salen a recibir a Lord Bolton
a las afueras de Invernalia
bueno" pensó Theon mientras observaba entre el séquito que había acompañado a Ramsay como el bastardo llamaba "madre" y besaba a Walda Frey. Lord Bolton estaba muy orgulloso sobre como su hijo había administrado la fortaleza en su ausencia y lo obsequió con un "regalo". Dos de sus guardias tiraron al suelo a una joven maniatada, que cayó de rodillas sobre la tierra, levantando una nube de polvo que se marchó volando entre las ráfagas. El color plateado de su cabellera apenas podía distinguirse por la mugre y el barro que lo cubrían. La melena estaba recogida en una cola alta, excesivamente larga que le llegaba hasta la cintura. Apenas vestía con una camisa fina, que antaño debía ser blanca y unas mayas viejas y roídas, al igual que las botas. Apenas sentiría los dedos por el frío, incluso Theon, que vestía con pieles, se estaba congelando, a saber como lo estaría pasando esa chiquilla.

-Mis hombres la encontraron en el bosque, intentaba robar un caballo para huir. Iba armada, y la muy zorra hirió a uno de mis guardias... Debería haberla matado allí mismo, pero creo que tú podrás darle mejor uso... Está un poco sucia, pero no hay nada que no arregle un par de cubos de agua...-Bolton dio una palmada afectiva al hombro de Ramsay, que miraba con ojos glotones y sonrisa perversa a su nueva presa.

El joven se acercó a ella, estaba tirada en el suelo, sin alzar el rostro y temblando por el frío. Desenvainó su cuchillo y cortó las cuerdas de sus muñecas y la cinta que le recogía el cabello, dejando que los mechones rubios y lacios cayeran a ambos lados de su cabeza. Colocó el cuchillo bajo su barbilla y le levantó el rostro para verle la cara. Los ojos grises mate del Norte brillaban sobre un rostro cubierto de polvo. En cuanto estuvo libre, se arrodilló y se envolvió con los brazos para protegerse del frío. Tenía las mejillas sonrojadas, temblaba, y soltaba vapor al respirar.

-¿Cómo os llamáis?-la joven no contestó. Ramsay la agarró por el mentón y la zarandeó bruscamente-¿A caso sois sorda? He preguntado que cuál es vuestro nombre...

La chica cometió la insolencia de escupir al Bastardo de Fuerte Terror en la cara. Ramsay se limpió las babas de la mejilla y soltó una carcajada. Inmediatamente después alzó el brazo dispuesto a golpear a esa muchacha en la cara, pero el grito de Hediondo lo detuvo:

-La Chica Targaryen-pronunció en un grito ahogado del cuál se arrepintió al instante.

-¿Has dicho algo sin mi permiso, Hediondo?-Theon deseó que se lo tragase la tierra. Tragó saliva, nervioso.

-La Chica Targaryen-esta vez fue la joven la que saltó en defensa de Theon-es así como me llaman. Cuido de los caballos de Invernalia.-Ramsay se volvió de nuevo hacia ella, tenía la piel tan blanca que casi parecía un espectro, y sus ojos, escalofriantemente azules. Si el Rey de la Noche los viera: saldría huyendo.

-¿Si trabajáis en las cuadras, qué hacíais intentando robar un caballo a mi señor Padre?

Naerys no respondió, uno de los guardias que la tenía apresada soltó un saco de tela a su lado:

-Cuando la cogimos, llevaba esto consigo...

Ramsay se acercó a los objetos lanzados: un arco rudimentario, un par de flechas hechas a mano, un cuchillo y un pequeño pergamino amarillo y viejo, como los que llevaban los cuervos mensajeros. El Bastardo cogió el papel y comenzó a desenrrolarlo.

-Estaba cazando, creí que los caballos eran de algún caballero que me estaba asustando a las presas. Solo intenté distrarle para poder terminar mi jornada...

-¿Cazar? ¿Con tres flechas?-rió Ramsay acercándose a ella con el papel ya desdoblado.

-No necesito más...-respondió insolente. Theon ya podía ver a la joven desollada en el potro de tortura del bastardo.

-"Naerys Nieve"-leyó en voz alta Ramsay como si hiciese un discurso-un nombre de realeza, combinado, en cambio, con un apellido de bastardo, decidme ¿A qué casa pertenecéis?-el joven observó los rasgos finos y delicados y los labios curvados de la joven, con un buen baño y el vestido adecuado podría pasar por la hija del mismísimo Aerys.

-Sirvo en Invernalia desde que tengo memoria. Me abandonaron en el septo de la fortaleza cuando era un bebé, las septas me criaron. La familia que me abandonó solo dejó ese papel sobre el cesto que me contenía...

Tenía los ojos de los Stark, Ramsay los había visto una vez, cuando Lord Eddard y su hijo mayor vinieron de visita a Fuerte Terror, hacia ya algunos años. Estaba casi completamente seguro de que la muchacha tenía ojos deL lobo. Ned Stark ya tenía un bastardo, un par de años mayor que la joven, si había podido engendrar uno, ¿por qué no dos?. Era la única explicación lógica que aparecía en su mente sobre porqué habían abandonado a la chiquilla en Invernalia. Era demasiado joven para ser de Brandon o incluso del mismo Lord Rickard, y demasiado mayor para haber sido engendrada por uno de los hijos de Lord Eddard. También estaba la opción de que fuese de Benjen Stark, de la Guardia de la Noche, con alguna ramera de Villa Topo, y que la hubiese llevado allí para que la criase su hermano.

-¿A quién servís?-preguntó serio, estaba claro que la sangre noble corría por sus venas, Ramsay tenía que averiguar si podía sacar provecho de la situación o si, de verdad, tenía un juguete nuevo.

-Stark, Greyjoy, Bolton...-respondió escupiendo al suelo, como si no le interesase-me da igual de quién sea el culo que calienta esa fea silla de piedra. Yo trabajo en las cuadras para el señor que me ofrezca una cama y un plato caliente cada noche.

"Si tiene un origen noble, no le importa cuál es, está demasiado dolida por el abandono que sufrió de niña como para interesarse quién la había engendrado"

-Mi Lord...-un guardia llamó a Ramsay.

El bastardo, en un ataque de ira. sacó una flecha de su carcaj y apuntó con el arco al hombre que le había llamado.

-¿Qué quieres ahora? ¿A caso no veis que estoy ocupado?-protestó Ramsay en uno de sus arrebatos de agresividad.

Theon Greyjoy reconoce a la chica que Roose entrega a
Ramsay como la muchacha que trabajaba en las
cuadras de Invernalia

-Lo estáis haciendo mal...-Naerys volvió a responder son insolencia. Theon, que contemplaba la escena entre la guardia, sostuvo la respiración. No conocía muy bien a esa chica, pero solo era una chica, no merecía sufrir las torturas de Ramsay Bolton. Uno de los guardias alzó el puño para castigarla por su bravuconearía, pero su señor lo detuvo con un gesto de la mano:

-¿Cómo decís?-Bolton bajó el arma y observó a la joven. curioso.

-El arco. Encorváis los hombros al tensar y no conseguís el ángulo óptimo para que la fleche penetre bien. Si le dais en la pierna, vuestra presa podrá huir tranquilamente...

-Parece que entendéis del tema... Venid, enseñadme como debo hacerlo...

Naerys se levantó, ante la atónita mirada de los guardias de Bolton. Se sacudió el polvo de los hombros y de las rodillas y apartó su espesa melena de sus hombros. Se acercó a Ramsay y éste preparó el arco. El hombre que apuntaban con el arco comenzó a temblar y a mirar a su alrededor buscando una ayuda que nunca llegaría. Intentó huir, pero el bastardo se lo prohibió. Naerys se colocó tras Ramsay, sus manos le abrieron los hombros, pegó su cuerpo al suyo y le rodeó el vientre con los brazos para enseñarle como debía tensar correctamente. Theon observó como el bastardo estaba disfrutando con esa situación, sin duda iba a pasar la noche torturando a esa joven, "así dejará a Sansa tranquila, al menos por hoy"-pensó Hediondo.

El disparo fue seco y limpio, justo en el pecho, ni siquiera pudo gritar, murió al instante. Ramsay sonrió satisfecho, sus gélidos ojos azules estaban fijos en el cuello de la joven, cuál murciélago a punto de saciarse de sangre. Sintió el roce de su cuerpo, aún pegado al suyo... "Ha sido un gran regalo, padre".

-Hediondo-ordenó. Theon dio unos pasos hacia adelante para acercarse a la pareja.-Te vas a encargar de escoltar a Naerys hasta el castillo. Después le prepararás una habitación, con mantas, ropa adecuada y una enorme bañera de agua caliente, y le prepararás una buena cena pero no harás nada hasta mi llegada. ¿De acuerdo?

-Si, mi amo...-respondió Greyjoy con los ojos fijos en el suelo. Agarró a Naerys por los hombros, sin mirarla, y se la llevó a rastras.

*    *    *

Ya era bien entrada la noche cuando Ramsay se dignó a parecer por la habitación que habían dispuesto para Naerys. La joven, vestida con sus harapos y su cabello trenzado, no se despegó de la chimenea crepitante en todo el día, se quitó las botas y puso los pies frente al fuego para volver a sentir los dedos. Theon depositó la bandeja sobre la mesa, la cena consistía en un muslo de pavo asado, recubierto con su grasa y algunas verduras cocidas como guarnición y un trozo de pan blanco. La muchacha acercó la bandeja al fuego y devoró el muslo con ansias la carne y las verduras, relamió el plato hasta no dejar ni rastro y se succionó la grasa de los dedos hasta casi arrancárselos. Theon aguardó en la puerta. La habitación de piedra estaba provista de una enorme cama recubierta de mantas de pieles, una cómoda y un armario de madera, equipado con todo tipo de telas que había ido recogiendo de las otras damas que vivían en la fortaleza. Un espejo de bronce y una enorme bañera de roble, llena de agua caliente hasta casi hervir con su correspondiente mesa auxiliar. El viento azotaba por el pequeño ventanal, adornado con cortinajes morados, no había dejado de soplar en todo el día y aguardaba una gélida noche de finales de verano. Sobre la cómoda, Theon había recolectado todo tipo de productos de higiene y de belleza que le había demandado Ramsay. El joven aguardaba inmóvil al lado de la maciza puerta de madera y hierro, con las manos entrelazadas sobre los muslos y la mirada hacia a bajo. Naerys intentó establecer conversación con él, pero el que había sido príncipe de Invernalia parecía no estar presente. El bastardo se presenció ya bien entrada la noche, la luz de la chimenea y las lámparas de aceite permitían distinguir perfectamente sus ojos fríos y azules y su sonrisa maquiavélica. Vestía de forma sencilla: con una camisa de lana azul y unos pantalones claros. Nada más entrar, Theon le sirvió una copa de líquido rojo que había en una jarra de cobre:

-Veo que no habéis probado el vino...-susurró suavemente.

-No soy muy aficionada a las bebidas espiritosas.-respondió ella con su habitual insolencia.

-Lástima,-se lamentó Ramsay indiferente-el vino del Rejo es el mejor de los Siete Reinos, inalcanzable para una criada como vos, pero habitual en un señor como yo...

Naerys se levantó y se encaró a Ramsay:

-No sois un señor, aunque el rey os haya legitimado, sois tan bastardo como yo. El harapiento que tenéis allí detrás tiene más sangre noble que vos...

Está vez Bolton no se reprimió y el puñetazo tumbó a Naerys al suelo. La joven se levantó tambaleante, sujetándose la mejilla sonrojada.

-¿Sabéis por qué os he hecho traer aquí?-la muchacha negó con la cabeza. Ramsay la agarró por el cuello y la obligó a mirarla. Naerys intentó soltarse, la estaba ahogando, la joven comenzó a toser y a ponerse morada, el aire comenzaba a faltarle en los pulmones. El bastardo le susurró al oído-Porque no sabéis como me excita torturar a una insolente como tú hasta convertirla en mi zorra...-Naerys soltó un horrible gorgojeo, iba a perder el conocimiento en seguida, pero de repente, un grito:

-¡No!-Theon se tapó la boca con ambas manos en cuanto hubo pronunciado esas palabras. Comenzó a temblar cuando vio la escalofriante mirada de Ramsay posarse sobre él.-Será mejor que os deje a solas, mi amo...-pronunció tímidamente.

-Quédate.-y Hediondo obedeció. Boltons e acercó a Theon, cogió un cuchillo de los utensilios de la cena y lo acercó a su entrepierna-¿Has osado hablar sin mi permiso, Hediondo?-el fuerte aroma de su aliento impactó sobre sus mejillas. Greyjoy cerró los ojos y gimió.

-Déjalo en paz...-está vez el tono de voz de Naerys no era de insolencia, era de súplica, Ramsay lo percibió en sus ojos llenos de lágrimas y rió travieso...

-¿Te gusta?-comenzó a reír a carcajada pura-¡No me lo puedo creer! ¡Estás enamorada de mi Hediondo!-reía hasta reventar, como si le acabasen de contar la historia más divertida del mundo-¿Así que la criada está dispuesta a morir por el señor? Que bonita historia de amor...-el bastardo los miró a ambos respectivamente sin dejar de sonreír-¡Que entretenida va a ser la noche hoy!

Ramsay tomó asiento en la silla que había al lado de la mesa de la comida. Cortó un trozo de queso con el cuchillo y se sirvió más vino. Contempló la imagen de sus víctimas, feliz y satisfecho. En frente de él estaba Naerys, joven, insolente, valiente, a su espalda Hediondo, temblando de miedo, con la mirada baja, esperando órdenes...

-Hediondo, acércate a ella...-con pasos temblorosos Theon Greyjoy se colocó delante de Naerys, ella era bastante más pequeña que él, y sus ojos no se cruzaban. La joven alargó suavemente los dedos para acariciar los suyos, pero Theon no sintió nada.-Quítale la trenza.-ordenó Ramsay.

Con la delicadeza que le permitieron sus dedos llenos de cayos y cicatrices, Theon deshizo el recogido de la joven, dejando que sus largos cabellos le acariciasen el rostro.

-Muy bien, ahora arréglaselo, como te han enseñado las doncellas, quiero que esta moza de establos parezca una auténtica princesa...

Naerys tomó asiento en un taburete y Theon comenzó a cortarle el cabello por capas, la joven juntó las manos y se dejó hacer, mirando de reojo como Ramsay disfrutaba con la imagen. La larga melena había desaparecido, ahora el cabello se ondulaba suavemente hasta el pecho, creando un suave rizo sobre la ceja derecha a modo de flequillo. Bolton se se levantó para contemplarla de nuevo, caminó a su alrededor, deleitándose por al juventud de las curvas de la muchacha.
Ramsay humilla a Theon convirtiéndolo en la doncella de
Naerys y burlándose del enamoramiento de ella hacia
el joven Greyjoy

-¿Cuántos años tenéis?-le preguntó Ramsay.

-En breves cumpliré diecinueve... -respondió ella. Había perdido su insolencia, y se limitaba a responder con la mirada fija en el suelo.

-¿Con cuántos hombres habéis estado? Conociendo al intrépido antiguo príncipe de este castillo apuesto que seguro habréis pasado por sus sábanas alguna vez, ¿me equivoco?

-Me temo que si, mi señor... puesto que yo nunca he conocido varón...

Ramsay se sorprendió ante tal confesión, aunque no paró de reírse a carcajadas pura. Todo el norte conocía la fama de mujeriego de Theon Greyjoy, aún así, había renegado de yacer con la moza de cuadras, que a pesar de todo... era un muchacha increíblemente hermosa...
De un tirón, Bolton le desgarró la camisa, Naerys calló al suelo por el impacto, y cubrió avergonzada sus pechos al descubierto. Ramsay la agarró por la muñeca y la obligó a levantarse.

-No os avergoncéis. Seguro que habéis soñado miles de veces que os desnudabais delante de vuestro príncipe, imaginaos lo buen señor que soy que estoy permitiendo que cumplas realidad tu sueño... Hediondo, prepárala...

Theon la terminó de desnudad y le cubrió el cuerpo de la joven con cera para rasurarle el vello. La muchacha era tan rubia que apenas tenia pelo cubriéndole la piel, a excepción de su sexo, cubierto por el suave vello oscuro y ensortijado. Naerys se mostró visiblemente incómoda cuando Hediondo se agachó hasta la altura de su entrepierna y rasuró el exceso de pelo de las ingles. Notaba su aliente invadiéndole su intimidad, cerró los ojos y contuvo las lágrimas. A él parecía no importarle, simplemente cumplía con su deber, Ramsay se deleitaba con la escena. Cuando hubo terminado, el bastardo volvió a examinarla... La joven sentía náuseas cada vez que se acercaba a ella, y una ola de terror la invadía, intentaba buscar refugio en los ojos de Theon, pero él estaba tan perdido que no la correspondía...
Con un gesto casi delicado, Ramsay acarició con la yema de los dedos el cuerpo de la joven: pellizcó descarado el pezón mientras Naerys aguantaba la respiración. Le golpeó el pecho bruscamente, pero ella ni se movió, "Vas aprendiendo" le susurró el bastardo. Su dedo resiguió su figura, pasando por la depresión de la cintura y los voluptuosos muslos, Naerys se estremeció al notar como acariciaba el vello de su sexo.

-¿Sois doncella de verdad?

-Reitero mi señor. Jamás he conocido varón...

-Bueno, no estará de más comprobarlo... ¡Hediondo!-Theon volvió a acercarse a Ramsay. Éste cogió su mano y levantó dos dedos-Vais a ver lo bueno que soy, Naerys, voy a hacer vuestros sueños realidad.

Y de una embestida introdujo los dos dedos de Theon Greyjoy en el interior de la joven. Ella se estremeció de dolor y ahogó un grito. Ramsay rió a carcajada pura al ver como se retorcía y empujó con más fuerza la muñeca de Theon, la chica cayó al suelo, retorciéndose por el dolor. Theon cayó con ella y la envolvió en sus brazos. El bastardo no paraba de reír apretándose el estómago con los brazos. Hediondo levantó a Naerys y al introdujo con cuidado en el agua caliente de la bañera.
"Está muy delgado" pensó la joven mientras la sujetaba "Casi no puede ni levantarme". Ramsay seguía riendo y se fue a servir más vino. Hediondo cogió un paño húmedo y comenzó a frotar sus espaldas y le introdujo con cuidado la cabeza bajo el agua "Sostenla un poco más, ahogarse será mejor que lo que le espera con este demonio", pero no lo hizo, sacó su cabeza del agua y comenzó a lavarle el pelo.

-Quítate la ropa Hediondo.-Theon y Naerys se volvieron hacia Ramsay, atónitos-¿No me has oído? Desnúdate...

Con temblores y los ojos inyectados en terror, Theon Greyjoy se quitó la harapienta camisa. Tenía el cuerpo cubierto de cicatrices, heridas y yagas, se le veían las costillas y tenía el estómago hundido. Naerys se mordió el labio, impotente y apartó la vista cuando se quitó los pantalones. Se introdujo en la bañera lentamente, tras ella, sus piernas rozaron sus muslos bajo el agua.

-Pégate más a ella,-ordenó Ramsay-que vea que su príncipe ya no es tan varonil como creía.

La joven cerró los ojos y apretó la mandíbula en cuanto notó en su espalda que entre las piernas de Theon no había nada... Una lágrima resbaló por su mejilla y cayó al agua. Hediondo, que parecía pasivo a todo, continuó lavándola como si nada... Ramsay se deleitaba con la escena, ambos atemorizados por su presencia, aterrados, temblando, y lo peor aún no había llegado... Mientras le cepillaba el pelo, Theon hundió una mano en el agua y la colocó sobre el muslo de Naerys, ella la agarró con la suya y suspiró aliviada. Una parte de Theon aún estaba allí, con ella, no estaba sola...
El caballeroso Ramsay Bolton sacó a la joven del agua y la envolvió con una sábana, envolviéndola entre sus brazos. Contempló a Theon, desnudo delante de él, con el cuerpo cubierto de heridas y marcas, esquelético...

-¿Y este monstruo es con el que soñabas? ¡Mírale, es patético! ¿Cómo podías desear eso? No puede hacerte sentir nada... Da asco...

La valentía que había caracterizado a la joven la invadió de nuevo. No tenía miedo por ella, a ella le daba igual sufrir, pero adoraba a Theon Greyjoy desde que era un chiquilla, lo espiaba mientras cazaba, mientras entrenaba, mientras reía, hablaba, cantaba... Era el héroe de sus sueños, y aunque él apenas se había fijado en ella, era la única persona conocida que le quedaba viva, y no podía verlo sufrir así. No, a él no, no al muchacho de la sonrisa irritante, no a su príncipe...
Se deshizo del abrazo de Ramsay y corrió hasta Theon para envolverlo con la sábana, mostrando su desnudez al bastardo.

-¿Por qué no lo dejáis ya, Lord Ramsay? Ya le habéis torturado suficiente... Me tenéis a mi, haced lo que os plazca conmigo, pero dejad a Theon en paz...

-¿Cómo puede ser que aún defiendas a esa cosa?-Ramsay dio largas zancadas hacia Naerys, la cogió por la muñeca y la tumbó en la cama de un golpe-¿Le deseáis? ¿Ansiáis yacer con eso, sentirlo dentro? No os preocupéis, puedo ayudaros con eso...-Cogió a Theon por la oreja y lo empujó sobre la chica, estaban desnudos el uno sobre el otro. Greyjoy miró a Naerys, tenía los ojos llenos de lágrimas. "No pasa nada, Theon, todo está bien" intentó animarlo en un susurro.-Fóllatela,-ordenó Ramsay.

-Señor yo...-intentó excusarse Hediondo.

-¡Qué te la folles!

Ramsay se sacó el cinturón y golpeó con fuerza la espalda de Theon, éste aulló de dolor y clavó las uñas en los antebrazos de la joven. El muchacho le abrió las piernas y comenzó a mover las caderas sobre la joven, intentando evitar su mirada, el bastardo agarró a Theon por la nuca y obligó a acercarse al rostro de la chica, para que la contemplase bien... Naerys se sentía visiblemente incómoda ante la situación, Ramsay la obligaba a mirar a Theon a los ojos, inyectados en terror y en lágrimas, sin duda disfrutaba de verlos así, pero ella no iba a permitirlo... Había soñado mil noches con yacer con Theon Greyjoy, y ni su mutilación ni la mirada perversa de Ramsay Bolton se lo iban a impedir. Se incorporó ligeramente y comenzó a mover las caderas al ritmo de Theon y a gemir lentamente, como si le estuviese haciendo el amor de verdad. Hundió su lengua en el interior de su boca y le mordió el labio inferior, deleitándose con el placer... La escena era perturbadora: un castrado y una joven virgen manteniendo relaciones sexuales. Theon pareció entender su juego, agarró a la chica por la cintura y la sentó sobre él, sus piernas envolvieron su cuerpo y comenzó a "embestirla" con más fuerza, ella abrazó su cabeza contra su pecho y gimió de placer. Sin darse cuenta, Ramsay estaba tan excitado como jamás lo había estado. Su asombro al ver a la pareja disfrutar era palpable en sus ojos azules y su desaparecida sonrisa, él también quería ser partícipe. Sin
Ramsay termina cediendo a la belleza de la jove bastarda
y después de torturarla, yace con ella en presencia de Theon
pensárselo dos veces, agarró a Theon por los hombros y lo tiró al suelo, estaba tan ansioso que casi no pudo desvestirse correctamente, pero sentó a la muchacha sobre su pelvis y la penetró con fuerza. Naerys reprimió el dolor de su primera vez, no iba a permitir que Ramsay gozase con él, no le correspondía, no había estado tanto tiempo reservándose para ese bastardo... Intentó besarla, ella se resistió, pero finalmente terminó cediendo y deleitó a Ramsay mientras le mordía el labio inferior hasta hacerle sangre. Bolton casi se corrió en la primera envestida, tubo que serenarse para seguir penetrando a la joven, que ya se iba acostumbrando a tener a Ramsay en su interior y comenzó a moverse suavemente. Agarró al hombre por el cuello, con fuerza, él se estremeció de placer y agarró su muñeca con ambas manos mientras se seguía moviendo. Cerró los ojos, y Naerys aprovechó para echar un vistazo a Theon, se había quedado agazapado, a los pies de la cama, desnudo y hecho una bola.

-"Estoy bien, no pasa nada, tú solo cierra los ojos"-Greyjoy le leyó los labios, cubrió su cuerpo con la sábana que le habían arrebatado y cerró los ojos mientras se tapaba las orejas con ambas manos.

Cuando Ramsay se corrió clavó las uñas en los muslos de Naerys hasta hacerle sangre. Sujetó a la joven contra él unos instantes más, sintiendo como todavía estaba en su interior, inundándola con su esencia. Fue ella la que se despegó de Ramsay y se tendió a su lado, con sus otras amantes, el bastardo apenas pasaba unos segundos después con ellas desde que se las había follado, pero con Naerys permaneció hasta quedarse dormido, acurrucado a su lado. "Es increíble como un corazón tan frío transmite esa sensación de calidez" pensó la joven sintiendo el calor de Ramsay en su espalda. En el suelo seguía acurrucado Theon, desnudo y envuelto en una sábana, estaba tan agotado mentalmente que se durmió enseguida, Naerys le acarició el pelo tiernamente, al menos pasaría esta noche caliente, y no en las húmedas perreras, y mientras el bastardo yaciese junto a ella, Lady Sansa podría dormir en paz...

-No os preocupéis por mi, príncipe Theon, estoy bien, yo siempre estoy bien...-murmuró Naerys en un gemido entre lágrimas antes de acurrucarse junto a Ramsay y quedarse dormida.

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