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Palabra de Profeta

Asaliah vigilaba con mano dura a Brandon y a Rose, atrapados en la pequeña cabaña de campo de Dakota del Norte. Brandon abrazaba a su hermana y miraba con desprecio al ángel de alas negras.

-Se lo que piensas Brandon Gordon, y esas palabras son muy feas y me ofenden- murmuró Asaliah mientras observaba el funcionamiento de un reloj de mesilla- Lo hago por vuestro bien. Cuando resuelva como robarle la Gracia a los demonios, le quitaré el sello a Rose y volveré a mi hogar. ¿A caso crees que a mi me gusta tener que cuidar de dos simples humanos? Soy un guerrero, no una niñera...

Un soplo de viento sorprendió a los chicos y al ángel, la casa tembló y las luces parpadeando. Asaliah conocía lo que sucedía. De repente, en la habitación apareció otro hombre, esta vez muy joven, de apenas unos veinte años, cabello y ojos claros, pero el mismo traje que Asaliah, y con unas radiantes alas blancas, que solo él y Rose podían ver. El de las alas negras se quedó perplejo al observar al nuevo ser celestial allí presente...

El recién llegado cruzó una mirada con Asaliah.

-Asaliah-murmuró con una voz suave

-Aaron- respondió el otro- ¿Qué haces aquí? ¿Quién te envía?

-¿Con esas palabras saludas a un hermano?- Ante la sorpresa de Asaliah, Aaron le rodeó con los brazos y le saludó con afecto- Cuanto me alegra verte, te daba por muerto. Desapareciste en la batalla de las dunas. Muchos se alegrarán de saber que sigues con vida...

-No puedes decir nada de que me has visto, Aaron. Estoy aquí como emisario de Gabriel.

-¿Emisario? Asaliah, lamento decirte esto, pero, pero...  Gabriel falleció, encontraron su cuerpo en la misma batalla en la que te dieron por muerto. Miguel le organizó un gran funeral, y decretó unos días de paz en su honor. Al fin y al cabo, eran hermanos. Desde entonces que vuestras hostes van menguando, Miguel está tomando fuerza, tiene a Lucifer acorralado...

-Se que Gabriel falleció, estoy aquí por eso, cumpliendo su última voluntad. Aunque nuestros líderes hayan caído, hay ángeles que seguimos creyendo en una causa.

-¿Estás buscando la flor?- Aaron le miró sorprendido.

-¿Cómo sabes eso?-Asaliah se asustó y se colocó delante de Brandon y Rose, que miraban perplejos

-Lo escribió un profeta.

-Los ángeles no podemos leer la palabra de Dios, traidor.

-Los defensores de los hombres no, pero los que seguimos al auténtico líder, y trabajamos a su lado, se nos permite leer los escritos de los profetas. Son palabras escritas para nosotros, no deben de ser ocultas.

-Esos escritos rebelan nuestros destinos. No podemos saber de nuestro futuro, ni modificar lo.

-Estás aquí porque Gabriel leyó uno de esos escritos. Uno en el cual predecía la guerra y su muerte. Por ese motivo creó la Flor, para cuando él cayese hubiese una posibilidad para su bando.

-Quieres la Flor para usarla en contra de los nuestros. ¡Te envía Miguel!

-¿Cómo sino hubiese bajado aquí, Asaliah? ¡Te creía más inteligente! Aunque algo me debía haber imaginado cuando te uniste a las tropas de Gabriel y Raphael.

-¡Nuestra misión es proteger a las almas humanas!

-¡El Cielo es para los ángeles! Los monos de fango al Infierno.

-No mientras yo siga con vida.

Asaliah y Aaron blandieron sus espadas y pelearon en la cabaña de madera. La casa temblaba, los muebles se caían al suelo, se rompieron platos y vasos. Las luces parpadeaban y las espadas al chocar producían un estruendoso rayo azul. Los ángeles se subían por las paredes, Asaliah hirió a Aaron en la cara, y el otro le arañó el brazo. Brandon agarró a Rose por el brazo e intentaron huir. La joven tropezó y Aaron la agarró por el tobillo.

-¡Brandon!-gritó mientras intentaba liberarse del ángel.

Brandon tiró de ella, pero no conseguía que Aaron la soltase.

-¿Por que custodias a estos humanos Asaliah? ¿Es que ahora también eres un angelito de la guarda?

Aaron forcejeó con la joven y descubrió la marca de la joven.

-¿La tiene ella? ¡La chica es la clave!

Asaliah consiguió interponerse entre Rose y Aaron, le tumbó al suelo y le colocó el pie sobre el pecho. Alzó a la chica y la empujó junto a Brandon.

-Llévate la de aquí-dijo seriamente.

-¿Qué será de ti?-preguntó Rose asustada.

-Ya os alcanzaré. Marchaos.

Brandon cogió a Rose del brazo y la empujó dentro del coche. Arrancó y aceleró hasta perderse en el bosque y salir a la carretera.

-Joder, es lo más raro que me ha sucedido nunca. ¿ángeles? ¿una guerra? ¿Qué coño está pasando Rose? ¿Rose?

-Ha entrado en shok- Asaliah había aparecido en el asiento de atrás del coche, provocando que Brandon diese un frenazo y el vehículo derrapase.

-¿Pero que? ¿Cómo has hecho eso?-dijo Brandon asustado

-Soy un ángel, tengo alas. Y no te preocupes por Rose, se pondrá bien.

Asaliah le acarició la mejilla y ella pareció volver en si.

-¿Asaliah? Estás bien...- susurró ella aun medio dormida- ¿Qué ha pasado ahí dentro? ¿Quién era ese?

-Aaron, sirve a las tropas de Miguel. Éramos muy amigos antes de la guerra. Me apena mucho que no se encuentre en mi bando.

Callaron un rato, y Asaliah intentó explicar más claramente lo que estaba sucediendo en el Cielo, y porque los demonios, y ahora también los ángeles de Miguel perseguían a Rose.

-Ahora mismo, estamos a merced de todos...- dijo un Asaliah apesadumbrado.- Será muy complicado encontrar un lugar donde permanecer a salvo.

-Yo se donde podemos ir- afirmó Rose ante las miradas confusas del ángel y su hermano. Desde el asiento del copiloto miró a Brandon- A Saint Mary

-¿Estás segura?-preguntó Brandon inseguro. La joven asintió decidida.

- ¿ A qué vamos a Saint Mary?-preguntó Asaliah.

-A ver a mi madre.

Rose decidió contar su historia a Asaliah.

-Mi madre se quedó embarazada a los diecisiete años, la violaron una noche en un callejón cuando volvía de un bar borracha como una cuba. Eso le generó un gran trauma e intentó quitarse la vida varias veces durante la gestación, decía que llevaba dentro un monstruo y que debía impedir su nacimiento. Entonces conoció a John, el padre de Brandon, y se fue a vivir con él y con su hijo. Mi madre no tenía familia, se había criado en casas de acogida, y John estaba solo, necesitaba que alguien le ayudase a cuidar a su hijo mientras él trabajaba. Con John Gordon, su salud mental mejoró y empezó a tener una vida normal, tenía un marido al que amar y a un chico al que cuidar, aunque no quería hablar apenas del que venía en camino. Yo nací un lluvioso dieciocho de septiembre, mi madre no quiso cogerme en brazos, es más se puso a llorar y a gritar que no quería a ese monstruo, que se deshicieran de él. Ni siquiera quiso ponerme nombre, las enfermeras me llamaron Rose por la marca de mi brazo y así se quedó. Desde entonces la salud mental de mi madre empeoró, intentó matarme en varias ocasiones, los médicos lo atribuían a la depresión posparto. - A Asaliah le sorprendía la tranquilidad con la que hablaba Rose, como si estuviese relatando una historia que no fuese su trágica infancia- Los primeros nueve años de mi vida se los pasó entrando y saliendo de psiquiátricos hasta que un día intentó tirar el coche conmigo dentro a un río y la ingresaron definitivamente. Mi madre no tenía familia, solo a John, pero él se negó a hacerse cargo de mi cuando ella ingresó en el hospital psiquiátrico de Saint Mary. Brandon se había ido de casa hacia años, pero volvió y me recogió, y cuidó de mi, siempre ha cuidado de mi. Y jamás podré agradecérselo lo suficiente- Rose acarició la rodilla de Brandon y él sonrió. Intentó contener las lágrimas por las bonitas palabras de amor que le había dedicado su hermana.

-Es una historia muy triste Rose- dijo Asaliah- Pero no se porque tenemos que ir a ver a tu madre para escapar de los ángeles y de los demonios.

-Creo que mi madre sabe algo sobre todo esto y que jamás nos ha contado.

-¿Y qué te hace pensar eso?

-En cuanto lleguemos ya sabrás porque...


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