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Supernatural


¡SI OS GUSTABAN MIS RELATOS SOBRE #SUPERNATURAL ESTOY ESCRIBIENDO UNA NUEVA TANDA BASADOS EN LA S13 EN MI PÁGINA DE WATTPAD!


ALPHA & OMEGA


el equipo está listo para encerrar a Amara de nuevo
Ayden avanzó hacia Sam, que estaba plantado delante de la barra con el rostro alzado hacia la televisión. Su impresionante estatura no le dejaba distinguir claramente sus facciones, pero sabía perfectamente que estaba llorando. Aún sentía el calor de Dean sobre su piel, su tierno abrazo, el cosquilleo que le había producido... No era consciente que aquel abrazo que se habían dado los tres en el cementerio era el último que se darían los tres juntos. Crowley apagó la televisión de un chasquido y sorbió con ansia el whisky de su vaso. Chuck estaba a su izquierda, acomodado en un banco, delirando, mientras que Rowena apoyaba los codos sobre la barra. Apenas era mediodía, pero el cielo estaba teñido de un violeta azulado, como si estuviese a punto de anochecer. Ayden se mordió el labio inferior y una lágrima recorrió su mejilla, acarició débilmente la mano de Sam con sus dedos. Su hermano reaccionó al contacto físico y le tomó la mano con fuerza. Sus ojos azules estaban rojos, repletos de lágrimas.

-Ya lo hemos traído de vuelta otras veces... Está no va a ser distinta-mintió Ayden-No se como lo haremos, pero encontraremos el modo. Te lo prometo.

Sam sabía perfectamente que Ayden mentía, y que el cuerpo de Dean iba a quedar reducido a partículas subatómicas una vez que eclosionase sus dedos contra Amara, y que con Chuck fuera de combate, la esperanza de volver a ver con vida a su hermano mayor eran más bien nulas. Aún así, Sam agradeció con una media sonrisa las palabras de Ayden, y se alegraba de tenerla allí para combatir ese dolor que causaba la muerte de Dean, sin duda, la chica le daba un motivo por el cual salir adelante. Ayden también estaba muy afectada por el suicidio de Dean, pero se obligaba a ser fuerte por Sam, había agotado todas las lágrimas con Cas y estaba tan sorprendida y a la vez agradecida del sacrificio que había hecho Sam por ella que se obligó a si misma a no derramar una sola lágrima delante de él.
Sammy cogió a Ayden en brazos, la sentó sobre la barra del bar y la estrechó con todas sus fuerzas entre sus brazos, llorando como un niño, con el rostro oculto en su pecho. Ayden le acarició el pelo para consolarlo, tragó saliva y se mordió el labio para soportar el llanto. Meció a Sam suavemente y cerró los ojos unos segundos. Cuando los abrió se fijó en la mesa del fondo, allí estaba Cas observando la escena, con una mueca triste en el rostro y las manos guardadas en los bolsillos. Esos hermosos ojos azules eran el pilar de su vida y aún se le encogía el corazón solo con recordar en todo lo que había pasado por estar de nuevo junto a él.

*     *      *

Ayden salió escopeteada del coche, trabuco a la espalda y cuchillo en mano, Metatron la seguía de cerca, junto con Sam, Donatello dudó en seguirlos, pero finalmente corrió tras ellos hacia el interior del deposito de agua abandonado. "Pobre hombre, son demasiadas emociones fuertes  pare él en un día" aunque le agradecía profundamente que gracias a él hubiesen descubierto donde Amara tenía oculto a Lucifer.
Entraron en el deposito, Metatron y Ayden a la cabeza. Lucifer estaba sujeto a unos postes, con parte del rostro quemado y heridas abiertas por todo el cuerpo. Parecía devastado, inconsciente, Ayden temió que estuviese muerto y que Castiel quedase allí atrapado para siempre. Subió la estructura que lo sujetaba, estaba clavado a ella por arte de magia. A Ayden le recordaba mucho la estampa del mesías clavado en la cruz. Le acarició el rostro con dulzura y entre lágrimas, pero no reaccionaba.

-Voy a necesitar tu ayuda, Ayden-le dijo Metatron mientras intentaba recordar el hechizo correspondiente para liberarlo.-ella asintió con la cabeza.

El Escriba comenzó a recitar ciertas letanías en enoquiano, de las cuales Ayden solo entendía palabras sueltas.

-¡Está viniendo! Puedo sentirlo...-gritó Donatello

-¡Date prisa!-exclamó Sam

-Casi lo tengo...

Castiel abrió ligeramente los ojos y susurró su nombre, no sabía si se trataba del ángel o de Lucifer, pero la joven sintió que debía apoyarlo:

-¡Ahora Ayden!-gritó Metatron antes de proclamar en voz alta un conjuro enoquiano. Ayden besó al recipiente de Cas y una luz azul los envolvió. Sam intentó por todos los medios ver que le ocurría a su hermana, pero la luz era tan intensa que no podía distinguir nada. Cuando se apagó, la muchacha estaba muy débil y el peso del ángel la aplastaba. Castiel abrió los ojos y la miró:

-¿Cas?-preguntó ella esperanzada y con un suave hilo de voz.

-Prueba otra vez...-respondió él con una sonrisa sarcástica. A Ayden le entraron náuseas. Sam levantó a Lucifer mientras que Donatello se encargaba de ayudar a la joven.

-Sácanos de aquí-le ordenó el joven Winchester.

-Ojala pudiera...-suspiró el otro sin parar de sonreír.

-¿Qué significa eso?

-Problemas técnicos.

-¡Está aquí!-gritó Donatello.

El viento comenzó a soplar con más y más fuerza. Sam interrogó a Ayden con la mirada "¿Estás bien? Puedes andar?" Ella asintió. El cazador cargó a Lucifer y corrió hacia el Impala seguido por el profeta y su hermana. Metatron no corría tras ellos.

-¡Vamos!-gritó Ayden.

-Todo está bien, Ayden. Corre-su voz era sorprendentemente tranquila.

-¿Estás de broma? Vamos...-insistió la joven.

-Hablo en serio...

Se sostuvieron la mirada un instante. Los perversos ojos grises del escriba le pedían disculpas por todo el mal que había causado. Ayden le perdonó y le prometió que su sacrificio no sería en vano. Y se subió al coche.

Estuvieron a punto de palmarla, Amara se percató de su plan y fue a por ellos, pero Chuck los sacó a tiempo y los devolvió al búnker. Ayden animó a Sam a que comprobase como estaba Dean, y ella misma se encargó de llevar a Lucifer a la planta de arriba. Estaba hecha polvo, cada vez que transmitía su poder notaba como le faltaba el aire en los pulmones, se sentía extremadamente cansada, le temblaban las piernas y sentía los músculos agarrotados. Tuvo que realizar un esfuerzo sobrehumano para mantenerse consciente y llevar el cuerpo de Cas hasta la cocina, donde aguardaban Chuck y los chicos.
La presencia de Dios en el búnker de Lebanon sentía siendo excesivamente perturbadora. Físicamente era su viejo amigo Chuck Surely, hablaba como él, vestía como él e incluso se comportaba como él... Pero era Dios, el mismísimo creador, que comía bacon, cocinaba tortitas y se daba largas duchas. Ayden no había tenido coraje suficiente para agradecerle que le dejase ver a Kevin una última vez antes de que atravesara el velo:


[-¡No vamos a ir contigo a ninguna parte!-gritó Dean a Chuck antes de que los teletransportase al búnker, Ayden notó como Sam agarraba sus hombros para protegerla. Miraron a su alrededor, anonadados, estaban en casa de nuevo, y de la espalda de Chuck, apareció Kevin... Ayden se llevó las manos a la cara, dio un paso adelante y abrazó a su amigo.

-Me alegro tanto de verte Kev...-le susurró al oído-¿por qué tuviste que marcharte?

-Kevin...-susurró Sam sorprendido.

Chuck permite que Kevin y Ayden se despidan por fin
-Me alegro de veros chicos-saludó el joven profeta sujetando las manos de Ayden-parecéis estresados, sobretodo tu, Dean... En cambio tú, Ayden... estás distinta...

La joven se frotó las lágrimas con la manga de la chaqueta e intentó cambiar de tema.

-¿Estás bien Kevin?

-Si, dadas las circunstancias. Estoy bastante bien... Escúchame Ayden,- de repente su tono de voz se volvió más serio-debéis confiar en Chuck ¿de acuerdo? Pídele cualquier cosa, y él hará todo lo posible para intentar ayudarte... Se que no estás bien Ayden, lo noto, se lo duro que está siendo todo esto para ti, pero debes de ser fuerte ¿vale? Se que podrás lograrlo...

Ayden asintió con el rostro empapado en lágrimas. Kevin había sido uno de sus pocos amigos, y siempre había sido capaz de sacarle una sonrisa, de darle ánimos... Con él se sentía más fuerte...

-Te echo tanto de menos Kev...-Chuck no le dejó terminar la frase.

-No me gusta interrumpir chicos, pero tenemos trabajo. Y Kevin, ya has pasado demasiado tiempo en el Velo. Te mereces un buen descanso...

Chuck chasqueó los dedos y transformó a Kevin en una brillante luz azul que comenzó a ascender lentamente ante la mirada atónita de los tres hermanos:

-Joder...-exclamó Dean, perplejo.

Kevin le había dado fuerzas a Ayden para seguir adelante, para encontrar a Cas y detener a la Oscuridad. Sabía que Dean y Sam estaban más devastados que ella, y se prometió a si misma que debía ser fuerte por ellos, resistir por los chicos... Y tuvo que aguantarse el llanto en más de una ocasión cuando vio como su hermano mayor estallaba en un mar de lágrimas, reclamándole a Chuck el motivo por el que no los había ayudado cuando habían estado en problemas.]


Ayden pensaba en su amigo Kevin en el momento en el que Lucifer y Chuck se reencontraron.

-A veces respondo a las plegarias...-se excusó Chuck mientras comía de una caja de cartón de comida china para llevar. Se acercó a Ayden, que sostenía a Lucifer y le colocó un dedo en la frente para sanar sus heridas. ¿Mejor? La joven se lo agradeció con una sonrisa. Después miró a Lucifer, Ayden notó como sus músculos se tensaban sobre ella.-Has cambiado...-le susurró a su hijo.

-Tú has cambiado-respondió el otro.

*    *    *

-Ve con él...-Sam dejó de abrazarla para mirarla a los ojos. Ayden negó con la cabeza-Estoy bien, de verdad Ayden, ve con él... Te necesita más que yo...

La joven se enjuagó una lágrima de los ojos y miró a Castiel de nuevo. Estaba sentado en una silla, con los pies en alto, distraído mirando a través de los cristales. Ayden abrazó a Sam, que la ayudó a bajar de la barra y se encaminó a la otra punta del bar, donde la aguardaba el ángel. Su mirada se cruzó inevitablemente con la de Crowley... Odiaba a los demonios con toda su alma, y si salían de esa no le daría más de dos días de ventaja, ni a él ni a esa víbora pelirroja. Notó como sus ojos oscuros le perforaban la nuca, un escalofrío le recorrió la espalda. No era la primera vez que le invadía una sensación así...

*    *    *
Sam y Dean contemplaban atónitos la reunión de monstruos que se había formado en aquel edificio abandonado. Lucifer en el cuerpo de Cas, los ángeles, Rowena y sus brujas, Dios y solo faltaban Crowley y sus seguidores por llegar... El "Rey" del Infierno llegó con sus mejores y más caras galas... Los hermanos aguardaban en un rincón, en silencio, contemplando la escena. El primero al que saludó, sorprendentemente, fue a Lucifer:

-No te guardo rencor-le dijo al Arcángel con su acento británico más acentuado de lo habitual-El collar de perro fue un detalle encantador, casi lo llevo hoy...

-Me alegra verte de tan buen humor-sonrió irónico Lucifer-¿Cómo estás pelirroja?-preguntó galan dirigiéndose a Rowena-Tan hermosa como de costumbre...-apartó la vista de ella, visiblemente incómodo-Ejem.... creo que te debo... una pequeña disculpa.

-¿Acaso crees que eres el primer hombre que intenta matarme?-respondió arrogante la bruja, seguidamente se dirigió a Crowley con el mismo tono despectivo-Fergus.-le saludó.

-Madre.-respondió el otro de la misma manera.

-¿Dónde diablos está Ayden?-susurró Dean a Sam sin apartar la vista de la curiosa escena.

-¡Hijos míos!-proclamó Chuck que acababa de aparecer sobre una tarima de la vieja fábrica. Ayden hizo su aparición tras de él. Vestida con la camisa de cuadros y el cabello rubio rozándole las mejillas era la viva imagen de Mary Winchester. Ayden bajó de la tarima de madera, sin aparatar la vista del suelo. Avanzó hacia sus hermanos, pero se detuvo delante de Crowley y alzó la vista. Éste esbozó una media sonrisa al mirarla a los ojos y sacó la mano del bolsillo en forma de saludo:

-Ayden.-raramente el demonio la llamaba por su nombre, igual que con sus hermanos, Crowley le había puesto un apodo: solía llamarla "la chica" o a modo de burla "trocito de cielo". Llamarla "Ayden" era una manera un poco ortodoxa de demostrarle respeto y agradecimiento por salvar su vida.

Ella tomó su mano y la estrechó con fuerza, sonriendo también:

-Crowley.

Dean y Sam observaron la escena perplejos, sin comprender que estaba sucediendo entre esos dos. Ayden avanzó un par de metros más y se encontró con los labios de Lucifer sobre su oído:

-Me alegro de verte, gatita...-dijo mordiéndose los labios. Un escalofrío le recorrió la espina dorsal, pero no se lo provocaban las vomitivas palabras del Diablo, sino los afilados ojos de Crowley, que la observaba a su espalda.
Chuck y los Winchester convocan a todas sus fuerzas
para encerrar a Amara de nuevo.

-¿Qué ha pasado aquí?-preguntó Dean a Ayden en susurros. Ella se encogió de hombros.

El hermano mayor intentó pedirle explicaciones, pero Chuck comenzó a contar su plan maestro:

-No podemos matar a Amara, se perdería el equilibrio de luz y oscuridad y el remedio sería peor que la enfermedad-proclamó Dios-A pesar de todo, Amara siempre ha estado así, así que aunque no podamos matarla, podemos encerrarla de nuevo. Las brujas, los demonios y los ángeles la debilitarán lo suficiente como para que podamos enfrentarnos a ella... y después será el turno de Lucifer...

-¿Un uno contra uno?-preguntó Dean.

-No exactamente,-respondió el arcángel con su habitual e irónica sonrisa, y clavó sus penetrantes ojos azules sobre Ayden. Dean la miró perplejo.

-Ni hablar...

-Ayden dará su poder a Lucifer para ayudarlo a vencer a Amara.-se dirigió a la joven- Tendrás que ir con mucho cuidado-le advirtió-Lucifer es mucho más poderoso que los ángeles a los que estás acostumbrada, te dejará agotada, y probablemente pierdas el conocimiento...

-Conozco los riesgos,-dijo Ayden muy segura de si misma.

Dean agarró a su hermana del brazo y los disculpó del resto. Se la llevó a parte, junto con Sam:

-Ayden, escúchame, se que estamos con la mierda hasta el cuello, pero no tienes que hacer esto si no quieres...

-No te preocupes por mi Dean, se lo que hago.-la chica estaba diferente, una aura de tristeza y temor le envolvía el aura. Ayden se había prometido ser fuerte, y aunque detestase lo que estaba a punto de hacer, tenía que hacerlo. Se sacudió bruscamente la sujeción de Dean y tomó posición junto a Lucifer. Dean intentó ir tras ella, pero Sam se lo impidió con un gesto. El hermano más joven estaba atemorizado, pero se sentía muy orgulloso de como estaba sobrellevando la situación la pequeña Ayden.

-Estoy deseando volver a sentirte cerca, gatita...- susurró Lucifer mordiéndose el labio cuando se acercó a él, a Ayden le entraron náuseas.

-Que conste que lo hago por Cas...-refunfuñó entre dientes con la vista fija en el suelo gris y sucio de la fábrica.

-Él está bien...-musitó en un hilo de voz casi inaudible, mirando al frente, como si no le hablase a ella.

-¿Cómo dices?

-Está bien, solo quiere que seas fuerte, y que confíes en él...-no se dignó a mirarla.

Ayden tomó a su mano, sabía que Cas la sentía, era la única forma que tenía de transferirle la confianza que le tenía. Cerró los ojos y rezó, no sabía exactamente a quién: su ángel estaba atrapado y Dios plantado delante suyo y no respondería a sus plegarias, pero Ayden rezó porque sus hermanos, Cas y ella saliesen bien parados de esa locura.

-Y por último... Sam recibirá la Marca.

-¿Qué?-exclamó Dean, histérico-¿Tú estás loco? No lo permitiré...-Sam intentaba explicarse, pero su hermano mayor no lo dejaba. Ayden hizo ademán de intervenir, pero una mirada de Sammy hizo que Lucifer la retuviese a su lado y el joven pudiese llevarse a Dean a parte-Yo he recibido la marca antes, puedo con ello... Tú no estás listo...-regañó el hermano de ojos verdes.

-Dean, ya lo hemos hablado, tú te encargarás de que nada de esto suceda, estoy listo, de verdad...-Sam apoyó una mano en el hombro de su hermano y lo miró a los ojos, Dean no parecía estar demasiado convencido. Sam suspiró hondo y se pasó los dedos por la melena castaña. No le gustaba ocultar nada a sus hermanos, y menos si tenía que ver con ellos, pero conocía demasiado a Dean y a Ayden como para saber su reacción-Chuck quería que fuese Ayden la que recibiese la marca, pero yo no lo permití...

-¿Cómo?-se sorprendió Dean.

-Ayden es más fuerte que nosotros dos, podrá retenerla durante más tiempo, no tiene miedo a convertirse en un demonio. Según Chuck, nos aprecia tanto que sería capaz de soportar la marca hasta que muriésemos... Pero no le corresponde a ella soportar este peso, no, y menos después de lo que ha pasado estos últimos años...

Dean no supo que decir, simplemente abrazó a su hermano. Una lágrima recorrió su rostro. Jamás se había sentido tan orgullosos de Sam. Él era el más egoísta de los tres, y aunque estaba realmente arrepentido de no haberlos buscado cuando se quedaron atrapados en el Purgatorio, los hermanos eran conscientes de que lo volvería a hacer. Sin embargo, realizar ese sacrificio para proteger a su hermanita... era un acto digno de admiración. Sin duda, en esos momentos, Dean Winchester era el hermano mayor más orgulloso del mundo. Una mano tiró de su cazadora y dejó de abrazar a Sam, Ayden estaba plantada delante de ellos.

-¿Va todo bien?-preguntó con un hilo de voz.

Dean se agachó a su altura y la abrazó con fuerza. Ayden miró a Sam, confundida, pero este solo le esbozó una media sonrisa.

-¿Se fuerte vale?-le aconsejó Dean mirándola a los ojos, húmedos y orgullosos. Ayden asintió y volvió a su puesto al lado de Lucifer.


El esperado momento llegó: los ángeles, las brujas y los demonios habían hecho su trabajo, ahora era el turno de Ayden y Lucifer. El Diablo la cubrió con su cuerpo para protegerla de Amara, pero ella parecía estar más pendiente de Chuck que de ellos. Sam y Dean se mantuvieron al margen. Lucifer se volvió hacia ella, lanza en mano y apretó su cintura contra su cuerpo:

-Es tu turno, princesa...-Ayden se arrancó su collar protector y lo lanzó al suelo, buscó en los ojos azules un ápice de Cas, un indicio que le dijera que estaba allí con ella, pero no vio nada, solo la retorcida sonrisa de Lucifer y su mirada de lobo hambriento. No se lo pensó dos veces y lo besó con toda su alma, dejando que la Gracia que guardaba en su garganta pasase hacia el arcángel. Los miembros de su cuerpo comenzaron a temblar mientras una poderosa luz los envolvía a ambos. Los fuertes brazos de Lucifer tuvieron que sujetarla para que no cayese al suelo. Ayden notó como se le nublaba la vista y tuvo que realizar un gran esfuerzo para no perder el conocimiento. Su aliento vital disminuía por segundos, no le llegaba suficiente aire a los pulmones y el corazón le latía con menos fuerza. Cayó al frío suelo se asfalto golpeándose el labio superior. Los ojos de Lucifer se tornaron brillantemente azules mientras unas alas se veían reflejadas en las paredes de la fábrica. Se sentía fuerte y listo para vencer a Amara. Ayden se incorporó con mucho esfuerzo y se limpió la sangre de la cara con la manga de la cazadora. Dean hizo ademán de ayudarla, pero se lo impidió con un gesto de la mano, mientras contemplaba como Lucifer clavaba la lanza en el estómago de Amara.

Todo sucedió muy rápido: Chuck volvió a materializar la marca, roja y brillante. Se desvanecía del pecho de Amara y aparecía de nuevo en el brazo de Sam. El muchacho cayó de rodillas mientras Dean le sujetaba. Soltó un alarido de dolor, Ayden quiso ir en su ayuda, pero apenas tenía fuerzas para levantarse. Sam escuhó como su hermana gritaba su nombre, e intentó aguantar el sufrimiento para no alarmarla más, pero era casi imposible soportar todo ese dolor. Amara se reveló, no estaba tan debilitada como parecía. La marca dejó de brillar en el brazo de Sam. La Oscuridad levantó a Chuck del suelo, ante la sorpresa de todos. Ayden seguía tirada en el suelo y Sammy se retorcía de dolor, Dean no sabía a cual de los dos acudir. La joven ocultó la cabeza bajo los brazos, el viento le revolvía el cabello con fuerza.

-Adiós sobrino.-le oyó pronunciar a Amara. Cuando Ayden alzó la vista, la hermana de Dios hizo que el cuerpo de Cas sobrevolara sobre su cabeza y lo lanzó contra una columna. Dean intentó ayudarlo, pero Amara lo golpeó a él también. La muchacha, aún sin saber como, consiguió arrastrar su cuerpo hasta Cas. Se incorporó y le sacudió por la solapa de la gabardina, estaba inconsciente. La sombra de Amara se echó sobre ella, pero Ayden no la vio, abrazó a Cas con todas sus fuerzas y ocultó el rostro en su pecho. Esperó a sentir el impacto, en cambio, Amara volvió a centrar su atención en Chuck. Los tres hermanos cerraron los ojos y un estruendo se cernió sobre ellos, al abrirlos, el hermano de la Oscuridad yacía en el suelo inconsciente en una postura de lo más incómoda. Dean dejó que Sam se recuperase a su ritmo, echó un rápido vistazo a Ayden, ella y Cas estaban bien, después se dirigió a Chuck. Miró a Amara perplejo:

-¡Pero Amara! ¿Qué has hecho?

-¿Está muerto?-preguntó Sam?-¿Dios ha muerto?

-No, aún no-respondió Amara sobria-pero está muriendo...

En el exterior de la fábrica, Rowena se recuperaba de sus heridas cuando alzó la vista al cielo. El sol estaba oscureciendo, y el paisaje abandonaba el azul de mediodía para convertirse en tonos morados y rosados propios del atardecer.

-Mi hermano morirá dentro de muy poco...-continuó Amara-pero vivirá lo suficiente como para ver como toda su obra, su creación más preciada, se convierte en cenizas...

Y Amara desapareció.

A pesar de todos los males que ha sucedido, Ayden no puede evitar sonreír cuando recuerda ese preciado momento. El sol apagándose, Chuck a punto de morir, Dean desmoronándose y Sam más perdido que cuando perdió su alma. La Oscuridad cerniéndose sobre ellos, el fin del mundo a la 
Lucifer, por fin, abandona el recipiente de Castiel
vuelta de la esquina... Su rostro oculto en la gabardina de Cas, una mano le frotó la espalda, había recuperado la conciencia. Alzó la vista lentamente y abrió los ojos con aterrorizada. Él tenía el rostro desencajado, los ojos abiertos como platos y jadeaba como si acabara de realizar un enorme esfuerzo... Ella seguía pegada a su pecho, notaba la elevada temperatura a la que estaba sometido, poco a poco se iba destemplando y una fragancia masculina, extrañamente familiar comenzaba a fluir de su cuerpo. Se miraron aterrorizados... Ayden llamó a Dean de un grito. Una mano temblorosa se acercó hacia su rostro y le acarició la mejilla, como si estuviese comprobando que ella era real, y no un sueño. Ayden seguía aferrada con fuerza a la solapa de la gabardina. Los ojos azules llenos de temor se cruzaron su mirada llena de lágrimas. Una ola de placer y desasosiego la invadió cuando él pronunció esas ansiadas palabras:

-Lucifer se ha ido...

Su voz temblaba, pero Ayden suspiró profundamente y sonrió emocionada, le abrazó con fuerza y hundió su rostro en su pecho de nuevo, él la correspondió. Cuando llegó Dean también suspiró profundamente aliviado y tuvo que luchar para contener la sonrisa, ante esa imagen tan tierna, y concentrarse en que el fin del mundo se acercaba.

Sam ayudaba a levantarse a Chuck, estaba mal, estaba realmente mal. Crowley entró a la fábrica de nuevo y vio como Ayden ayudaba a levantarse a Cas. El demonio interrogó al hermano mayor con la mirada:

-Cas ha vuelto.-proclamó en voz alta, y un trocito de Crowley se hizo más humano.

-Tenéis que venir a ver lo que está sucediendo fuera.
Rowena, Dean, Sam, Chuck, Cas y Crowley observan
como el sol se está apagando poco a poco.
Castiel podía caminar por si solo, pero Ayden aún estaba muy débil así que Dean se ofreció a llevarla en brazos mientras que Sam se encargaba de Chuck. La bruja pelirroja aguardaba en el exterior de la fábrica. El viento soplaba, frío y agresivo, Ayden miró la hora, apenas era mediodía y el cielo lucía como si estuviese a punto de entrar la noche. Una noche oscura y eterna...

-Parece como si el sol se estuviera...-comenzó Sam.

-Muriendo.-sentenció Cas.

-¿Qué diablos ha hecho Amara?-preguntó Dean con Ayden en brazos.

De repente, y gracias al moribundo Chuck, estaban de nuevo en el búnker.


-¿Es que piensas pasarte el fin del mundo borracho?-gritó Sam dando un puñetazo sobre la mesa que hizo tambalearse las tres botellas de cerveza que Dean ya se había bebido...

Los varones Winchester se encontraban en la cocina del búnker, Dean se había dado por vencido... con Chuck agonizando ya no tenían opciones contra Amara... y el primogénito no pensaba pasarse el fin de los tiempos sobrio leyendo libros.

-¿A caso tienes un plan mejor?-preguntó irónico el hermano mayor mientras daba un sorbo a su cuarta birra...

-Averiguar como salvar el mundo, ¿por ejemplo?-Sam intentaba retenerlo en vano

-Pues mientras tú, pierdes el tiempo... yo voy a comprar más alcohol...-Dean dio un salto para bajarse de la mesa donde se había sentado y casi pierde el equilibrio al tocar el suelo. Su voz y sus andares delataban que el alcohol empezaba a pasarle factura.-¿Vas a venir conmigo?-preguntó saliendo por la puerta de la cocina.

-No.-respondió Sam, frío.

-Como tu quieras... ¡Cas!-gritó Dean-¡Nos vamos! ¿Cas?

Dean avanzó hacia la biblioteca, seguido por Sam. Rowena y Chuck bebían té sentados en una mesa mientras Crowley agitaba los hielos de su copa de licor dorado. Los tres miraban hacia arriba, muy atentos, como si estuviesen escuchando una conversación fascinante. Un murmullo de voces venía del pequeño balcón de barrotes dorados que asomaba sobre sus cabezas.

-¿Qué estáis haciendo?-preguntó el hermano de ojos verdes.

-Ssshhh.-le ordenó callar la bruja pelirroja sin apartar la vista del balcón.

Sam y Dean miraron hacia arriba. Cas y Ayden estaban en el balconcito. Apenas podía oír lo que decían; su hermana agitaba las manos muy deprisa y gesticulaba exageradamente. A Castiel lo veían de espaldas, pero por sus gestos intentaba calmar a la joven:

-¡Eee Cas!-gritó Dean poniéndose las manos como amplificadores alrededor de la boca-¡Nos vamos!

-Dean...-lo llamó Chuck y se volvió hacia él-Ahora no... Necesitan un momento.

Buscó a Sam con la mirada, los pequeños ojos azules de su hermano le invitaron a irse solo, y a dejar un instante a Cas y a Ayden.

-Ayden, por favor, perdóname...-le suplicaba el ángel. Pero la joven no se estaba quieta y se negaba a escucharlo:

-¿Qué te perdone? ¿Quieres qué te perdone?

-Tendrás que esforzarte más, chaval-gritó Crowley desde abajo, le dedicaron una leve mirada, pero ignoraron su comentario:

¿Pero que coño se te pasó por la cabeza, Cas?-le regañó Ayden llevándose las manos a la sien-¿Eres consciente de que tu acto suicida casi nos lleva a nosotros a la muerte? ¿Tú sabes lo mal que nos lo has hecho pasar? Estábamos muy preocupados por ti, creíamos que te habíamos perdido para siempre... Las has hecho gordas Cas, muy gordas, pero te lo perdonamos todo... te permitimos lo de los Leviathanes, y lo de que por tu culpa Metatron echase a los ángeles del Cielo... ¿Pero liberar al Diablo? ¿A caso no recuerdas todo por lo que nos hizo pasar? ¡Te desintegró! ¿Y lo que le hizo a Sam? Y yo he estado acostándome con es engendro solo para salvarte... Pensaba que te darías cuenta... Pero seguías ahí, tan tranquilo... como si nada, jugando a Juego de Tronos con Crowley... ¿En qué estabas pensando, Cas?-la muchacha no pudo evitar contener el llanto y una lágrima cristalina le corrió por la mejilla. Castiel alargó el brazo y recogió la gota de agua con el pulgar, pero no lo retiró de su rostro, y siguió acariciándole con ternura-¿En qué estabas pensando?-repitió ella apartando su mano de su cara.

Cas se quedó sin palabras. Ayden estaba muy nerviosa, tenia miedo de perderla... terror. El mundo se acababa y no podían hacer nada para evitarlo, él solo quería abrazarla, acurrucarse en su pecho y morir abrazado entre sus brazos. Se humedeció los labios con la lengua y vaciló un instante antes de hablar, evitando que sus ojos se cruzasen con la mirada llena de lágrimas de Ayden.

-Tenia miedo de perderte...-dijo en un susurro casi inaudible, pero captó el interés de la joven. Lo miró a los ojos, pero él esquivó su mirada. Apoyó ambas manos en la baranda del balcón y le habló al infinito-cuando estaba dentro de la jaula,-comenzó a relatar-hubo un momento en el que Dean estaba ayudando a Sam y tú te abalanzaste sobre Lucifer mientras me tenía acorralado. Te lanzó por los aires y te dejó casi inconsciente, tirada en el suelo, luego volvió a por mi. Pero me miraste, me miraste un instante, alargaste la mano hacia mi y susurraste mi nombre...-las imágenes del suceso se aparecían en la mente de Ayden como una película antigua-Y entonces pensé: "No puedo dejar que le pase nada malo, tengo que detener a Amara para proteger a Ayden. Debo protegerla, ponerla a salvo, si este tío puede hacer eso... haré lo que me mande" y dije: "sí"...

-¡Vamos Ayden!-comentó Rowena-Se merece que le des otra oportunidad... pobrecito...

Ayden se quedó de piedra, no sabía que responder. Desde que lo conoció, había tenido el concepto de que ella hacia mucho más por Cas que él por ella. Se sacrificaba por él, le daba su poder incluso cuando no le quedaban más fuerzas... Él no hacía nada, o eso creía ella... Se acercó a él y le acarició el antebrazo:

-No tenías que acarrear esa carga tú solo... No te correspondía...-le susurró ella.

-Pero lo hice...-se miraron a los ojos mientras se sostenían por los brazos, como si el otro estuviese a punto de huir y quisieran retenerlo-Lucifer me torturaba dentro de mi cabeza... contra más débil estuviese, más control tendría sobre mi. Sentía como me quemaba por dentro, como me ardían los huesos... pero eso no fue lo peor...-sus manos se deslizaron a la cintura de ella y la atrajo hacia si para sentir el contacto de su cuerpo, su calor, pegado al suyo. Se inclinaron hacia delante y sus frentes se tocaron.-Lo peor fue que me mantenía alejado de ti...

Ayden cerró los ojos y aspiró su aroma masculino. Acarició la familiar tela de la gabardina, era real. Estaba allí, con él, de nuevo... De repente le soltó una sonora bofetada en la mejilla. Cas se llevó la mano al costado golpeado...

-¡Toma ya!-susurró Crowley desde el piso de abajo.

-¿A qué ha venido eso?-dijo Castiel sin salir del asombro. Ayden avanzó hacia él, decidida:

-Esto ha sido por lo de Lucifer y por hacernos pasar uno de los peores momentos de nuestra vida.-su tono de voz era firme y serio. Le cogió de la corbata y tiró de él hacia si, hasta que sus rostros casi se tocaban-Y esto por protegerme y por hacer el gesto más bonito que nadie jamás había hecho por mi.

Y le besó los labios con pasión. Él rodeó su cuerpo con sus brazos y la inclinó para besarla aún con más intensidad mientras Chuck, Crowley y Rowena aplaudían...

-Ahora todo da igual...-concluyó Castiel aún abrazado a Ayden-La Luz se apaga, la balanza se desequilibra...

-Un momento...-dedujo Ayden de repente-si la Luz puede apagarse, quizá la Oscuridad puede encenderse...-se asomó al balcón donde su hermano y el resto del equipo contemplaban la escena como si fuese el esperado final de una famosa telenovela-¡Sam!-gritó-Creo que tengo un plan...

Chuck estaba condenado, pero si acababan con Amara, la balanza se equilibraría de nuevo.

Las almas... la fuerza y la energía de las almas era la clave para hacer la bomba que acabaría con la Oscuridad de una vez por todas. Rowena conocía la forma de guardar toda esa energía en una piedra, pero antes tenían que conseguirlas. Dean, Sam y Ayden abandonaban satisfechos el Sanatorio de Waverlly Hills, contentos por haber cazado ese número tan elevado de fantasmas. No se dirigieron ninguna palabra en el camino de vuelta, pero los tres pensaban lo mismo: ojala todo volviese a ser tan sencillo y su mayor problema fuese quemar cuatro huesos y decapitar algún vampiro, pero el destino era cruel con los hermanos Winchester y los había hecho responsables de frenar el fin del mundo de nuevo. Los chicos ya percibían que esa fructuosa cacería sería probablemente la última que realizarían los tres juntos...
Ya ni siquiera deseaba tener una vida normal, Ayden solo quería cazar de nuevo, con Sam y Dean y con Cas cubriéndole las espaldas. Un rayo de luz perforó el pecho de su hermano mayor, estaba recibiendo la energía de todas las almas que les había proporcionado la parca Billie. Sintió el brazo protector de Sam, rodándole los hombros. Estaba siendo muy duro para él ver como convertían a su hermano en una bomba humana. Castiel, a su lado también sufría en silencio, sintiéndose impotente por no poder hacer nada para combatir a Amara, todo quedaba en manos de Dean. Ayden cogió su mano, debía ser fuerte, las personas que más amaba en este mundo estaban a punto de caer, y ella debía ser lo suficientemente valiente como para levantarlos. Una lágrima recorrió su mejilla, y se acordó de todas aquellas personas que habían caído ayudándolos: desde sus padres, John y Mary, Bobby, su padre adoptivo, Jo y Ellen, también eran parte de la familia, Gabriel, Balthazar, Kevin, Samandriel, Charlie, Rufus... y hasta algunos malos que finalmente habían respaldado el lado de la luz como Metatron o Naomi. No podía terminarse así, tan rápido, con su sacrificio en vano. Ayden apretó aún más fuerte la mano de Cas, Sam se percató y se dio cuenta de que tendría que dejarlos a solas otra vez, pero era incapaz de abandonar a su hermana en esos momentos.

La despedida fue más amarga de lo que se imaginaban. El tiempo empeoraba cada vez más y el sol moría a cada segundo que pasaba. Chuck apenas podía andar e iba sujeto del brazo de Rowena y Dean se había convertido en una bomba llena de almas. A Cas le hubiese gustado compartir ese momento con sus "hermanos", pero era algo que debían hacer los tres solos, frente a la tumba de su madre.

-Dean, sabes que no tienes por qué hacer esto.-Sam casi no podía hablar sin estallar a llorar.

-Por supuesto que tengo que hacerlo, debo hacerlo, puedo hacerlo-se autoconvenció Dean. Ayden estaba situada entre los dos hermanos, con los labios pelados por el frío y las manos en los bolsillos de la cazadora, no decía nada, solo observaba el nombre y las fechas grabadas en la lápida de piedra: "MARY WINCHESTER 1954-1995. ADORADA ESPOSA Y DEVOTA MADRE". Ni siquiera una lágrima recorrió su mejilla, no podía permitírselo. Apoyo la mejilla sobre la cadera de Dean y éste le acarició la espalda-Puedo hacerlo-se repitió.

-Sabes que una vez actives la bomba, no hay marcha atrás...-Sam intentaba convencer a Dean, en vano, de que dejase a un lado su plan.

-Lo se,-dijo Dean retirándose hacia el Impala, donde aguardaban el resto del equipo.

Sam y Ayden contemplaron la tumba un rato más. Sammy se dio un beso en los dedos y lo depositó sobre la lápida, después, ambos se reunieron con el grupo.

-¿Estás de acuerdo con esto?-preguntó Dean al endeble Chuck.

-No, al fin y al cabo, Amara es mi hermana... mi única familia...pero, lo entiendo...

-Dean-le llamó Cas.

El hermano mayor se volvió hacia él y el ángel lo abrazó con fuerza, Dean no pudo evitar sonreír entusiasmado ante el gesto de cariño que le mostraba Cas. Amaba a Ayden con toda su alma, pero Dean, Dean era su mejor amigo y no quería perderle.
Dean le hace prometer a Cas que deje de meterse en líos
y protega a Ayden y a Sam

-Déjame ir contigo...-le suplicó el ángel de la gabardina.

-Ni hablar, tú ya has hecho suficiente, y te necesito aquí, para cuidar de Ayden y de Sam. Se harán los duros y te dirán que no necesitan nada, pero no los hagas caso...-Dean miró discretamente a su hermana, que intentaba mantener el rostro sobrio y sin mostrar ningún tipo de sentimiento-Se que la quieres...-le dijo Dean a Cas, comprensivo-y se que darías tu vida por ella, pero te daré un consejo, deja de hacerla sufrir, deja de meterte en líos... solo cuídala...

-Lo haré Dean, descuida.

Cas se retiró, no sin antes dedicarla una mirada de cariño a Ayden. Por último, los dos hermanos menores se acercaron a Dean, Sam lloraba y Ayden miraba el suelo, intentando parecer lo suficientemente madura como para aguantar la situación.

-Escuchadme bien vosotros dos-dijo Dean en tono suave y delicado, paternal-no quiero momentos de peli de chicas, odio los momentos de pelis de chicas.

-Adoras los momentos de pelis de chicas...-le corrigió Sam esbozando una media sonrisa.

-Tienes razón:-Dean sonrió-venid aquí.

Los tres hermanos se fundieron en un cálido abrazo, Cas miraba impotente apoyado en el Impala. Cuando se separaron los tres tenían los ojos llenos de lágrimas.

-Portaos bien, y no os metáis en más líos... Y quiero un gran funeral, un funeral épico con barra libre...

-Hecho.-dijeron a la vez Ayden y Sam, sonriendo melancólicos.


*    *     *

El rostro debatido de Chuck tampoco pasó inadvertido para Ayden, pero ya se estaba haciendo cargo Sam de él, la joven solo quería pasar un rato más con Cas, aunque fuese el último. El cielo estaba cada vez más negro, pero ella solo tenía ojos para él, para sus enormes ojos azules que contenían el universo entero. Al verla acercarse Castiel bajó los pies de la mesa e hizo ademán de levantarse, ella se lo impidió sentándose sobre sus rodillas, de cara a él. Sus frentes se tocaron y cerraron los ojos. Castiel la sujetó suavemente por la cintura y ella le rodeó el cuello con los brazos. Permanecieron en silencio, sin decir nada, no necesitaban decirse nada... Crowley, Rowena, Chuck y Sam observaban la escena, la mágica aura que se había formado entre ellos. Sentían un impulso obsesivo de besarse el uno al otro, pero lo reprimieron por la solemnidad del momento. Ayden aspiró su aroma, tan masculino y varonil que le encantaba. Deseó llevárselo a la parte trasera del Impala, desvestirle y hacerle amor una última vez. Que los descubriese el fin del mundo, unidos, sumergidos en una ola de placer, sintiéndolo en su interior, arañando su espalda, mordiéndole los labios mientras la Oscuridad se cernía sobre ellos.

-Deberías estar con tu hermano.-Ayden abrió los ojos y se mordió el labio inferior. Sus tristes ojos azules estaban a penas a unos centímetros de ella. "Que inoportuno eres a veces, Cas" refunfuñó para sus adentros.

-Quiero estar contigo...-se excusó ella con un hilo de voz.

-El te necesita...

-Tú también.

-Ayden...

-Por dios, haz el favor de callarte Cas...-Ayden no pudo reprimir el llanto y lo abrazó con todas sus fuerzas-Quiero estar con ambos, pero no puedo parar de pensar en Dean y no se que hacer Cas, de verdad que no lo se...

Castiel la meció suavemente y le susurró palabras de sosiego al oído.

-Haz lo que te dicte el corazón...-su voz retumbó en su cabeza y le provocó unas horribles náuseas. Ayden miró a su alrededor y uno por uno a los que estaban reunidos en ese bar. Crowley parecía molesto, bebiendo su copa de whisky, Rowena estaba apoyada en la barra, jugueteando con sus rizos. Chuck apenas se mantenía vivo, estaba tumbado en un banco, en silencio, debatiéndose entre la tristeza por perder a su hermana, su vida y su creación, y Sam, en fin... Sam seguía apoyado en la barra, con la mirada perdida en el infinito sin saber que hacer, que pasaría ni de como seguirían adelante. Ayden se percató de que Crowley la miraba, éste alzó la copa y brindó por su salud. La joven clavó de nuevo la vista en Cas, en sus preocupados y tristes ojos.

-Tu eres mio, y yo soy tuya, para siempre, que no se te olvide...-juntaron las frentes de nuevo y Ayden le dio un tierno beso-te quiero Cas, y por favor, perdóname por esto...

La muchacha se levantó y corrió al lado de Sam, llamó su atención tirándole de la chaqueta y éste se volvió hacia ella.
Sam no soporta la idea de perder a Dean y se obliga a luchar
 y a ser fuerte para proteger a su hermana
-Se lo de la marca Sam, y jamás estaré lo suficientemente agradecida.-abrazó a su hermano, éste no entendía exactamente lo que pasaba-cuida de Cas, está un poco perdido, y posiblemente vuelva a meterse en otro lío en seguida, pero es de la familia, y la familia siempre tiene que guardarte las espaldas.-Ayden miró a su alrededor-Chuck parece muy afectado, cada vez está peor, voy a intentar a hablar con él... ¿podrías traerle un vaso de agua?

Sam asintió con la cabeza, no sabía exactamente de que estaba hablando, pero él tampoco tenía la mente lo suficientemente despejada como para comprender sus intenciones. La joven lo soltó y se plantó delante de Chuck. Sam llenó el vaso, tal y como le había pedido Ayden, pero cuando se giró para dárselo, Dios ya no estaba. El vaso se le resbaló de la mano y se rompió en mil pedazos.

-¿Dónde está Chuck?-preguntó Sam alarmado. Rowena y Cas se levantaron de sus asientos, alarmados.

-¿Y Ayden?-preguntó el ángel con los ojos fuera de las órbitas. El corazón se le paró un instante a Sam, ¿dónde narices se había metido a su hermana?

Ambos comenzaron a buscarla desesperados por el bar, Crowley, seguía tranquilamente jugueteando con su whisky...

-Inútiles...-susurró lo suficientemente fuerte para llamar la atención de Sam y Cas-Habéis estado tan pendientes de que la chica respaldase al que más necesitaba que os habéis olvidado de ella, de quién necesitaba ella. ¿también es su hermano, sabéis? También lo está pasando mal con todo esto... pero vosotros dos, panda de monos, os la habéis estado pasando de un lado a otro como si fuera una pelota, y al final, ha decidido ir con quién más la necesitaba...

Sam y Cas se miraron confundidos y con el rostro desencajado de terror.

*     *      *

Cuando se dio cuenta, Chuck estaba en un precioso jardín florado, el cielo estaba cada vez más oscuro, y a su lado: Dean Winchester y Amara.

-Hermana... ¿por qué me has traído aquí?-preguntó incrédulo

-No he sido yo exactamente...-se disculpó ella.

Ayden asomó la cabeza por detrás de Chuck.

-¡Ayden!-exclamó Dean. La joven corrió hacia su hermano y se fundieron en un abrazo. Dean estaba aterrorizado, pero tener a su valiente hermanita de nuevo con él le hizo recobrar las fuerzas que le faltaban.-¿Qué haces aquí?

-Tenía que estar a tu lado Dean, me necesitabas, y yo a ti. He intentado ser fuerte, por Sam y por Cas, pero tengo que estar contigo Dean, para darte las fuerzas que te faltan, para animarte a que salgas adelante... Eres mi hermano Dean, y jamás voy a dejarte atrás, no, a la familia jamás se le da la espalda...-la voz le temblaba y las lágrimas le brotaban por los ojos. Al primogénito se le encogió el corazón y estrechó a la joven contra su pecho. No tenía suficientes palabras de agradecimiento a lo que había hecho por él. Ambos se habían propuesto ser fuertes dejando a un lado sus emociones y emprendiendo caminos separados, cuando lo que tendrían que haber hecho es estar juntos desde el principio.

Sin duda la imagen de los dos hermanos Winchester abrazados, dando la vida el uno por el otro, dándose la fuerza que el otro necesitaba hizo mella en la tormentosa relación de Chuck y Amara, que tuvieron una larga y profunda charla.

*    *     *

-Mirad..-proclamó Crowley con la mirada repleta de satisfacción hacia la ventana. El sol volvía a brillar. El equipo salió corriendo al exterior del bar, la luz solar los deslumbraba.

-¡Lo ha conseguido!-proclamó Sam incrédulo usando la mano como visor.

-¡Maldita sea lo ha conseguido!-repitió Rowena.

-¿Y Dean y Ayden?-preguntó Cas con un nudo en la garganta.

Sam se volvió hacia él. No quería tener que responderle esa pregunta.

*    *     *

Amara colocó una mano sobre el pecho de Chuck y regeneró sus heridas. Ayden y Dean habían contemplado la imagen sentados en la hierba, abrazados.

-Vamos a irnos lejos... un tiempo...-se excusó Chuck ante los chicos, tomando de la mano a su hermana.

-Si si, lo entendemos, reunión familiar...-dijo Dean mirando tiernamente a Ayden, y apartándole un rebelde mechón rubio sobre su frente.

-Pero antes...-Chuck limpió de almas el organismo de Dean-¿mejor?

-¿Pero que será de nosotros? ¿y de la tierra?-preguntó el hermano mayor histérico.

-La tierra estará bien, y vosotros también...-Ayden miró a su hermano, sonriendo.
El reencuentro entre Ayden y Dean anima a Amara y a Chuck
a arreglar sus diferencias.

-Dean-interrumpió Amara-vosotros me habéis dado lo que yo más necesito, ahora os voy a dar algo que vosotros necesitáis.

Ayden y Dean no entendieron exactamente lo que quiso decir Amara con esas palabras, pero casi al instante y convertidos en la luz y la oscuridad, Amara y Chuck desaparecieron tomados de la mano.

Era de noche cuando los dos Winchester emprendieron el camino de regreso a casa, caminando entre los espesos matorrales, sin apenas ver donde pisaban. Dean caminaba delante, con el teléfono en la mano, sin rastro ni cobertura. Intentó llamar a Sam, pero no hubo resultado, Ayden tampoco conseguía contactar con nadie. Dean apartó una rama y le dio sin querer en las narices a su hermana.

-Lo siento Ayden, ¿estás bien?-se detuvo un momento para examinarle la herida, apenas eran un par de rasguños, pero a la joven le escocían.

-Más o menos-dijo ella frotándose la nariz. Dean le dio unos golpecitos en la espalda para consolarla.

 -Venga, tenemos que seguir.-se arrodilló y subió a Ayden sobre su espalda.
Mary Winchester, la fallecida madre de los hermanos, ha
aparecido misteriosamente en un bosque frente a Dean y a Ayden
De repente, escucharon unas voces femeninas pedir ayuda. Dean corrió hacia un claro, con su hermana en brazos, allí se encontraron con una mujer rubia, en camisón, que pedía ayuda desesperadamente. Dean se quedó boquiabierto, apenas podía creerlo, le temblaron las piernas y casi tira a su hermana al suelo. Ayden tampoco podía creerlo. La mujer siguió pidiendo ayuda y se volvió hacia ellos.

-¿Mamá?-exclamaron al unísono los dos hermanos.

AYDEN WINCHESTER: LA HISTORIA QUE JAMÁS VIVIRÉ

SUS INICIOS

Ayden Mildred Winchester nació el 18 de septiembre de 1995 en Lawrence, Kansas, y fue el tercer vástago y la única niña del matrimonio formado por John Winchester, un mecánico y Mary, ama de casa. Tiene dos hermanos mayores: Dean, de trece años y Sam de nueve. Ayden, además, tiene un hermanastro: Adam, fruto de un affair que tuvo su padre con una enfermera durante un viaje de negocios, pero que no conoce hasta su adolescencia.
Fue bautizada con el nombre de Ayden, nombre usualmente de varón, en honor al hermano fallecido de su madre, que murió en un accidente de "caza". Las primeras ecografías de Mary indicaban que esperaba otro niño, y cuando en el momento del nacimiento descubrieron que habían tenido una chica, decidieron, de todas formas, conservar el nombre elegido. El nombre de Mildred es en honor a la madre de John.
John Winchester (Matt Cohen) y
su esposa Mary (Amy Gumenick)

Cuando apenas era un bebé, una noche, su hermano Sam tuvo una pesadilla así que llamó a llantos a su madre, cuando ésta acudió se encontró con un demonio de ojos amarillos apoyado en la cama del pequeño. Azazel hizo arder la residencia familiar de los Winchester con Mary dentro. Ayden fue sacada de su habitación por su hermano Dean, que arrastraba a la vez a Sam mientras John intentaba salvar a su madre. Hundido por el dolor de haber perdido a su esposa, John mete a sus hijos en su viejo Chevrolet Impala del 67 y los inicia en el arte de cazar todo tipo de criaturas: vampiros, hombres lobos, tulpas, metamórficos, espíritus y hasta demonios... El padre es consciente de que no podrá arrebatar la ira, el rencor y el odio que tienen sus hijos mayores contra los seres malignos, pero aspira que su hija mejor quede libre del negocio familiar. John deja a Ayden con unos amigos para que cuiden de ella: Bobby Singer y su esposa Karen llevan años intentando tener un bebé sin éxito, y cuando lo daban por imposible, la pequeña Ayden apareció para colmar sus días de alegría. A pesar de que John prohíbe que la niña aprenda a cazar, apenas aprender a andar, Bobby le pone una arma en las manos (en concreto un trabuco antiguo, ornamentado con plata que la joven guarda como un tesoro) y la inicia en el aprendizaje de todo tipo de lenguas antiguas, conjuros y hechizos. Ayden sufre su primera gran pérdida a los seis años; cuando Karen, la esposa de Bobby es asesinada por un vampiro, a pesar de que 'su padre' intenta taparle la cara, Ayden contempla consigue contemplar la escena, desde entonces, cazar vampiros se convierte en su obsesión particular. La muerte de Karen también impacta profundamente en Bobby, quien se vuelve un dejado y un alcohólico malhumorado.
En conclusión, los primeros años de Ayden se ven marcados por la falta de una figura materna, por el rechazo de su padre y la degradación que sufre Bobby.

PRIMERA TEMPORADA

Cuando John desaparece y Dean va a buscar a Sam a Stanford, lo primero que hace es ir en busca de la pequeña, Dean cree que si Sam ve a la niña sentirá un impulso más grande de quedarse y cuidar de ella. A pesar de haberse criado casi por separado, los tres hermanos guardan una profunda relación: Sam hace lo posible para alejar a Ayden del negocio familiar, aunque Dean insiste en que, como ellos, es una Winchester y tarde o temprano acabará cazando. Aún así, el hermano más mayor se muestra excesivamente protector con su hermana, y a medida que Ayden va creciendo, cada vez le molesta más que Dean la trate como una niña, aunque tienen una relación muy tierna y se muestran excesivamente cariñosos el uno con el otro. Sam, en cambio, tiene el carácter frío de John Winchester (muy a su pesar) y no mantiene una relación tan estrecha con Ayden, aunque en problemas personales, los dos hermanos más jóvenes confían más el uno en el otro que en Dean.
Ayden no interviene mucho en las primeras temporadas, no es más que una niña que está aprendiendo a cazar y que busca desesperadamente la atención de su padre y hermanos. En el último episodio, sufre un accidente de tráfico junto a John, Sam y Dean.

SEGUNDA TEMPORADA

La trágica muerte de su padre (quien da su vida a cambio de la de su hijo mayor) marca profundamente el carácter de Ayden, quien siente que ha fracasado como hija ya que nunca ha logrado su aprobación. Desde ese hecho, Dean tiene el cargo de consciencia por no haber cuidado de su hermano durante su infancia y asume cuidar de ella, a la vez, Sam sigue experimentando visiones y poderes psíquicos, hecho que provoca que Dean centre sus atenciones en Sam y vuelva a dejar a Ayden de lado. Cuando Sam es asesinado por otro de los chicos de Azazel durante 'los juegos del 
Sam (Jared Padalecki) y Dean (Jensen Ackless)
muestran sus tatuajes de anti-posesión demoníaca
hambre', es Ayden la que sostiene su cuerpo a pesar de las insistencias de Bobby y de Dean de alejarse de la escena.
En el momento en el que Sam es poseído por Meg, los tres hermanos se tatúan un símbolo de antiposesión demoníaca en el pectoral izquierdo.
Cuando Ayden se entera que esta vez ha sido Dean quien ha hecho un trato con un demonio para salvar a Sam se siente aún más abandonada porque su hermano mayor no haya pensado en quién cuidará de ella.
Nota* Ayden siente especial envidia cuando una chica se interesa por sus hermanos, igual que Dean es excesivamente protector si un chico se acerca demasiado a la joven.

TERCERA TEMPORADA

La obsesión de Ayden en la tercera temporada implica enfrentarse a Lilith para impedir que Dean vaya al Infierno. En esta época, ya podemos ver a una Ayden más adulta y valiente, dispuesta a todo por salvar a su hermano de la perdición: como recuperar el Colt o apuntar contra la mismísima Bella Talbot. Al final de estos episodios, Ayden sufre otro nuevo golpe: presencia como un sabueso del Infierno desgarra a su hermano delante de sus narices mientras es retenida por Sam, que la impide avanzar para proteger a Dean. Al final de esta temporada, Sammy no se siente con suficientes fuerzas como para encargarse de Ayden él solo, así que mientras intenta averiguar como sacar a Dean del Infierno, Ayden regresa con Bobby para empezar su búsqueda particular.
Dean Winchester (Jensen Ackles) atrapado en el Infierno
Mientras lee e investiga como sacar un alma condenada, tanto Bobby como su hermano se dan por vencidos, su padre adoptivo revela que "solo un milagro podría sacar a Dean del Infierno". Un haz de luz ilumina la prodigiosa mente de la joven y comienza a buscar como concebir un milagro, y encuentra la solución en el libro menos pensado: "La Biblia". Tiene que llegar a Dios para que obre el milagro de sacar a Dean del Infierno, ¿y cómo llegar a él? mediante sus mensajeros: Los ángeles.
Ayden consigue averiguar como hacer un ritual de invocación para llegar al mensajero del Señor, y es así como conoce a Castiel. En un principio, cuando el ángel es invocado, no provoca una sordera a la joven con su voz (a pesar que los vidrios de la habitación petan y provoca interferencia en los aparatos electrónicos), tampoco se le queman los ojos, simplemente le molesta 'un poco' la luz que produce su auténtico rostro. Ayden es una de las escasas personas que tiene el don de poder ver y oír el auténtico aspecto de los ángeles. A parte de eso, el ángel queda fascinado sobre como una chica tan joven ha logrado completar un ritual tan complicado, y enseguida se da cuenta de que la muchacha tiene algo especial. Después de hablarlo con sus superiores, Castiel accede a la petición de Ayden y saca a Dean del Infierno.

CUARTA TEMPORADA

La cuarta temporada comienza con la resurrección de Dean después de pasar cuatro meses (cuarenta años) en el Infierno y averiguar quién y cómo lo ha sacado de allí. Castiel intenta contactar con él, creyendo que, al ser hermano de Ayden, también comparte su don, cosa que al final resulta que no. Antes de encontrarse con Sam, Dean va a buscar a Bobby y a Ayden, la muchacha se siente realmente feliz por tener a su hermano de vuelta, pero le oculta que ella ha sido la responsable de invocar a Castiel. Cuando los hermanos están ocultando a Anna Milton de los ángeles y los demonios, Ayden rebela a Castiel su localización cuando se le aparece en sueños, Dean se enfada realmente con ella ya que cree que Ayden los vio enrollarse en el Impala y que lo ha hecho por sus habituales ataques de celo, la realidad es que la joven no sabe que gracias al hechizo de invocación, Castiel y ella están unidos a un nivel del subconsciente. Mientras que intentan detener a Lilith e impedir que se rompan los sellos, Sam está aliado con Ruby y confía en la demonio, mientras que Ayden se fía ciegamente de lo que le dicen los ángeles, Dean se encuentra en medio de este triángulo, intentando alejar a sus dos hermanos de los lados opuestos. Sus protectores también causan que entre Ayden y Sam salten chispas por no compartir las mismas opiniones.
Los tres hermanos de Ayden, de izquierda a derecha:
Adam (Jake Abel), Dean (Jensen Ackles)
y Sam (Jared Padalecki)
En esta temporada, los Winchester descubren que tienen un cuarto hermano: Adam Milligan, que nació entre Sam y Ayden, fruto de un affair de su padre con una enfermera: Kate Milligan en Wimdon, Minessota. Adam es cinco años mayor que Ayden, y cuatro menor que Sam. La joven no puede sentir cierto rencor hacia su nuevo hermano, ya que, al parecer, John le dedicó más tiempo que a ella misma. Adam es asesinado por un gouhl y recibe un funeral digno de un cazador.
En esta temporada Ayden, Sam y Dean también conocen al profeta Chuck Surely, que escribe los libros de Sobrenatural, donde la joven Winchester cobra un protagonismo especial ya que gracias a él, Dean descubre que fue ella la que invocó a Castiel para sacarlo del Infierno. Al final de esta temporada, Sam percibe que la Ayden comienza a sentir algo más que confianza por el ángel e intenta convencerla de que se olvide de él, y sobretodo, que no le cuente nada a Dean.
En esta temporada vemos a una Ayden enamoradiza y sumisa que obedece en todo lo que le pide Castiel, como por ejemplo cuando convence a su hermano Dean para que torture a Alastair y averigue quien está matando los ángeles. En el episodio 4x20 (The Rapture), como todo Winchester, Ayden ha muerto y a resucitado varias veces, la primera de ellas es asesinada por el demonio que ha poseído a Amelia (la esposa de Jimmy Novak), y es resucitada por Castiel en el cuerpo de Claire.
Castiel termina descubriendo el poderío de la joven, y mediante 'engaños' la convence para crear un Vínculo con ella (mediante un hechizo). La joven se traga una gota de la Gracia de Castiel y éste le pone su sello enoquiano en su alma, para dejar claro que ella es suya, y que usará su poder para servir al Cielo. Ayden convence a Dean para que vaya con ella y escuche la petición de Zacariah para que mate a Sam (considerado un peligro por sus relaciones con los demonios), la historia termina con Castiel revelándose y sacando a los dos hermanos de allí. La temporada termina con Castiel siendo destruido por Raphael y Dean, Sam y Ayden observando como Lucifer sale para vagar por la Tierra.

QUINTA TEMPORADA

El inicio de la quinta temporada viene marcado no solo por la liberación de Lucifer, sino por la separación de los tres hermanos: Dean y Sam descubren que son los recipientes de Miguel y Lucifer durante el Apocalipsis, Ayden afronta esto al lado de Castiel, como sirvienta del Cielo. Así que mientras Dean intenta acabar con el Diablo, Sam intenta recuperar su 'vida normal' y Ayden es adiestrada por Cas mientras le ayuda a dar con Raphael para encontrar a Dios. En el episodio en el que Dean viaja al futuro, descubre que su hermana y el ángel han comenzado una especie de relación amorosa y no se muestra para nada cómodo con ello, y le hace prometer a Castiel que siempre cuidará de su hermana. El hermano mayor regresa al pasado con la creencia de que esa "relación" solo tendría lugar en ese hipotético futuro apocalíptico, aún así, Dean habla con sus dos hermanos para que vuelvan a su lado y los tres intenten detener el Apocalipsis juntos:
En el episodio 5x08 (Channging Channels), los chicos descubren que el Trickster, es en realidad el Arcángel Gabriel que intenta convencer a los Winchester de que acepten sus roles como recipientes en el Apocalipsis, al igual que Castiel, Gabriel siente que la joven tiene un potencial extraordinario.
En el 5x10 (Abandon all Hope), Dean se entera de que su hermana, en realidad, está enamorada de Castiel. Cuando intentan parar al Diablo junto con Jo, Ellen y Cas, cuando son perseguidos por los sabuesos del Infierno, Ayden no se refugia con ellos en la tienda, sino que huye para buscar a Cas. La joven lo libera del fuego sagrado empujando a Meg para que él pueda salir. Los hermanos están demasiado afectados por la muerte de sus amigas que se olvidan del gesto suicida de Ayden para salvar al ángel, pero Dean se lo recordará más tarde...
En el capítulo 14 (My bloody Valentine), las sospechas de Dean de que su hermana está enamorada de Cas se confirman, cuando, a causa de la influencia del Jinete del Hambre, comienzan a consumir de manera frenética lo que más desean: (el recipiente de Cas: comida basura, Sam: sangre de demonio) y Dean pilla in fraganti a Ayden a punto de acostarse con el ángel... El primogénito no perdona a su hermana haberse metido en tan locura, como tampoco a Sam por ocultárselo...
En el episodio siguiente, cuando los muertos reviven en Sioux Falls, Ayden vuelve a reencontrarse con Karen, su 'madre adoptiva', y tiene que ser sacada de la casa por Sam y Dean ya que se siente incapaz de hacerle daño...
En el episodio 5x17 (99 problems), Ayden mantiene una charla con Castiel sobre como ella puede aguantar todo esto, ella le confiesa que ama a sus hermanos con toda su alma, y que hará todo lo posible por mantenerlos a salvo, y por protegerle a él, ya que también lo considera uno de su familia. En ese episodio, Ayden y Cas se besan por primera vez y son vistos por Sam, pero el hermano decide no contar nada a Dean y, aunque intenta convencer a Ayden de que es imposible, acaba cediendo a 
Ayden besa Castiel (Misha Collins) después de que él,
borracho, le pregunta como lo hace para sonreír
después de todo.
que su hermana es lo suficientemente madura como para saber lo que tiene que hacer. En el capítulo siguiente, cuando Cas se sacrifica para salvar al equipo, le dedica una tierna mirada de cariño. Desde ese día, Ayden se propone recuperar a Castiel, sea como sea, cubre la huida de Dean, Sam y Kalli durante la batalla de Lucifer y Gabriel, ocultándose tras unas mesas (gracias a unos hechizos protectores, Lucifer no la ve), cuando el Diablo se ha marchado, Ayden se acerca al moribundo Gabriel y este le entrega su espada y su Gracia. El vínculo con Cas impide que la joven se transforme en un ángel, pero si que adquiere poderes especiales, encuentra al ángel y rescata a sus hermanos del Jinete de la Peste. A pesar de todo lo que hace por él, Castiel parece que no capta los sentimientos de la joven hacia él.
En esta temporada, Ayden conoce a Crowley, que también parece percatarse de sus habilidades, y cuando ésta intenta ir con Sam, Bobby y Cas para detener el virus Croaton de la farmacéutica, Crowley la convence a ir con Dean y él al encuentro de la Muerte.
Ayden es asesinada por segunda vez en el último capítulo de la temporada. Lucifer, en el cuerpo de Sam, le rompe el cuello, provocando que el hermano sienta como los huesos de su hermanita se rompen entre sus manos. La muchacha es resucitada por Castiel, quien la abraza y la lleva en brazos hasta Dean, curándolos a los dos de sus heridas.

SEXTA TEMPORADA

Ayden está muy afectada, ha visto como su propio hermano le partía el cuello, también es consciente de que ahora Dean ha cambiado. Le convence para que se vaya a vivir con Lisa y Ben, que ella volverá con Bobby, aunque lo cierto es que se va a cazar demonios, en un intento desesperado de reencontrarse con Castiel. Su cuerpo empieza a notar los efectos de tener la Gracia de un Arcángel en su interior, y comienza a sentirse muy cansada e incluso pierde el conocimiento en un par de ocasiones. Su salvador es Balthazar, quien le confiesa que Castiel está librando una batalla en el Cielo contra Raphael, que quiere liberar a Lucifer y a Miguel para restaurar el Apocalipsis, pero que la escucha rezarle cada noche. Balthazar cura a Ayden de sus heridas y le da un colgante que ha robado del Cielo, que impedirá que su cuerpo explote, aunque también neutraliza sus poderes.
En esta temporada podemos ver a una Ayden más madura e independiente, demostrando que es una cazadora nata y la más astuta de los tres hermanos, y a pesar de seguir enamorada de Castiel, su actitud frente a él cambia considerablemente, este paso a su edad adulta también provoca que Cas se comporte de manera más cariñosa con ella y que sea su amiga de confianza.
Cuando Sam y Dean se reencuentran y descubren que Ayden no está con Bobby, inician una incesante búsqueda para encontrarla, al final la hayan bailando en un club de carretera para sacarse un dinero. Dean se da cuenta de que su hermana ya no es una niña, y que deberá empezar a tratarla como una adulta. El argumento de esta temporada gira en torno a qué está haciendo Crowley con los Alphas y a recuperar el alma de Sam.
Mientras Ayden se está enfrentando a los perros del Infierno,
Castiel (Misha Collins), el hombre que ama, está besando
a la demonio Meg (Rachel Minner)
Ayden se lleva un disgusto en el episodio 6x10 (Caged Heat), Dean, Sam y Meg quedan atrapados en una sala rodeados de perros del Infierno, Ayden se abre paso entre las bestias con la espada de Gabriel. Cuando consigue llegar a ellos se encuentra con Castiel y Meg besándose algo que le impacta profundamente y la invaden los celos. A pesar de estar gravemente herida por los perros del Infierno, Ayden se niega a ser curada por Castiel (cosa que él no entiende) y acaba perdiendo el conocimiento. Poco tiempo después, el ángel no entiende porque Ayden está tan distante con él y porque lo trata tan fríamente, la joven se arma de coraje y le confiesa que está enamorada de él, Castiel se da cuenta que el amor es correspondido y viven una noche de pasión en el asiento trasero del Impala. Después de darse cuenta de lo que siente por la joven humana, Cas decide hacerla partícipe de su plan para recaudar almas para vencer a Raphael (aunque le oculta que está trabajando con Crowley) y que necesitará de sus poderes. Ayden acepta. A pesar de que sus poderes angelicales están neutralizados por el amuleto, Ayden puede transferirlos a Castiel mediante un gesto de cariño, como tomándole de la mano, acariciándolo o besándolo...
En The French Mistake (6x15), Ayden viaja a una realidad alternativa donde es una reconocida escritora y donde el actor Misha Collins (Castiel) no deja de acosarla...
Cuando los chicos descubren que Cas ha estado ocultando y trabajando con Crowley, Ayden intenta exculparlo, aunque cuando éste confiesa la joven no puede evitar sentirse sucia y utilizada por el ángel. Encierran a Castiel en un círculo de fuego sagrado y, ante la inminente llegada de Crowley y sus demonios, los Winchester y Bobby huyen de la cabaña. En un último instante, Ayden permanece en la cabaña e intercambia una mirada llena de lágrimas con Castiel, una mirada que dice adiós, después se refugia en los brazos de Dean y huye.
En el último episodio, la pared en la mente de Sam que guarda todos sus recuerdos del Infierno se derrumba y Cas se convierte en el Nuevo Dios después de absorber todas las almas del Purgatorio,y a pesar de todo, Ayden, junto con Sam, intentan acabar, sin ningún éxito, con su vida.

SÉPTIMA TEMPORADA

La Ayden más triste y depresiva se muestra en esta temporada. Al principio, sufre la gran pérdida de Castiel, observando como se lanza al río repleto de barro negro. La joven corre tras él hasta que el agua le llega por la cintura y es detenida por Sam, que se mete en el agua tras ella. Dean encuentra la gabardina en una orilla y se la da a Ayden para que le recuerde. A medida que avanzan los capítulos podemos ver a una Ayden cada vez más consumida por el dolor, más fría e insensible, que pierde todas las ganas de vivir: sus ojos verdes pierden el brillo que los caracterizaba, su pelo pierde la gracia, deja de sonreir, su piel se torna pálida y dos bolsas negras aparecen bajo su mirada, a parte de perder una considerable pérdida de peso. Dean no solo tiene que estar pendiente de que Sam vuelva a alucinar, sino también de que Ayden no haga ninguna locura por el dolor. Cuando la joven empieza a levantar la cabeza, sufre otra gran pérdida: Bobby. Ambos son secuestrados por Dick Roman y en la huida, el 
La muerte de Cas y Bobby (Jim Beaver) provocan que
Ayden pierda las ganas de vivir.
rey de los Leviatanes le rompe el pie con una mano, obligando a Bobby a que cargue con ella hasta la furgoneta donde aguardan Dean y Sam, el viejo consigue lanzar a Ayden dentro antes de que la bala de Dick alcance el cráneo de Bobby y muera pocas horas después en el hospital. (aunque su alma consigue escapar de su parca y vaga por el mundo como un espíritu vengativo). Semanas después de que su pie se recupere, Ayden sufre un trastorno psicológico y el dolor que siente por haber perdido a Cas y a Bobby y ver que el mundo está a punto de convertirse en la nevera de Dick Roman, le provocan que se niegue a andar de nuevo.
Ayden solo cobra las fuerzas suficientes para salir adelante cuando Sam es ingresado en el psiquiátrico y las alucinaciones no le dejan ni comer ni dormir. Dean y ella van en busca del sanador Emmanuel, quien para su sorpresa, resulta ser el amnésico Castiel. Ayden tira su muleta al suelo para ayudar a Cas a recordar quien es, cuando le coge las manos y le transmite su poder, éste recuerda quién es y lo que siente por la joven. Castiel sienta a Ayden en sus rodillas y la besa para reunir la suficiente fuerza para que las alucinaciones de Sam pasen a su mente, después, justo un instante antes de empezar a delirar, Castiel le dedica a Ayden un sincero "gracias". Después de eso, Ayden recupera sus ganas de vivir, de ser la de siempre y vuelve a la carga junto a los chicos para acabar con Dick.
Poco después, Ayden conoce al profeta Kevin Tran, quien se convierte en su mejor y único amigo: ambos rondan la misma edad y siempre han sido personas tímidas y solitarias. La joven vuelve a tener un ataque de celos contra Meg Masters, ya que Castiel le presta excesiva atención y parece haber olvidado la historia de amor que han vivido. Aún así, cuando Dean y Sam le piden que se una a la batalla contra Dick Roman, Castiel solo acepta colaborar después de tener una charla con Ayden. La joven le explica lo doloroso que ha sido para ella perderle y como gracias a él, gracias a que a pesar de que ahora ya no es suyo, ha cobrado las fuerzas necesarias para decir adiós al alma de Bobby y le hace entender a Cas que cuando amas a alguien no importa si estás junto a él no, solo importa si está bien y si es feliz... el ángel comprende entonces que, si quiere a los Winchester deberá renunciar a su pacto de no intervención y ayudar a los chicos a vencer a Roman.
En el último episodio, cuando Cas y Dean clavan el hueso al rey de los Leviatanes, Sam y la joven salvan a Kevin, pero en el último instante, Ayden abraza a Cas y ambos, junto con Dean son enviados al Purgatorio.

OCTAVA TEMPORADA

Dean, Cas y Ayden pasan un año en el Purgatorio. Castiel huye de ellos para alejarlos de los Leviatanes, pero la joven no parece dispuesta a perderle de nuevo y le sigue. En el "culo de Dios", Ayden y Cas pueden vivir por fin su romance, allí son puros, limpios y es frecuente verlos protegiéndose el uno al otro, dormir juntos acurrucados en la noche y dedicarse gestos y miradas de cariño. Cuando Dean, Benny y ella salen, Ayden parece comprender que Cas ha decidido dejar de vivir, y que debe seguir su vida adelante, a pesar de que le sigue amando con toda su alma.
Dean está molesto con Sam por no haberlos buscado durante un año, ni siquiera a ayudado a Kevin, que fue secuestrado por Crowley, Ayden, en cambio, le comprende, no tenía ninguna motivación para seguir adelante, pero si para empezar una vida junto a Amelia y le perdona alegando que ella habría hecho lo mismo, pero que se alegra de tenerle a su lado de nuevo.
El profeta Kevin Tran (Osrich Chau) se convierte en
el mejor amigo de Ayden e intentan iniciar una relación
que termina en fracaso por el recuerdo constante de Cas.
Con Castiel fuera de combate, Ayden comienza a salir con Kevin, a Dean le parece más apropiado que salga con un chico de su edad (a pesar de ser un profeta) que con un ángel, pero cuando Kevin intenta besarla, Ayden se aparta y se da cuenta de que solo será de Castiel, aunque no esté a su lado.
Finalmente, Cas es rescatado del Purgatorio por una horda de ángeles (aunque el no sabe bien bien como ha salido) y parece interesado en retomar su romance con Ayden, pero la joven no está tan segura de ello y desconfía de las intenciones del ángel, sabe que hay algo extraño desde su salida del Purgatorio.
Naomi ha estado entrenando a Castiel para encontrar la Piedra de los Ángeles, le convence para que use los poderes de Ayden Winchester para hacerlo y que después acabe con su vida, el ángel está a punto de hacerlo en el episodio 8x17 (Goodbye stranger), pero el amor que siente por la joven y el poder de la piedra rompen el hechizo de Naomi y Castiel vuelve a ser el mismo.
Después de que haya intentado matarla, Ayden no se siente cómoda con el ángel de ojos azules, a quien lleva semanas sin ver porque está ocultando de los ángeles la Tableta de piedra, pero cuando recibe una llamada suya pidiendo ayuda no duda en correr a su encuentro, y mientras Sam y Dean intentan encontrar a Metatron y salvar a Kevin, Ayden es secuestrada por Naomi para usarla de señuelo para encontrar a Castiel. Ambos son atados y torturados y al ángel le disparan una bala mágica en el estómago. Ayden pide piedad al ángel que los custodia, para vivir sus últimos momentos junto al hombre que ama, éste acepta y deja que Ayden abrace a Cas y disimuladamente le quita la bala que le han clavado y escapan.
Castiel intenta por todos los modos recuperar a Ayden, pero esta se niega a volver con él (una vida a su lado sería demasiado complicada), al ángel Metatron convence a Cas para cerrar las puertas del Cielo, alegando que de ese modo, sin ángeles ni demonios, Ayden estará a salvo, aunque para ello tenga que dejar de verla. El ángel pide ayuda a Ayden para reunir los últimos ingredientes de su hechizo, pero la joven se niega y prefiere quedarse al lado de Sam, que está realizando la última prueba, Dean accede a ir con él. Castiel le confiesa que tiene miedo de perder a Ayden, y por eso no le ha contado su plan, pero es consciente que de esa manera ella estará a salvo, y que es lo único que le importa en este mundo. Dean, al final, logra comprender que a pesar de todo, Castiel ama a Ayden más de lo que cree, y que lo mejor que les podría pasar a ambos es estar juntos de nuevo...
La temporada termina con Castiel convertido en humano y con Sam a punto de morir mientras Dean y Ayden contemplan como los ángeles caen.

NOVENA TEMPORADA

Ayden ya es toda una mujer hecha y derecha en esta temporada, parece haber superado su amor platónico y está centrada en detener a Abaddon y ocultar a Sam que está poseído por el ángel Gadreel (Ezequiel). No hay muchos aspectos que resaltar en esta temporada. Cuando Cas muere asesinado por la parca y es resucitado por Gadreel, Ayden parece estar más preocupada por su hermano Sam, que ha perdido el conocimiento que por Cas. También, cuando se hace pasar por "Steve" ella le anima a pedirle salir a su jefa, y mantiene una charla con Dean sobre el asunto, ella le confiesa que Cas siempre será el único, y que lo amará con toda su alma hasta el final de sus días, pero que vivirá su amor en silencio y solo para ella.
Sam Winchester (Jared Padalecki) poseído
por al ángel Gadreel
Cuando Cas ruega a todos los ángeles para evitar una guerra, pero la única que escucha su llamada es Ayden, quien aparece en la puerta del motel donde se está alojando. Ella misma le confiesa que no sabe que está haciendo ahí, pero que es familia y debe estar a su lado, ambos son secuestrados por Malaquías y Theo, pero Castiel consigue rebelarse y tragarse la Gracia de Malaquías para recuperar sus poderes angelicales.
Sam, poseído por Gadreel, se sitúa en el lado de Metatron en la inminente guerra civil contra los ángeles y asesina a Kevin Tran, Ayden jamás perdonará a Sam ni a Dean que hayan permitido que ese ángel acabe con la vida de su único amigo, y las relaciones entre los tres hermanos se tornan frías y distantes.
En los episodios que Dean comienza a vivir ciertas aventuras con Crowley (9x11 y 9x17), algunos comentarios subidos de tono por parte del demonio hacia la hermana del Winchester provocan que Dean vuelva a su actitud protectora con Ayden.
A pesar del complicado momento que están viviendo los Winchester en sus relaciones fraternales, Ayden y Sam comienzan a retomar poco a poco su confianza, dejando a Dean de lado y sintiendose culpable por todo lo que les ha hecho pasar a sus hermanos menores, también siente la necesidad de acabar con Abaddon él solo.
Por otro lado, los dos hermanos más jóvenes empiezan a darse cuenta que la Marca de Caín está empezando a afectar seriamente a Dean y temen porque su hermano pierda la cabeza.
En el capítulo 9x22 (Stairway to Heaven), cuando los ángeles del ejército de Castiel comienzan a desconfiar de su líder, Ayden se interpone entre él y Hannah, apuntándola con su espada, haciéndole saber que defenderá su vida con garras y dientes. Castiel, a pesar de estar decepcionado por haber perdido su bando y sentir que su Gracia robada se está agotando, encuentra consuelo en saber que Ayden aún siente algo por él. De vuelta al búnker, cuando ambos van sentados en la parte trasera del Impala, ella le toma la mano.
Crowley (Mark Sheppard) también siente una extraña
devoción hacia Ayden Winchester
En el episodio final, Castiel y Gadreel se infiltran en el Cielo para detener a Metatron, antes de hacerlo, Castiel besa a Ayden con la excusa de que necesita fuerza cuando en realidad solo quería sentirla de nuevo, y quizá por última vez, junto a él. Castiel le pide perdón por todo lo que le ha hecho y le confiesa que sigue enamorado de ella, Ayden se queda sin palabras y solo le desea "Buena suerte" en su misión. Mientras tanto, Dean y la Primera Arma se enfrentan a Metatron quien consigue asesinarlo. Sam y Ayden trasladan el cuerpo de su hermano al búnker e intentan invocar a Crowley para que lo resucite, sin saberlo, que ya está manos a la obra y al colocar la espada sobre el pecho de Dean, este resucita convertido en un demonio con los ojos completamente negros.

DÉCIMA TEMPORADA

La temporada comienza con Sam y Ayden buscando a Dean, que ahora es un demonio para devolverlo a la normalidad. Castiel no es más que un moribundo, el cual su Gracia se está agotando y es abordado por Hannah, quien le convence para que la ayude a reunir a los ángeles que aún no han regresado al Cielo.
Hannah está celosa de Ayden, por lo que Castiel siente por ella y por el comportamiento humano que él está adquiriendo por su culpa.
El equipo al completo: Cas, Sam y Ayden, consiguen devolver a Dean a la normalidad, aunque tienen que averiguar como quitarle la Marca de Caín del brazo.
La Marca de Caín en el brazo de Dean Winchester
En el episodio 10x05 (Fan Fiction), cuando las chicas se ponen a cantar Carry on my wayward son, Ayden toma la mano de sus dos hermanos y los tres recuerdan tristes como perdieron a sus padres.
Cuando Hannah decide abandonar el recipiente de Caroline Johnson y regresar el Cielo, Castiel se acuerda de Jimmy, su recipiente y decide buscar por Internet lo que dice sobre él, descubriendo que su hija Claire, está en apuros. Cas, entonces decide pedir ayuda a Ayden para averiguar que pasó con la chica y ella acepta ayudarlo. A Claire no le cae bien Ayden, piensa que es una zorra que ha roto su familia(físicamente, Cas es como su padre) y la trata con insultos y sin ningún tipo de respeto, Ayden aguanta los abusos como puede porque sabe que la chica es importante para Castiel. Episodios después, cuando Ayden la salva de un Grigori, Claire acaba comprendiendo que en realidad no es mala persona y que solo quiere proteger a su familia.
En el episodio 10x14 (The Executioner's Song), unos días antes de enfrentarse a Caín, Dean tiene una pesadilla donde ha matado a Cas a Sam y a Crowley, la única que queda con vida es Ayden, que llora los cuerpos ensangrentados y acaba con su vida antes de enfrentarse a su hermano. Dean cuenta sus pesadillas a Castiel y le confiesa que la Marca le está generando más problemas de lo que les quiere hacer creer, y que si algún día llega a esos extremos, quiere que él sea el responsable de acabar con su vida y evitar que se convierta en demonio de nuevo.
En Inside Man (10x17), Castiel, Sam y Ayden recurren al alma de Bobby Singer para sacar a Metatron del Cielo y que les ayude a sacar la Marca de Dean. Tanto el viejo como la joven se emocionan visiblemente cuando pueden hablar de nuevo. Cuando Cas está a punto de entrar en las puertas del Cielo, Ayden le besa para desearle buena suerte, y cuando éste se reencuentra con Bobby y le pregunta sobre sus chicos Castiel responde que, a pesar de todos los males que le rodean, ha criado a una gran chica. Metatron ha engañado a los chicos diciéndoles que tenía información sobre la Marca cuando en realidad no sabía nada, pero puede ayudar a Castiel a recuperar la Gracia que sobró de su hechizo. Cas lo transforma en humano y junto a Ayden se disponen a recuperar sus poderes. En el episodio siguiente, el ángel y la chica recuperan la Gracia de Castiel, a pesar de que Metatron acaba huyendo.

Gracias a Ayden, Castiel (Misha Collins) logra recuperar
su Gracia.
En los episodios finales de la temporada, Ayden y Sam se alían con Rowena para traducir el Libro de los Malditos y liberara a Dean de la Marca. Los dos hermanos Winchester intentan acabar con Crowley, como trato para que la bruja traduzca el libro, pero el demonio es más fuerte y casi mata a Sam, Ayden se interpone entre ellos y Crowley se da cuenta de que es incapaz de hacerle daño, (el resto de humanidad que queda en él provoca que Ayden le recuerde a su difunta esposa y sea incapaz de hacerle daño), Crowley se acaba marchando para encontrar a Rowena maldiciendo al saber que su madre tiene razón al decirle que se ha convertido en el esclavo de los Winchester.
En el capítulo 10x21 (Dark Dynasty) Charlie y Rowena trabajan para traducir el Libro de los Malditos, la bruja intenta meterse en la mente de Ayden, destapando los oscuros pensamientos que tiene su hijo con ella, y provocando en Castiel un ataque de celos y que termine abofeteando a Rowena. Ayden es más fuerte y logra calmar a Cas, diciéndole que no debe escucharla y que entre ellos todo está bien. Charlie los mira con los ojos brillantes, deseando tener algo así, la bruja se da cuenta y ya que no puede destruir mentalmente a Ayden, lo intenta con Charlie.
En el episodio siguiente, después de darle una brutal paliza a Cas, Dean les confiesa que si lo ve de nuevo lo matará, a él y a sus hermanos.
La temporada termina con la Muerte, convocada por Dean para transportarle a un lugar remoto donde la Marca no podrá hacer ningún daño, a cambio de que mate a sus hermanos para impedir que lo rescaten. Dean acepta y llama a Sam y a Ayden, éstos le convencen de todo el amor que tiene dentro y de que juntos saldrán de esto. En el último momento, Dean gira la guadaña y mata a la Muerte. Mientras tanto, Rowena consigue quitar la Marca del brazo del joven Winchester, liberando accidentalmente a la Oscuridad, una criatura que llevaba siglos encerrada y que la Marca ejercía de Cerradura sobre ella. Rowena escapa mientras convierte a Cas en una bestia mediante un hechizo y los Winchester huyen en el Impala de la niebla negra que se cierne sobre ellos.

UNDÉCIMA TEMPORADA

No puedo compartir mucho con vosotros sobre ésta última temporada, puesto que, como sabéis, aún estoy reescribiendo algunos capítulos y el esperado final de Apha & Omega. Os adelanto que, en un inicio, cuando Dean va a llevar a la pequeña Amara a casa de la abuela de Jenna, Sam y Ayden contraen la enfermedad que los convierte en una especie de zombies, aunque finalemente, consiguen salvarse. La enfermedad en el metabolismo de Ayden parece ir más deprisa que en el de su hermano, y está a punto de perecer cuando Sam encuentra la cura. En los que parecían sus últimos instantes, Ayden toma a Sammy de la mano y le dice que le quiere, y que a pesar de todo lo que han vivido, la Marca, la Oscuridad... no querría morir al lado de otra persona.
En un intento desesperado de mantener a salvo a Ayden,
Castiel (Misha Collins) acepta ser poseído por Lucifer.
También es Ayden quien consigue liberar a Castiel del hechizo que le provocó Rowena y quién lo ayuda a encontrar a Metatron quien les cuenta quien es en realidad Amara. La relación sentimental entre el ángel y la jóven parece que por fin puede seguir adelante, pero cuando Castiel se enfrenta a las Tinieblas, ésta lee su alma y amenaza a Cas con que si no se quita de en medio, le arrancará la piel a tiras a Ayden. El temor a perderla de nuevo, y el sentirse inútil provocan que Castiel diga sí a Lucifer y éste le posea y vuelva a vagar por la tierra.
Cuando Ayden se entera de lo ocurrido, volverá a los tiempos en los que hacía cualquier cosa por Castiel, y mientras Sam y Dean intentan averiguar como detener a Amara, ella se dispondrá a hacer cualquier cosa para salvar a Cas, aunque implique trabajar con Crowley o ser la putita del mismísimo Diablo.

CURIOSIDADES

1. Físicamente Ayden se parece a Dean (pelo rubio oscuro y ojos verdes) que a la vez se parece a Mary, su madre, mientras que Sam tiene más rasgos de su familia paterna.

2. Tanto Dean, Sam como Ayden han muerto y resucitado en varias ocasiones.

3. Los tres hermanos han estado en el Cielo, el Infierno y el Purgatorio.

4. Ayden conoce al ángel Samandriel en la temporada cinco, pero no vuelve a coincidir con él hasta la octava.

5. Mientras que a Castiel se le agotan las gracias robadas, gracias al hechizo del Vínculo, ella conserva la suya incrustada en la garganta.

6. El hechizo del Vínculo permite a Cas y ella estar en sintonía, cuando uno de los dos está en problemas o algo malo le sucede, el otro lo percibe.

7. En la octava temporada, Kevin Tran consigue descifrar en la tabla de los demonios como los seres del Averno pueden penetrar en el Cielo, a través de un hechizo que implica la sangre de "tres seres nacidos del mismo vientre: uno ahogado por las sombras del Averno, otro bañado por las virtudes del Cielo y un tercero sumergido en las contradicciones de la Tierra". El profeta deduce que los tres seres son los hermanos Winchester: Sam (El Infierno), Dean (La Tierra) y Ayden (El Cielo) pero oculta esta información a Crowley.

8. En su mochila, Ayden suele llevar chocolatinas, su diario de caza, la espada de Gabriel y el trabuco que le regaló Bobby.

9. Su mayor habilidad es su astucia y su habilidad para pensar planes y resolver problemas y deducir casos.

10. Cuando Castiel "muere" en la séptima temporada, Ayden promete que jamás volverá a estar con otro hombre. Rompe el juramento en la temporada once cuando se acuesta con Lucifer.

11. A parte de Kevin Tran, otro de sus amigos es el vampiro Benny Lafitte, Ayden lo aprecia mucho y le trata con mucho cariño.

12. Pierde la virginidad en la temporada seis, con Castiel, en la parte de atrás del Impala.

EL BESO DEL DIABLO
(episodio 11x15)

Los chicos están en la librería del búnker, Dean bebe café mientras ojea en el portátil de Sam, Ayden está sentada a su lado, leyendo un libro: los párpados le tiemblan y se le nubla la vista, la cabeza le da vueltas y está a punto de caer rendida sobre sus notas cuando Sam entra de golpe, gritando y con un periódico en la mano:

-¡Ey! ¿habéis visto esto?-grita Sam alzando el manojo de papel.

Dean da un puñeatazo en la mesa y Ayden despierta de repente:

-¿Qué pasa? ¿Dónde está Cas? ¿Le ha pasado algo?

La joven se sonroja, se ha dado cuenta de que solo ha sido un sueño. Desvía la mirada sutilmente, pero no puede evitar sentir como los afilados ojos verdes de su hermano le perforan la nuca como dos cuchillos punzantes.

-Como decía...-dijo Sam para romper el incómodo silencio que se había formado entre su hermano mayor y la chiquilla-¿Recordáis aquel espectáculo de lucha al que nos llevaba papá cuando éramos críos?

-¡Por supuesto! el Top Notch Wersling. ¡Cómo olvidar lo!

-Yo no lo recuerdo...-dijo Ayden con un hilillo de voz casi imperceptible.

-Es porque eras muy pequeña, y vivías con Bobby-la joven se sintió decepcionada, otro recuerdo de Dean y Sam con papá que ella no había vivido. La diferencia de edad y género con sus hermanos había provocado siempre que su padre la tratase de manera distinta: solía dejarla con Bobby en lugar de llevarla de caza, aunque cuando John desapareció, Ayden solo tenía diez años, mucho más joven que Dean y Sam cuando comenzaron a cazar.-La cuestión es-prosiguió Sam-que Larry "El Ahorcado" Lee falleció hace unos días, y el funeral es a menos de una hora de aquí... he pensado que podríamos ir allí, para desconectar un rato...-Dean y Ayden no dijeron nada, descartaban la idea de Sammy-¡Venga chicos! Llevamos días sin noticias de otra Mano de Dios, o de Amara. ni siquiera sabemos nada de...

Ayden se levantó de golpe y le colocó un dedo amenazador a Sam delante de los labios:

-No lo digas Sam... Ni se te ocurra decirlo.

Dean también se levantó bruscamente, rayando el suelo con la silla y separó de un empujón a Ayden y a Sam:

-Lo siento Sammy,-se disculpó el primogénito-pero Ayden tiene razón, debemos salvar a Cas...

-Eso si quiere ser salvado...-Ayden fulminó a Sam con la mirada. Lo había dicho.

-Por supuesto que quiere ser salvado, solo que aún no lo sabe...-aclaró Dean.

-Venga chicos, solo será un rato... Llevamos días trabajando, el mundo estará igual de jodido mañana.

Dean suspiró hondo y cruzó los brazos:

-Está bien, vamos al funeral y nos volvemos...-Sam sonrió satisfecho.

-Yo me quedo.-sentenció la joven muy firme. Dean iba a regañarla, como de costumbre cuando no lo obedecía, pero la chica se defendió antes de que pudiese abrir la boca-Es un recuerdo de vosotros dos con papá, no conmigo... Yo no pinto nada allí...

Dean se agachó a la altura de su hermana y le puso una mano en el hombro, paternal:

-Prométeme que mientras estemos fuera cerrarás ese libro, te irás a ver Netflix a la habitación de Sam y dormirás un poco.

-Te lo prometo.-dijo Ayden sonriendo y abrazando a su hermano.

-Y no te metas en ningún lío ¿de acuerdo?

*    *     *

Mientras tanto, en la Corte del Rey del Infierno, Lucifer (con el recipiente de Cas) se enfadaba con sus súbditos. Lanzó su tableta electrónica al suelo, rompiéndola en mil pedazos y cayendo solo a unos centímetros de Crowley, que se estremeció al escuchar el golpe. El antiguo rey estaba tirado en el suelo, sucio y enmarañado y con un collar de hierro alrededor del cuello: había sustituido su carísimo traje de Versace y su abrigo negro por un pantalón claro, que se había convertido en marrón por la suciedad de su perrera, y una camisa de playa de colores. Llevaba el pelo despeinado y hecho un asco, y el rostro manchado de suciedad y sangre. El hombre barría el suelo del salón del trono con un pobre cepillo de dientes.
Lucifer, en el recipiente de Castiel, sentado en el trono
de la Corte de Crowley

-¿Eso es todo lo que hay en las criptas?-exclamó Lucifer al observar el triste carrito con tres lanzas y dos espadas que le habían traído-¡Malditos ineptos! ¿Es que no sabéis hacer nada bien? ¿Dónde narices están mis armas?

-Si tu supieras...-susurró Crowley.

Lucifer lo observó a través de los tristes ojos azules de Cas, pero llenos de odio y maldad. Se acercó a Crowley lentamente, éste apartó la mirada y la concentró en sus tareas de limpieza, pero eso no impidió que Lucifer le agarrase del pelo y le estampase los labios contra el suelo, causando que un hilillo de sangre le recorriese la barbilla y manchase el suelo recién cepillado.

-¿Has dicho algo cachorrito?-se burló el otro.

-No, nada mi señor...-dijo Crowley secándose la sangre del labio.

-Buen perrito...-le acarició la cabeza como si fuese un vulgar chucho. Quería que lo engullese la tierra, él, el Rey del Infierno, el temido Crowley, acongojado frente a ese arcángel desterrado con rabietas de adolescente-¡Pero mira que has hecho! Has manchado todo el suelo de sangre... Ahora tendrás que limpiarlo de nuevo... con la lengua...

Crowley echó una mirada a su alrededor. Todos los demonios de la sala tenían la mirada fija en él, y una expresión de sorpresa y temor desencajándo sus rostros. A un palmo de su nariz, el pie de Lucifer, listo para patearle en caso de que desobedeciera. Sacó la lengua tímidamente y acercó la cara al suelo, miró hacia arriba una vez más. Solo podía ver la sonrisa malévola y los ojos inyectados en sangre de aquel que anteriormente había sido conocido como Castiel. Titubeó un instante, pero el simple hecho de pensar en recibir otra súbita paliza le provocó que un escalofrío le recorriese la espina dorsal. Lamió la sangre del suelo ante la risa de Lucifer, que se alejó gritando hacia su trono:

-¡Quiero que registréis cada bodega, cada granja, cada rincón hasta que deis con algún trasto antiguo tocado por mi padre! Venga ¿a qué esperáis? ¡Moved el culo pero ya!

Los demonios comenzaron a moverse de un lado para otro mientras Lucifer hablaba con Simmons frente al trono, justo al otro lado de la sala. La puerta de madera se abrió chirriando, el Diablo, Crowley y su secretaria se volvieron anonadados, igual que el resto de seres trajeados que pululaba por allí.

Unas botas negras avanzaron decididas a lo largo del pasillo, un vestido negro, con escote en forma de corazón y volantes en la falda envolvía un cuerpo juvenil y esbelto. Marcaba los firmes pechos y se estrechaba en la cintura para resaltar las provocativas curvas de las caderas. Los ojos pintados de negro y los labios rojos como el vino. El cabello rubio y ondulado caía sobre sus hombros, enmarcando con delicadeza el rostro de rasgos finos y piel clara. Sobre el pecho izquierdo: un tatuaje, una estrella de cinco puntas rodeada por unas llamas negras. La joven caminó hacia el trono, quitándose la cazadora negra que envolvía sus hombros y lanzándosela a un demonio para que la sujetase. Crowley la miró boquiabierto, observó de reojo a Lucifer, él también la miraba, con los ojos azules empapados en lujuria, desvistiéndola con cada paso que daba hacia él:

-La reina ha llegado.-afirmó decidida deteniéndose apenas unos metros de Crowley.

-Ayden...-tartamudeó el demonio pestañeando rápidamente para despertar de esa horrible pesadilla.

La chica dirigió una mirada de repugnancia al que antaño fue el Rey del Infierno:

Lucifer trata a Crowley como si fuese su mascota
-¡Tienes un perrito!-grito Ayden con una voz exageradamente aguda e infantil para ella-¿Puedo tocarlo?

-Adelante. Ladra mucho, pero no muerde-rió Lucifer mientras Ayden se acercaba a Crowley y le daba unos golpecitos en la cabeza.

-¿Qué diablos estás haciando, Ayden?-la regañó Crowley al oído mientras ella se agachaba a acariciarle el pelo-¡Ese no es Cas! Se que parece él, pero no es él Ayden. ¡Es Lucifer! Sal corriendo de aquí antes de que te mate...

-Se perfectamente quién es él Crowley.-Ayden se puso en pie de nuevo y se encaminó hacia el trono. Lucifer la aguardaba mordiéndose el labio inferior. La personificación de los pecados no podía evitar que lo inundase la lujuria al contemplar como esa figura femenina y sensual se acercaba hacia él-Pero los tiempos están cambiando, ya no se trata de ser el bueno o el malo... Se trata de sobrevivir. El fin del mundo se acerca y no pienso quedarme de brazos cruzados viendo como Amara acaba con él pudiendo estar sana y salva, y siendo tratada como una reina, comiendo, bebiendo y haciendo el amor como si no hubiese mañana...

-Tú no eres la Ayden que conocí...-escupió Crowley.

-Tú también has tenido épocas mejores.

Lucifer despachó a Simmons y tendió una mano a Ayden, que subía por los escasos escalones que alzaban el trono en la inmensa y abarrotada sala de piedra gris y madera vieja. La joven agarró la mano, dio una grácil y elegante vuelta, como si danzase y empujó a Lucifer sutilmente para sentarlo en el trono, ella se sentó en su regazo y le rodeó el cuello son sus brazos mientras él la devoraba con la mirada. Acercó el rostro al cuello de ella y aspiró su aroma femenino sutil, pero agresivo y excitante a la vez. La sujetó con firmeza de la cintura mientras ella le agarraba el cabello negro y lo pegaba a su cuerpo.

-Se que no has olvidado lo que sucedió aquella tarde...-sonrió Lucifer maliciosamente-Soy un tipo que deja huella...

-Ese fue el hecho que hizo que me decidiese por tu bando...-suspiró ella antes de tomar su rostro con ambas manos y besarle en los labios, gruesos y secos, con una pasión incontrolada.

<<"¿De qué estarán hablando?" Se preguntaba Crowley "¿Qué hecho hizo que se decidiera?" Crowley no lo sabía, pero apenas unos días antes, cuando los chicos aún pensaban que Lucifer era Cas, Ayden lo encontró rebuscando en el búnker. Los Winchester trabajaban en un caso en una residencia de ancianos cerca de casa, y mientras Sam y Dean preparaban la trampa para cazar el espectro, Ayden corrió al búnker para buscar unas estacas de madera especiales. Cuando entró se encontró con Cas, rebuscando entre los libros de la biblioteca, a Ayden no le sorprendió, el búnker también era su hogar.

-¿Qué haces aquí, Cas?-ella le tomó suavemente el libro que había en su mano y ambos tomaron asiento. Ayden ojeó las páginas amarillas y llenas de polvo. Levantó la vista hacia él-¿estás buscando como vencer a la Oscuridad?

-Sí, estoy preocupado y... yo solo...-titubeó buscando una excusa creíble. Ella tomó sus manos entre las suyas.

-Lo de Lucifer era una locura. Jamás debimos intentarlo... Te mereces un descanso Cas,-le acarició el cabello con ternura- fuiste muy fuerte y muy valiente en la jaula... Se que te digo a menudo que te quiero, y que por fin pueda estar contigo es como un sueño..., pero no encuentro palabras para decirte lo orgullosa  que estoy de ti.-le acarició la mejilla y lo miró enamorada, él la agarró con firmeza por la muñeca y la obligó a levantarse y a acercase a él...-¿Qué estás haciendo?-preguntó ella inquieta-la empujó contra la pared y la besó con firmeza-se miraron un instante, sus rostros estaban apenas separados por unos centímetros. Ayden le acarició los labios con la yema de los dedos y rodeó sus hombros con los brazos mientras comenzaba a besarlo con la misma fuerza, arrancándole la gabardina y la chaqueta mientras él jugueteaba con el botón de sus vaqueros. La agarró por las caderas y la alzó sobre su cintura, sin despegar su boca de la suya. Finalmente, se fundían en un abrazo, desnudos, sobre la alfombra de la biblioteca.

El sonido de su teléfono móvil la hizo volver a la realidad. Se levantó del suelo, envuelta en la camisa de Castiel, mientras él reposaba en el suelo, con el torso desnudo y una mueca de satisfacción dibujada en el rostro.

-Tengo que irme-dijo ella después de colgar-Dean y Sam me necesitan...

Ella se vistió rápidamente, se arregló el pelo y recogió las estacas, antes de subir las escaleras lo contempló un instante, anudándose la corbata:

-No se que te ha pasado hoy... -sonrió vergonzosa-Pero ojala que te vuelva a suceder.>>

Crowley contemplaba asqueado como Lucifer manoseaba el cuerpo de la joven. Sus caricias le envolvieron el pecho, recorrieron la depresión de la cintura y arañaron la piel suave de los muslos. "Ayden no es así, jamás permitiría que la tratasen como un objeto y mucho menos que el mismísimo Lucifer la toquetease de esa manera" pensaba Crowley mientras observaba como el Diablo introducía su mano bajo las faldas mientras le daba suaves piquitos en los labios a la muchacha. Se detuvo de repente al palpar un objeto frío y afilado atado al muslo de Ayden. El demonio de la encrucijada abrió los ojos como platos, Lucifer estrajo bajo el vestido una espada de los ángeles, brillante y plateada...

-¿Pero que tenemos aquí?-a Ayden se le desencajó el rostro y trago saliva, la habían cogido-¿Es que estás intentando jugármela, gatita?

La muchacha se mordió el labio y le aflojó el nudo de la corbata:

-Venga, no irás a quitarme todos mis juguetitos... ¿verdad? Son solo para que nos lo pasemos un poco mejor...-suavemente le quitó la espada de la mano y con sumo cuidado le acarició el lagrimal y la comisura de los labios con la afilada punta. Después lo guió hacia la oreja, lo deslizó por la mandíbula y le recorrió el cuello. Se detuvo un instante en la garganta.

"Vamos Ayden" suplicó Crowley para si mismo "Solo tienes que empujar un poco, un poquito más y es tuyo". Pero la joven deslizó el cuchillo hasta su pecho y simplemente le rompió un botón de la camisa de un tirón "No va a matarlo, claro que no, si lo hiciera mataría a Castiel. Prefiere que él viva encerrado, sufriendo, a salvarme a mi. Es una Winchester al fin y al cabo". Hacía siglos que Crowley no se sentía tan triste y decepcionado, su lado humano florecía de nuevo. Ayden apartó el cuchillo de Lucifer y lo condujo a su propio cuello, se realizó un pequeño corte y dejó que la sangre recorriese su pecho mientras el Diablo se relamía ante tal espectáculo. Sorbió la sangre de su piel y le habló con los labios pegados a su piel:

-Si supieras todas las cosas que quería hacerte este mono con alas, no le dejarían ni entrar en el Cielo... No sabes como te deseaba...-Lucifer la alzó en sus brazos y se encaminó a la salida-Encerrad al chucho y seguid con la búsqueda de las armas-ordenó en voz alta, sin apartar la vista de su presa, que lo contemplaba con una mirada felina, con los inocentes ojos verdes rebosaban lujuria-Voy a estar unas horas ocupado, que nadie me moleste a no ser que sea algo muy, pero que muy urgente...

Y se marchó con la chica entre sus brazos.


*     *      *

Los barrotes resonaron fuertemente al abrir la puerta de la jaula. Crowley se hizo un ovillo y se cubrió la cabeza con las manos para evitar la paliza, pero en su lugar no ocurrió nada. Miró a su alrededor asustado, pero solo se encontró con los oscuros ojos de Simmons:

-Vayámonos.-asintió ella en un tono muy firme y tirando de su brazo hacia fuera de la perrera.

Crowley se resistió:

-No puedo irme, si lo hago, el amo se enfadará-lloriqueó haciéndose una bola de nuevo, como si fuese un crío asustado.

-Ahora es el momento. Está ocupado con la chica, pasarán horas hasta que se haya dado cuenta de que te has ido... ¡Por favor! Eres Crowley, la gente tiembla al escuchar tu nombre, aún tienes seguidores allá afuera, demonios que te quieren de vuelta en el trono... ¿A quién van a ver? ¿Al Rey del Infierno o a un niñito gordo y llorón?

Crowley dudó un instante, pero finalmente decidió seguir a Simmons. En la puerta de las perreras se encontró con dos guardias que se abalanzaron sobre él. El demonio empujó a la secretaria sobre ellos y se hizo un ovillo en un rincón, gritando que lo habían obligado, pero ninguno de los dos atacantes pareció prestarle atención y le rodearon contra una pared. Pero en un remoto rincón del alma malvada y putrefacta de Crowley, una chispa de fuerza brotó, sus ojos se tiñeron de rojo y con un mísero chasquido de dedos los dos atacantes reventaron como globos.

-¿Cómo has hecho eso?-preguntó Simmons boquiabierta.

-Porque yo soy Crowley.-respondió él con su acento británico y toda su esplendor recuperada.

*     *      *

-Mucho mejor-sonrió Crowley una vez hubo recuperado su precioso traje negro ya a las afueras de la Corte.-Acompáñame Simmons, tengo que mostrarte algo...-sentenció colocándose bien el abrigo.

-Yo creo que no iréis a ninguna parte...-de entre las sombras de las primeras horas de la noche había aparecido un demonio, con los ojos negros brillantes en la oscuridad y una espada en la mano. Se acercó despacio hacia Crowley, este agarró a Simmons y la colocó detrás de si, usando su cuerpo como escudo y sin apartar la vista de su agresor, preparado para saltar en cualquier momento, pero cuando parecía que el demonio iba a saltar sobre él: un grito ahogado y sus ojos se iluminaron. Una mancha negra apareció en su abdomen y cayo al suelo. El "Rey" del Infierno observó como el cadáver llenaba el suelo con un charco de sangre. Alzó la vista, y se quedó sin palabras:

-Ayden...-la joven sostenía una espada ensangrentada en la mano, seguía vistiendo el mismo vestido negro, pero había vuelto a cubrir sus hombros con la cazadora negra- Así que todo esto, ha sido obra tuya...

Ahora lo entendía todo. La chica Winchester ¡le había salvado la vida! Se la había jugado al Diablo para sacarlo de allí. Ayden se acercó a él y tiró de su manga:

-Vayámonos ya, no tenemos mucho tiempo...

Pero Crowley sabía que allí había gato encerrado. Tiró de la chica hacia él y le destapó el brazo izquierdo, el bíceps lo atravesaba una gran cicatriz, aún ensangrentada y en carne viva. El demonio recordó lo mal que les sentaba la sangre humana a los de su especie. Era como una droga, se volvían adictos y dejaba al descubierto su lado más mundano, sus sentimientos, su deseo de amar y ser amados, pero cuando dejaban de tomarla de repente un síndrome de abstinencia de grandes proporciones los volvía vagos y débiles.

-Lo has drogado.-confirmó Crowley al examinar la herida. Ayden había drogado a Lucifer con su propia sangre, y cuando recuperase sus fuerzas estaría muy, pero que muy enfadado. La joven sacudió el brazo para deshacerse de su opresor y se recolocó la cazadora:

-Era la única manera de dejarlo fuera de combate...

-¿Dónde está ahora?-preguntó Simmons.

-Durmiendo la mona-respondió Ayden-será el príncipe de los pecados, pero es hombre al fin y al cabo.

Se sostuvieron la mirada un instante, a Crowley le cautivó la astucia y la valentía de la joven, sin duda, estaba a la altura del talento de sus dos hermanos. Unas voces resonaron a la entrada del sanatorio que servía como Corte del Infierno en la Tierra:

-¿Donald?-gritó alguien-¿Va todo bien ahí fuera?

Crowley miró a Ayden y a Simmons y empujó suavemente a la joven Winchester hacia delante.

-No te pares...-le ordenó mientras tiraba de ella.

*     *     *

Crowley, la secretaria y la menor de los Winchester llegaron a un almacén repleto de trastos antiguos, cuadros y libros.

-¿Qué es esto?-preguntó Simmons.

-Mi reserva personal, nunca sabes cuando vas a librar una guerra contra la hermana de Dios...-Crowley comenzó a rebuscar entre algunos arcones de madera mientras Ayden y Simmons admiraban las obras de arte y los tesoros que ocultaba la sala. La muchacha se detuvo frente a un cuadro antiguo donde aparecía retratado un niño de cabellos rojizos:

-¿Ese eres tú?-preguntó.

Crowley asintió con la cabeza:

-Hace mucho tiempo.

-Que monada...-se rió Ayden mientras el demonio sacaba una caja de madera clara y llena de polvo y la depositaba sobre una mesa. Le limpió la porquería de la tapa y la contempló sin abrirla, Ayden y Simmons se acercaron a él.

-Aquí está-proclamó orgulloso-la vara de Adán, tocada por el mismísimo Dios...

-Otra mano de Dios...-exclamó Ayden con los ojos brillantes.

Simmons pidió permiso para tocarla, pero Crowley se negó, no se fiaba de ella:

-¿Me dejarás tocarla a mi?-la voz venía de la entrada. Lucifer estaba plantado frente a ellos, con su sonrisa malévola iluminándole el rostro.

-¿Cómo nos has encontrado?-preguntó el demonio, intentando ocultar la caja del Diablo. Simmons se colocó al lado de Lucifer-Simmons...-gruño Crowley.

-Ahora, dame esa vara...-Lucifer se acercó al demonio con la mano extendida, pero Ayden se interpuso entre ambos:

-Por encima de mi cadáver...-la muchacha le apuntó con la espada.

-No me tienes gatita...-con un gesto de la mano la lanzó por los aires y se dio un fuerte golpe en la boca al chocar contra el suelo-ya me encargaré después de ti, maldita zorra.

Cuando alzó la vista hacia Crowley, el demonio había desaparecido, corrió hacia la caja y al abrirla, descubrió que estaba vacía. Lucifer maldijo entre dientes y tiró la mesa y todo lo que había sobre ella al suelo, los papeles planearon lentamente a su al rededor:

-¿Buscas esto?-Lucifer se volvió, el demonio de ojos rojos estaba tras él, frente a Ayden, sujetando un bastón de madera vieja: la vara de Adán.-Así qué. as así como se siente uno cuando absorbe el poder de Dios-rió observando el artefacto.

La muchacha se incorporó secándose la sangre de los labios con la manga y suplicándole a Crowley que no lo hiciera. Crowley absorbió el poder de la vara, una luz le recorrió su cuerpo, inundando le los ojos con un intenso brillo amarillento, con la mano que no sujetaba el bastón apuntó al Diablo: Ayden gritó y un haz de luz salió disparado de su mano hacia Lucifer. Un brillo amarillo se reflejó en sus atemorizados ojos azules, pero antes de que le llegase a impactar, Simmons se puso en medio y desapareció al instante, carbonizada. La onda expansiva lanzó a Lucifer contra un muro, Ayden, aún en el suelo, se cubrió la cabeza con los brazos mientras la explosión le sacudía el cabello. Crowley intentó disparar de nuevo hacia Lucifer, peor la Mano de Dios era de un solo uso limitado. El Diablo se levantó y sonrió maliciosamente,

-Vaya, parece que se te ha acabado la batería..-sonrió sarcástico ante la mirada de pánico de Crowley

Con un único movimiento de las manos levantó a Crowley y lo tiró contra la mesa, corrió hacia él para re matarlo, pero Ayden se lanzó contra su espalda y consiguió derribarlo. Forcejearon en el suelo, estaba claro que la joven tenía las de perder pero luchó con todas sus fuerzas, inmovilizó al Diablo con las rodillas y le sacudió con fuerza por la solapa de la gabardina, intentando buscar un ápice de luz, una señal, algo que le dijese que Cas estaba allí dentro, y que quería ayudarla.... Lucifer consiguió vencerla, agarró a Ayden por la chaqueta y la lanzó hacia el mismo lugar que Crowley, tras la mesa. Ayden impactó contra el cuerpo del demonio, sintió los pasos de Lucifer acercándose hacia ellos. Cerró los ojos y se acurrucó contra el pecho de Crowley mientras sentía su brazo protector rodándole el cuerpo, aguardo el impacto, pero este nunca llegó. Cuando abrió los ojos, la espesa niebla matutina cubría el lago mientras unas suave brisa le abortaba el cabello y acariciaba los juncos. Conocía ese lugar, se deshizo del abrazo protector de Crowley y se acercó al agua, sentía la madera vieja crujir bajo sus pies. "Es el lago de la gasolinera donde Dean hace la compra" pensó mientras contemplaba el paisaje. Un escalofrío le recorrió el cuerpo y se abrazo a si misma para combatir el frío, sintió los pasos de Crowley acercarse, le colocó el abrigo negro sobre los hombros.

-Es lo más cerca que puedo dejarte de ese sitio al que llamáis casa.

-Tranquilo, podré llegar.-dijo sin apartar la vista del lago, después se volvió hacia Crowley-Gracias por salvarme la vida.

-No me las des- respondió el otro con su habitual tono sarcástico-soy un hombre de negocios: tú salvaste mi vida y yo salvé la tuya. Y estamos en paz, aunque tenga razones para sospechar que no fuiste hasta allí para sacar mi culo de las perreras de Lucifer...

Ayden soltó una risita, pero su semblante era triste y sus ojos estaban llenos de lágrimas.

-Lo cierto es que no, en realidad intentaba salvar el culo de Cas y traerlo de nuevo a casa, sano y salvo...

-Es lo que me parecía.-guardaron silencio un rato, la muchacha desvió los ojos hacia el suelo para evitar que el demonio viese como lloraba-Mo quiero desanimarte ni nada, pero sacar a Lucifer del cuerpo de Cas no va a ser tarea fácil, tiene que expulsarlo él mismo... y no parece tener mucha intención de hacerlo...

-Lo vi Crowley, le vi-confesó la joven sin suficientes fuerzas de mirarlo a los ojos. El demonio le pidió explicaciones-Cuando forcejeábamos en el suelo vi a Cas, lo vi a través de sus ojos, estaba allí, pasivo, sin hacer nada, como si estuviese medio dormido, pero estaba allí. Estuvo despierto todo el rato, observó como ese ser sorbía mi sangre, como me besaba, como me hacía el amor... Y no hizo absolutamente nada. Crowley no supo que decir:

-Por favor Ayden... borra esas lágrimas de tu cara, te he visto como has manejado al mismísimo Lucifer a tus anchas y has hecho con él lo que has querido y ahora dices que no vas a poder con esto... ¡Por favor! Por cierto, ¿has pensado que vas a hacer después de la muerte? Te veo futuro como demonio de la encrucijada...

Ayden se secó las lágrimas con la manga de la cazadora y sonrió:

-Confío en que no le dirás nada a Dean y a Sam sobre todo esto...

-Mis labios están sellados.-respondió el otro-Solo una condición, no tires jamás ese vestido...

-Gracias.-dio un paso hacia delante y lo besó en la mejilla.

Después de todo, Crowley había conseguido sacarle un par de sonrisas a Ayden en ese horrible día, el demonio se alejó unos pasos, dispuesto a marcharse.

-Crowley-lo llamó ella, él se detuvo y se volvió para mirarla- no olvides que soy una Winchester: cazo monstruos, salvo gente, el negocio familiar.Cuando todo esto termine, yo volveré a ser una cazadora y tú mi presa.

El demonio sonrió, no esperaba menos de Ayden Winchester y se esfumó entre la niebla.

*    *    *

Dean bajó las escaleras sonoramente y lanzó su bolsa contra la mesa con el mapa pintado que había en la entrada. Sam lo siguió:

-¡Ayden! Ya hemos vuelto-gritó el primogénito-No sabes la que tenían montada los luchadores con los pactos demoníacos, resulta que...

-Sshh-le mandó a callar Sammy con un dedo en los labios. Estaba apoyado tras el respaldo del sofá de la sala. Dean se acercó a él: su hermana estaba profundamente dormida, arropada con un abrigo negro-Al menos te ha hecho caso y ha dormido un rato.

Dean la observó sonriendo tiernamente, acarició la lana del abrigo negro:

-¿De dónde habrá sacado esto?-preguntó a Sam-Parece muy cara-el hermano menor se encogió de hombros. Dean le dio unos golpecitos en el hombro-Será mejor que la dejemos descansar, creo que yo también voy a echarme una siestecita reparadora-dijo alejándose mientras bostezaba. Sam sonrió, se agachó al lado de Ayden y le colocó bien el abrigo para arroparla cuando descubrió el vestido. Miró a su alrededor para comprobar que Dean no estaba, cogió una enorme manta y envolvió bien a Ayden. Le acarició el pelo:

-Tranquila, tu secreto está a salvo conmigo-dijo antes de darle un beso en la sien.

Sam es el único de los hermanos que cree
que Castiel dijo 'si' por voluntad propia

Sam se levantó y justo antes de irse, Ayden lo llamó:

-Sam...-el hermano mediano se volvió y observó sus brillantes y tristes ojos verdes, idénticos a los de su hermano mayor-Quizá tenías razón, y él no quiere ser salvado...


"PÍDEMELO, Y MORIRÉ POR TI"


(Episodio 8x17 desde el punto de vista de Ayden)

Ayden caminaba lentamente por un túnel oscuro, apenas podía ver más allá de sus propios pies. Andaba con las manos pegadas a la pared de piedra negra, deslizando los pies para tantear mejor el terreno. Se detuvo en seco al escuchar un chirrido y se tragó el gemido que le subía por la garganta. Se llevó la mano al trabuco que le colgaba en la espalda y lo cargó con un fuerte chasquido y se deslizó en silencio hasta la esquina. Suspiró hondo y rezó para que el instinto no le traicionase. Cerró los ojos y aguardó hasta el momento adecuado que saltó con un grito de guerra hacia la figura que se acercaba. No distinguió hasta el último instante al corpulento hombre que la agarró por las muñecas y la obligó a soltar el arma. Le apretaba mucho y no pudo reprimir un aullido de dolor, pero en la escasa luz pudo distinguir dos tristes y familiares ojos azules:

-¿Castiel?-susurró, pero él hizo caso omiso y dejó caer el cuchillo por la manga de la gabardina hasta llegar a empuñarlo. Ayden se levantó y le agarró por la solapa del abrigo-¿Cas, qué estás haciendo? ¡Soy yo Ayden! Guarda eso por favor y vayámonos a casa. Te quiero ¿vale? Vayámonos de aquí para estar juntos de nuevo ¿de acuerdo?

El ángel alzó el cuchillo y apuntó directamente a su pecho, dudo un instante, una milésima de segundo, pero finalmente la apuñaló sin piedad en el corazón.

-Cas...-susurró ella mientras la boca se llenaba de sangre y caía al suelo estrepitosamente. Castiel la miró sin expresión alguna, sin sentimientos, sin ningún tipo de remordimiento ni cargo de conciencia. Solo había hecho su trabajo, su misión, aquello por lo que había sido creado. Las luces se encendieron y alrededor del ángel aparecieron un montón de cuerpos de Ayden Winchester ensangrentados. El ángel se volvió en dirección a los tacones que resonaban alrededor de toda la estancia. Naomi se plantó delante de él, con una sonrisa llena de satisfacción:

-Estás listo.-anunció

*    *     *

-Te digo yo que a Cas le pasa algo... Está muy raro desde que volvimos del Purgatorio-susurró Ayden a Sam que parecía estar excesivamente ocupado con su portátil como para prestarle atención.

Ambos estaban sentados en una de las mesas de la biblioteca de su recién estrenado bunker. En la otra punta de la habitación, Dean había revuelto unos cajones y se entretenía inspeccionando los artilugios que habían dejado los Hombres de Letras. La joven lo miró de reojo...

-Ayden-suspiró por fin Sam-estamos hablando de Castiel, ¿cuando se ha comportado de una manera normal?

-Estoy hablando en serio, Sam-se molestó ella-lo vi asesinar a Samandriel... a sangre fría... -Ayden consiguió captar la atención de su hermano-No le atacó, ni siquiera podía moverse, intentaba decirle algo, pero Cas... lo apuñaló, así sin más...

Sam cerró el portátil y acercó su rostro al de la joven:

-¿Estás de broma? ¿Y por qué no nos lo dijiste antes?-Ayden le hizo una seña para que bajase la voz-¿Y por qué no puede enterarse Dean?

-Porque ya sabes como es Dean... Está muy preocupado por ti, Sam, hace unas noches le escuché rezarle, pedirle que te protegiese. No es momento para meterle aún más problemas en la cabeza, si es que me creyera, lo más probable es que, si se lo cuento, me dirá que son imaginaciones mías, y que solo quiero captar su atención para que todo vuelva a ser como antes...

Ambos hermanos se mantuvieron en silencio un instante.

-¿Le echas de menos, verdad?

-No estamos hablando de eso, Sam... Lo nuestro-Ayden respiró profundamente y sintió como se le hacía un nudo en la garganta-lo nuestro terminó el día que se tragó a Dick Roman y compañía.

-¡Eh chicos!-llamó Dean desde la otra punta de la sala, agitando el brazo derecho, con el que sostenía una revista antigua y amarillenta-¡Al parecer esos Hombres de Letras no son tan aburridos como creíamos! He encontrado una primera edición de Bellezas Asiáticas, ¿sabéis cuánto vale eso en Ebay?

Las pruebas para cerrar las puertas del Infierno
han dañado profundamente el cuerpo de Sam
-No, ¿y tú?-se burló Sam.

De repente le entró un ataque de tos. Ayden se levantó de la silla y le dio unos golpecitos en la espalda para ayudar a calmarlo. Sam cogió un papel y se lo llevó a los labios, Ayden vio claramente como unas gotitas de líquido rojo habían manchado el pañuelo, inmediatamente, el chico lo arrugó en una bola y lo lanzó en la papelera...

-Al parecer, no soy la única que le está ocultando cosas a Dean...-Sam la fulminó con la mirada.

-¿Qué estáis tramando vosotros dos?-dijo el primogénito alegremente al llegar a la mesa donde estaban sus hermanos. Sam volvió a abrir el portátil y le explicó el caso.

*     *       *

Ayden aguardaba apoyada en Impala mientras Sam y Dean realizaban las preguntas pertinentes al marido de la última víctima. Ella era demasiado joven como para hacerse pasar por agente del FBI, a veces, cuando los chicos necesitaban su apoyo, Ayden se hacía pasar por estudiante universitaria interesada, reportera local o investigadora junior. En otras ocasiones entraba en la casa para buscar pistas mientras sus hermanos mantenían ocupados a los dueños. Ese día, la joven había preferido aguardar fuera, no tenía el cuerpo para casos de órganos licuados, hacía mucho tiempo que no hablaba con Cas, desde lo de Samandriel, y aunque se había prometido a si misma que se había acabado, de que ese ya no era su ángel, de que había muerto... Había alguien por allí con la cara de Castiel que la tenía preocupada. Dean dio un portazo al salir de la casa, seguido por Sam y Ayden volvió al mundo real.

-Ponte la ropa de empollona, Ayden-ordenó su hermano mayor-alguien está cazando demonios...

-El marido de Anne Morton, la última víctima-aclaró Sam-dice que la vio con los ojos totalmente negros el día antes de morir...

-Y aunque me alegre de ello, debemos llegar hasta el fondo de este asunto y averiguar quién y por qué se está cargando a los cachorros de Crowley...

Después de interrogar a las familias de las otras víctimas, los hermanos Winchester se dirigieron hacia la casa de Wendy Rice, la vecina de los Morton y la última persona que vio a Anne con vida. Ayden caminaba unos pasos por detrás de los chicos, había sustituido sus vaqueros rotos y sus camiseta de tirantes por una falda larga de pana, una camisa y un chaleco. Se había colocado una cinta en el pelo y unas gafas de pasta. En los pies llevaba unos incómodos zapatos ortopédicos que la hicieron tropezar mientras subían las escaleras del porche. Sam llamó la puerta y en unos instantes abrió una mujer mayor, vestida con colorida ropa deportiva y rulos en el cabello castaño canoso. Tenía el rostro de ratón y unos pequeños y curiosos ojos grises examinaban cada centímetro de los recién llegados, y devoraban a Sam a húmedos bocados. Ayden tuvo que esforzarse para aguantarse las náuseas. Un escalofrío le recorrió la espina dorsal y se le aceleró el ritmo cardíaco, algo empezaba a oler mal:

-¿Wendy Rice?-preguntó Sam, mientras la señora asentía con la cabeza- Soy el agente especial Lynne, del FBI y este es mi compañero: el agente especial Tandy. Nos acompaña la reportera Louis Lane, del Indiana News, ¿podemos hacerle unas preguntas sobre su vecina, Anne Morton?

-Por supusto, pasad, pasado adentro...

La señora Rice les sirvió café, pero nada más acercárselo a los labios, a Ayden le entraron ganas de vomitar. Sentía una increíble sensación de malestar general, la cabeza le daba vueltas y tenía una extraña sensación de vértigo. Sentía el estómago cerrado y todo lo que intentaba comer le provocaba incómodas nauseas. Sam se percató del malestar que sentía Ayden, pero ella era una Winchester y tenía el lindar del dolor demasiado alto como para decir a sus hermanos que "no se encontraba bien". Wendy Rice explicó a los chicos que Anne Morton había estado investigando los antepasados del pueblo y que ella, gracias a su doctorado, era la única que conservaba un mapa antiguo de la villa, al parecer, buscaba unos huertos de árboles frutales que habían "desaparecido".

-¿Como desaparece un huerto lleno de árboles?-se preguntaba Dean en voz alta, aunque nadie le respondió.

-¿Tenían algo de especial esos frutales?-interrogó Sam.

-Lo cierto es que no lo se. Pero el ayudante de Anne va a venir a recoger este mapa en cualquier momento, ha llamado esta mañana y al parecer y a pesar de todo, siguen interesados en continuar con la investigación-el sonido del timbre sobresaltó a la señora mayor, su mano temblorosa derramó unas gotas de café por sus muslos y la moqueta-Debe de ser él...

Pero cuando Wendy Rice fue a abrir la puerta, no se encontró con un joven universitario que intentaba ayudar, sino con tres hombretones de ojos negros que la dejaron inconsciente de un solo puñetazo y se lanzaron hacia los Winchester. Dean acabó rápido con el suyo, atravesándolo con el cuchillo de Ruby. A pesar de su altura y corpulencia, Sam no estaba en sus plenas facultades y el segundo demonio lo tumbó de una patada en el abdomen, Ayden se abalanzó sobre él para defender a su hermano. El ser demoníaco y la joven forcejearon en el suelo unos instantes, el hombre era mucho más fuerte que la muchacha y a pesar de la resistencia que oponía ella, no pareció tener varias dificultades para agarrarla del cuello y apretar. Ayden ahogó un grito y cuando se le empezaba a nublar la visión observó como una gabardina volaba delante de ella y con una luz cegadora le freía el cráneo a su agresor. Cuando Ayden pudo volver a ver con claridad se encontró con la imponente figura de Castiel delante de ella, ofreciéndole una mano para levantarse. Dean había intentado atrapar al tercer demonio, pero este había escapado de su recipiente y se había metido en el cuerpo de Wendy Rice, el ángel la tenía sujeta por el pelo. Dean contemplaba la escena perplejo, detrás de él. Ayden rechazó bruscamente la mano de Castiel y se arrastró por el suelo hasta topar con las piernas de Sam, que ya se había levantado y la ayudó a incorporarse...

-Castiel...-susurró su hermano más joven, sujetándola aún por los hombros- ¿Has sido tú el que ha estado matando estos demonios?


*    *    *

El ángel contó a los Winchester (influenciado por Naomi) que estaba buscando las criptas de Lucifer, donde se ocultaba un pergamino con un códice capaz de traducir la Piedra de los Demonios sin la ayuda de Kevin. Desgraciadamente, muy pocos eran los demonios que habían visto las criptas con sus propios ojos y tanto a Cas como a los secuaces de Crowley les estaba costando más de la cuenta dar con la ubicación exacta, por ese motivo los demonios estaban poseyendo a personas que podrían tener algún conocimiento sobre las Criptas.
Naomi está controlando la mente de Castiel y adiestrándolo
para matar a los Winchester

-El otro demonio ha escapado. He atado a este en la cocina, bajo una trampa de demonios-sentenció el ángel-Voy a interrogarlo.

-¿Has estado cazando demonios sin nosotros?-se molestó Dean-Podrías haber llamado, te hubiesemos ayudado...

-Es mi misión proteger al Cielo, no la vuestra Dean...-Castiel frunció el ceño. Su voz sonaba tan firme, tan segura de si mismo.-Ahora, voy a interrogar al demonio que ha poseído a la señora del cabello raro.

Castiel se marchó a la cocina y cerró la puerta tras de si. Ayden se levantó del sofá y miró a los ojos a sus dos hermanos.

-Algo va mal...

-¿De qué estás hablando?-preguntó Sam

-Ese no es Cas... Quiero decir, si lo es, pero no es del todo Cas...

-Ayden, no te estamos entendiendo...-aclaró Dean-Si que es cierto que desde que salió del Purgatorio no ha sido el mismo... pero es normal, ya has visto lo que hace ese lugar con las personas...

-No me fío de él, Dean. Algo raro le está ocurriendo...

-Chicos, soy un ser celestial-gritó Cas desde el otro lado de la puerta-puedo escuchar todo lo que decís.

*   *    *

En la cocina, Wendy Rice intentó matar con de asco a Sam, cuando le contó todo lo que esa señora pensaba acerca del cuerpo del joven Winchester. Ayden no había sentido tanto miedo de Castiel desde que lo conocía, se aferraba a la pierna de Sammy con todas sus fuerzas, mientras veía como el ángel apuñalaba las manos del demonio, sin piedad alguna, hasta sacarle la información que necesitaba. Ayden cerraba los ojos con fuerza, su hermano percibió su dolor y la acurrucó junto a su cuerpo, acariciándole la espalda, pero no podía parar de mirar.
Dean se cabreó con Cas cuando asesinó al ser sin dejarle terminar de contar todo lo que sabía. Se enteraron de que tenían un rehén que conocía la ubicación de las criptas en el Motel Murray, a las afueras del pueblo. Castiel se esfumó de inmediato y los chicos tuvieron que seguirlo a toda prisa en el Impala. La razón por el apuñalamiento sin piedad fue causada por Naomi, ya que el demonio estuvo a punto de desvelar la naturaleza del auténtico motivo por el cual buscaban las criptas...

Cuando los Winchester llegaron al Motel Murray, Castiel ya había destrozado a todos los demonios que se habían interpuesto en su camino. Señaló una puerta al fondo:

-El rehén está allí.

Los tres hermanos se acercaron despacio, Dean echó la puerta a bajo de una patada. Ayden se quería morir allí mismo, "lo que faltaba", pensó para si "sin duda esto ya no puede ir peor: Meg".

-¿No sois un poco mayores para jugar a la Guerra de las Galaxias?-preguntó la siempre muy irónica Meg, cubierta de moratones y heridas y con una larga melena rubia.

Si había un demonio que Ayden odiase tanto como al mismísimo Lucifer es era Meg Masters. Siempre flirteando con Castiel, menospreciándola. Ella era un chica mala, sexy, segura de si misma... La hacía sentir mal, fea, odiar su cuerpecito de niña, su rostro inocente. Ayden era tímida, insegura, nunca había tenido amigos, ni había sentido nada especial por alguien hasta que Cas apareció en su vida. Pero a él le gustaba Meg, era una "chica mala", algo que ella jamás conseguiría ser. Recordó cuando tuvo que hacerse paso entre perros del Infierno para salvar a sus hermanos, Ayden temía a esas bestias con toda su alma, era lo que más temía en el mundo, pero se enfrentó a ellas, tenía que hacerlo para salvar a Dean, a Sam y a Cas... Y cuando abrió la puerta, agotada, herida y ensangrentada, la descubrió besándolo. Cayó de rodillas, estaba devastada, quería morirse... Sus palabras resonaban en su mente:

-No mires esto rizitos de oro, el cine para adultos no es adecuado para menores...

Después de aquel beso, Ayden reunió el valor necesario como para confesar a Castiel lo que sentía por él, y a pesar de que al principio él la correspondía, después de todo lo que había pasado deseaba no haberlo hecho, y seguir viviendo su romance en secreto.

Un escalofrío de rabia le recorrió la espina dorsal, ya no sentía nada por Cas (o eso creía) pero la ira que el Purgatorio había despertado en ella, seguía hirviéndole en la sangre. Dejó que su cuchillo resbalase por su manga hasta empuñarlo con la mano derecha (tal y como hacía Castiel), el ángel se percató de las intenciones de la joven. Se abalanzó sobre Meg, con un grito de guerra y el cuchillo en alto, Cas empujó a Sam a un lado para abrirse paso y la demonio se tapó la cara con las manos. Castiel agarró a Ayden por la espalda, ella se sacudió con fuerza para intentar librarse del abrazo del ángel.

-¡Ayden detente!-le ordenó ante la atónita mirada de Dean y Sam que se quedaron sin palabras ante la inesperada y violenta acción de su hermanita.

Los chicos sentaron a Meg en una cama mientras Cas intentaba calmar a la joven, pero ella se negaba a escucharlo:

-Es un demonio Cas, debe morir-protestó ella

-Es la única pista que tenemos sobre la ubicación de las criptas Ayden, no se de donde sacas ese odio contra Meg, pero es nuestra amiga, siempre nos ha ayudado...

-Esas palabras jamás saldrían de la boca del Cas que conozco... ¿Se puede saber que diablos te ocurre?

-No me pasa nada, Ayden... Estoy perfectamente.

-No es cierto...-dijo ella aguantándose las lágrimas.

Castiel le arrebató el cuchillo de la mano, Ayden tenía mucho apego a esa arma, se la había dado Gabriel en su último aliento, a pesar de todo, él era bueno y lo recordaba con cariño...

-Me quedaré con esto hasta que aprendas a controlarte-la regañó el ángel.

-Haz lo que te de la gana-lo empujó bruscamente y se reunió con Sam y Dean.

-¿Estáis seguros de qué podéis dejar al chucho sin correa?-dijo Meg al verla acercarse. La joven no respondió.

-Te has cambiado el color de pelo...-dijo Dean para romper el silencio incómodo que se había formado ante la llegada de Ayden.
Crowley ha teñido el cabello de Meg del mismo color
que el de Ayden

-Gracias por fijarte, Dean.-ironizó la demonio-Esto también fue idea de Crowley, al principio no sabía porque, pero ahora ya lo voy captando...-Meg fulminó a Ayden con la mirada, la joven apartó la vista y se acarició el cabello rubio... Se confirmaba la teoría de Dean de que el Rey del Infierno tenía una fijación especial con su hermana.

Meg contó que gracias a su posición junto a Ojos Amarillos, había visitado las criptas tiempo atrás, y que estaba despistando a los demonios de Crowley con pistas falsas alegando que el paso del tiempo había influido en el lugar donde se hallaban los tesoros del Arcángel. Mayor fue la sorpresa de todos (incluido Castiel) cuando Meg rebeló que los demonios estaban buscando la Piedra de los Ángeles, y accedió a guiar al equipo hacia la Cripta donde se encontraba.

*   *    *

-Nos ha mentido-dijo Ayden enfadado cerrando el portátil de Sam de un golpe. El chico se sobresaltó-¿Una tabla de los ángeles? ¿Cómo no nos hemos dado cuenta antes?

Los tres hermanos habían conseguido estar a solas un momento en la casa de los Morton. Estaban reunidos ante una mesa, hojeando en el ordenador de Sam. Habían dejado que Meg investigase el antiguo mapa de Anne Morton, y ahora bebía en el sofá junto con Cas mientras los cazadores intentaban averiguar como llegar a la ubicación que había señalado Meg. Ayden por fin se había desecho de sus ropas de "empollona" y se había puesto unos vaqueros y unas botas militares. En la parte de arriba llevaba una camiseta de tirantes negra y una cazadora gris. Se recogió el pelo en una coleta sobre la nuca, dejando que un par de mechones le resbalasen por la frente y le acariciasen las mejillas.

-En parte lo entiendo-le excusó Sammy-si la Piedra de los Demonios puede cerrar el Infierno, imagínate que puede hacer la de los ángeles...

-Eso no es excusa para engañarnos...-sentenció Dean-y hablando de excusas, ¿cuál es la tuya Ayden? ¿por qué te has comportado de esa manera con Meg, en el motel?

Ayden se sonrojó avergonzada y echó la vista a bajo mientras movía un pie inquieto y se metía las manos en los bolsillos. Dean se acercó a ella, se arrodilló y le acarició las mejillas para que le mirase a la cara. En pocas ocasiones Dean se comportaba de ese modo con ella, siempre era muy protector y cariñoso con ella, pero el comprensivo era Sam, el sensible, al que podía contarle cualquier cosa, pero a veces Ayden no necesitaba un hermano, necesitaba un padre, y Dean tenía que actuar como tal:

-Se que no soportas a Meg... pero la necesitamos, Ayden ¿lo comprendes?-Ayden asintió entre lágrimas y entrelazó sus manos con Dean-Creía que ya no sentías nada por Cas, no se porque te has comportado así...

-Es el Purgatorio Dean...-mintió la joven- me ha hecho algo...

Su hermano la conocía lo suficientemente bien como para saber que no le estaba contando la verdad, pero no quería presionarla, ya se lo contaría a su debido tiempo. Había sufrido demasiado en el último año... Luego miró a Sam, él tampoco estaba bien y si sus hermanos estaban mal, Dean Winchester estaba aún peor...

-Voy a cargar el coche-dijo a su hermana dándole unos golpecitos en el hombro-Dile a Megstiel que nos vamos...

*   *    *
-Cuando todo esto termine pediremos una pizza y moveremos algunos muebles... No se si me entiendes-Cas sonrió avergonzado ante la propuesta de Meg-Oh, Ayden ¿querías algo?

-Ya nos vamos...-respondió la joven con el corazón roto y se retiró de la habitación a toda prisa. Meg observó como Cas la seguía con la mirada...

-Oye, solo por curiosidad... Siempre ha habido una cosa rara entre tu y esa chica... ¿Al final ocurrió algo entre vosotros? ¿Te cautivó con sus encantos salvajes y le hiciste el amor en una cueva después de bañaros en las aguas termales?-Castiel no comprendió la metáfora de Meg-¿Que si sigues enamorado de ella?-le aclaró.

Castiel no respondió.

*    *     *

-Este es el plan-anunció Dean mientras caminaban hacia el edifico abandonado que ocultaba la Cripta de Lucifer. Cas y yo entramos y Sam y Ayden se quedan fuera para vigilar a los lacayos de Crowley...

-¿Y yo qué?-protestó la demonio

-Cállate Meg-ordenaron los tres hermanos al unísono.

-No vas a entrar ahí solo, Dean-protestó Sam.

-No estará solo...-respondió Cas-Sería conveniente que Ayden nos acompañase también, es más sensible a los objetos celestiales que el resto de vosotros.

Se detuvieron delante del edificio.

-Está bien-aceptó Dean de mala gana-pero no quiero que se separe ni un palmo de mi. Y devuelve su cuchillo.

Castiel se sacó el arma de la gabardina y se la tendió a Ayden, ella la agarró por el puño, rozando los dedos del ángel, la sostuvieron juntos durante un instante, sosteniéndose las miradas repletas de orgullo, y después la joven se lo colgó del cinturón. El cuchillo complementaba como al trabuco que llevaba colgado en la espalda que constituía su arma favorita.

-¿Se supone que ahora debo salir corriendo?

-Cállate Meg.-ordenaron de nuevo

-¿Y qué hay de mi?

-Tú te quedas Sam...-tanto él como Ayden protestaron la decisión de Dean, pero el primogénito se mantuvo firme-Vi la sangre en el pañuelo Sam, no soy idiota, se que no estás bien... También se que Ayden tiene mareos y jaquecas y que apenas ha comido en días. No estáis bien hermanos: la prueba acabó contigo Sam y hay algo en esa cosa angelical que Ayden tiene dentro que no está bien...

-Dean, estoy...-intentó protestar Ayden.

-Ya hablaremos de esto luego...-Y Cas, Ayden y Dean entraron en el edificio.

-Dean tiene razón-intervino Cas-hasta yo lo siento Sam, estás dañado de una manera que ni yo puedo curar... Te quedarás aquí y protegerás a Meg.

-¿Quién dice que yo necesito protección?

-Desde que fuiste secuestrada y torturada durante más de un año...

-Touché. ¿Pero... y por qué no me proteges tú?

Castiel lanzó una mirada de añoranza a Ayden.

-Porque yo debo cuidar de ella.

-Antes moriría...-Ayden se abrió paso entre Cas y Meg y avanzó por la puerta del edificio. Dean la siguió.

*   *    *

-¿A qué te refieres con que Sam está muy dañado?-interrogó Dean una vez los tres avanzaban en fila por el estrecho y oscuro pasillo de cemento.

-Está dañado a un nivel subatómico Dean, es difícil de explicar...-Castiel intentaba evitar el tema.

-¿Y qué sucede con Ayden? ¿Por qué se encuentra tan mal?

La joven avanzaba la primera y decidió mantenerse ajena a las conversaciones entre el ángel y su hermano.

-No lo se Dean, no lo se...

El auténtico motivo por el cual, Ayden se encontraba tan mal era porque el control que Naomi estaba ejerciendo sobre Cas estaba causando estragos en el Vínculo, Castiel no estaba bien, y era la manera que tenía su cuerpo de advertirle que algo estaba hiendo mal en su otra mitad.

-¡Chicos! Este muro está hueco-gritó la muchacha dando golpecitos con el puño al muro de piedra.

*   *    *

Entraron en la cripta y los tres se pusieron a investigar la cantidad de objetos extraños que albergaba. Ayden se percató enseguida de una caja sobre una especie de altar, que la llamaba, se sentía atraída por ella, ya había sentido eso antes, cuando estaba con Kevin... pero no dijo nada, espero a que Cas (influenciado todo el rato por Naomi) hiciese algo.

-Está ahí...-dijo finalmente el ángel señalando la caja-es el único objeto que está protegido contra los ángeles.

Dean tomó la caja con ambas manos y la dejó sobre una mesa, Cas y Ayden se acercaron. El primogénito tuvo la intención de abrirla, pero su hermana lo detuvo:

-Lo haré yo, sabemos la energía que desprende esta cosa... Cas no puede tocarla porque está protegida, pero yo soy inmune a la fuerza celestial que a ti podría freírte los ojos en un instante.

Dean no puso objeción en que Ayden abriese la caja. Se tomó su tiempo para examinar las runas de la tapa, sus dedos finos inspeccionaron con delicadeza cada esquina y los broches de abertura. A Naomi se le hacía la boca agua, el momento había llegado... Finalmente, la joven abrió el contenedor y extrajo un trozo de piedra polvorienta, en seguida notó la fuerza y la energía que desprendía y la pegó contra su pecho, protegiéndola. Castiel se la comía con la mirada...

-Dámela Ayden...-ordenó-Tengo que llevarla al Cielo.

Ayden retrocedió unos pasos y buscó el contacto de Dean, que le agarró la mano con fuerza. Ambos estaban muy asustados:

-Se la llevaremos a Kevin, para que la traduzca...-dijo ella algo insegura.

-Estupendo, yo se la llevaré al profeta...-su tono de voz era frío y metálico, definitivamente lo habían perdido.

-Habíamos pensado ir nosotros-intervino Dean-así le llevamos provisiones y le echamos un vistazo...

-Yo puedo llevarle las provisiones...-algo en sus ojos provocaba que Ayden quisiese huir de allí a toda prisa, coger a los chicos y a la piedra y refugiarse en la seguridad de su búnker...

-¡Ahora!-gritó Naomi en la mente de Cas.

-¡Debe de haber otro modo!-protestó la poca cordura que quedaba de él.-No quiero hacerle daño a Ayden... La... la amo... -incluso él mismo se sorprendió ante aquella valiente confesión

-¡Lo has hecho millones de veces, Castiel! ¡Hazlo ahora, no tienes opción!

Ayden se volvió hacia Dean con el rostro desencajado de terror.

-Corre-le ordenó.

Pero fue demasiado tarde, Castiel lanzó un fuerte puñetazo contra ellos que Ayden detuvo usando la piedra como escudo. Una onda expansiva de energía les golpeó en la cara como una ráfaga de viento. Dean se interpuso entre Ayden y el ángel e intentó razonar con él a pesar de los gritos de insistencia de Ayden de que se colocase tras ella.

-Cas, lucha-gritó Dean-este no eres tú, por favor, lucha...

Castiel dejó inconsciente a Dean agarrándole la cabeza y estampándose la contra el suelo. Un charco de sangre le manchó los zapatos, y ahora tenía vía libre para ocuparse de Ayden y se la Piedra. La joven se defendió usando la tableta como escudo, con cada golpe se iban abriendo más y más grietas. Finalmente, un fuerte golpe consiguió que la muchacha soltase la piedra. Castiel la alzó por el cuello y la tiró contra el suelo, después intentó agarrar la tableta, pero Ayden se arrastró por el suelo hasta llegar a ella, el golpe le había soltado la coleta y los cabellos rubios le caían alrededor de la cara, ensangrentada por una herida en la sien.

-No vas a llevarte esta tableta Cas...-se sentó sobre sus rodillas, delante de la tableta.

El ángel agarró a la indefensa Ayden por el cuello de la cazadora y empezó a golpeare la cara, llenándola de moratones y heridas, ella lloraba, pero no le suplicaba, aguantaba un puñetazo tras otro, mientras sentía como le invadía el dolor y como se le nublaba la vista. Un fuerte puñetazo la tumbó de nuevo, ella se arrastró hacia él y le tiró de la gabardina para incorporarse, él ya tenía el cuchillo en la mano apuntando hacia ella, le agarró la mano para usarla como apoyo, él notó como su piel se manchaba con el líquido rojo que le cubría el cuerpo y le miró con los ojos llenos de lágrimas:

-Cas, no me mates, por favor no me mates, te lo suplico...-le rogó-si necesitas que muera por ti pídemelo, si mi muerte te libera de esta tortura solo tienes que pedírmelo, pídemelo Cas y moriré por ti... ¡Hazlo de una vez!-le suplicó tirándole de la gabardina-¡Hazlo, maldito cobarde, hazlo!

Castiel tiró el cuchillo al suelo y  le acarició al mejilla a la joven, ella le sostuvo el brazo, asustada. Se agachó a la altura de Ayden, la ayudó a incorporarse todo lo que pudo, sosteniéndola entre sus brazos. Ella le rodeó el cuello con los suyos y apoyó la cabeza sobre su hombro, le dolía todo el cuerpo, cualquier movimiento le hacía retorcerse de dolor...
Castiel es incapaz de hacer daño a Ayden

-No puedo Ayden... No puedo hacerlo...-dijo él al borde del llanto-Lo siento mucho... pero no puedo.

-Te quiero Cas...-le susurró al oído. A él se le encogió el corazón al oírla decir esas palabras, quería responder que él también sentía lo mismo, pero el nudo que se le había hecho en la garganta no le dejaba pronunciar ninguna palabra, aunque tenía la sensación de que ella ya lo sabía... Castiel tomó la piedra entre sus manos, sin soltar a Ayden y ambos se la observaron unos instantes antes de compartir una mirada cómplice y dejarla caer al suelo mientras una luz azul inundaba la estancia.

Cuando Dean recuperó la conciencia se encontró a ambos fundidos en un abrazo, dándose caricias y mirándose enamorados.

Cas y Ayden contaron a Dean lo que había sucedido:

-Entonces esa tal Naomi ha estado controlándote todo el tiempo, desde que saliste del Purgatorio-Castiel asintió-y Ayden se encontraba mal porque sabía que te estaba pasando algo malo...

-Exacto.-asintió ella.

-¿Y ahora cuál es el siguiente paso?

-Yo, yo...lLo siento mucho chicos...-tartamudeó Castiel mirando la tableta apenado, después miró a Ayden, sus ojos le sonreían y él la estrechó contra su pecho-no lo se, solo se que debo proteger esto...

-¿De Naomi?-preguntó Dean.

Castiel volvió a mirar a Ayden y a la tableta de nuevo:

-Y de vosotros-y desapareció.

En ese momento entró Sam a la cripta, advirtiendo de que Crowley les pisaba los talones. A pesar de que los había curado, Ayden aun estaba dolorida y no podía correr.

-¿Puedes cargar a Ayden?-preguntó Dean a Sam. El hermano más joven asintió-Estupendo, yo te cubriré.

Salieron huyendo de la cripta y se metieron en el Impala. Sam acomodó lo más deprisa que pudo a Ayden en el asiento de atrás y Dean apretó el acelerador. Los dos hermanos más jóvenes miraron atrás por última vez y la que vieron fue a Crowley clavar un puñal en el cuello de Meg... y el lado más oscuro de Ayden no pudo evitar sonreír ante ello.


EL ESCUADRÓN W


La mujer del traje gris avanzó firmemente por el pasillo de piedra gris, el sonido de sus tacones de aguja y sus pasos firmes resonaban en eco por toda la estancia. Tendría unos cincuenta años, el rostro lleno de arrugas que perfilaban los dos pequeños ojos grises y el cabello castaño, mate y sin brillo recogido en un moño en la parte de arriba de la cabeza. Llevaba un maletín de cuero negro firmemente agarrado en la mano izquierda y caminaba en pos a un hombrecillo vestido con traje negro, que la condujo a una sala alargada con una mesa que ocupaba casi la totalidad de la estancia, varias sillas y apenas iluminada por unos pequeños candelabros colgados en las paredes. El hombrecillo trajeado de negro le sujetó la puerta:

-Espere aquí, el rey no tardará en llegar.

La mujer dejó el maletín sobre la mesa y recorrió la habitación examinando la escasa decoración de la sala. Se detuvo delante de un lienzo colgado en la pared, donde aparecía un hombre viejo semidesnudo y exageradamente musculado, con los ojos desencajados de las órbitas y las fauces abiertas devorando a un bebé desmembrado y ensangrentado.

-"Saturno devorando a su hijo".-proclamó una voz con acento británico tras ella.

-Francisco de Goya, 1819.-respondió la mujer.

El hombre bajito vestido con traje negro de Versace y corbata púrpura se situó a su lado y ambos contemplaron la pintura durante unos instantes, en silencio.

-¿Goya también pactó con uno de tus secuaces, Crowley? ¿Déjame adivinar: le dista a escoger entre curar su sordera o su impotencia sexual?

-Y gracias a mi: existen estas maravillosas pinturas negras...-le guiñó un ojo- de nada. ¿Nos sentamos?

Le ofreció asiento a la mujer y ella lo aceptó. Él parecía relajado, tranquilo, seguro de si mismo, mientras que ella apretaba la mandíbula y no le quitaba el ojo de encima. Las consecuencias la habían obligado a aceptar reunirse con aquel engendro que desprendía hedor a maldad y a pesar de su impecable aspecto exterior estaba podrido por dentro. No se fiaba de él, lo detestaba.
Sobre la mesa se encontraban varias carpetas, papeles y una tableta electrónica, la mujer lo examinó con sus ojos de águila.

-¿Quién lo diría, verdad, Naomi? Tú, yo aquí reunidos, haciendo negocios...-Crowley destapó una botella de cristal, muy elegante que contenía un líquido dorado de aroma muy fuerte, se sirvió un vaso y le ofreció a la mujer, pero ella declinó la oferta.

-Al grano Crowley,-sentenció Naomi-Soy una mujer ocupada, y si tu propuesta no es de mi agrado, mi equipo buscará a alguien capaz de resolver nuestro problema... El destino del Cielo depende de mi y que de esto salga bien, así que ¿qué tienes para mi?

El Rey del Infierno recogió tres carpetas de la mesa, las revisó rápidamente y le tendió una a Naomi, ella la abrió y consultó lo que había dentro: papeles, informes, fotografías... La mujer leyó en voz alta la ficha técnica del individuo en cuestión:

-Dean Judson Winchester, nacido el 24 de enero de 1979 en Lawrence, Kansas. Habilidades: capaz de matar a cualquier ser, humano o monstruo sin remordimiento. Ha sobrevivido al Infierno, al Purgatorio y a la Marca de Caín. Desventaja: agresividad máxima. Debilidades: su familia.-Naomi tiró la carpeta sobre la mesa, con desprecio-¿Los Winchester? ¿Qué clase de broma es esta Crowley? ¿Quieres que envíe a esos monos con alas, ha recuperar el mayor tesoro del Cielo?

Naomi se levantó de la mesa con intención de marcharse, pero Crowley agarró la otra carpeta y leyó en voz alta:

-Samuel Thomas Winchester, nacido el 2 de mayo de 1983 en Lawrence, Kansas. Habilidades: poderes psíquicos derivados de la ingestión de sangre de demonio, habilidad de exorcizar o matar demonios con la mente. Desventaja: síndrome de abstinencia y alucinaciones si se detiene de repente el consumo de sangre. Debilidades: su familia.
Crowley ha secuestrado a los Winchester para usarlos como
sicarios.

La mujer se detuvo de repente y miró a Crowley sorprendida:

-Creía que Sam Winchester había superado ya lo de la sangre de demonio...

El demonio cogió la tableta electrónica y le enseñó una reproducción en directo del chico: Sam estaba atado a una camilla, en una habitación blanca, sin ningún tipo de muebles o decoración, solo él atado de pies y brazos a la cama. Tenía la frente perlada de sudor y algunos mechones de cabello castaño pegados a la piel. Por el esfuerzo había marcadas varias venas de los brazos y de la cabeza. Tenía los ojos cerrados y no paraba de sacudir el cuerpo, gritando que quería que todo se detuviera, que no lo soportaba más.

-¿Has atrapado a los hermanos Winchester y no has acabado con ellos?-Naomi apretó la mandíbula, no entendía nada.

-Mi querida Naomi...,-respondió él-ya sabes que yo soy un hombre de negocios: adoro las ofertas, las gangas y odio tirar material al que le puedes sacar provecho. Si, capturé a los Winchester y no los maté. pero porque descubrí, que con las herramientas indicadas, pueden convertirse en el arma de destrucción perfecta.

-¿Y anulaste a Sam Winchester volviéndolo adicto a la sangre, otra vez?-Crowley asintió-¿Y que hay de Dean? ¿Dónde lo tienes?

Crowley toqueteó algunos botones de la tableta y le mostró otra grabación a la mujer. Dean Winchester estaba en una pequeña celda en la que apenas podía dar dos pasos seguidos. Andaba inquieto por el escaso espacio, tenía la ropa manchada de sudor y los nudillos ensangrentados por golpear las duras paredes de cemento en busca de una salida. En un momento se percató de que la cámara de vigilancia lo estaba grabando y se acercó al objetivo.

-¿Qué has hecho con ellos hijo de puta?-Dean sacudió la cámara-¡Responde sucio bastardo! ¿Te crees muy poderoso, oculto detrás de esa cámara? Pero te vas a enterar cuando salga. Te voy a torturar de tal manera que regresar al Infierno te va a parecer unas vacaciones en las Bahamas.

Dean sacudió la cámara, pateó el suelo y volvió a caminar nervioso en sus dos metros cuadrados de celda.

-Que al Activo Numero 1 le inyecten un poco de relajante muscular en la comida-ordenó Crowley al mayordomo que los había acompañado y este transmitió la orden por el teléfonillo de su oreja.

-Así que has conseguido dominar a los Winchester... ¿Cómo lo has hecho?

- A mi me gusta llamarlos el Escuadrón W. Sorprendida ¿verdad? Digamos que utilicé métodos: persuasivos-respondió el demonio fanfarrón-No es que no me agraden tus métodos de pinchar agujas en el cerebro, de verdad, soy un gran admirador de tus técnicas, Naomi. Pero a veces, la tortura más eficaz es aquella que te destruye por dentro. ¿Has leído bien los informes de Sam y Dean?-Naomi asintió-¿Y cuál es su mayor debilidad?

-Su familia... Pero eso no es nada nuevo, Crowley.

El Rey del Infierno sonrió y le tendió un tercer informe a Naomi, Este era distinto, no había una fotografía del "Activo", como en el caso de Sam y Dean. La mujer leyó los datos para si misma: "Nombre: Ayden Mildred Winchester, nacida el 18 de septiembre de 1995 en Lawrence, Kansas, estatura: 1'60, peso: 49 kilos. Color de pelo: rubio. Ojos: verdes. Habilidades: poderes de arcángel: curación, teletransporte y matar solo con tocar. Desventaja: si su hechizo protector se rompe su recipiente puede explotar y destruir medio mundo. Debilidades: su familia y el ángel..."

-¿Por qué no tienes una foto de Ayden?-del millón de preguntas que se le pasaban a Naomi por la cabeza, fue la única capaz de pronunciar.

-No necesito una fotografía de quien puedo ver cuando quiera.-Hizo una señal al mayordomo, comunicó algo por el pinganillo y dos demonios trajeados trajeron a Ayden Winchester ante su presencia.

La joven vestía una camiseta blanca, ancha y un pantalón oscuro, corto y elástico. Iba descalza. El voluminoso cabello rubio le caía por los hombros, despeinado y enredado, tapándole la mitad de la cara con el flequillo. La trajeron arrastras, sus brazos y sus piernas estaban llenos de golpes y moratones. La plantaron entre ambas sillas y la muchacha alzó el rostro para mirarlos. Jamás había visto unos ojos así: tan llenos de miedo, de terror. Ella era la torturadora del Cielo, conseguía información como nadie y sus métodos eran infalibles, pero nunca, en todos sus años de existencia había visto una mirada que expresase tanto miedo. ¿Qué narices le habría estado haciendo Crowley para que esa chica los mirase así?
Naomi, aturdida por el deplorable aspecto que presenta
Ayden Winchester

-Ayden, querida... Me alegro de verte. Ven, toma asiento...-Crowley la atrajo hacia si y la sentó sobre su regazo, como si fuese una niña pequeña. Sacó del bolsillo de su traje, una chocolatina y se la tendió a la joven-¿Tienes hambre, Ayden? Toma, es para ti... No seas tímida...

Con la mano temblorosa Ayden agarró la chocolatina, le costó un infierno sacarla de su envoltorio hasta que Crowley la ayudó. Dejaron que la chica comiera con ansias el dulce, manchándose la cara y las manos de chocolate y relamiéndose los dedos hasta que no quedó ni gota. La ropa ancha no dejaba distinguir la silueta de Ayden, pero por la delgadez de los dedos y la deshidratación de las mejillas, Naomi supo que pasaba hambre. El demonio le tendió otra chocolatina y mientras comía, Crowley comenzó a hacerle preguntas:

-Ayden, esta es Naomi, y va a hacerte algunas preguntas sobre un objeto que le han robado... Creemos que nos puedes ayudar... ¿la ayudarás, verdad Ayden?-la joven asintió con la cabeza y clavó los horrorizados ojos verdes en la mujer.

Naomi sacó del maletín unos papeles y los tendió sobre la mesa, eran fotografías de un joven asiático, más o menos de la edad de Ayden.

-¿Conoces a este chico, Ayden?

La joven tomó una fotografía y la examinó detenidamente:

-Es Kevin Tran. Es mi amigo. Es un profeta del señor, así que tiene habilidades especiales, como yo...-susurró con un hilo de voz.

-¿Y sabes dónde está?

Ayden dudó unos instantes. Pero terminó asintiendo con la cabeza...

-¿Dónde?-Naomi se levantó de la silla y dio un golpe en la mesa, sobresaltando a Ayden. Ella se acurrucó en el pecho de Crowley, buscando protección. Sin duda, aquella muchacha había desarrollado un potente síndrome de Estocolmo hacia el Rey del Infierno, y él estaba encantado.

-Antes: el pago...

Naomi le sostuvo la mirada durante un instante, por muy fuerte que fuera, no era rival para Crowley, y mucho menos cuando tenía esa bomba de relojería sentada en el regazo. La mujer cogió el maletín negro y lo colocó sobre la mesa, al abrirlo una intensa luz azul los deslumbró:

-Cincuenta mil almas...

-Acordamos cien mil-corrigió Crowley.

-Tendrás el resto cuando recuperemos la tableta.

-¿Tableta?-preguntó Ayden-¿La tableta de los ángeles? Samandriel...-un ápice de cordura iluminó la maltratada mente de la joven. Claramente vio como el inocente ángel, conocido como Alfie, pujaba para obtener dicha tableta y como le había pedido su ayuda. Su última imagen fue él, siendo asesinado por Cas... Se levantó de golpe y señaló a Naomi con un dedo tembloroso-¡Tú asesinaste a Samandriel! Y le hiciste daño a Cas. Jamás te ayudaré, Kevin conseguirá lo que necesita y acabará contigo, zorra-Ayden le escupió en la cara.

Crowley se levantó de la silla y agarró a Ayden por el brazo.

-¡Traedlo!-ordenó. Luego susurró a la joven en el oído-Harás lo que yo diga, puta...

Un portazo resonó por toda la estancia y aparecieron otros dos demonios vestidos de negro, sujetando a Castiel por ambos brazos. Tenía sangre por todos lados y ni siquiera podía sostenerse en pie.

-¡Cas!-gritó Ayden, intentando correr hacia él, pero Crowley la detuvo.

Naomi se limpió el escupitajo de la mejilla y volvió a examinar los informes: "su familia y el ángel..." por supuesto, esa era la moneda de cambio. Crowley tenía a Cas, y Ayden estaba dispuesta a hacer cualquier cosa por él, y Sam y Dean no lo tocarían sabiendo que tiene a su hermana presa. Crowley rodeó a Ayden con ambos brazos, le apartó un mechón de pelo del rostro y le besó el cuello sensualmente...

-Recuerda querida... Si haces lo que te pido, el ángel no sufrirá ningún daño...

-¡Crowley, por favor!-interrumpió Naomi-Es solo una niña.

-No me vengas ahora con esas, Naomi... ¿O es qué estás celosa?-ella lo fulminó con la mirada-¿Qué me dices, hay trato o no hay trato? Los Winchester por las cien mil almas y te traerán tu estúpida tableta.

-Ayden, huye...-gritó Castiel en un esfuerzo sobrehumano-no lo hagas por mi... Coge a Sam y a Dean y huye de aquí...
Cas suplica a Ayden para que huya y se olvide
de él

-¡A callar!-le ordenó uno de los demonios propinándole un puñetazo en la mejilla. El ángel escupió sangre al suelo. Ayden intentó correr hacia él de nuevo, pero Crowley se lo impidió.

-¡Déjala!-gritó Naomi-Acepto tu trato, usaré a los Winchester para que encuentren al profeta y me traigan la tableta-Pero ahora, déjala que se reúna con el ángel.

El Rey del Infierno le sostuvo la mirada de nuevo y soltó a Ayden de un empujón. La chica se levantó de golpe y corrió hacia Castiel, los demonios lo dejaron caer sobre ella. La joven lo acurrucó contra su pecho y lo meció suavemente, besándole la frente y acariciándole el rostro.

-No pasa nada Cas, si consigo esa tableta, Crowley te soltará, ya lo verás...

-No te fíes de ella Ayden, es una torturadora. Huye, olvídate de mi, huye...

-No Cas, no voy a hacerlo. Antes de que te des cuenta, estaré aquí contigo, aguanta vale, se fuerte...

-Ejem...-interrumpió Naomi-Es hora de que nos vayamos...

Ayden no se levantó, se quedó sentada en el suelo, abrazando a Cas. Los dos demonios lo recogieron y la mujer ayudó a la muchacha a ponerse en pie.

-Vayámonos Ayden...-le repitió.

Ella dio un paso al frente y besó a Castiel en los labios.

-Se fuerte, ¿vale? Te sacaré de aquí...-le prometió antes de que la torturadora del cielo se la llevase de la habitación.


"TÚ SOLO CUIDA DE ELLA"


Basado en el episodio 5x04 y 11x16

Dean no se podía creer lo que iba a hacer ese hijo de puta, especialmente porque ese cabronazo era él mismo, solo que cinco años después. ¿Cómo lo había permitido? El mundo se había acabado, el croaton azotaba la humanidad y el cuerpo de Sam servía de recipiente a Lucifer... ¿En qué momento había dejado que Sam dijese 'si'? Y no solo eso, sino que ahora, iba a matarlo usando a sus amigos como cebo... Dean se levantó violentamente de su camastro y dio una patada al taburete que había a su lado. No iba a permitirlo, puede que el Dean Winchester del 2014 fuese un cretino, pero el de 2009 no iba a poner la vida de sus amigos por sus errores, aunque no sabía ni la mitad de errores que había cometido, nadie iba a morir por su culpa, y no se pensaba quedar parado de brazos cruzados viendo como ese gilipollas mataba a Sam, a Cas, a Chuck... Cogió su camisa y dio un portazo al salir.
Dean (Jensen Ackles) viaja a un futuro apocalítpico
donde Sam está poseído por el demonio y Ayden ha caído
gravemente enferma.

Era media noche cuando comenzó a caminar por la oscuridad del silencioso campamento, a lo lejos: oía fumar a los guardias, el chasquido de sus trabucos, sus risas y sus charlas subidas de tonos. Atravesó las cabañas de madera con marcha rápida, hasta plantarse delante de las cuatro paredes de madera que formaban la choza de Cas. Subió los chirriantes escalones y corrió la cortina roída que ejercía de puerta. La luz de la luna iluminó la única estancia de la cabaña, y Dean no dio crédito a lo que vieron sus ojos. Castiel estaba recostado en el suelo, ha su lado yacía Ayden, dormida, arropada por una vieja manta. El ángel ni siquiera se inmutó cuando Dean corrió cortina, solo lo miró con su habitual rostro de tranquilidad y sus tristes ojos azules:

-Cierra la cortina o entrarán mosquitos...

-Cas ¿qué está pasando aquí?-gritó Dean.

-Shhh... Baja la voz-ordenó Cas-le cuesta conciliar el sueño.

Se levantó lentamente y con mucho cuidado de no despertar a Ayden y se salió al porche. Dean no podía creer como Cas se había degradado tanto: el pelo sucio le caía sobre la frente, lucía una descuidada barba de varios días y unas oscuras ojeras. Vestía harapos sucios en lugar de su característica gabardina y su traje.

-¿Qué coño está haciendo Ayden aquí?-repitió Dean.

-Vive aquí, yo cuido de ella...

-¿Qué tú qué?-se sobresaltó el primogénito de los Winchester mientras Cas le hacía señales para que volviese a bajar el tono.

Dean observó a su hermanita apoyando el ojo en el marco de la puerta: dormía plácidamente sobre una esterilla. La manta vieja le cubría hasta la cintura, llevaba puesta una camiseta de tirantes que antaño debía de ser blanca, pero que ahora oscilaba entre el gris y el marrón. El cabello rubio le caía desordenado por la mejilla, acariciando sus suaves y pálidos pómulos. El chico pensó en su madre, en como se parecía Ayden a ella, en realidad, tanto el mayor de los hermanos como la joven compartían, no solo los rasgos físicos como el cabello claro y los ojos esmeralda de los Campbell de Lawrence, sino también su carácter: la pasión por la caza y el deber con la familia. Sam era diferente, tenía el cabello oscuro y los ojos azules de los Winchester de Lebannon, así como su deber con el trabajo, sin ataduras personales, solo la recompensa de una labor bien hecha.

-Tú estabas demasiado ocupado con todo lo de Sam, los Crods y organizar la resistencia, no tenías tiempo para ocuparte de Ayden. Así que cuando cayó enferma...- Castiel la miró apenado- yo cuidé de ella.

-¿Ayden se puso enferma?-preguntó asustado, con los ojos abiertos como platos-¿Qué le sucedió?

-Malaria.

-¿Malaria? ¡No hay malaria en Estados Unidos!

-Ahora si. Un hospital  no muy lejos de aquí tenía algunas vacunas en fase I. Decían que era 100% eficaz. Te pedí hombres para conseguirla, pero dijiste que no podías prescindir de nadie en un momento como este... Pero no me rendí-el tono de voz de Cas era exageradamente agudo y no ronco como lo era habitualmente, quizá por efecto de la cantidad de pastillas que tomaba últimamente- y fui solo en su busca,-miró como la joven se revolvía en su esterilla- se que ella hubiese hecho lo mismo por mi...

"¡Soy un completo idiota!" pensó Dean para sus adentros, si Ayden estuviese enferma él mismo hubiese recorrido cielo y tierra para salvarla... Un silencio incómodo se formó entre ambos, la suave brisa les alborotó el cabello y un grilló cantó entre las hierbas.

-¿Cas? ¿Va todo bien?-Ayden se asomó por la puerta, envuelta en una manta, aunque su hermano puedo distinguir perfectamente que no llevaba pantalones. Se habían acostado, Dean se preguntó si habría sido algo de una sola noche o si sería una práctica habitual entre ambos. Más tarde averiguaría que se amaban de una manera sobrenatural. Castiel la envolvió entre sus brazos y le besó la frente tiernamente.

-Si, todo va bien...

Dean y Cas se miraron. Dean pudo ver claramente como el ángel velaba al lado de la cama de Ayden, como le limpiaba el cuerpo con un trapo húmedo, y como la sujetaba para ayudarle a beber. La muchacha miró a su hermano:

-No sabía que estabas aquí. Siento haberos molestado... Ya me voy-de disculpó ella.

-No.-Dean tiró de ella suavemente. La miró un instante a los ojos y la estrechó contra su pecho. Sujetó su cara con ambas manos y le acarició los pómulos con los pulgares.-Ayden, dime una cosa... ¿Cas te trata bien? Quiero decir... ¿Estás bien? ¿Cuida bien de ti?

Ella lo miró y sonrió:

-No te preocupes Dean, Castiel es mi ángel de la guardia, bueno, es mi ángel con escopeta...

Volvió a abrazarla. Ayden no entendía nada, pero le encantaba que su hermano se preocupase por ella y le dedicase tanta atención.
Castiel (Misha Collins) promete a Dean que
siempre cuidará de Ayden

-Cas, prométeme una cosa-Castiel asintió-Si alguna vez me ocurre algo, prométeme que cuidarás de Ayden, que harás todo lo que sea para que esté bien, para que esté a salvo...

-Dean,-susurró él-ya sabes que...

-Tú solo, cuida de ella, prométemelo...

-Te lo prometo.-dijo él asintiendo.

*   *    *

Las palabras de Cas seguían resonando en su mente siete años después, habían evitado el fin del mundo, al menos en aquella ocasión, pero ahora estaban metidos en un lío tremendamente peor, si no tenían suficiente con Amara, Lucifer se había escapado de su jaula y andaba recorriendo la faz de la tierra en el cuerpo de Castiel. El hermano mayor miraba como la menor estaba sentada frente a una de las ventanas de la biblioteca del búnker, su lugar favorito. Ayden miraba hacia fuera, las gotas repiqueteaban contra el cristal y el sonido de la lluvia relajaba el tenso ambiente que se había generado en la fortaleza. La joven estaba envuelta en una manta, con el largo cabello rubio recorriéndole la espalda, con los ojos llenos de lágrimas. Sufría demasiado por Cas, y no solo le dolía que hubiese dicho 'si' a Lucifer, sino que en su intento de traerlo de vuelta él se hubiese negado a volver. Dean se acercó a su hermana y le tendió una taza humeante de café. Ella se frotó los ojos con la manta y cogió la taza sin apartar la vista del cristal. El chico se sentó a su lado y se mantuvo en silencio un rato hasta que se decidió a hablarle.

-Ayden...-susurró con la voz temblorosa. Ella le miró a los ojos-Él está cuidando de ti...


CHARLANDO CON EL REY DEL INFIERNO


Para Ayden todo sucedió muy deprisa: de repente se vio acorralada por la demonio de piel oscura, notó las afiladas puntas de las armas bíblicas clavándose en su espalda y la lanza de Lucifer a unos centímetros de su cara. Alguien tiró de su brazo hacia abajo y Ayden cayó tras la montaña de armas, notó como un brazo firme, cubierto por un abrigo de lana negro la apretaba contra su pecho. Cerró los ojos con fuerza y esperó el impacto. Cuando abrió los ojos, estaba lejos de la Corte del Infierno, estaba en Kansas, en un pequeño embarcadero abandonado, en un lago cubierto por la niebla matutina: conocía ese lugar, se volvió para observar el pequeño pueblo casi desértico, donde solo quedaba abierto una gasolinera y una pequeña tienda de ultramarinos. Un cartel de tráfico anunciaba: “Lebanon, 40 millas”.
-Es lo más cerca de casa que puedo dejarte…-Ayden se volvió de nuevo para observar a su interlocutor y a su inconfundible acento británico-No te ofendas, pero no me apetece volver a ser el húsped del Alce y la Ardilla.
Ayden le sonrió. Crowley estaba apenas a unos metros de ella, con su inconfundible traje negro de Versace y las manos en los bolsillos del abrigo de lana, a su espalda se extendía el lago, la niebla cubría el horizonte, otorgando la sensación de que esa charca de agua era interminable.
-Gracias por traerme. Y por salvarme la vida…
-Soy un hombre de negocios-dijo él acercándose-Tú me has sacado de las perreras de ese cabronazo, era lo mínimo que podía hacer por ti… Por cierto… ¿Cómo lo estás?
Crowley estaba justo a su lado, Ayden alzó el rostro para mirarlo a la cara, su media sonrisa y sus penetrantes ojos estaban fijos en los suyos: le sorprendía que el malvado ex-rey del Infierno se preocupase por ella.
-Ya lo sabes… Estoy preocupada por él, solo quiero sacar a ese asqueroso ser de su recipiente y devolverlo a la caja de donde salió, después le daré una paliza a Cas hasta que me diga por qué narices dijo ‘si’…
La mirada de orgullo del demonio la desconcertó aún más:
-Cada vez te pareces más a tu hermano…-Ayden lo miró, Dean siempre decía que Crowley no suponía un peligro ni para él ni para Sam, pero que ella debía tener mucho cuidado cuando estaba a su lado, porque no sabía exactamente cuales eran sus intenciones con la joven Winchester-¿Y con todo ese rollo del vínculo entre el ángel y tú, no tienes manera de comunicarte con él o algo por el estilo?
Inconscientemente Ayden palpó e collar de plata que le servía de amuleto protector.
-Siento cosas: al principio estaba consciente y se enteraba de todo lo que sucedía. Sufría mucho y el dolor era insoportable, incluso todavía me asombra como su recipiente puede resistir tanta energía…
-¿Y ahora…?
-Ahora Cas está cada vez más encerrado dentro de si… Es muy fuerte, a Lucifer no le interesa que esté despierto, porque podría echarlo en cualquier momento, así que lo mantiene ocupado… Pero sigue sufriendo. Lo noto-Ayden se llevó una mano al pecho-Noto como me arde el pecho, como me hierve la sangre cuando está cerca…. Y eso solo puede significar una cosa-la muchacha miró a Crowley con sus enormes ojos verdes, el demonio pensó que la chiquilla era una copia idéntica de su hermano Dean, no solo por el físico, sino por su carácter-Cas está sufriendo…
-No solo él…-mantuvieron un rato esa atmósfera de paz que les rodeaba, el agua golpeaba suavemente los cimientos del embarcadero, y las cigarras cantaban entre los juncos. Ayden jamás se había sentido tan a gusto con alguien, los ojos brillantes de él y su sonrisa sarcástica, no sabía porqué motivo pero la inundaban de calma. Crowley la invitó a sentarse en un tronco de madera y tomo asiento a su lado-¿Sabes por qué me fascinas tanto, Ayden Winchester?-ella negó con la cabeza-He vivido muchos años, pequeña, en la Tierra y en el Infierno, he visto sufrir a mucha gente y por muchos motivos, pero jamás, en todos mis años como rey de la tortura, he visto a nadie que sufriese tanto como tú, Ayden, tu dolor es tan grande, que incluso… sangras… Y no logro preguntarme por qué, entiendo que te preocupes por Sam y Dean, son tus hermanos… pero ¿el ángel? ¿qué tiene él que hace que deses con tanta ansia entregar su vida a cambio de la suya? 
-Él no tiene a nadie que se preocupe por él…-dijo ella entre lágrimas pero sonriendo al recordar a Cas…
-Ajá…, ¿y ahora, el verdadero motivo es?
-Que lo amo con toda mi alma-respondió Ayden sin dudarlo ni un instante-Se que es imposible, antinatural, que yo algún día moriré mientras que él observará como se acaba el mundo… No se explicarlo, y no es por culpa de Vínculo, porque si me arrancaran esta cosa de la garganta seguiría queriéndole, y ofreciendo todo lo que tengo para traerle de vuelta y que esté sano y salvo…. aunque no sea a mi lado, aunque tenga que separarme de él, si es feliz y está a salvo, no me importa nada más… No se porque te estoy contando esto, Crowley, ¿qué va a saber un demonio de amar a alguien?
-Se más de lo que piensas… Porque antes de demonio, yo fui tan hombre como tú y como Sam y Dean, y también he amado…. Amé a mi madre, a mi esposa y a mi hijo con toda mi alma. Pero la bruja de mi madre me abandonó siendo un crío, mi mujer falleció y yo las pagué con Gavin, y el chico terminó odiándome. Comencé a beber y acabé  vendiendo mi alma por un miembro más grande con el que no se me despegarían las mujeres de encima… Pensé que el Infierno no sería tan duro como lo que había vivido… ¡qué equivocado estaba!-suspiró-Pero en cambio, tú, chiquilla, el Averno sería un paseo comparado con lo que has sufrido… Y te digo una cosa, lo que más amo en el mundo actualmente es, a parte de mi mismo, mi Corte en el Infierno, y la entregaría por volver a oír la risa de mi querida María… Y además, estoy seguro de que ese ángel te ama tanto como tu a él, y por eso dijo “si” a Lucifer, para protegerte de la Oscuridad…
A Ayden le sorprendió la confesión de Crowley, quizá la sangre humana aún seguía pululando por su organismo, lo que estaba claro era que el temible monarca del Inframundo “se merecía ser amado”. “Yo me preocuparé por él”-se dijo a Ayden a si misma, incluso el Rey del Infierno necesitaba alguien que sintiese un mínimo afecto por él. La joven le besó en la mejilla y Crowley no pudo evitar sonrojarse. Ayden le recordaba a María, siempre preocupada por él, dándole ánimos, alentándolo, dedicándole cálidas sonrisas y miradas cómplices. 
-Gracias Crowley, de verdad, muchas gracias…-Ayden sonrió. Crowley no sabía exactamente porque le agradecía la joven, pero tampoco le dio tiempo. El móvil de Ayden sonó, era su hermano-Hola, Dean. Si estoy bien, cálmate, no me ha ocurrido nada, Rudy me pidió ayuda con un caso, y como estabais tan ocupados decidí ir por mi cuenta. Si, tranquilo, no tengo ni un rasguño. Estoy en el pueblo donde sueles comprar las cervezas, ¿podrías pasar a recogerme? No, no estoy sol…-Ayden miró a su alrededor, Crowley se había esfumado.-Si, estoy sola…
Hasta que llegó Dean, Ayden pensó en lo que le había dicho Crowley: Castiel había aceptado ser poseído por ella, para salvarla, él siempre pensaba en ella, quería demostrárselo, quería ser útil en esta lucha, después de que ella le hubiese salvado el culo un millar de veces, quería protegerla, que supiese que también la amaba y que haría lo imposible por garantizar su seguridad, incluso decir “si”…. Ahora si que estaba realmente preocupada por él, tenía que salvarlo, sentía unas irremediables ganas de abrazarlo, besarlo, tomarle la mano, mecerlo entre sus abrazos mientras le apoyaba la cabeza en su pecho y le cantaba canciones de amor. Cogió el collar entre sus manos y miró al Cielo mientras le rezaba, no sabía si podía oírla, pero no le importaba, necesitaba decirlo:
-Te salvaré Cas, te lo juro, te lo juro por las personas que amo: te lo juro por Sam y por Dean, por Bobby, por papá y por mamá….-tomó aire-y por Crowley.


VOLUNTAD DE HIERRO


El repiqueteo de la lluvia contra el cristal disimuló el grito de Ayden al caer al suelo de rodillas, derrotada. La habitación del motel estaba casi sumida en la oscuridad, con la única iluminación de las farolas de la calle que entraban por la ventana. Ayden estaba arrodillada en el suelo, mordiéndose los labios hasta sangrar para ocultar el dolor. Un espeso líquido rojo manchó el suelo de madera. Le salía sangre por casi todos los agujeros de la cara. Chorreaba como una cascada desde su nariz, le caían gotas desde las orejas y lloraba oscuras lágrimas rojas. Cayó al suelo, ya no podía soportar el dolor y se echó a llorar desconsoladamente. Se hizo un ovillo ahí mismo y se quedó sollozando hasta tranquilizarse. Echaba de menos a Dean, desde lo de la caja, su hermano mayor temía perder al único miembro de su familia de sangre que le quedaba y prohibió a Ayden seguir cazando. La dejó en casa de Bobby y se marchó a vivir con Lisa y con Ben, la muchacha recordaba el frío tono de voz de su hermano, sentado desde el asiento del piloto de su querido Impala. Bobby le había puesto una mano en el hombro:

-Lo siento Ayden-le dijo-pero no voy a perder otro hermano.

Pocos meses después se marchó. No es que no quisiese a Bobby, es mas, lo adoraba, era como su padre. Pero hasta que no trajese a Sam de vuelta del Infierno no volvería a ver a Dean y no volverían a estar los tres juntos, jamás. Ayden recordó como Cas había sacado a su hermano del Averno, ahora y gracias a Gabriel, ella tenía los mismos poderes que un ángel. Así que una noche recogió lo imprescindible en una mochila, se puso una cazadora y dejó Sioux Falls. Antes de irse, encontró a Bobby en la biblioteca, dormido sobre su mesa, con una botella vacía de whisky y un montón de libros antiguos. Se acercó a él y le susurró al oído:

-Lo siento mucho Bobby, se que te hago daño marchándome de esta manera y que le prometiste a Dean que cuidarías de mi. Pero debo encontrar a Sam. Tengo que salvarlo y des de aquí no puedo hacer nada. Te prometo que iré con cuidado, y no te preocupes: Estaré bien.

Le besó la mejilla, y justo cuando se dio la vuelta para marcharse, un objeto del escritorio de Bobby cayó delante de sus pies con el sonido de un cristal roto. Era un marco de fotos viejo, Ayden lo cogió y quitó con cuidado los trozos de vidrios rotos: era una fotografía tomada por John Winchester, en ella aparecía su gran amigo y hermano Bobby Singer y sus tres hijo de pequeños, cuando abrieron el taller: ella era una muñequita rubia en brazos del viejo con gorra, a sus pies Sam sonreía tímidamente a la cámara y Dean hacía divertidas muecas. Sonrió con añoranza yMiró a su alrededor, buscando una señal que le indicase que la caída del cuadro había sido cosa de alguna fuerza angelical. No había 
Bobby Singer (Jim Beaver) es el único que cuida de Ayden
cuando Sam cae en la caja, pero ella debe abandonarlo para
intentar salvar a Sam
sabido nada de Castiel desde lo de la batalla de Lucifer y Miguel. Antes de marcharse dijo que debía ir a poner paz al Cielo ahora que los Arcángeles se habían ido, y que si lo necesitaba solo tenía que rezarle. Ayden le rogó cada noche desde que Dean la había dejado, pero ni rastro del ángel con gabardina. A la joven se le rompió el corazón en mil pedazos. Estaba enamorada de él, pero sabía que era una locura, aún así tenía la esperanza de despertar un sentimiento de cariño o aprecio en el frío corazón del grandullón de ojos azules, pero había pasado casi un año y ni rastro de Cas... Sam tenía razón, tenía que dejarlo estar, ojala estuviese allí... Necesitaba sentir los abrazos de oso de su hermano, le diría que tenía razón, pero Sammy no la respondería con un "Te lo dije", como habría hecho Dean, solo la abrazaría y la dejaría que se desahogase en su hombro. Pensar en él le dio fuerzas para levantarse del suelo y dirigirse al baño. Andaba descalza, vestida apenas con una camiseta ancha y un pantalón corto, todo sucio y manchado. Se lavó la cara y se limpió la sangre, su cabello rubio le caía por la espalda, y lo llevaba suelto y alborotado.

-Vamos Ayden, por Sammy-se dijo a si misma reflejada en el espejo.

Volvió a la habitación y rebuscó algo en el primer cajón de la mesilla. El cuchillo de Ruby... era la única arma eficaz que conocían ante los demonios, Sam siempre la llevaba encima, Dean la había prohibido cazar, pero ella se quedó el cuchillo de todos modos... "como recuerdo" le había dicho al primogénito de los Winchester con los ojos empapados en lágrimas. Se sentó en la cama y examinó el cuchillo detenidamente, acariciando delicadamente las runas y el perfil de la hoja con la yema de los dedos:

-¿Vas a estar mucho más tiempo lamentándote, pequeña zorra? Algunos tenemos cosas que hacer...

Ayden se levantó y se dirigió a la otra punta de la habitación, en la oscuridad había una chica atada, colgada del techo dentro de un pentagrama con la estrella de cinco puntas. La muchacha no dijo nada, simplemente le rajó el pecho de arriba a bajo mientras la joven morena vestida de cuero gritaba de dolor.

-Puedes torturarme todo lo que quieras puta de los ángeles-escupió la demonio las pupilas dilatadas mientras la sangre le brotaba de la garganta y le manchaba los dientes-No vas a lograr nada, tu hermano será nuestro para el resto de la eternidad...-Ayden le golpeó la mejilla y le giró la cara. La mujer estiró el cuello para recomponerse del bosque y escupió un mezcla de saliva roja al suelo-¿A qué hora el fin del mundo no te parece tan mala idea?-se rió irónica.

-¡Basta!-gritó Ayden enfadada-Eso ya lo veremos. Pero te juro que voy a traer a mi hermano de vuelta, lo contrario que tu perra de ojos negros... Voy a destruirte y a convertir tu asqueroso humo negro en una barbacoa demoníaca...

Ayden colocó la palma de su mano sobre la frente de la demonio. Cerró los ojos y se concentró mientras una energía celestial brotaba de su interior y carbonizaba el cráneo de la mujer, que comenzó a gritar de dolor y a suplicar que se detuviese. Un destello azulado iluminó la habitación. La joven abrió los ojos y comenzó a tambalearse, lo último que vio antes de perder el conocimiento fue el cuerpo del demonio lleno de quemaduras y con las cuencas de los ojos vacías.
Cuando despertó aún era de noche, pero no oía la lluvia, estaba metida en la cama. Miró a su alrededor alarmada, el cadáver del demonio había desaparecido, intentó levantarse pero no tenía suficiente fuerza y volvió a dejarse caer sobre el colchón:

-Si lo que intentas hacer es matarte, oye, no podrías estar haciéndolo mejor...-Era una voz masculina, aguda y con un ligero acento francés. El interlocutor apareció con una ráfaga de viento delante de su cama: era un hombre maduro, de unos cincuenta años, cabello rubio y corto y diminutos y brillantes ojos azules. Era pequeño y de complexión muy delgada, vestía una americana negra sobre una camiseta gris con un cuello muy bajo que ocultaba el final de una cadena de oro que le rodeaba el cuello. Sin duda, a pesar de su edad, Ayden encontró que se trataba de un hombre atractivo, aunque sabía exactamente que no era lo que aparentaba, ya había aprendido a diferenciar a los ángeles del resto de la gente. El recién llegado se sirvió un vaso de whisky del minibar y se acercó a ella, alargando la mano para colocarle dos dedos en la frente, Ayden le sujetó la muñeca, lo miraba desconfiada- ¡Wow, wow, wow1-exclamó apartándose de un salto y levantando la mano exageradamente-Parece que tenemos una gatita en la sala.
Sam Winchester (Jared Padalecki) atrapado en La Caja
con Lucifer y Miguel

-¿Quién eres?-preguntó muy seria.

-Balthazar-respondió con en tono burlesco.

-¿Por qué estás aquí? ¿Quién te envía?

Ayden se levantó despacio, con la mirada fija en el individuo. No sabía donde había dejado el cuchillo de Ruby, y se sentía desprotegida, pero ni iba a mostrar inseguridad delante de el ángel.

-Puedes estar tranquila, no voy a hacerte daño-Balthazar se teletransportó y apareció a menos de un centímetro de la nariz de Ayden-Ademas, si hubiese querido matarte... ¿no crees que lo habría hecho mientras estabas inconsciente?-le colocó dos dedos en la frente y la sanó de sus heridas.

-¿Te envía Cas?-preguntó ella, más relajada, pero manteniéndose todavía alerta.

-No exactamente...-él le dio la espalda y siguió bebiendo de su copa de whisky-le conozco, somos de la misma guarnición, en realidad, creo que es uno de los tíos más legales que hay allí arriba...

-Pero... ¿está bien?-el hilo de voz de Ayden dejaba al descubierto su preocupación por el ángel.

-¡Oh si! Está perfectamente... Pero las cosas se están poniendo un poco feas con todo el tema de Raphael, la Caja, el fin del Apocalipsis bla bla bla bla... y Castiel tiene que poner un poco de orden.

-¿Y si él no te ha enviado, qué haces aquí?-Ayden volvió a ponerse tensa.

-Castiel me habló de ti... -volvieron a mirarse a la cara, estaban a menos de dos pasos el uno del otro-Dijo que había conocido a una humana en la que tenía fe ciega y que habíais establecido El Vínculo, también me dijo que te habías tragado la Gracia de Gabriel y que estaba preocupado por ti. Y me dije "¡Qué diablos! Quiero conocer a esa chica!"-Ayden se sentó en la cama, a pesar de la sanación, seguía estando muy débil-Veo que no se equivocaba...- su tono de voz cambió radicalmente a uno más suave que denotaba tristeza y preocupación-Se trata de una magia muy poderosa, pequeña, tu cuerpo no podrá soportarla durante mucho más tiempo, si no haces algo pronto: explotarás...


-Debo salvar a Sam...-se excusó ella con un tono de voz excesivamente tranquilo como para saber el riesgo que corría su vida.

-¡Vaya! Así que es cierto lo que contaba Castiel de ti... adoras a tus hermanos y estás dispuesta a dar tu vida a cambio de la suya. Tienes la voluntad de hierro. Me gusta... y por eso estoy aquí: he venido a proponerte un trato.-Balthazar dejó el vaso de whisky en la mesilla y se sentó a su lado. Ayden lo miró muy atenta, el ángel rebuscó en sus bolsillos y sacó un colgante de plata, en forma de estrella, parecido a una trampa de demonio-Es el Amuleto de Heriberto, un escudo antiángeles y antitodas las criaturas de la Creación. Este collar mantendrá la Gracia en tu interior, a salvo de cualquiera que quiera usar tus poderes para su propio beneficio y sobretodo para que no te mate...

Ayden tomó el collar entre sus dedos y lo examinó detenidamente:

-¿Cómo se qué puedo confiar en ti y que esto es una trampa?

-Porque a mi, como a tu amiguito de la gabardina, me tienen un poco manía allí arriba y bien, como no me querían pues... me marché y me llevé conmigo algunos "regalitos".

-¿Robaste la armería del Cielo?-gritó Ayden levantándose alarmada.-¡Tú estás loco! Ya tengo a los demonios detrás porque quieren mi Gracia, solo me falta que ahora me persigan los ángeles porque a ti te haya dado por robar a tus jefes...

-Eh eh eh...-advirtió él mientras realizaba un gesto de calma en las manos-Que yo no he robado nada, solo lo he tomado prestado... Y para que lo sepas: ni los ángeles ni los demonios pueden localizar el amuleto... aunque siempre podrás acudir a cierto amigo tuyo para contarle lo que sucede y entregarle el único trasto en todo el universo que evitará que seas la segunda ola de bombas atómicas de la Tierra...

Ayden se colocó el collar en silencio:

-¿Y qué me vas a pedir a cambio?-preguntó la joven desconfiada.

Balthazar (Sebastian Roché) negociando con Ayden
Balthazar se levantó y se puso a mirar por la ventana, el parking de asfalto del motel estaba húmedo y una fina llovizna regaba la ciudad. A través del reflejo del cristal veía a Ayden, rígida como una estatua, con los ojos clavados sobre la nuca de él, aguardando una respuesta o a darle una puñalada trapera-De momento tú mantente callada, no digas nada sobre mi ni sobre al amuleto y todo irá bien...Ya volveré a cobrar mi deuda cuando las cosas estén más calmadas en el Cielo... -se dio la vuelta para volverse a encontrar con la mirada afilada de Ayden, le cogió ambas manos-Solo tiene un inconveniente, no podrás usar tus poderes, pero si transmitirlos...

Ella se soltó de una sacudida de brazos:

-¿Qué? ¡Ni hablar! No hay trato, necesito mis poderes para salvar a Sam...-protestó llena de rabia.

-Yo no me preocuparía por tu hermano, jovencita... Está mejor de lo que crees.

Y Balthazar se esfumó.

Libre

Dean entró en el bunker bruscamente, apartando todo a su paso y abriéndose paso hasta la habitación de Ayden. Está herido, le sangra la ceja y tiene una mejilla hinchada. Sus brazos y su torso también están llenos de cortes y magulladuras y algunos moratones. Detrás de él, Sam lleva a Ayden en brazos, inconsciente. El hermano mediano también está herido, pero no tanto como Dean ni mucho menos con Ayden, que se desangra por una herida de bala en el costado.
Dean aparta las cosas de Ayden de encima de su cama y Sam coloca a la joven suavemente sobre ella. El primogénito busca desesperadamente un trapo con el que tapar la hemorragia que cada vez se extiende más sobre la camiseta gris de Ayden. La muchacha abre los ojos débilmente mientras Sam presiona el trapo contra la herida.

-¿Sam?-murmura Ayden-¿dónde está Cas?

-Tranquila Ayden, te pondrás bien. Tu solo estate tranquila...

-¿Dónde está Cas?-vuelve a preguntar adormecida y muerta de dolor.

Dean coloca otro trozo de tela sobre la nariz de la joven para adormecerla completamente.

-¡Dean!-grita Sam

-Estoy hasta los huevos de Cas, Sam. ¡Por su culpa Ayden está asi! Siempre que tiene algún problema, la llama y ella acude. Y le hace daño... Sam, no quiero volver a ver a mi hermana sufrir por su culpa. Mírala, se está desangrando ¿y acaso le importa? ¿Lo ves aquí preocupándose?

El aleteo y la brisa dejaron claro que Castiel acababa de entrar en la habitación. Se sentó al lado de Ayden y le colocó dos dedos en la frente. Una luz la iluminó y sus heridas sanaron, dejándola dormida. Luego se acercó a Dean y a Sam y también los curó.

-Por supuesto que me preocupa Dean-dijo él seriamente- Ella no acude en cuanto la llamo, ella acude porque sabe que la necesito.-Y volvió a desaparecer.

Dean y Sam permanecieron toda la noche con Ayden, velando por su sueño. La joven parecía haberse recuperado físicamente, pero siempre que utilizaba su "gracia" le costaba mucho recuperarse por completo, y aquella batalla la había dejado exhausta. Sam estaba sentado a su lado, de vez en cuando le mojaba la frente con un paño húmedo o le daba algo de beber. Incluso después de haber sido sanada por Castiel, Ayden temblaba, tenía fiebre y no podía levantarse. Dean se paseaba por la habitación, inquieto.

-Siempre que Ayden ayuda a Cas se pone fatal.

-Es por el vínculo Dean... No podemos hacer nada...

-Si, si podemos hacer algo...

-¿De que estás hablando?

-Podemos destruirlo.

-Dean, no podemos romper un hechizo celestial. No contamos con el poder suficiente y no es decisión nuestra. Es de ella...

Dean y Sam se encararon.

-Lo se Sammy, se que debería ser decisión de Ayden. Pero soy su hermano mayor, y mi deber es protegerla. Y desde que Cas le colocó aquel estúpido vínculo que no ha hecho más que sufrir. ¿Recuerdas cuando sucedió lo de los leviatanes? Ayden casi muere... No comía, no dormía y todo porque ese estúpido vínculo le decía que estaba vivo... Y en el Purgatorio... Deberías haberla visto Sam, dispuesta a darlo todo por Cas, todo. Quizá Ayden me odio si rompo el vínculo, pero ella estará a salvo.

-Dean...

-Ya he tomado la decisión Sammy, solo quiero saber si estarás conmigo o no.

-No puedes obligarme a hacer algo que mi hermana no quiere Dean.

-Eso es cierto, pero se trata de dejar de ver sufrir a Ayden.

Sam suspiró amargamente. Él más que nadie entendía como se sentía Ayden, sabía que amaba a Castiel. Pero Dean tenía razón, el vínculo le hacía daño. Siempre pendiente de Cas, siempre acudiendo a su ayuda, transmitiéndole su poder, la hería... Era su hermano mayor y aunque se mostrase contrario, romper el vínculo acabaría con el sufrimiento de Ayden, aunque los odiase durante mucho tiempo.

-Está bien, el vínculo hace daño a Ayden. Si lo destruyéramos no seríamos malas personas. Pero no sabemos como destruir un hechizo tan poderoso...

-Nosotros no, pero se de alguien que si sabe como hacerlo...


-Hola chicos.-dijo Crowley al recibir la llamada de la invitación y verse envuelto en una trampa para demonios pintada en el techo- Siempre es un placer recibir una llamada de mis cazadores preferidos. ¿Qué puedo hacer por vosotros?

-Necesitamos que nos prestes a Rowena.

- ¿A mi mami? ¿Y para qué los poderosos hermanos Winchester necesitan a una de las brujas más poderosas del mundo?-dijo irónicamente el rey del Infierno

-Ayden.- respondió Dean firmemente.

Crowley le miró interesado. Ambos hermanos sabían la extraña atracción que el demonio sentía por la joven Winchester.

-El vínculo. El hechizo que Castiel introdujo en ella.-explicó Sam- La está matando, cada vez está más débil y le cuesta más recuperarse después de usar la energía que lleva dentro.

-Queremos que tu madre rompa el vínculo. Para terminar con el sufrimiento de Ayden...

-¿Y por que creéis que yo os ayudaría a curar a vuestra querida hermanita?

-Porque la quieres.- Crowley miró desafiante a Dean, que era el que había respondido-No sabemos como ni porque, pero mi hermana te importa Crowley. Si la despiadada de tu madre consiguió amar tu también lo has conseguido, y no sabemos porque has escogido a Ayden. Por eso te pedimos este gran favor. Ayúdanos a salvar a mi hermana. Por favor.

*   *    *
Rowena permanecía encadenada en una lujosa habitación que Crowley le había proporcionado en su "Corte". En pocas ocasiones la visitaba, si la mantenía con vida era solo por ocasiones como aquella. Lo aceptase o no, Rowena era una bruja muy poderosa y si había un ser capaz de romper ese poderoso hechizo, era ella. Crowley, muy a su pesar entró en la habitación. Aun no sabía exactamente porque ayudaba a los Winchester con su hermana, al fin y al cabo, el era el rey del Infierno, él no salvaba a la gente, la condenaba.

-Fegus. querido- exclamó ella al verle con su dulce voz mientras Crowley entraba en la habitación- Me alegro de verte ¿Te?

Rowena permanecía sentada frente a una mesita de café, con las manos unidas por unas esposas, que no le impedían moverse para sorber de su tazita de te de porcelana.

-Madre- sonrió el otro- Tan gentil como siempre.

Crowley tomó asiento enfrente de ella y Rowena le sirvió una taza de te.

-Y decidme hijo ¿qué te trae por mis aposentos?

-¿Una visita de cortesía a la mujer que me dio la vida?

Rowena le mostró los grilletes

-Eres hijo mío, Fergus ¿qué quieres?

-Un hechizo.- Crowley sorbió un poco de te- Para deshacer un vínculo establecido por un ángel

-Oh no... Ayden Winchester-refunfuñó Rowena con una mueca de asco en el rostro- ¿Qué tienes con esa cría Fergus? Es mona, no te lo negaré... Pero es una Winchester

-¿Podrás hacerlo si o no?

-Hijo, no se ni que hechizo es, ni si es reversible, ni que tipo de magia ha utilizado para crearlo... Necesitaría examinar a la paciente...

-Si pudieras examinar a Ayden... ¿podrías hacerlo?

-Depende-Rowena cruzó las piernas- ¿Qué ganaría yo con ello?

-Siempre tan humilde, mi querida madre. ¿A caso descubrir los secretos de uno de los hechizos más poderosos de la tierra no seria suficiente?

A Crowley (Mark Sheppard) no le hace mucha
gracia tener que pedirle ayuda a su madre
Rowena lo meditó unos instantes. Crowley tenía razón, el vínculo de Ayden estaba creado con una de las fuerzas más poderosas del universo. Ninguna bruja anteriormente habría podido examinar antes un hechizo creado por seres celestiales... Si descubría su naturaleza y aprendía a controlarla, dejaría de ser esclava de su hijo, de los Winchester y del Gran Aquelarre. Sería imparable. La bruja pelirroja sonrió con malicia

-Vamos a echarle un vistazo a esa pequeñina.

A los chicos no les hacía demasiada gracia que Rowena examinara a Ayden. Sam incluso intentó retirarse del plan y convencer a Dean de que dejase tranquilos a su hermana y a Cas. Pero entonces Ayden se levantó por fin, después de casi dos días durmiendo, con fiebre y temblores constantes. Sam tomaba café en la cocina mientras discutía con Dean sobre si dejar o no que la bruja examinara a Ayden. La joven apareció envuelta en una manta, temblando de frío, pálida y con ojeras. Intentó servirse café pero la cabeza le daba vueltas y no acertaba a echar el café dentro de la taza. Se tambaleó, Sam corrió a cogerla en brazos... Estaba ardiendo.

-Sammy ¿Ha llamado Cas?

-Ayden céntrate en ti por un momento. No estás bien, necesitas recuperarte. Después ya buscaremos a Cas.

-No...- dijo ella intentando levantarse- Tengo que ir a buscarlo.

Ayden resbaló y volvió a caer en los brazos de Sam. Tosió y se tapó la boca con la manga de la manta, aunque Sam pudo ver claramente las manchas de sangre que intentaba ocultar.

-Tengo que ir a buscarlo...

-Pero Ayden...-protestó el otro

-Está bien. Vamos a buscarlo-interrumpió Dean ante la atónita mirada de Sam

-Pero Dean...

-Sam, Ayden tiene razón. Tenemos que encontrarlo. Cas es parte de la familia...

Ayden le sonrió a Dean. A él le costó sostenerle la mirada, odiaba tener que mentir a su hermana.

El primogénito de los Winchester llevó a Ayden en brazos hasta la parte trasera del Impala, y la arropó con una manta. La joven estaba muy débil y apenas podía caminar por si misma...

-Sam conducirá y yo iré aquí contigo ¿está bien?

-¡Gracias Dean!-dijo ella abrazando a su hermano.-Gracias por entender lo importante que es Castiel para mi- Sam y él volvieron a intercambiar una mirada de apoyo.

Conducieron de noche, guiados por el instinto de Ayden, atrofiado por la enfermedad de su cuerpo.

-Ha dejado de llamarme. Cree que aun estoy demasiado débil para ayudarlo.

-Quizá tenga razón, y debamos volver a casa-aconsejó Sam

-No, está en peligro. Lo presiento. Quiero estar con él...

-Y lo estarás, tu tranquila.-dijo Dean-Tu ahora descansa un poco, seguro que después de una buena siesta te encuentras mejor para seguir buscándolo.

Ayden agradeció el consejo de su hermano y apoyó la cabeza en su hombro para dormirse. Al cabo de un rato la joven roncaba profundamente y Dean aprovechó para volver a colocarle el trapo de cloroformo en la nariz.

-Pintaste los símbolos enoquianos que te dije- le preguntó a Sam, que asintió con la cabeza- Bien, vayamos a ver a esa bruja.

Los Winchester llegaron al lugar acordado para realizar el examen a Ayden. Dean la llevaba en brazos, mientras Sam iba bien armado con un trabuco cargado con balas de sal. Cuando llegaron, la típica iglesia abandonada que tanto le gustaban a Crowley, Rowena les saludó cálidamente, aunque los hermanos ni siquiera respondieron al saludo. La bruja y el demonio habían preparado una especie de mesa de operaciones para Ayden, y junto a ella otra mesa de madera llena de artefactos, libros e ingredientes mágicos.
Dean (Jensen Ackles) y Sam (Jared Padalecki) acuerdan
con Crowley intentar romper el vínculo de Ayden

-Rápidito- dijo Dean, colocando a Ayden sobre la mesa- Cas ha apagado Radio Ángel para que Ayden no le localizara, peor no tardará en sintonizarla de nuevo y darse cuenta de que le sucede algo.

-Eso no es problema-dijo Crowley. Se acerca a Ayden- Quítale la camisa.- Dean obedeció ante la firme orden del rey del Infierno y desvistió a la joven. Dejándola en camiseta interior.- ¿Qué le has hecho?

-A Dean le ha dado por usar cloroformo con nuestra hermana- farfulló Sam.

-¿Dean, en serio?

-Queréis dejarlo estar ya. Como vas a detener a Cas...

Crowley acercó su mano al antebrazo de Ayden, recitó unas palabras y apareció una especie de sello enoquiano en su brazo.

-Le distraerá. Castiel pensará que está dormida. Pero es temporal, así que madre... Tu faena.

El demonio se acercó a la bruja y le soltó los grilletes.

-No sufrirá daño alguno ¿verdad?-le preguntó al oído mientras le soltaba las esposas.

-Voy a examinarle el alma, por supuesto que le dolerá, va a sufrir una larga agonía mientras esté hurgando allí dentro.

Las palabras de Rowena impactaron como un torpedo en la perversa mente de Crowley. No quería verla sufrir, pero no podía mostrar ni una gota de compasión delante de la bruja de su madre.

-Como le hagas algo...- amenazó Dean cuando vio a la bruja pelirroja acercase a Ayden

-Si le hago cualquier cosa, querido, no será peor de lo que le está pasando ahora. Sino, no hubieseis recurrido a mi.

Rowena contempló el cuerpo de la joven. A pesar de la sanación de Cas, estaba destrozada, completamente pálida y con una respiración muy débil. Rowena observó el colgante que colgaba del cuello de Ayden.

-¿Qué es esto?-preguntó

-Se lo dio Cas... -explicó Sam- Al parecer ayuda a contener la energía de Ayden.-Rowena lo observó, incomprendida.- Evita que el cuerpo de Ayden haga PUM.

-Así que ves con cuidado si se lo quitas- amenazó de nuevo Dean.

-Con esto no puedo hurgar dentro de su alma.

-Está bien, quítaselo.- admitió Dean

-Quizá deberíamos plantearlo de nuevo- le detuvo Sam- Quizá si lo hablamos con Cas y con Ayden y le explicamos la situación, decidan romperlo por su cuenta.

-Ayden está demasiado enamorada de Cas como para renunciar a su vínculo, y Cas no va a destruir su fuente de poder personalizada.- miró a Rowena- Hazlo.

Rowena le quitó el colgante y lo apartó a un lado. Después realizó una serie de movimientos con las manos y pronunció unas palabras. Cogió un cuchillo y le realizó un pequeño corte en el brazo a Ayden, sin parar de recitar el hechizo, colocó el puñal empapado frente de si y lo hundió en el pecho de la joven, ante los gritos de Dean, Sam y Crowley. Inmediatamente, el demonio cogió a la mujer por los hombros y la sacudió bruscamente.

-¡Me dijiste que no le harías daño! ¡Hija de puta!

-¡Fergus! Cálmate, no le he hecho nada. Solo he abierto un pasillo hasta su alma.

Y efectivamente. Sam y Dean observaron que en la herida que Rowena le había hecho resplandecía una luz azul. La bruja se deshizo de las manos de su hijo y se dirigió a Ayden, apartó a los Winchester pasando entre ellos:

-Y ahora, si me dejáis trabajar...

Rowena hundió su mano en el interior de la herida de Ayden. La joven gritó de dolor. Sam intentó detener a la bruja, pero Dean se lo impidió colocándole una mano en el hombro.

-A ver, a ver que encontramos por aquí. Dios mío... Esto es fascinante, y esto... Lo que hay aquí dentro es una obra de arte. Las fusión de las dos gracias, la marca, el vínculo y esa extraña cosa...

-¿De que estás hablando? ¿Podrás romperlo o no?

-Si, creo que podré hacerlo. Una vez descubres su naturaleza no es tan difícil como parece. Pero será doloroso y se sentirá muy enferma una vez haya acabado. Este vínculo forma parte de ella, será como arrancarle un trozo de corazón. Se sentirá débil, y vacía. Y probablemente se notará muy extraña, al fin y al cabo, la magia aquí realizada une a Castiel y a Ayden como un solo ser...

-Así lo único que logras es que tenga más ganas de que le quites eso de dentro. Ayden volverá a ser ella, a preocuparse solo por ella y dejará de sufrir tanto por Cas. Adelante...

Rowena asintió con la cabeza, realizó más movimientos de mano y a recitar más hechizos. Introdujo la mano dentro de Ayden de nuevo, esta vez de manera más brusca por lo que la joven gritó aun más de dolor. Una luz azul empezó a brillar por los ojos y la boca de la joven, como cuando un ángel recibe su gracia. Los chicos casi se quedan ciegos ante esa poderosa luz. Y cuando esta terminó Rowena había encerrado una pequeña lucecita negra y azul en un frasco de vidrio.

-Ayden- murmuraron Sam y Dean antes de acudir prestos a atender a su hermana. Aprovechando el momento de confusión Rowena hizo una señal a Crowley y ambos desaparecieron.

*    *     *

Ayden despertó en su habitación, se sentía distinta, le dolía mucho la cabeza pero por otra parte, se sentía... aliviada. Como si se hubiese sacado un gran peso de encima. Miró a su alrededor, Sam leía un libro sentado en una silla, cerca de su cama.

-¿Sammy?

Sam apartó la vista del libro y avisó a Dean, que llegó corriendo. Sam se sentó en la cama junto a Ayden, le tomó la temperatura, ya no tenía fiebre y sus mejillas se habían sonrojado de nuevo.

-¿Cómo te encuentras?- preguntó Sam mientras no dejaba de examinarla y Ayden le apartaba las manos bruscamente.

-Bien, estoy bien. ¿Pero que ha pasado? Lo ultimo que recuerdo es que estaba luchando con Cas, me besó para que le diese mi poder y me desmayé... -Ayden se rascó el brazo y observó los restos del hechizo de Crowley, luego se palpó el cuello desesperada- ¿Qué es esto que tengo en el brazo, y dónde está mi collar? Chicos... ¿qué ha pasado?

Dean tomó asiento en una silla cerca de la cama donde estaban sus dos hermanos.

-Ya no lo vas a necesitar.

-¿Qué?-Ayden miró a Dean y a Sam respectivamente, buscando respuesta- ¿Qué quieres decir?

El mayor de los Winchester se disponía a hablar cuando Castiel apareció de repente, se abrió paso entre los hermanos, echando a Sam de la cama y abrazó a Ayden.

-Menos mal que estás bien. Que susto me habías dado, creí que te había sucedido algo...

Castiel se levantó de nuevo bruscamente y tomó a Dean por el cuello

-¡Tú! ¡Has sido a tú! ¿Qué le has hecho?

Dean no podía hablar, Castiel lo estaba asfixiando.

Ayden  se levantó de golpe y les intentó separar:

-¡Chicos! Está bien, calmaos todos y explicadme que ha pasado... Por favor.

Dean y Sam tuvieron que admitir lo que habían hecho ante la mirada de desaprobación de Cas y la decepción de Ayden.

-¿Habéis roto el vínculo?-dijo Ayden al borde del llanto- Cas...

Castiel corrió hacia Ayden, la alzó entre sus brazos y la abrazó con fuerza.

-Ayden, el vínculo me da igual, solo me preocupa que estés a salvo. En cuanto no podía encontrarte he sentido tanto miedo...

Dean y Sam intercambiaron una mirada, Castiel quería de verdad a Ayden, aunque a Dean le costase mucho aceptarlo, la amaba...

-Entonces, aunque el vínculo se haya roto, pero vosotros seguís tan felices juntos... ¿No es tan grave lo que hemos hecho, verdad?

-El vínculo es irrompible, Dean- dijo Cas encarándose con el primogénito- Mi marca está en su alma, y solo yo puedo quitarla. Lo único que ha hecho Rowena es debilitarlo, arrancándole un trozo... Un trozo muy peligroso.

-Explícate- pidió Sam

-Cuando realicé el hechizo de unión, me di cuenta de que Ayden tenía más poder del que creía. Nuestro vínculo llamaba mucho la atención porque era pura energía, y temí que alguien intentase robárselo o destruirlo, así que idee un sistema para protegerlo. Cree una barrera de protección entre el vínculo y el amuleto, para impedir que nada entrase o saliese...

-¿Saliese?-preguntó Dean mientras Cas le fulminaba con la mirada.

-La protección que cree, la elaboré a base de la maldad que había en el alma de Ayden. Todos tenemos algo de perversión en nuestro más oscuro interior, así que la reuní y la utilicé como protección del vínculo... Y ahora Rowena se la ha llevado.

-¿Quieres decir que hay un cóctel molotov de alma malvada ahí fuera y que está en manos de Rowena y Crowley?- se alarmó Dean señalando la puerta.

*   *    *

Rowena (Ruth Conell) cree que gracias al poder de Ayden
se convertirá en la bruja más poderosa de la historia.
Rowena estaba más feliz que nunca, recorría los pasillos de la corte cantando y bailando ante las sospechas de Crowley...

-Madre, ¿qué os traéis entre manos para estar así de feliz? Temo por mi integridad física y moral cuando os veo tan alegre...

-Vamos a acabar con ellos Fergus, por fin, vamos a acabar con ellos.

-¿Con quien, madre?

-Con todos hijo. Con el Aquelarre, los Winchester, los ángeles... con todos. Y será gracias a esto- Rowena mostró el frasquito que contenía el lado malvado de Ayden.

-¿Que diablos es eso?

-Ven, te lo mostraré.

La bruja pelirroja condujo a Crowley hasta sus aposentos. Allí comenzó a registrar una serie de libros y manuscritos ante un desconcertado rey.

-Me temo que hemos subestimado a ese mono con alas, es más inteligente de lo que creíamos. En fin, la obra de arte que ha hecho con el alma de Ayden Winchester, es impresionante. Y lo de la protección, sublime. Ni a mi misma se me hubiese ocurrido.

-¿De que habláis?

-Ahora lo vas a ver.

Rowena extendió uno de sus vestidos negros sobre la cama y vertió sobre él el contenido del frasquito mientras pronunciaba un hechizo. Una nube negra envolvió la sala y sobre el vestido, y ante un perplejo Crowley, apareció una joven físicamente igual que Ayden Winchester. Ella abrió los ojos y se levantó, observando a los que le rodeaban...

-Madre, ¿qué significa todo esto?

-Y aquí la tienes hijo, tu propia Ayden malvada-pronunció la otra entusiasmada- De nada.

La joven caminó por la habitación y se detuvo frente al espejo del tocador, donde comenzó a examinar su rostro...

-¿Ayden?- pronunció Crowley tartamudeando

-No- respondió ella- No soy Ayden, me llamo, me llamo Ayla- afirmó convencida

Le miró a los ojos con una mirada llena de odio. Estaba claro que ese ser, por mucho que se le pareciera, no era Ayden Winchester, no, era mucho peor.


Maldad

-¿Ayla?-repitió Crowley- ¿Te llamas Ayla?-la joven idéntica a Ayden Winchester asintió con la cabeza mientras se terminaba de maquillar y recorría la habitación inspeccionando los objetos mágicos de Rowena- ¿Quién te puso ese nombre?

-Mi padre.

-¿Tu padre? ¿Te refieres a John Winchester?-continuó interrogando el otro

-No, mi padre no es John Winchester, es el padre de Ayden, pero no el mio...

-Entonces... ¿quién es tu padre?

-El que me creó.- Ayla se sirvió una copa de licor y bebió sin ni siquiera mirar a los ojos a ninguno de sus dos anfitriones, luego continuó cotilleando los objetos de la bruja- Castiel.- pronunció ese nombre con un golpe seco de voz, fríamente.

-¿el ángel te creó? ¿cómo?

-No lo se, simplemente nací. No existía y de repente existí. Castiel me dio un nombre y una misión, me dijo que cuidara de Ayden y que no dejara entrar a nadie. Querían hacerle daño, yo estaba allí para impedirlo.

-Tú eres la protección del vínculo- concluyó Rowena- el ángel te creó para defender a Ayden, por eso no podía penetrar en el hechizo, tu no me dejabas.

-Si, era yo. Castiel me dijo que solo lo dejara entrar a él, aunque no llegué a comprender del todo mi misión.

-¿Qué quieres decir?-preguntó Crowley

-Castiel me creó para que Ayden no sufriera, pero él le hacía daño. Le causó mucho dolor. Pero él me había creado, debía obedecerlo...

-¿Sabes lo que piensa Ayden?-preguntó Rowena.

Ayla asintió:

-Es una buena chica, no se merece haber sufrido tanto. Las muertes pesan mucho sobre ella, todas las personas que ella ha amado han fallecido. A Castiel no parece importarle, creo que no se da cuenta lo mucho que le quiere Ayden, solo le importa su poder, beneficiarse de su gracia...

-¿Y eso no está bien, verdad?- preguntó Rowena sarcástica, ante la atónita mirada de Crowley, que empezaba a sospechar que su madre planeaba algo. Ayla la miró de reojo y se acercó a la bruja.- Te crearon para proteger a Ayden, pero ahora eres libre, puedes hacer lo que te plazca...

-Mi deber es proteger a Ayden, por eso me crearon...

-¿Protegerla de qué?

-De los que quieren hacerle daño...

Rowena y Ayla se encararon. Justo en ese momento en la que Crowley la tuvo tan cerca, pudo percatarse de que las chicas no eran idénticas, Ayden tenía los ojos verdes, mientras que Ayla los tenía anaranjados, como el fuego.

-¿Y quién ha hecho más daño a Ayden pero no has podido detener porque te tenía presa?

Crowley apretó los puños. Ya había descubierto el plan de Rowena.

-Madre...

Rowena le mandó a callar con la mirada.

-¿Quién Ayla? ¿Quién ha causado tanto dolor y sufrimiento a Ayden? ¿Quién?

*     *     *

Dean (Ackles) y Sam (Padalecki)
se enfrentan a un ser creado
con pura maldad
Castiel examinó el alma de Ayden, dejándola exhausta y muy dolorida. Introducir su mano en el interior de las personas para tocar su energía interior no era algo que le entusiasmase hacer al ángel, pero era necesario para poder ver que había tocado Rowena del complejo hechizo que él mismo había construido en el interior de la joven. Cerró los ojos con fuerza al escuchar a Ayden gritar de dolor. LA chica desfalleció cuando Cas terminó y Dean la recogió en brazos.

-¿Ha roto muchas cosas?-preguntó Sam al comprobar que su hermana estaba bien.

-El vínculo está intacto. Pero ella ya no está.

-¿Ella?-preguntó Dean sorprendido

-Ayla.

-¿Quién diablos es Ayla?

-Ayla es un ser hecho de la maldad más pura, de odio, de ira...

-Cas, en cristiano- le interrumpió de nuevo el primogénito de los Winchester

- Cuando vi el poder que había en el interior de Ayden, creé un ser, un ser hecho a partir de la energía más poderosa que existe en el mundo: el mal. Ayla fue creada con la maldad que había en el interior del alma de Ayden, con sus miedos y sus ansias de vengaza, su ira...

-Pero Ayden no es una mala persona...- dijo Sam

-En toda alma hay algo de maldad, Sam. Es el equilibrio.

-Como en el Yin y el Yang.- afirmó el otro.

-¿Un momento, creaste un ser a partir de la maldad de mi hermanita pequeña?-dijo Dean furioso

-¡Lo hice para protegerla!-gritó Cas- Pero se me fue de las manos, Ayla era mucho más poderosa de lo que me imaginaba, y tuve que crear una segunda barrera para evitar que causara daños fuera de Ayden...

Castiel se acercó a la joven y acarició el collar que él le había regalado. Ayden agarró su mano.

-Entonces esto no contiene la Gracia de Gabriel. Contiene a Ayla.- concluyó Ayden.

-Lo siento mucho.- se disculpó él- Solo quería protegerte.

Ayden no dijo nada. Simplemente continuó agarrando sus manos y le miró a los ojos. Su mirada decía que no estaba enfadada, que le perdonaba. Aunque Castiel continuase sintiéndose culpable.

-Y ahora que Rowena ha liberado a Ayla. ¿qué puede suceder?-preguntó Sam

Castiel miró a Sam, preocupado.

-Ayla conoce el lado más oscuro de Ayden, podría utilizar esa información en nuestra contra. Pero por otro lado, no sabe pensar por si misma, necesita cumplir con su misión, que es protegerla a ella, así lo dispuse...

-Así que si su control cae en malas manos y cree que su misión es otra...- intentó comprender Sam

-Puede ser terrible.

Un estruendo interrumpió la charla de los Winchester y Castiel. Sam y el ángel cogieron sus armas y se colocaron en la primera linea de defensa, frente a las escaleras del bunker. Dean alzó a Ayden y la situó detrás de él, usando su cuerpo como escudo.
Quedaron expectantes unos segundos, de la puerta salía humo, la habían reventado de una patada. De repente, una figura comenzó a descender lentamente por las escalinatas, Sam y Dean no cabían en su asombro, Castiel sin embargo, miraba desafiante, blandiendo su espada. La joven descendió tranquilamente por las escaleras. Era igual que Ayden, pero vestía un elegante vestido negro, un collar de perlas y el cabello recogido en un sofisticado moño. Dean miró a Ayden y a Ayla sucesivamente, eran idénticas. él la cogió por el brazo, con fuerza no se lo podía creer.

-Castiel...- dijo Ayla- Me alegro de verte.

-Ayla- susurró el otro- Temo no poder decir lo mismo. ¿Qué haces aquí?

-Vengo a cumplir mi misión. La misión que me encomendaste, Castiel.

Ayla y Castiel se encararon, Dean hizo una señal a Sam, que se retiró lentamente y se colocó junto a sus hermanos, blandiendo su cuchillo mata demonios.

-Tu misión es proteger a Ayden, Ayla. Por eso existes.

-Y por eso estoy aquí.- Ayla alzó la mano y empujó a Castiel contra una de las mesas de la biblioteca, tumbando los muebles por el impacto- ¿Y quién ha hecho más daño a Ayden qué tú?

Ayla se acercó a Castiel, le cogió por el cuello y volvió a lanzarlo contra un muro.

-¡Cas!-gritó Ayden, abrazada a Dean
Castiel (Misha Collins)
se enfrenta a Ayla

-Yo jamás haría daño a Ayden.-protestó Cas, dolorido y con la sien sangrando mientras se levantaba. Castiel la golpeó con su espada, pero ella era demasiado fuerte y le detuvo agarrándole por la muñeca y obligándolo a soltar el arma.

-No es eso lo que ella cree...- susurró ante la mirada de dolor de Castiel.

-¡Basta!-gritó Ayden. La joven había tomado su espada y se encaraba a Ayla. la menor de los Winchester se acercó desafiante a su alter ego y se agachó para recoger a Cas del suelo.- Chicos.- Dean y Sam se acercaron y se llevaron al malherido Castiel.- Si debes protegerme, deja de hacerle daño. Le quiero.

-Pero el te lastima...

-Tienes que dejarlo estar, Ayla. Te lo suplico.

-No puedo permitirlo.

-Entonces, lo siento.

Ayden empuñó su espada contra Ayla y ésta la lanzó al suelo. Se pelearon arduamente, Ayden le realizó varios cortes, le rompió el vestido y le deshizo el moño del pelo, aún así Ayla ganaba, era más fuerte que Ayden, ella estaba muy débil. Estampó a la joven contra la pared y las mesas varias  veces, le rompió huesos y le causó heridas y cortes por todo el cuerpo. Dean hizo amago de intervenir, pero Castiel se lo impidió agarrándole del hombro.

-¡La va a matar!

Pero la mirada de Castiel decía que tenía un plan, algo que preocupó aún más al mayor de los hermanos.

Ayla propició una fuerte patada al bazo de Ayden, que yacía en el suelo, casi inconsciente y cubierta de sangre. Intentó en vano agarrar de nuevo su espada, pero Ayla se la quitó de las manos.

-Ayden, debo evitar que sufres, y si para eso tengo que matarte, lo haré...

Y cuando Ayla iba a clavar su espada en el pecho de la joven, Castiel colisionó contra ella, mientras Dean presionaba el sello que los enviaba lejos. Y ambos desaparecieron. Los hermanos corrieron hacia la joven, que yacía inconsciente en el suelo, su respiración era muy débil.

-¡Ayden! ¡Ayden!- gritó Dean sacudiéndola por los hombros sin obtener respuesta. Sam estaba a su lado, de pie, con temor a tocarla por hacerle todavía más daño.

-Vamos pequeña...- susurró.

Unos zapatos negros aparecieron al lado de los hermanos.

-Hola chicos.

UNA CHICA NORMAL

Como cada mañana de lunes a viernes, mi despertador suena a las siete de la mañana, lo apago de un tortazo y con mi habitual mal humor matutino y arrastrando pesadamente los pies, me voy directa al baño. Con una buena ducha de agua caliente intento volver a ser persona, me cepillo el pelo y me lavo los dientes. Me visto con mis vaqueros rotos y me calzo las zapatillas negras de tela, esas que mi madre insiste en que tire a la basura de una vez y yo me niego. Intento innovar con mi pelo, peinándome de una manera diferente, pero como siempre desisto y me acabo recogiendo la melena rubia en una coleta mal hecha. Me quedo mirandome al espejo un rato, esa soy yo, una chica normal dentro de los criterios de normalidad más absoluta que existen: Me llamo Ayden Madeleine Winchester y nací el 18 de septiembre de 1995 en Lawrence, Kansas. Mi padre, John, era mecánico y le encantaba el beisball, falleció hace unos años por una parada de miocardio. Mi madre, Mary, es ama de casa, adora la jardinería y leer revistas de casas bonitas. Tengo dos hermanos mayores: Dean vive en un pequeño pueblo llamado Sioux Falls, en Dakota del Sud, con su novia Lisa y su hijo Ben, ella es instructora de yoga y Dean lleva el negocio de reparación de automóviles que le dejó mi tío Bobby. Mi otro hermano, Sam, es abogado de divorcios licenciado por Standford y paradójicamente acaba de divorciarse, según afirma mi ex cuñada por "diferencias irreconciliables" de su esposa Jessica, llevaban juntos desde la universidad. Nunca me cayó bien Jess, era una estirada y una repipi, Amelia, su nueva novia, es veterinaria, una profesión muy bonita si no fuese porque gracias a ella Sam ha pasado de estirado repelente a un hippie naturópata, aunque, la verdad, ha mejorado bastante si lo comparamos con el de antes. Sam y Dean no se llevan bien.
Por otro lado, yo no salgo con nadie, no soy guapa, ni muy inteligente, ni practico ningún deporte, no suelo llamar la atención de nadie en general, solo soy yo, Ayden, estudiante de historia mediocre en la Universidad de Kansas, solo soy... una chica normal.
Mary Winchester (Samantha Smith)
una buena mujer que intenta
por todos los métodos posibles
unir a sus hijos.

-¡Ayden, date prisa o llegarás tarde otra vez!

Mi madre me está llamando, será mejor que me de prisa. Bajo las escaleras de madera de nuestro hogar familiar, aunque actualmente solo vivamos allí mi madre y yo. Mamá ha preparado tostadas para desayunar y me ha hecho la comida.

-¿A qué hora vendrás esta tarde cariño?

-No lo se mamá, había quedado con Kevin para ir a la biblioteca, la semana que viene comenzamos los exámenes y queremos ir preparados.

-Está bien hija, pero no vengas tarde, recuerda que está noche vienen tus hermanos a cenar y ya sabes como se pone Sam con la puntualidad.

-Si mamá. -Un claxon suena en frente de casa- Es Kevin, ha venido a buscarme.

Me levanto de la silla, cojo mis cosas y le doy un beso a mamá, ella me tiene mi bolsa de la comida.

-No te dejes esto. ¡Pasa un buen día!- me grita mientras estoy saliendo de casa- Y no olvides lo de la cena.

Me montó en el coche de Kevin y salimos hacia la facultad. Kevin Tran, es mi mejor amigo, es asiático, aunque no conozco a nadie más americano que Kev, estudia ciencias políticas y le gusta jugar a Dragones y Mazmorras, y lo más importante, acaba de romper con su novia del instituto.

-¿Cómo lo llevas Kev?

-¿Cómo lo llevarías tu si el amor de tu vida te hubiese dejado por un musculado y caucásico estudiante de medicina barra capitán del equipo de fútbol, voluntario en una asociación de perritos abandonados y capitán del Enterprise?

-Eres un exagerado Kevin...

-Mi vida sin Channing ya no tiene sentido. ¡Me quiero morir!

-Cállate Kevin, todos tenemos problemas. Hoy vienen mis hermanos a cenar...

-¡Otra de las emocionantes cenas de la familia Winchester!-se burla mi amigo- Tus hermanos no se llevan bien y a ti no te caen bien sus respectivas novias y tu madre sigue intentando en vano que seais una familia unida y feliz. ¿Quién es ahora la exagerada Ayden?

Después de cuatro burlas más y algún comentario sobre los exámenes, llegamos a la universidad y Kevin aparca su coche, salgo distraída con la mochila medio colgando y la carpeta en la mano. Un hombre choca contra mi y mi carpeta se cae al suelo, esparciendo mis apuntes por el suelo. El hombre se agacha y comienza a ayudarme a recoger los papeles.

-¡Vaya, lo siento mucho!- se disculpa el hombre que tiene una peculiar voz ronca- No miraba por donde iba y no te he vist...

El hombre se calla cuando le miro a la cara, tiene unos pequeños pero brillantes ojos azules que me resultan muy pero que muy familiares, el cabello corto y negro azabache y los labios gruesos y cortados. Las facciones de la cara son toscas y marcadas, con una barbilla picuda y una destacada nariz picasiana sobre los pómulos hundidos. Viste con una camisa azul celeste y pantalones de traje.

Jimmy Novak (Misha Collins)
es el padre de una
compañera de Ayden y le resulta
sorprendentemente familiar
-No se preocupe, yo tampoco miraba por donde iba...- el hombre me mira raro, como si me conociese de algo, lo cierto es que su cara me resulta muy pero que muy familiar. Kevin corre hacia mi y me ayuda a levantar, preguntándome si estoy bien...

-¿Es que no mira por dónde va?- le recrimina Kevin

-Lo siento,- se vuelve a disculpar el otro- Llego tarde a trabajar, pero mi hija Claire se ha olvidado una libreta muy importante en casa y me ha pedido que se la traiga antes de marcharme. Pero no la encuentro, es una chica alta, rubia, ojos claros...

-¿Claire? ¿Claire Novack?-pregunta Kevin.

El hombre asiente sorprendido.

-¿La conoces?

-Está en mi clase de filosofía. Si tiene mucha prisa, yo puedo darle el cuaderno.

-¿De verdad? Me harías un gran favor si pudieses dárselo

El hombre saca un cuaderno naranja de su maletín y se lo entrega a Kevin.

-Muchas gracias chico. Y siento haberme tropezado contigo- dice mirándome.

El hombre saca las llaves de su coche y abre el viejo automóvil dorado que está aparcado al lado del vehículo de Kevin.

-Me llamo Jimmy, por cierto.- dice el hombre antes de meterse en el coche.

-Encantado Jimmy, yo soy Kevin, y ella es Ayden.

El tal Jimmy se marcha conduciendo y  Kevin y yo ponemos rumbo a nuestras respectivas clases, en silencio.

-¿Kevin?-le pregunto- ¿Ese tal Jimmy, no te resultaba familiar?

-Ni siquiera me he fijado Ayden, solo se que gracias a él ¡voy a tener la oportunidad de hablar con Claire Novack!

-De verdad Kevin, estás desesperado...

El día se desarrolló con normalidad, yo asistí a mis clases de historia, Kevin le dio su cuaderno a Claire y le pidió una cita, ella se rió en su cara y el viaje de vuelta a casa volvió a ser otro show de Kevin Tran y sus fallidos encuentros amorosos.
Tuve clase de historia medieval con el profesor McLeod, un hombre de unos cuarenta y muchos años, que en su época había sido el John Travolta de su clase, siempre vestía carísimos trajes negros y hablaba con un remarcado acento británico, intentando aparentar algo de sofisticación y elegancia aunque solo impartía lecciones sobre castillos y reyes a un grupo de chicos que solo pensaban en sacarse la carrera para irse a escavar momias a Egipto.

-¡Un cruce de caminos!

-¿Qué?-me sobresalté yo que me había distraído un momento mirando por la ventana.

-¿Qué estaba explicando sobre los cruces de caminos?

-Yo, yo, yo no lo sé...
Fegus McLeod (Mark Sheppard)
el extraño profesor de historia
medieval de Ayden

-Muy mal, señorita Winchester. Debería estar más atenta, los cruces de camino tenían un significado muy importante en la antigua Iglesia Católica, puesto que era donde se invocaban a los demonios. Se hacían tratos de todo tipo: para salvar a un ser amado de la muerte, o incluso por unos centímetro más de pene- los alumnos rieron- El alma del que invocaba al demonio era la moneda de cambio, diez años después, el demonio invocado cobraba su deuda.

Levanté la mano, el profesor me dio el turno con la mirada.

-¿Por qué nos cuenta esto, señor Mcleod? Esto no es historia, son solo... leyendas...

-Y en todas las leyendas hay una parte de verdad, señorita Winchester. Por cierto, ¿sabe que significa el nombre de Ayden? Proviene del Irlandés, y significa fuego...- dijo el británico sentándose en su silla y clavando sus profundos ojos en mi.

No tenía nada de ganas de que llegase la noche, así que alargue mi estancia en la biblioteca todo el rato que pudo, hasta que el conserje me echó y en mi móvil había más de seis llamadas perdidas de mamá. Llegué a casa de noche, fui a abrir la puerta con mi llave, pero mi hermano se adelantó y abrió por dentro.

-¡Mirad quién ha llegado por fin!-dijo Dean estrechándome entre sus brazos- Mi hermanita Ayden, ¿cómo estás pequeña?

-Bien, bien, algo cansada- respondí yo sin mucho interés- ¿Cómo están Lisa y Ben?

- El peque se ha quedado con la madre de Lisa, pero vamos, entra, ¡ven a saludar!

Entré al salón, había silencio, y la sala estaba apenas iluminada por las pequeñas lámparas de cristal de mi madre. Mi hermano Sam estaba sentado en el sofá, repeinado y vestido con un elegante smoking negro, Amelia, vestida con un vestido verde floreado, chafardeaba las fotografías de las estanterías de mi madre, y Lisa mira a su alrededor resignada con una copa de vino blanco en la mano. Todos iban muy elegantes vestidos, excepto Dean, que iba con su cerveza en la mano, sus vaqueros desgastados y la camisa desabrochada. Mi madre entró corriendo a la habitación, también se había arreglado y se estaba colocando los pendientes.

-¡Menos mal que ya has llegado Ayden! Te dije que no llegaras tarde. Corre ve a ducharte y ponte el vestido que te he dejado preparado. Sam y Amelia nos invitan a todos a cenar a un lugar precioso. Por cierto, ¿has saludado a tu hermano?

Miré a Sam de reojo, él me observaba enfadado, desde su lugar en el sofá. Me acerqué despacio y le di un beso en la mejilla.

-¿Cómo estás Sam?

Me sonrió forzosamente.

-¿Y bien?- Dean se unió a la familia saltando alegremente con su botellín en la mano- ¿Y aquí cuando se cena? Me muero de ganas por probar una de las comidas caseras de mamá...

Sam se levantó, era muy alto, más que Dean y más de lo que era papá.

-No cenaremos en casa Dean- dijo prepotente mi hermano mediano- No vamos a molestar a mamá preparando la cena para tantas personas pudiendo pagar un lugar decente. Además, Amelia y yo tenemos grandes noticias que daros.

-¡Venga ya! No hemos hecho tantos kilómetros para comer comida de mierda en un lugar cursi y de estirados. ¡Ni siquiera saben preparar una buena tarta!

-Dean, compórtate delante de la familia.- le regañó Sam

-Siempre estás igual Sam, solo quieres aparentar ¿Des de cuando te importa a ti la familia? Te largaste de esta casa en cuanto cumpliste dieciocho y solo volviste para asegurarte que papá te había dejado su coche cuando falleció.

-Al contrario que tu, Dean- Sam y Deans se encararon- Yo tengo una vida profesional de éxito que no puedo abandonar cuando quiera para venir a ver a la "familia".

-¿Insinúas que tengo un trabajo de mierda? ¿Es eso lo que le quieres demostrar a nuestra hermana pequeña? ¡Que su hermano mayor no ha llegado a nada en la vida!

-Dean...

-Ayudar a nuestro anciano tío a levantar su negocio no es ser un hombre de éxito, ¿verdad Sammy?

-No te hagas la víctima Dean, porque tampoco eres un santo... Cuando murió papá lo primero que hiciste fue comenzar a hurgar entre sus cosas para ver que podías vender en la tienda de segunda mano.

-¡Había que pagar el funeral!-gritó el otro

-¿Y esa televisión nueva que te compraste, qué?

-¡Chicos basta!- gritó mi madre harta de las discusiones de mis hermanos- ¿Es esa la imagen que queréis darle a vuestra hermana sobre nuestra familia? ¿En quién va a confiar Ayden si sus hermanos no paran de pelarse? ¿Ayden? ¿Ayden?

Di un portazo y me fui a llorar al porche. No soportaba que Sam y Dean se peleasen, de niños habíamos estado muy unidos, pero de repente, algo cambio y Sam se marchó, Dean se enfadó con él por habernos abandonado y también se acabó marchando. Llamé a Kevin por teléfono, y enseguida se presentó en el porche y se sentó en el suelo, a mi lado.

-¿Cómo estás?

-Odio que se peleen Kev, somos hermanos, se supone que debemos querernos, y ellos no hacen más que pelearse por tonterías. Tengo miedo de que rompan nuestra familia, solo tengo a mi madre y a ellos. ¿Qué haría yo si algún día me faltaran?

-Me tienes a mi...- dijo él muy tranquilo.

-Lo digo en serio Kevin, no te me pongas melodramático ahora.

-Yo también lo digo en serio Ayden, verás, es posible que este no sea el momento, pero dudo que haya otro... -Kevin se puso nervioso, bajó la mirada, tragó saliva y se frotó la cabeza- Lo cierto es que... Channing no rompió conmigo, lo hice yo...

-¿Qué? ¿Qué quieres decir Kevin?

Kevin Tran (Osrich Chau)
es el mejor y único amigo
de Ayden, y está secretamente
enamorado de ella
-Corté con Channing porque me gustas Ayden, me gustas mucho, y no quería romper nuestra amistad, pero tampoco quería hacerle daño a ella, así que decidí dejarla con la esperanza de que por fin vieras algo en mí...

Me levanté corriendo del lado de mi amigo y me apoyé en la baranda del porche.

-No creo que esto sea un buen momento para hablar de esto Kev.

Él me siguió y me obligó a mirarlo a los ojos.

-Solo dime algo, dime que te gusto, o que no te gusto. Necesito saberlo Ayden...

-Ahora no Kevin.

-Ayden...- suplicó

-Por favor, Kevin, te he dicho que ahora no es un buen momento...

De repente y como salido de la nada un hombre surgió de los arbustos de mi patio y asaltó a Kevin.

-¡Kevin!-grité, e intenté apartar al sujeto que pegaba a mi amigo tirando de la capucha de su sudadera.
El hombre se giró, tenía los ojos totalmente negros y me atacó a mi. Intenté huir y me tiró al suelo agarrándome por el tobillo, sacudí la pierna con fuerza para intentar liberarme de él, grité auxilio, pero nadie pareció oírme. Alguien tiró de mi por el hombro, consiguió levantarme y me echó atrás, después colocó su mano sobre la cabeza del sujeto y desprendió una potente luz azul que no me permitió ver con claridad lo que sucedía. El hombre gritó y murió, las cuencas de sus ojos aparecieron vacías y quemadas. El que me había ayudado se giró hacia mi. ¡Era Jimmy Novack! Miré atrás, Kevin estaba tumbado en el suelo. pero me daba miedo pasar por delante del hombre que había fundido los ojos de otro solo tocándole con la cabeza.

-¿Cómo has hecho esto?

-No, no lo se- dijo e hombre mirándose la mano, asustado- Pero, ha sido...

-¿Extrañamente familiar.?-pregunté yo- Si.




Ayden

Dean recogió los dos vasos que la camarera le tendía y le sonrió como solo él sabía hacerlo. La joven se sonrojó. Dean se dio la vuelta y se dirigió a la mesa donde estaba Sam husmeando con su ordenador...
Dean le tendió su vaso y Sam lo cogió sin apartar la mirada de la pantalla

-¿Encuentras algo?-preguntó el hermano mayor

-Nada, ni cortes de electricidad, ni luces muy fuertes, ni pitidos anómalos... Nada de nada, es como si los ángeles jamás hubiesen existido.

Dean sorbió café y miró seriamente a Sam...

-Pues mira, casi que lo prefiero. Si no hay ángeles podremos volver a nuestra "aburrida" vida de caza... Sam- Dean miró a lo lejos, perplejo, como si acabase de ver un espíritu, o algo peor...

-¿Qué pasa? ¿Dean?... -se extrañó el pequeño al ver la cara desencajada de su hermano.

Dean señaló con un dedo tembloroso a una mesa del fondo.

-Mira esa chica, ¿no te recuerda a alguien?

Sam observó a una muchacha rubia que esperaba sentada en una mesa, envuelta en un abrigo blanco y con una bufanda y un gorro rosa cubriéndole el rostro. Debía de tener mucho frío para estar tan tapada dentro de una cafetería... La chica le resultaba familiar, pero no sabía de qué...

-Me suena su cara, ¿alguna superviviente de una caza?

-¿Pero que dices? Es que no lo ves?-gritó Dean-Es Ayden...

-¿Ayden?- Sam miró a Dean incrédulo, la última vez que vieron a la pequeña Ayden se había desgarrado el cuello para salvarlos... Sin la sangre de uno de los tres Winchester los demonios no podían completar el ritual para invadir el cielo.

"Tres seres nacidos del mismo vientre, uno corrompido por las llamas del Infierno, otro bañado por la gracia de Dios, y un tercero de carne y hueso. Solo su sangre, vertida a la vez sobre los labios de un inocente, será capaz de abrir las puertas del reino del más grande."

Tras recitar la profecía en voz alta, Ayden decidió que no vertería su sangre sobre los labios de ningún inocente, y decidió verterla allí mismo, al lado de sus hermanos, en la cuneta de una carretera solitaria. Fue un duro impacto para Dean y Sam ver a su hermanita desangrándose y después quemar el cadáver, como todo deber de cazador. Fue incluso más duro que cuando murió su padre. Ayden era la menor, tenía que ser al revés, no debía morir ella primero...
La chica de la cafetería sin duda se parecía a Ayden, solo que ésta era rubia, mientras que Ayden tenía el pelo negro y solía vestir con vaqueros rotos y cazadoras. La chica de la cafetería llevaba medias y botas y un abrigo largo, Ayden jamás se hubiera vestido de esa manera...

Dean se levantó y se dirigió hacia ella, Sam intentó detenerlo, pero fue en vano. Dean se sentó delante, ante la mirada perpleja de la muchacha.

-Hola, ¿puedo ayudarte en algo?- dijo la joven anonadada, mientras se quitaba el gorro y la bufanda.

Sam se acercó por detrás y claramente vio el parecido entre esa muchacha y su hermana fallecida...

-Dios mío... Eres idéntica. Tienes que ser tu, eres Ayden...

-Lo siento, pero creo que se está confundiendo, no conozco a ninguna Ayden...

-Vamos, eres tú, tienes que ser tú, no le encuentro otra explicación. -reflexionó un instante y se le iluminó el rostro-Los ángeles, eso es, tienen que haber sido los ángeles. Por eso no encontramos ningún rastro de ellos en esta ciudad, porqué estás tú... Alguien te está protegiendo de ellos.

-Creo que debería irme. -la chica, asustada se levantó, pero Dean la agarró de la manga del abrigo.

-Ayden, por favor, haz un esfuerzo, recuérdeme. Soy yo, Dean, tu hermano Dean...

-No tengo ningún hermano. Soy hija única.- dijo ella sacudiendo el brazo intentando librarse del agarrón del muchacho.

-¡Suéltala!-dijo una voz tras los Winchester, Dean soltó a la muchacha y ella se cobijó en los brazos del muchacho alto y rubio que la había defendido- ¿Estás bien Ayla? ¿Te han hecho daño?

-Ayla... -susurró Sam para sí...

-No, tranquilo, pero vayámonos de aquí.

El muchacho, que también vestía ropa de abrigo y llevaba dos vasos humeantes en las manos, miró amenazante a los hermanos.

-No quiero veros molestando a mi novia otra vez, ¿de acuerdo?

Sam se interpuso entre el joven y Dean.

-Tranquilo, ha sido solo un malentendido, ya nos vamos.

El chico rubio se dio la vuelta, llevándose a la tal Ayla rodeada por los hombros.

-Eee, Ayla, o como te llames...- se pronunció Dean en voz alta- ¿A caso un desconocido sabe que llevas un tatuaje en forma de estrella en llamas en la clavícula izquierda?

La joven se quedó de piedra...

-Ayla... ¿Cómo sabe eso este chico? Has dicho que no lo conocías...

-Zack, vete, déjanos solos...

-No creo que pueda marcharme, la cornamenta no me cabe por la puerta.

-Zack, que te vayas.

Los Winchester se acercaron y se colocaron uno a cada lado de la muchacha.

-Ya has oído a la señorita- dijo Sam.

-Largo.- señaló Dean con la cabeza mientras Zack se dirigía a la puerta, furioso.- Bien, ahora, vamos a hablar de ese tatuaje tan especial...

Ayden II

La joven calentaba sus manos en la taza humenate que había sobre la mesa, estaba sentada frente a los Winchester, pero no les miraba a la cara...

-Hace como un año- empezó a relatar sin levantar la mirada- mi madre y yo tuvimos un accidente de coche, ella salió ilesa, pero yo me di un golpe muy fuerte y caí en coma. Los médicos no se lo explicaron... Estaba muerta, era casi imposible que me recuperara, pero lo hice... Desde entonces que tengo amnesia retrógrada, no recuerdo nada de lo que sucedió antes del accidente. Ni mi nombre, ni que me gustaba hacer, nada. Mis padres y Zack me ayudaron a retomar mi vida, mis aficiones, mis estudios... Pero siento... siento que esa persona no soy yo. Mi padre dice que quería estudiar medicina como él, pero las ciencias no son lo mío... Mi madre me viste con vestidos, faldas y medias, y no me siento yo... Zack es mi amigo desde la infancia, estaba en el hospital el día que desperté del coma, y a raíz de eso empezamos a salir. Pero creo, siento, que no estoy enamorada de él... Es como si estuviese viviendo una vida que no es la mía. Que Ayla fuese otra persona, que no soy yo... ¡Por favor! Soy vegetariana y ni siquiera me gusta la verdura y odio...

-Odias el chocolate pero en realidad te vuelve loca...- terminó Sam

La chica lo miró sorprendida.

-¿Cómo lo sabes?

-Mi hermana Ayden siempre llevaba una chocolatina encima, decía que es chocolate es el alimento del alma...

Dean apoyó los brazos sobre la mesa...

-¿Ayla? ¿Te llamas así, no?- ella asintió- ¿Puedes enseñarnos el tatuaje?

Ayla asintió, tiró del jersey para que los Winchester observaran el tatuaje en forma de estrella con cinco puntas que ellos también llevaban.

-¿Dónde y cuándo te lo hiciste?-preguntó el mayor

-No lo recuerdo, no recuerdo nada antes de accidente. Mis padres lo descubrieron en el hospital, dicen que a mí no me gustaban los tatuajes y les sorprendió que me hiciera uno sin su permiso... ¿queréis saber algo gracioso sobre él?- los Winchester asintieron al unísono- Mientras estaba en coma, soñé que un hombre con gabardina me ponía la mano en el pecho y aparecía ésto...

Sam y Dean intercambiaron una mirada de complicidad.

-Discúlpame un momento, voy a hacer una llamada- el hermano mayor se levantó y salió fuera. Sam y la chica lo siguieron con la mirada.

Dean salió fuera y se colocó el teléfono en la oreja

-¿Dean? ¿Dónde estáis?  Hace días que os busco...

-Estamos en Saint Mary, un pueblecito al oeste de Fargo, en Dakota del Norte, ¿te suena?- se produjo un silencio- La hemos encontrado Cas, es ella, ¿verdad? Así que ya estás moviendo tu culo de ángel hasta aquí para explicarnos que coño está pasando...

-Te veo en el puente que hay a las afueras del pueblo, justo al pasar la gasolinera.

Cuando Dean llegó con el Impala, Castiel ya le aguardaba. El ángel estaba esperando, muy derecho y serio con las manos dentro del bolsillo de la gabardina. Dean salió violentamente del coche, dando un portazo a la puerta. Agarró a Castiel por el cuello del abrigo y lo sacudió violentamente mientras ke gritaba...

-¡Maldito hijo de puta! ¡Está viva! Y no nos dijiste nada, es mi hermana joder... ¿No sabes lo que sufrí por ella? Estuve a punto de hacer otro trato solo por recuperar a Ayden, y está viva, tu la salvaste... Ella te vio, te vio ponerle el sello... ¿Por qué no nos dijiste nada? ¿Por qué no nos dijiste que estaba bien?

Castiel se revolvió contra Dean y lo sujetó contra la pared. Ya habían peleado otras veces, y el ángel había demostrado ser siempre el más fuerte...

-Quería protegerla... - le gritó- Este pueblo es anti ángeles, anti demonios anti todo... No yo mismo puedo entrar. Aquí está a salvo... Recogí su alma de su envoltorio y la coloqué en el cuerpo de esa joven, no la maté, ella ya estaba muerta, pero el cuerpo lo pude utilizar...

-Si es otra chica... ¿Por qué Sam y yo la reconocimos?

-Cuando un espíritu ocupa un cuerpo vacío, a veces adopta algunas facciones del difunto... Los padres de la chica y sus amigos la siguen viendo como era antes, pero es gracias a un hechizo edoquiano... No pensé que podríais encontrarla en un pueblo tan remoto... ¿Ella se ha dado cuenta?

-Tiene dudas, no se acuerda de nada de lo que pasó antes del accidente. Pero tiene dudas acerca de quién es y quién le han dicho sus padres que sea...

-Entonces solo queda una opción. Hay que hacer que recupere la memoria, que conozca a Ayden, entonces ella decidirá si quiere volver con nosotros, o seguir viviendo como una chica "normal".

-No voy a perdonarte nunca que no me dijeras que mi hermana está viva, Cas- dijo Dean muy solemne.

Castiel le derribó de un puñetazo.

-¿Te crees que no fue duro para mi? ¡Yo la amaba, Dean! Sabía que estaba viva, sabía que estaba bien, pero no podía hablar con ella, tocarla, ni siquiera podía verla...

El ángel se desvaneció, como solía hacer cuando se ponía nervioso, dejando a un anonadado Dean Winchester, que se acariciaba la mejilla golpeada.

Ayden III

Los Winchester llevaron a la joven a su motel. Ayla era una chica buena, no solía irse con desconocidos, pero esos dos chicos le inspiraban confianza, como si les conociera de toda la vida...
Hablaron a Ayla sobre la caza, los ángeles y los demonios, sobre la profecía... Pero la chica, más que recordar empezó a asustarse. Monstruos, muerte, pesadillas... Ayden se había suicidado huyendo de ello y ahora querían que regresara. La joven se apartó de la mesa de un salto, con lágrimas en los ojos... 
-¡Jamás seré como esa chica, jamás!-repitió en voz alta

-Ayden, por favor, te necesitamos...-exclamó Dean

-Deja de llamarme así, me llamo Ayla, Ayla Hurst. ¡No soy ni jamás seré Ayden Winchester!

Sam se levantó y agarró a la joven por los hombros, mientras la obligaba a mirarle a los ojos...

-Ayden, se que estás allí dentro... Por favor, regresa con nosotros.

-¡Suéltame!- se revolvió Ayla y retrocedió asustada hasta chocar con un cuerpo.

-Sam, déjala.-ordenó Castiel acariciando el hombro de la joven.

La chica se dio la vuelta y se encontró la esbelta figura del ángel, cubierta por una gabardina.

-Te conozco...- susurró Ayla- Tú eres el tipo de mis sueños.

Castiel asintió con la cabeza... 

-Me llamo Castiel y soy el que te salvó la vida.- la chica le miró incomprendida- ¿Me acompañas?

Pero antes de que Ayla pudiese responder, Castiel colocó dos dedos sobre su frente y la teletransportó a una hamburguesería. Ya no vestía con falda y jersey, sino con vaqueros y una camisa abierta, aunque seguía conservando el cabello rubio de Ayla en vez del moreno de Ayden. La chica se miró de arriba a bajo, tartamudeando, incapaz de pronunciar palabra... Castiel estaba sentado delante de ella, con los brazos cruzados, sonriendo, la tenía de nuevo junto a él...

-La primera vez que llegué a la Tierra, me encontré con una niña, con el alma tan pura que era capaz de invocar a un servidor del Cielo para que rescatasen a su hermano del Infierno. Algunas almas son tan fuertes y tan puras que al traspasarlas a otro cuerpo, adoptan rasgos de él... Por eso no puedo evitar ver a Ayden cada vez que te miro a los ojos...

-Pero yo no soy Ayden... - volvió a negar la joven- Y tampoco querría serlo, monstruos, demonios que la persiguen, la muerte de sus padres... Debió ser muy duro para ella, no me sorprende que decidiese ponerle fin.

-Precisamente es eso lo que hacía a Ayden tan especial. Después de todo lo que había sufrido... No perdió la fe. Seguía luchando por lo que amaba, incluso decidió dar la vida por ello...

-Era valiente- afirmó ella

-Como jamás verás a nadie. Una vez, huí como un cobarde, por miedo a que le sucediese algo a los chicos... Dean y Ayden me encontraron, bastó que ella me abrazase para seguir adelante, ella me salvó, se lo debía. No podía dejarla morir....

-¿Tú, la querías? ¿verdad?

Castiel miró a esos ojos curiosos y verdes, y calló durante un instante.

-La amaba. Murió por mi culpa. La convencí para que se tragase la gracia de un ángel y así adquiriese poderes del Cielo. Está prohibido que una humana y un ángel algún tipo de relación... De esa manera ella ya no sería humana. Luego nos enteramos de lo de la profecía y se sacrificó para salvar a sus hermanos... Coloqué su alma en el cuerpo de Ayla, estaba vacío, ella ya se había ido, y luego coloqué en el pueblo un escudo anti ángeles y anti demonios, para que ninguno pudiese encontrarla. Hasta hoy.
Castiel bajó la mirada, apenado. Ayla le acarició el rostro.

-¿Teníais algún tipo de relación?

-Lo intentamos, pero eran demasiadas diferencias, mundos muy distintos. Era imposible. Pero nunca en la vida dejaré de quererla- cruzaron una mirada- y los ángeles vivimos mucho tiempo.

Se sostuvieron las manos, uno sentado frente a otro, mirándose a los ojos... 

-Seguro que ella tampoco dejará nunca de quererte. 

Cerraron los ojos y acercaron sus rostros. Pero alguien les detuvo.

-Pero que bonito reencuentro.

-Crowley...- susurró Castiel entre dientes al ver aparecer al demonio, acompañado por dos secuaces trajeados...- ¿Cómo has entrado aquí?
Castiel se levantó y se colocó delante de la joven, protegiéndola...

-Cuando los Winchester rompieron el sello para permitirte la entrada al pueblo, también me la permitieron a mí. ¿Qué tal estás Ayden? Te sienta bien ese color de pelo...

-Déjala en paz Crowley.

-¡No! No hasta que me de lo que quiero...

Uno de los secuaces se abrió la camisa, llevaba dibujado un símbolo enoquiano, una mueca de terror se dibujó en el rostro del ángel. El demonio colocó la mano sobre el símbolo y Castiel se desvaneció entre un rayo de luz y un grito de dolor. La chica quedó sola y aterrorizada a merced de Crowley.

Ayden IV

La joven no entendía nada, hacía apenas unas horas era una chica normal y corriente de Dakota del Norte. Estudiaba ciencias, salía con sus amigas, iba al cine con su novio... Pero aparecen esos dos muchachos y el hombre con gabardina para trastornarle la vida. Y ahora, estaba atada y amordazada en una silla metálica. El hombre con traje negro que se la había llevado afilaba un cuchillo tranquilamente mientras silbaba una alegre canción. Dejó el cuchillo en la mesa junto a otros instrumentos de tortura y se puso un delantal.

-Es para no mancharme el traje- afirmó sutilmente- es de Versace.

Se encontraban en un viejo almacén abandonado, los lugares predilectos de Crowley, probablemente el mismo lugar donde torturaron al pobre de Samandriel. Las paredes estaban repletas de símbolos antiángeles, y el lugar custodiado por una guarnición de demonios.
La joven consiguió quitarse la venda de la boca y suplicar al rey del Infierno.

-¡Yo no te hecho nada! Solo soy una chica normal... ¿Qué quieres de mi?

Crowley se teletransportó a apenas unos centímetros del rostro de la chica, con el cuchillo apuntándole el cuello.
Ella tembló y gimió suavemente para evitar estallar en un llanto...

-¡Quiero tu sangre!- gritó Crowley, mientras una gota se sangre recorría el cuello de la muchacha- Y la de tus hermanos...

-Yo no tengo hermanos, y no soy Ayden Winchester, me llamo Ayla Hurst.

-Eso es lo que ese mono alado te ha hecho creer para ocultarte de mi y no poder terminar el ritual...

-Oye no se de que ritual me estás hablando ni quien es el mono alado del que me hablas... Pero si necesitas mi sangre, cógela, coge un frasco y déjame marchar. Prometo que no diré a nada a nadie... Por favor, mis padres deben estar preocupados... Coge lo que necesite y déjame ir. Te lo suplico- dijo la chica con los ojos empapados en lágrimas.
Crowley la observó unos instantes y en su rostro se iluminó una pícara sonrisa.

-¿Por qué voy a coger solo la sangre de Ayden Winchester, cuando puedo coger la de los tres hermanos?

Crowley agarró el tobillo derecho de Ayden (el que Dick Roman le había destrozado hacía años) y se lo torció, provocando que Ayden o Ayla, ya ni ella misma sabía su nombre, estallase en un profundo grito de dolor.
El demonio no se equivocaba, en cuanto se pasó el hechizo enoquiano, Castiel se dirigió al hotel de los Winchester para advertirles de lo sucedido...

-Se la han llevado.- dijo tras aparecer fugazmente en la habitación donde Sam estudiaba con su portátil y Dean miraba la televisión tumbado en la cama.

-¿Cómo?- se sobresaltó el mayor de los Winchester que saltó de la cama y agarró a Castiel por las solapas de la gabardina- Cas, ¿dónde coño está Ayden?

-La tiene Crowley, al romper los sellos para que yo pudiese entrar en el pueblo también han podido entrar los demonios...

Dean le zarandeó con fuerza.

-Siempre que te acercas a Ayden le ocurren cosas malas. Aléjate de ella, Cas. Te lo digo muy en serio, no te acerques más a mi hermana

Castiel se reveló de las sacudidas de Dean y con una mano lo estampó contra la pared.

-Yo le salvé la vida- protestó- La quiero, Dean... A pesar de todo, la quiero...

Dean no respondió a la confesión de Castiel, era evidente que Castiel y Ayden se amaban casi desde el primer momento en que se conocieron, pero el destino no quería que estuviesen juntos. Sam separó a Dean y a Cas y les sugirió dar una vuelta por el pueblo e intentar localizar un grupo de demonios.

-No se la habrá llevado lejos- argumentó Sam- nos necesita a los tres. Está claro que es una trampa, pero no nos queda más remedio que acudir. Si Crowley la está torturando y en este cuerpo sigue manteniendo sus poderes, encontraremos augurios cerca.

-Si Ayden sufre mucho dolor- respondió Castiel- es posible que su mente bloquee aun más los recuerdos de su vida anterior, y que sea aun más complicado sacarla de este pueblo...

Los tres intercambiaron una mirada de preocupación. Sin embargo, el ángel se equivocaba, cuando Crowley le torció el tobillo, en la mente de la joven apareció la cara de Sam, tirando de ella, para impedir que Dick se la llevara y como sintió que su pie se partía en mil pedazos por la fuerza con la que la apretaba el leviatán.
Crowley detuvo su tortura mientras la chica lloraba y dejaba de gritar pronunciando sin querer el nombre de Sam. El rey del Infierno la miró perplejo, estaba recordando... Crowley la golpeó en la cabeza con el mango del machete, dejándola casi inconsciente y sangrando, y se acordó de una vez, luchando contra un metamórfico en un callejón, le golpearon la cabeza y Dean corrió a socorrerla, tomándola en brazos y acunándola. En sus últimos esfuerzos por mantenerse despierta, observó la marca de su antebrazo. Castiel la había agarrado por allí, para impedir que la para se la llevará. En su mente apareció el rostro de Cas, la primera vez que lo vio...
Ella era solo una cría, su hermano estaba en el Infierno, no sabía donde estaba ni que estaba haciendo Sam, así que se dedicó a estudiar como sacar a Dean del Infierno en los libros de Bobby. Encontró un ritual muy complicado pero que era capaz de invocar a una de las criaturas más poderosas del planeta. "Seguro que puede sacar a Dean del Infierno" pensó la pequeña Ayden. El ritual culminó en un haz de fuego y una brillante luz que "sin saber aun el motivo" no le quemó los ojos, para la sorpresa del invocado Castiel y por ver a una chica tan joven completar el ritual ella sola. Accedió a sacar a Dean del Infierno y antes de desaparecer susurró a Ayden: "si me necesitas para cualquier cosa, solo rézame".
Ya en la realidad, y con la cabeza que sangraba a borbotones y a punto de perder el conocimiento, la cada vez más Ayden Winchester utilizó sus ultimas fuerzas para rezar a Castiel.

-Castiel, ven aquí, te lo ruego...

Ayden V

Castiel cayó de rodillas en la habitación del motel, sujetándose la cabeza con ambas manos. Cerró los ojos con fuerza y contuvo su alarido de dolor.

-¡Cas!- gritó Dean mientras ambos hermanos corrían en su ayuda y le ayudaban a levantarse- ¿Estás bien? ¿qué te ocurre?

-Se trata de Ayden, me, me esta rezando, me está pidiendo ayuda...

Dean y Sam intercambiaron una mirada.

-¿Entonces nos recuerda?- balbuceó Sam

-No lo se- dijo Cas sujetándose la cabeza- Pero está protegida con símbolos enoquianos, y eso me perjudica.

-¿Puedes localizarla?

-Si, pero dudo mucho que pueda entrar.

-Para eso estamos nosotros, ¿verdad Sammy?

Dean golpeó con fuerza el maletero del Impala, estaba oscuro, detrás de ellos se encontraba la vieja fábrica abandonada, protegida contra los ángeles y rodeada de demonios.

-¡Qué típico de Crowley!- exclamó Dean al ver el lugar- fábrica, secuaces y herramientas de tortura. Espero que por su bien no esté ahí dentro, sino te juró por mi hermana que le clavo este cuchillo en lo más profundo de ese horrible traje negro que lleva.

-Dean, deberías relajarte- advirtió Sam- ¿Conoces el plan?

-Por supuesto, el mismo de siempre. Disparar primero, preguntar después.- Dean se encaminó armado hasta las trancas hacia la fábrica.

-Dean, espera- volvió a intervenir Sam- Seguramente es una trampa. Crowley nos necesita a los tres. Entramos y rompemos los hechizos contra Cas, encontramos a Ayden y salimos cagando leches. Contra menos demonios matemos, mejor.

-¿Estás loco?

-¡Dean!- le regañó Cas utilizando sus poderes para inmovilizarlo- Vas a seguir el plan, no voy a consentir que esa agresividad tuya pueda dañar más a Ayden. O cumples el plan, o te quedas en el coche.

Lo soltó de golpe, cayendo al suelo, Dean y Sam compartieron una mirada. Castiel estaba más afectado de lo que parecía.

Dean y Sam entraron sigilosamente, mataron a un par de guardias en la entrada, y empezaron a tachar símbolos con spray de hacer graffities. Castiel apareció a su lado, dejando a su paso un pequeño soplo de aire.

-¿Ayden te sigue rezando?

-Débilmente- dijo él muy serio- Me temo que debe de estar sufriendo mucho dolor.

El ángel avanzó decidido por los pasillos, seguido por unos muy perplejos Winchester. De repente les detuvo con los brazos y se llevó el dedo a los labios para que guardasen silencios. En una especie de laboratorio de paredes blancas, parecido a una habitación de hospital, se encontraba Ayden, tirada en el suelo, atada a una columna y cubierta de sangre. Había carritos metálicos repletos de herramientas de tortura por toda la habitación. Crowley discutía con otros dos demonios. Cas hizo señas a Sam para que se colase por la puerta de atrás mientras que Dean y él distraían a los malos.

-Crowley!- gritó Dean blandiendo su espada celestial

-Ardilla- susurró el Rey del Infierno.- ¿Dónde está el Alce?

-Se ha quedado pateando el culo a esos perros que tienes allí fuera.

Crowley lo miró con despecho, y susurró a sus esbirros que fueran a investigar. Nada más salir por la puerta una potente luz y un alarido alarmaron al demonio.

-Veo que no has venido solo...- Castiel apareció por la puerta detrás de Dean, caminando seguro y con el ceño fruncido. Inmediatamente usó sus poderes para inmovilizar a Crowley por el cuello- Yo también me alegro de verte, Castiel.

-Suelta a la chica.- ordenó

-¿O qué?

Castiel apretó el puño y Crowley sintió como su garganta se oprimía. Los demonios los rodearon y Dean y el ángel se defendieron como podían, mientras el rey intentaba escapar de las garras de Cas. De mientras, Sam se acercó en silencio por detrás y cortó las cuerdas que sujetaban a las muñecas de Ayden a la columna. Ella casi había perdido la consciencia, pero reconoció a Sam cuando se la llevaba en brazos, y susurró su nombre. Ambos escaparon en el Impala sin que nadie se diese cuenta, solo Cas, cuando percibió que Ayden ya estaba a salvo, dejó de jugar con los demonios, sujetó a Dean que estaba disfrutando como un crío, y se esfumaron.
Se teletransportaron al motel, Castiel ya había restituido los símbolos antidemoníacos que impedían a esos seres penetrar en Saint Mary ni seguir su rastro.

-¿Qué coño has hecho Cas? Ya los tenía casi

-¡Iban a matarnos!

-Los tenía a tiro- protestó Dean encarándose a Castiel

-Chicos, chicos... ¡Qué os calléis!- gritó Sam desde una de las camas.

Ambos se giraron hacia él, Sam estaba sentado en la cama, con la cabeza de Ayden, apoyada sobre su regazo, mientras él le acariciaba el pelo para calmarla. La joven temblaba y gemía, cubierta de sangre. Castiel se acercó a ella con la mano extendida con la intención de curarla con sus poderes.

-No- dijo ella, girando la cara- No me toques.

-Ayden, por favor- le suplicó Sam- Debe curarte.

-No quiero que me toque.

Dean se fijó en el rostro demacrado de Cas, que Ayden le rechazase de esa manera le había roto el alma.

-Es necesario, debe curarte Ayden.

-Mi padre es medico, él me curará.

-¿Y qué vas a decirle? ¿Qué te ha torturado un demonio?- le repuso Dean- ¿No crees que te tomarán por loca? Deja de portarte como una niña pequeña y deja que Cas te cure.

Ante la regañina de Dean, Ayden se dejó curar por Castiel. Inmediatamente después, cogió sus cosas y se encaminó a la puerta.

-¿Pero dónde vas ahora, Ayden?

-¿Tu que crees? A mi casa... Y no me llames así, me llamo Ayla, Ayla Hurst.

Y se marchó dando un portazo detrás de si.


Ayden VI

La joven traumatizada entró llorando en la enorme casa blanca en la que vivía con sus padres en aquel barrio de ricos y burócratas. Dio un portazo al entrar por la puerta principal y sobresaltó a su madre, que se encontraba en el salón cuidando de sus orquídeas...

-¿Ayla? ¿Ayla, cielo, qué pasa?- preguntó la mujer asustada al ver a su hija entrar de esa manera en la casa.- ¡Oh dios mio! ¿Qué te ha pasado? ¿Por qué llevas la ropa tan sucia? ¿Ayla?

La muchacha apenas le dirigió una mirada de lástima mientras subía las escaleras a toda prisa y se encerraba en su habitación con cerrojo. Su madre picó a la puerta insistiendo que la dejara entrar, pero la chica se negó.

-Estoy bien mamá, de verdad. Pero por favor, necesito estar sola...

-Está bien, pero ya hablaremos de este comportamiento tan inmaduro durante la cena, con tu padre. Una futura doctora no puede tener este tipo de rabietas.

La escuchó descender por las escaleras, y Ayla (o Ayden) suspiró profundamente mientras abrazaba un cojín escondida detrás de la cama. Se levantó y se miró al espejo, estaba sucia y manchada de sangre, con el pelo hecho un asco... Si sus padres la veían así durante la cena se enfadarían. Fue al armario y observó su ropa: faldas, jerseys de punto, bailarinas... No se sentía cómoda con nada de todo ese absurdo montón de ropa, ¿de dónde podría sacar unos vaqueros y una camisa? ¿y unas zapatillas de verdad? ¿Cómo iba a cazar con esos zapatitos tan incómodos?
Aunque solo hubiese sido un pensamiento se tapo la boca como si lo hubiese gritado a los cuatro vientos... ¿cazar? ¿Cómo se le ocurría? Inmediatamente después y muy a su pesar cogió una falda negra y un jersey de lana blanco y empezó a cepillarse el pelo frente al espejo y mientras se trenzaba el cabello rubio miró su habitación en el reflejo del cristal: Se trataba de una habitación enorme, con una cama enorme, pintada de rosa y con los muebles blancos. En el tocador había un montón de perfumes, productos de belleza y maquillaje que hasta hacía unos meses apenas conocía de su existencia. Revolvió entre los cajones y encontró un álbum de fotos que le habían regalado sus amigas cuando cumplió dieciséis años, empezó a hojearlo y a mirarse en el espejo mientras comparaba sus rasgos con los de la joven de la fotografía...

-No sois la misma, ¿verdad?- la muchacha se dio la vuelta sorprendida al ver aparecer al ángel en el reflejo del espejo. Se encontraron cara a cara

-Castiel...- susurró

-Tu alma es muy fuerte Ayden Winchester, tienes una esencia poderosa. La alma de Ayla ya no habita ese cuerpo, se marchó mucho antes de que tu lo ocuparas. Tu alma lo siente como suyo, y adapta sus rasgos a los de su cuerpo anterior.

-Eso es imposible...

-¿De veras?- Castiel cogió el álbum que la chica había dejado en el suelo y tomó una de las fotografías, después agarró a Ayla por los hombros y la obligó a mirarse al espejo.- En esta foto veo a una joven rubia, con el pelo liso y los ojos marrones, muy oscuros. Sin embargo, te miró a ti- con toda la delicadeza del mundo le soltó la trenza que se había hecho y dejó que su cabello cayera sobre sus hombros- y veo ondas en tu pelo, rubio, pero con las raíces cada vez más oscuras... Y dos preciosos ojos verdes, capaces de seducir al corazón más frío del Infierno...

Se miraron a los ojos durante un instante, él intentó besarla pero ella apartó la cara.

-Por favor, vete de aquí...

-No entiendo por qué Ayden... ¿Por qué no quieres recordar quién eres?

La joven no pudo más, apretó los puños y estalló en lágrimas...

-¡Porque soy la puñetera Ayden Winchester! Lo recuerdo todo, todo Castiel. Crowley, el ritual para invadir el Cielo, el suicidio, como luchaste contra la parca que quería llevarse mi alma. Lo recuerdo todo. Recuerdo que he visto morir a toda la gente que quiero. He visto a mi hermano volverse adicto con sangre de demonio, caer al Infierno, estar sin alma... Pasar unas pruebas que casi lo matan... He visto a Dean, a mi querido hermano Dean volverse un puñetero demonio, una máquina de matar en el Purgatorio, renunciar a su familia por volver con Sam y conmigo.- entre lágrimas observó el pecho de Castiel, le acarició suavemente y le desabrochó la camisa dejando a la vista sus cicatrices- Te he visto estallar, Cas, te he visto sufrir mucho, renunciar al Cielo, tragarte esos asquerosos leviatanes, casi me matas cuando estabas bajo el control de Naomi. Me diste una paliza increíble, me rompiste todos los huesos del cuerpo- apenas se la entendía porque ya casi no podía soportar el llanto- Recuerdo, con mucho dolor, cuando te vi avanzar hacia ese río, cubierto por barro negro, y perderte en las profundidades. Me metí en el agua hasta la cintura, Dean me retuvo. Quería morirme Cas... No soportaba la idea de perderte, quería morirme.

Se produjo un silencio entre ambos, ahora si que Cas entendía por qué Ayden prefería seguir siendo Ayla. A Ayla Hurst lo peor que le había sucedido en la vida era suspender un examen de matemáticas, Ayden lo había perdido todo: sus padres, Bobby, Kevin, Jo, Ellen... Los había visto morir a todos y a cada uno de ellos.

-¿Lo entiendes ahora?- dijo ella enjuagándose las lágrimas.

-Si- dijo él muy a su pesar- Aún así, no quiero que te quedes con todas las cosas malas que le han sucedido a Ayden... Si quieres seguir siendo Ayla Hurst, adelante, pero Ayden no se merece que la recuerdes así. Ella era alegría pura, amor, vida... siempre dispuesta a ayudar, a hacer lo que hiciera falta para ayudar a los suyos.- Castiel le entregó a la joven la inseparable mochila gris de Ayden, donde llevaba su diario y algunos objetos que habían sido importante en su vida.

Ayden la abrió y empezó a hojear los dos diarios que había dentro: uno era de cuero, de tapas oscuras y viejas, y con las iniciales HW (Henry Winchester) bordadas en una esquina. Era su diario de caza, donde apuntaba todos los detalles de sus cacerías, lo había empezado su padre tiempo atrás y ella lo continuaba siguiendo los pasos de su progenitor, y añadiendo un capítulo muy importante, el de los ángeles. El otro diario era personal, tenía las tapas azules y se lo había regalado Sam por su cumpleaños numero doce, cuando él ya estaba en Stanford. Estaba lleno de fotografías: de niña con sus padres y sus hermanos, con Bobby, en su adolescencia con Sam y Dean, también había alguna foto con el mismo Castiel, serio mientras ellas sonreía a la cámara. Arrancó esa fotografía del diario y la miró más detenidamente. Miró a Castiel a los ojos y él le tomó la mano.

-Antes has dicho que Ayden era vida, sin embargo, todos los que están a su alrededor mueren. No logro entenderlo... ¿De dónde saca tanta fuerza?

Ayden notó el frío contacte del metal en la mano que Castiel le sujetaba, y enseguida reconoció la forma del colgante que le había regalado hacia años para mantener la Gracis que había absorbido bajo control.

- Del mismo lugar de donde la sacan Dean, Sam y yo mismo... De la familia.- le dedicó la mirada de amor más profunda que un ángel jamás había dedicado- Quizá debería haber matizado más, cuando he dicho que Ayden era vida, me refería a que en realidad, ella es mi vida.

Y Castiel se esfumó...

Ayden VII

-¿Podemos hablar?- Dean salió al porche de la casa de Bobby, donde Ayden miraba las estrellas apoyada en la vieja baranda de madera- Escucha Ayden, se que estás enfadada, pero Cas, ya no es Cas... Nos ha traicionado, por eso le encerramos en el círculo de fuego. A mi también me ha sentado mal, joder, era mi amigo. Y ahora es un monstruo.- Ayden no desviaba la mirada del cielo, como si Dean no existiese- Debes olvidarte de él, Ayden. Se que sientes algo muy especial por él. Pero ya lo hemos hablado... Sam no está bien, debemos centrarnos en cuidar de él y que se recupere lo antes posible. Y Cas... Cas es un ángel, sabes desde hace tiempo que no podía ser. Él es inmortal, tu no. Por mucha gracia de arcángel que te hayas tragado, algún día morirás y Cas, no... Ayden... ¿Me estás escuchando?- la joven desvió la mirada, una sólida y cristalina lágrima recorrió su mejilla, a Dean se le partió el alma- Lo siento mucho Ayden, eres aún muy joven... Algún día lo entenderás.

-Eres tú el que no lo entiende Dean. No es lo que siento por él, ni lo que siente él por mi. Es más que eso... Estamos unidos por algo más, un vínculo muy fuerte, algo sobrenatural... Yo puedo ver su auténtico rostro, oír su verdadera voz. Le vi cuando nos espiaba...

-Ayden... ¿Estás diciendo que sabías que Cas nos estaba espiando y no nos dijiste nada?- dijo Dean cabreado. Ella asintió con lágrimas en los ojos. ¿Pero por qué Ayden, por qué coño hiciste eso?

-Porque se trata de Cas, Dean. Le quiero, le quiero más que a nada en este mundo. Desde la primera vez que lo vi ya lo sabía todo...

-¿Qué sabías Ayden?

Ayden y Dean se miraron a los ojos, de la manera más sincera y fraternal que existe en el universo.

-Que daría la vida por él.

Ayden se despertó de repente y miró a su alrededor. No estaba en el búnker, no estaba en casa de Bobby, y tampoco estaba en ningún motel de carretera barato. Estaba en casa del doctor Hurst, en la habitación de Ayla, su fallecida hijita, que perdió la vida en un accidente de tráfico hace seis meses. y que su cuerpo sirvió de recipiente para la alma de Ayden. Desde entonces, la joven cazadora había intentado llevar la supuesta vida de Ayla Hurst, hasta que Dean, Sam y Cas volvieron a aparecer en su vida. Desde entonces que no podía pensar en otra cosa. No quería retomar la antigua y dura vida de Ayden, pero tampoco seguía querer manteniendo esa mentira. Echaba de menos a sus hermanos y a su adorado ángel. Quería cazar, pero tenía miedo de volver a meterse en líos y ver sufrir a los que amaba, a la poca familia que le quedaba.
Se levantó de la cama y observó su cuerpo, cada vez se parecía más a Ayden, la pronunciada curva de sus caderas, el pecho firme bajo los tirantes negros. Observó su cabello, las raíces se estaban volviendo cada vez más oscuras, como el auténtico cabello de Ayden. Se vistió con vaqueros, casi nos los recordaba y con un jersey negro, pasó del maquillaje. Bajó las escaleras y observó a la familia de Ayla desayunar: el doctor Michael Hurst, un hombre recién entrado en los cincuenta, bajito, rubio, ojos azules y nariz aguileña, tomaba café mientras leía el periódico. Siempre iba bien peinado, y con la camisa bien planchada y bien puesta por dentro de los pantalones. Ann Hurst, su esposa, hacia el desayuno. Ann era ama de casa, siempre iba bien vestida, estupendamente peinada y perfectamente maquillada. A Ayden le parecía algo estirada, pero se desvivía por mantener unida a su familia. Eran buenas personas, si se enteraban de que Ayla, su única y preciosa hija, había muerto acabarían destrozados.

-Buenos días princesa...- dijo el buen doctor cuando escuchó bajar las escaleras. Ayden le dio un beso en la mejilla, como cada mañana, aunque su rostro sombrío y las ojeras delataban sus pensamientos. - ¿Te encuentras bien, hija? Te noto mala cara...

-Estoy bien, solo que he dormido un poco mal.- respondió ella secamente con un hilo de voz.

Ann se dio la vuelta para servir el desayuno y se escandalizó al ver el aspecto de la joven.

-¡Ayla!- exclamó- Pero... ¿Qué te pasa hoy? ¿Por qué vas así vestida? ¿Y esa falda tan bonita que te compraste el otro día, por qué no te la pones hoy?

-Supongo que estará en el armario, mamá.- le costó pronunciar esa palabra- Pero es que hoy me apetecía probar algo nuevo...

-Está bien, está muy bien que quieras experimentar con tu estilo, pero ¿esto hija?

-Ann, deja a la chica que vista como quiera.- dijo Hurst sin apartar la vista de su periódico- Vete preparando Ayla, te acerco al instituto.

-No es necesario papá, prefiero ir andando.

-¿Estás segura hija?

-Si, si, nos vemos luego. Adiós chicos, que tengáis un buen día.- dijo Ayden muy seriamente mientras besaba a "sus padres" y salía de casa con sus cosas.

-¿Últimamente, no notas muy rara a Ayla, Michael?- preguntó la señora Hurst, preocupada.

- Es adolescente Ann, lo extraño sería que se comportase de una manera normal.

Ayden caminó hacia el instituo, meditando, pensaba en abrazar a Dean, a su adorado hermano mayor, su protector, su héroe. Quería tumbarse junto a Sam, su compañero, su confidente, su mejor amigo, pero sobretodo quería ver a Cas, besarle, decirle que le quería, que daría su vida por él... Se le saltó una lágrima y se frotó el rostro con la manga.

-¿Pensando en tu angelito, Ayden?

-Crowley- la joven se sobresaltó al ver al Rey del Infierno delante de ella, al que la había secuestrado y torturado hasta que recuperó la memoria.

-No te asustes pequeña, aquí no puedo hacerte nada, tu amigo alado ha colocado sellos por toda la ciudad. Aquí soy más inútil que un nadador profesional en el Sahara.

-Entonces... ¿Por qué estás aquí?

-Vengo a sugerirte un trato

-Corta el rollo Crowley, recuerdo todo. No voy a negociar nada contigo. Es más, agradece que no tenga aquí el cuchillo de Ruby para clavártelo en el corazón.

-Fíjate, si ya hablas como un auténtica Winchester. Lo que vengo a ofrecerte no podrás rechazarlo mi pequeña flor.

-No quiero escucharte...- Ayden siguió su camino

-La seguridad de Castiel.-Ayden se detuvo- El ángel estará a salvo, no intentaré matarlo ni ninguno de mis chicos. Dejare a tu amiguito en paz.

-¿Y que quieres a cambio? ¿Mi alma? ¿Mi sangre?

-Más simple que eso mi tesorito. Tu te quedas aquí, vives como Ayla, acabas el instituto, vas al baile de fin de curso, la universidad... Pero no volverás a cazar jamás. Te alejarás de los ángeles, de los demonios y de los Winchester y jamás volverás a verlos. Si permaneces alejada de ellos, Castiel estará bien, a salvo, haciendo las cosas que hagan los ángeles. Pero si te veo merodeando con el alce y la ardilla... Mis chicos irán a por tu querido y adorado Cas... ¿Me has entendido?

-Eso no es un trato Crowley, es una amenaza...

-Llámalo como quieras cariñito. ¿Lo hacemos por las buenas o por las malas?

El Purgatorio

El día que Benny encontró a Dean peleándose con unos vampiros en el Purgatorio, ya hacía casi tres meses que Ayden había desaparecido en busca de Cas, aunque Dean no lo supiese con exactitud, puesto que en ese sucio lugar se perdía la noción del tiempo. Benny ayudó al mayor de los Winchester a vencer aquellas bestias inmundas y que tanto le recordaban a su desaparecida hermanita. (Cazar vampiros era el hobby favorito de Ayden).

-Hay una puerta, que solo pueden cruzar los humanos, así lo dispuso Dios- argumentó Benny con el objetivo de que Dean transportase su alma de nuevo al mundo de los vivos después al cruzar el portal.

Después de una ardua discusión sobre si lo del portal era cierto y sobre si era lícito fiarse de un vampiro, Dean aceptó la propuesta de Benny de que le llevase hasta la puerta y él llevaría su alma consigo.

-Está bien, acepto tu propuesta- afirmó Dean- pero con una condición: antes tenemos que encontrar a mi hermana y al ángel. Sin ellos no me voy...

-No será difícil encontrar a la chica, su humanidad se olfatea a kilómetros. Pero el ángel... con él a nuestro lado somos presa fácil...
Dean Winchester (Jensen Ackles) busca desesperado
a su hermana Ayden en el Purgatorio

-Escúchame Ratoncito Pérez, yo no me largo de aquí hasta que encuentre a mi hermana y ella no se irá si no llevamos al ángel con nosotros. Son mis condiciones, si no siempre puedo matarte aquí mismo y encontrar el portal por mi cuenta...

-Está bien, está bien- acepto el trato- Pero si tu humanidad y la de la chica llaman la atención por si solas, no quiero imaginar como será lo de llevar a un ángel a nuestro lado...

Benny y Dean encontraron a Ayden algunos días después. Un licántropo forcejeaba con ella en el suelo, su hermano mayor llegó justo a tiempo para espantarlo tirándole un anillo de plata que llevaba con él. Levantó a Ayden del suelo y la abrazó:

-No se si darte un abrazo o una patada en el culo- dijo Dean con la joven entre sus brazos.- ¿Por qué te fuiste Ayden? ¿Por qué me dejaste solo?

-Quería encontrar a Cas- dijo con los ojos brillantes.

-Podríamos haberlo hecho juntos Ayden... ¿Te crees que yo no quiero que vuelva a casa con nosotros?

-Estaba muy asustado Dean, tenía que protegerle...- se excusó ella

-Entonces, ¿lo has encontrado?- preguntó con un rayo de esperanza en la mirada.

-Casi, apenas me sacaba un día de ventaja. Pero me di cuenta de que me estaban persiguiendo, bueno a mi no, a Cas y me estaban usando para encontrarle... Así que me desvié del camino hasta perder los, y luego le perdí a él también...

-¿Quién te seguía Ayden?- dijo Dean agarrándola por los hombros y sacudiéndola con fuerza.

-No lo se Dean, solo se que su presencia me ponía muy nerviosa... Noto enseguida si se acercan porque siento escalofríos y una sensación de malestar increíble. 

-Al menos la chica nos sirve de radar...- dijo Benny de lejos, quien no quería interrumpir ese precioso reencuentro familiar.

-Ayden, este es Benny, Benny, mi hermana Ayden. Él nos ayudará a salir de aquí...

-¿Te has vuelto loco?-susurró ella- ¡Es un vampiro!

-No me seas escrupulosa... Eres tú la que se triscó al ángel.

El equipo formado por los dos hermanos Winchester y el vampiro exploró cada rincón del Purgatorio en busca del desaparecido Castiel... Dean se percató las ansias con las que Ayden buscaba a Cas. Peleaba como jamás lo había hecho: matando lobos, vampiros, metamórficos.... Torturaba y aterrorizaba hasta que les decían la verdad, y después los mataba.
No fue hasta pasados unos meses que acorralaron a un vampiro que les merodeaba desde hacía algunos unos días, el monstruo tenía quemaduras graves en la cara, que solo podía haber hecho un ser extremadamente poderoso. Dean intentó presionarle, pero el ser no soltaba ni prenda. 
-¿Dean?-preguntó Ayden al ver que sus métodos de persusión estaban fallando con ese maldito vampiro- ¿Estamos muertos?

-¿Qué clase de pregunta es esa Ayden? ¿Y en serio? ¿No tenías otro momento para preguntarme esto?

-Solo responde- contestó seriamente

-Técnicamente sí- respondió Benny que se había mantenido al margen

-Me vale.

Ayden arrebató el cuchillo a Dean y se lo colocó al vampiro en el cuello, presionando con fuerza, hasta hacerle sangre.

-¿Que me vas a hacer, pequeña?-preguntó el vampiro arrogante- Si ya estoy muerto.

Ayden se rasgó el brazo con el cuchillo y se lo colocó en la boca al monstruo. La sangre de muerto era una tortura insoportable para los vampiros, y teóricamente ella estaba muerta. La joven hizo que el vampiro tragase toda la sangre posible hasta marearse, mientras seguía presionándole el cuello con el machete.  Por fín él cayó al suelo, pálido, tosiendo y escupiendo sangre, muy debil. Ayden también cayó, exhausta y jadeante, a los pies de Dean.

-A tres días al este de aquí- se explicó el vampiro entre respiraciones complicadas- encontraréis un arroyo. Allí está vuestro ángel.

Lo habían conseguido. Iban a encontrar a Cas gracias a la frialdad y a la astucia de Ayden. Pero esa crueldad cada día asustaba más a Dean, que se estaba dando cuenta de como había afectado la pureza de ese lugar a la joven Winchester. Ayden se levantó pesadamente y recogió el machete que se le había caído y se acercó tambaleante al vampiro, de un solo y seco golpe le cortó la cabeza.

-Andando-dijo ella- Aun tenemos mucho camino por delante.

Se colocó el machete sobre el hombro y comenzó a caminar tambaleándose hacia la dirección que les había indicado el torturado vampiro. Dean y Benny se miraron. La obsesión por recuperar a Cas y las sensaciones que provocaba el Purgatorio estaban cambiando a Ayden, la estaban convirtiendo en una auténtica máquina de matar.
Encontraron a Castiel en el lugar exacto donde dijo el vampiro, agachado frente a la orilla, lavándose la cara. Estaba sucio, tenía barba y algunos rasguños por todo el cuerpo. Ayden lo vio de lejos y corrió hacia él gritando su nombre. Castiel se levantó, pero no le dio tiempo a decir/hacer nada, la joven lo envolvió con sus brazos. 

-Cuanto me alegra ver que estás bien...-exclamó ella con la mejilla pegada a su pecho.

-Ayden...- susurró él sin responder al abrazo.

-Bonita pelusa- exclamó Dean refiriéndose a su nueva barba y como modo de salutación

-Dean...

-Cas, vamos a salir de aquí. Benny sabe donde está el portal para salir, y ahora que estamos juntos podremos marcharnos.

-No puedo, Ayden... 

-¿Qué? ¿Por qué no?- él la apartó bruscamente de su lado y evitó mirarla a los ojos para no reblandecerse ante esa mirada que lo tenía enamorado

-¿Por qué crees que me marche Ayden? ¡Me están persiguiendo!

-A todos nos persiguen, Cas, por eso necesitamos estar juntos...

-¡Los leviatanes! Ayden me persiguen los leviatanes, por eso me marché. Si estoy lejos de vosotros os dejarán tranquilos. No me importa pasarme la eternidad huyendo mientras sepa que estáis a salvo...

Ayden ya sabía de quien era la presencia que había sentido mientras lo buscaba

-Cas, no digas eso. Podemos luchar juntos, como siempre hemos hecho... No quiero perderte de nuevo. 

-No voy a repetirlo Ayden, marchaos ya- él le dio la espalda, intentando aparentar que ella ya no le importaba, que estaba mejor solo. Pero a los dos se les inundaron los ojos de lágrimas. Ayden se alejó unos metros y encontró refugio en los brazos de Benny.

-Es lo mejor, hermana- dijo el vampiro- No es 100% seguro que el ángel pueda cruzar el portal, y además, solo nos faltaría que nos persiguiesen los leviatanes, ya tenemos bastantes problemas los vampiros y los hombres lobo.

Dean observó la escena, vio como Benny calmaba a Ayden y se lo agradeció con un movimiento de cabeza. Después se dirigió a Cas:

-Cas, colega, escúchame.-Castiel no se dio la vuelta para hablar con Dean, pero él continuó hablando- Tienes que venir con nosotros, se que eres poderoso y que no tienes miedo a enfrentarte a nada, pero este no es tu sitio. Tu lugar está fuera de aquí, con Ayden, conmigo y con Sam. Ya hemos matado leviatanes antes, ¡podemos con ellos! Joder Cas, no lo hagas por mi si no quieres, ni por ti. Hazlo por ella- el ángel miró discretamente a la joven, que seguía llorando en los brazos del vampiro- Se que la quieres, y  se que quieres protegerla, pero conoces a Ayden, es la persona más testaruda del mundo. No se moverá de aquí hasta que vengas con nosotros, y si por algún extraño motivo sale sin ti, ¿quién sabe las locuras que haría por salvarte? Está cambiando Cas, este lugar la está haciendo diferente: más fría, más cruel... Te necesita, y yo también. Así que haz el favor de mover tu culito alado donde te indica el vampiro, y rápidito, que es para hoy....

Benny se percató enseguida del "vínculo" que había entre la joven y el ángel. Como se protegían el uno al otro, como se ayudaban. Cuando el se quedaba atrás ella le tendía la mano, él la cubría cuando tenían que enfrentarse algún monstruo... Finalmente, después de una batalla, vio como ambos se besaban, y preguntó a Dean que pasaba entre ellos... 

-Están atados por un hechizo. Sienten si el uno o el otro está en peligro, o si está triste o algo parecido. De echo, pensábamos que Castiel había muerto, pero Ayden estaba completamente segura de que seguía con vida, la tomamos por loca, pero nos demostró que no. Su unión es muy poderosa, casi inquebrantable. Y lo de los besos y las manos es otra historia, es una manera que tiene Ayden de transmitir su energía a Cas.

-¿Solo es eso? ¿Un hechizo? Porque parece algo más...
Benny (Ty Olsson), Castiel (Misha Collins)
y Dean (Jensen Ackles) buscando la salida
del Purgatorio

-Ella es solo una niña, ya se cansará de él...- dijo Dean muy serio cargando su machete al hombro mientras observaba como la pareja se miraba tiernamente agarrándose por los antebrazos.

Unos días después, Ayden abandonó su lugar en la fila que habían establecido: guiada por Benny, seguida por Dean, y cerrada por Cas, para ponerse al lado de su hermano, y avanzó el paso para qu el ángel no les oyera...

-Dean, tengo que hablar contigo- dijo tímidamente.

-¿Ocurre algo?- preguntó él sin prestar demasiada atención a su hermana. Estaba demasiado ocupado manteniéndose alerta.

-No es 100% seguro de que Cas pueda cruzar el portal como tu y yo, ¿cierto?

-Ajá...- respondió el otro.

-Dean, escúchame bien: Cuando encontremos el portal entrarás tu primero, y después Cas, y si al final resulta que él no puede pasar...- ella tragó saliva- prométeme que si él no puede pasar me dejarás aquí.

Dean se giró de golpe, sorprendido, y agarró a su hermana por el hombro.

-¿Qué? ¿Te has vuelto loca? ¿Cómo quieres que te dejé aquí? Ni hablar Ayden, tú vendrás conmigo...- Dean siguió avanzando.

-¡Dean! Escúchame. No voy a dejarlo aquí solo, ya encontraré otro modo de llevarlo a casa, o tú cuando vuelvas a lo mejor descubres algo. Pero no voy a perderle Dean, no, otra vez no... Tu debes volver, Sam te necesita, debe saber que estás bien, pero yo... es cierto que echo de menos a Sam, pero Cas me necesita más que él, y lo sabes.

Dean miró a Ayden con el ceño fruncido aunque con una pizca de orgullo en su mirada. La había educado bien, era leal, honesta, fiel a si misma y a su corazón. Dispuesta a darlo todo por su familia, sin duda era toda una Winchester. Él siempre la vería como una niña pequeña, como su dulce y tierna hermanita, pero la pequeña había crecido y se había convertido en una valiente joven, y aunque a Dean le costase aceptar que su niñita se había hecho mayor, ya sabía que era hora de dejarla tomar sus propias decisiones. Se agachó hasta la altura de Ayden, le acarició la trenza y la sujetó por los hombros.

-No será necesario que te quedes con Cas, porque saldrá con nosotros. ¿de acuerdo? Saldremos los cuatro juntos...

-Dean, prométemelo.

Él abrazó a su hermana, sintiéndose muy orgulloso de ella. La miró a los ojos.

-Te lo prometo- dijo él con un hilo de voz forzado.

Ella se lo agradeció con una sonrisa y ambos siguieron andando, no se percataron de que Cas estaba detrás, y lo había oído todo. Su pequeña Ayden dispuesta a pasar el resto de la eternidad huyendo por estar a su lado.

No dormían por las noches, el miedo, el terror, el estar siempre atentos no les dejaba apenas descansar. Por mucho que se organizaran en turnos, siempre permanecían despiertos, pendientes de cualquier movimiento extraño. Una noche, Benny estaba haciendo la guardia, Castiel estaba sentado bajo un árbol, y en otro tronco cercano estaba Dean, abrazando a Ayden. El ángel se levantó y se plantó junto al joven. 

-¿Puedo estar a solas con Ayden?

-Está dormida...- susurró él de mala gana.

-Por favor..- suplicó

Dean cedió y se levantó para acompañar a Benny, Cas se sentó junto a Ayden y la rodeó con el brazo. No la despertó, solo permaneció junto a ella, dándole calor, protegiéndola.
El primogénito de los Winchester observó la escena al lado del vampiro. 
Castiel (Misha Collins) ha escuchado los planes
de Ayden y quiere evitarlos para protegerla

-Con el ángel llamamos demasiado la atención. Están cerca, la chica lo percibe, pero no quiere decir nada por temor a que él se vuelva a marchar.

-Lo se.

-¿Qué vais a hacer si Castiel no puede salir por el portal?

-Pasará- dijo Dean muy seguro.

Apenas unos días después, tal y como predijo Benny, los leviatanes los alcanzaron. Castiel pudo ver por fin que Dean tenía razón, Ayden había cambiado, era más sangrienta, más cruel... Mejor cazadora. Un leviatán le abordó y fue rescatado por el vampiro. Intercambiaron una mirada de fraternidad bajo la atenta mirada de Dean y Ayden.

Ya estaban cerca, la humanidad de los hermanos Winchester encendía la parpadeante luz azul que señalaba el portal. Dean realizó el correspondiente ritual y atrapó el alma de Benny dentro de su brazo, para transportarlo al otro mundo. Ayden tomó de la mano a Cas y le miró fijamente. Él la atrajo hacia si y la besó en los labios, con amor, no le había transmitido su poder, solo la había besado, porque quería, para demostrarle que la quería aunque nunca se lo diría. Dean ni se inmutó, sabía que la hora de la verdad se aproximaba y era consciente de lo que le había prometido a Ayden...
Avanzaron un poco más, y los leviatanes saltaron sobre ellos. Trabajando en equipo consiguieron librarse de ellos, una vez más, el vínculo de poderes entre Castiel y la joven Winchester les había salvado, pero Castiel se llevó una buena paliza antes de ser salvado por los Dean y Ayden, estaba herido... El portal se cerraba, debían darse prisa o quedarían atrapados en el Purgatorio para siempre. Dean fue el primero en escalar la pared y llegar a la cima, Cas estaba herido, e iba más despacio, Ayden estaba a medio camino, mirando hacia atrás todo el rato para asegurarse que el ángel escalaba tras de si.  La muchacha ya casi había llegado a la cima, con el ángel pisándole los talones.

-¡Vamos Cas! Ya casi estamos.-Una mueca de dolor inundó el rostro del ángel- ¡Vamos! Puedes hacerlo!

Dean alargó los brazos y subió a Ayden a la cima del montículo, con el portal justo detrás, solo tenían que saltar. Castiel estaba casi con ellos, una roca se desprendió al apoyar el pie y resbalo.

-¡Cas!- gritó Ayden que se tumbó en el suelo y alargó el brazo. Cas le cogió la mano con ambos brazos- ¡Tranquilo, ya te tengo!

-Ayden, el portal...- gritó Cas, pero ella parecía no oírle.

Dean agarró a su hermana por la cintura y tiró de ella hacia arriba.

-Ya casi estamos, aguanta...

-Dean- gritó Castiel- ¿Estás sujetando fuerte a Ayden?

-Claro que si, ¿ pero por qué preguntas eso ahora?

Castiel le dedicó una mirada de arrepentimiento a Ayden y le susurró un "lo siento". Se soltó de una mano. La joven notó como los dedos del ángel se resbalaban entre los suyos... 

-No...- susurró con la voz cortada mientras veía como Castiel caía al suelo y del impulso Dean y ella caían dentro del portal.


*    *     *

Ayden no paraba de pensar en Castiel soltándose de su mano. Se había dado una ducha de agua caliente, la sangre, las costras y los rasguños ya se estaban curando, se había desecho de la ropa que la había estado acompañando durante ese largo año: los vaqueros, la camiseta blanca con una calavera pintada, la cazadora marrón y las zapatillas de tela. Se había quitado la trenza y se había cortado un poco el pelo. Se miró al espejo empañado, se sentía limpia, pero no tan pura como se había sentido en aquel lugar, donde seguía atrapado Cas, donde se había convertido en una auténtica máquina de matar. Inconscientemente acarició su amuleto, el que él le había regalado
Se puso unos vaqueros limpios y una camiseta de tirantes gris, después se sentó en una de las camas de la cabaña de Rufus e intentó ponerse las botas de cordones. Al agacharse notó como la cabeza le daba vueltas y casi se desmaya si no llega a ser por Sam, que entró en la habitación para ver si Ayden estaba bien:

-¿Necesitas ayuda?

-Sam...- dijo ella sujetándose la cabeza- No, estoy bien- forzó una sonrisa.

-¿Seguro? Anda, déjame ayudarte ¿Recuerdas cuando eras pequeña, y nos pasábamos las tardes aprendiendo a atarnos los cordones?- ambos sonrieron al recordar aquel tierno momento de su infancia.

El hijo mediano de John Winchester ayudó a Ayden a ponerse los zapatos y la camisa de cuadros rojos. Después tomó asiento a su lado.

-¿Estás bien, Ayden? ¿Quieres comer algo?

-No, estoy bien... Es solo que es difícil acostumbrarse a esto de nuevo. Comer, beber, dormir, no tener que estar en guardia las 24 horas del día... Creo que he sido incapaz de conciliar el sueño durante una noche entera, sigo pensando que en cualquier momento un vampiro se lanzará sobre nosotros. 

Sam rodeó a su hermana con el brazo y la acercó hacia él. Dean era mucho más protector con Ayden que Sammy, pero el menor siempre había sido su confidente, su mejor amigo, al que podía contarle todo. Habían pasado un año duro, los tres, pero ahora volvían a estar juntos, aunque se palpase una cierta tensión entre ellos...

-Ayden, he hablado con Dean, está, está muy molesto conmigo por no haberle buscado... Pero entre vosotros dos también ha sucedido algo...- la joven bajó la mirada- También me ha contado lo de Cas... Lo siento pequeña, no puedo ni imaginarme como lo estarás pasando...

La Winchester forzó una sonrisa

-Suena a que tu también has perdido a alguien este año

-No intentes hacerte la fuerte Ayden,-la regañó Sam- ambos sabemos que pasó cuando perdimos a Cas en el río. Casi mueres tu también. Dejaste de comer y de dormir, estabas obsesionada con encontrarle.

-Y aún no se me ha pasado esa obsesión, Sam. Lo veo en todas partes, en la ventana, andando por la calle, reflejado en el espejo... Creo que me estoy volviendo loca... - se llevó las manos a la cabeza y ocultó su rostro...

-¿Por qué no me cuentas que pasó exactamente, Ayden?

-Primero tienes que hablar tu...

-Está bien- suspiró Sam- Tu ganas esta vez, Ayden. Atropellé a un perro, la veterinaria que lo curó se llama Amelia, y es la mujer más fantástica que he conocido jamás, surgió el amor y luego se apagó, fin. Te toca.

-¿Y por qué se acabó?

-Ayden...- le regaño dándole un suave golpe con el hombro. Habla.

-Está bien... Dean me prometió que si Cas no cruzaba el portal no me obligaría a cruzarlo con él. Me quedaría allí, con él, hasta encontrar otra solución...

-Dean me ha dicho que murió.

-Estaba muerto por dentro Sam, había perdido las ganas de vivir, de luchar. Después de todo lo que había pasado... Se merecía tener un final feliz. 
Sam Winchester (Jared Padalecki)
está muy preocupado por el estado de
salud de su hermana, que acaba de perder
a un ser muy querido


Ayden se echó a llorar sobre los brazos de Sammy.

-Me siento tan culpable por no haberos buscado. Creía que habíais muerto...

Ella se enjuagó las lágrimas con la manga de la camisa...

-No te culpo Sam, hicimos una promesa, te merecías vivir tu vida. Y yo debería seguir allí, con Cas -se lamentó.

-Todos hemos cometido errores durante este año Ayden. Lo mejor es olvidarlo y centrarnos en encontrar a Kevin. ¿De acuerdo? Y ahora deja de llorar... No he soportado un año sin mi hermanita para ahora verla así.


*   *    *

Unas semanas después, Ayden continuaba viendo a Castiel por todas partes, Dean la tomaba por loca y le decía que debía de dejar de obsesionarse con el ángel, aunque lo cierto es que el también lo había visto. Una mañana, después de salir de la ducha, Dean se secó la cara con una toalla y en el espejo vio el rostro de Cas, se dio media vuelta y allí estaba él. Vivo, sucio y herido, pero vivo. Había logrado salir...

-Hola, Dean...

Castiel y Ayden estuvieron abrazándose largo rato ante la desconfiada mirada de los dos hermanos mayores. Él le palpaba la espalda y apretaba su cabeza contra él, como si estuviese comprobando que ella fuese real. Ayden no hizo nada, solo le rodeaba con los brazos alrededor del cuello y hundía su cara en el hombro. Con los ojos enrojecidos. Ella lo había visto caer, lo había visto "morir" pero sin embargo estaba allí, con ella. Sabía que algo raro había sucedido, no sabía si alegrarse o estar atenta a cualquier movimiento que hiciese en falso.

-Creí que nunca más volvería a verte- lloró en él meciéndola con dulzura.

A ella se le derritió el corazón ante esas palabras y lo abrazó con más fuerza. Él que nos e fiaba de nada era Dean, era consciente de que Ayden no sospecharía nada porque estaba demasiado enamorada como para investigar si se trataba de una trampa. Pero él si, él permanecería atento, no se fiaba de él, de como había salido de allí o de quién le había sacado. Le había visto morirse por dentro, no quería salir de allí, soltó la mano de Ayden, algo muy raro pasaba con ese ángel, y Dean Winchester estaba dispuesto a sacarle todos los trapos sucios. No iba a permitir que Cas le hiciese más daño a Ayden, no, no a su dulce hermanita. Y no descansaría hasta que la joven olvidase de una vez por todas el amor que sentía por el ángel.

Castiel y Ayden

-Ayden, Ayden espera... -dijo Castiel saliendo de la cabaña de Rufus tras la joven que había salido corriendo desde que él había aparecido acudiendo a la llamada de Sam.

Ayden estaba sentada con la espalda apoyada en el Impala y los ojos empapados en lágrimas. Cuando Castiel la encontró intentó evitar mirarlo a la cara. La oscuridad de la noche le cubría parte del rostro, pero los verdes ojos brillantes, tan parecidos a los de Dean, delataban que la pequeña cazadora había estado llorando. Castiel tomó asiento a su lado, sin comprender exactamente que le sucedía a Ayden. Ella le giraba la cara, se avergonzaba de sentirse así de mal por una tontería así... Si su padre la viera... Sentía tristeza y rabia a la vez, sentía celos pero compasión. Ni ella misma comprendía ese tornado de sentimientos que revolvía su interior desde que sucedió el incidente con Meg...
Castiel le acarició la barbilla y la obligó a mirarlo a los ojos. La observó largo rato intentando comprender que le sucedía a su amiga...

-Estás triste...- afirmó con un hilo de duda en su voz.

Ella apartó bruscamente su mano de su rostro y se enjuagó las lágrimas con la manga de la cazadora.

-Ayden, discúlpame si he hecho algo que te ha molestado, o que te ha ofendido. Pero llevas unos días muy extraña conmigo, evitas mirarme, tocarme, ya ni siquiera me rezas y yo, yo... aún no entiendo muy bien como funcionáis los humanos, por favor, explícame que he hecho mal, Ayden... Pero no quiero que te enfades conmigo. Somos familia...

Ayden lo observó, era testaruda y orgullosa como su hermano mayor, pero sabía que Cas tenía razón, él no comprendía muy bien como funcionaban los sentimientos de las personas, por tanto no sabía que había hecho mal, aunque en realidad no había hecho nada malo. Pero había herido los sentimientos de la enamorada muchacha...

-No has hecho nada malo Castiel...- comprendió al fin.

-Estás herida por dentro, aparentemente por algo que he hecho yo. Entonces si que debo haber hecho algo malo.

-No lo comprenderás... Y es demasiado bochornoso para mi explicártelo.

-Inténtalo, prometo que no le diré nada a Sam y a Dean.

Ayden suspiró profundamente y lo soltó de golpe:

-¿Por qué lo hiciste Cas? ¿Por qué besaste a Meg?

-¿Qué?- el ángel no comprendía la pregunta. ¿Ayden estaba enfadada con él por qué había besado a Meg?- No, no lo se Ayden, ella me besó a mi y yo... no lo se... Solo hice lo que vi hacer en esa película. ¿Por qué te ha molestado tanto eso?

-¡Me estaba enfrentando a un maldito perro del Infierno mientras tu estabas besando a un demonio!

-Pero al final salió bien. Vencimos a Crowley...

-Sigues sin comprender lo, ¿verdad?- ante la mirada perdida del ángel, Ayden continuó- Hay veces que una persona siente algo muy especial por otra persona, un sentimiento muy fuerte, de esos que te hacen estar dispuesto a darlo todo, incluso la vida, para que el otro está a salvo, sea feliz. ¿me sigues?- Castiel asintió, no lo comprendía del todo bien, pero comenzaba a seguir el hilo- Hay veces que la otra persona no siente ese sentimiento, ni siquiera lo percibe, o lo siente por una tercera persona. Entonces te sientes mal, tienes celos, envidia y sientes rabia e impotencia, pero acabas comprendiendo que es lo mejor para todos...

-¿Estás hablando de amar a alguien, y no ser correspondido?- Ayden asintió tímidamente. Entonces comenzó a comprender.

Se acordó de las miradas que le dedicaba la joven, como le había protegido en más de una ocasión, poniéndose entre él y otro ángel, o incluso del mismísimo Lucifer, como le tomaba la mano cuando estaba asustada o preocupada. Como le rezaba para que estuviese junto a ella... Ayden, siempre dispuesta, siempre dispuesta a darlo todo por él, por Castiel. Pero él había estado ciego, ocupado venciendo a Rafael que no se había dado cuenta. Sí que era consciente del vínculo que les unía, pero pensaba que era por la Gracia que ella se había tragado y que le transmitía la energía de Gabriel a él. Si se tocaban, la transmisión del flujo de energía era sutil, suave, débil... Pero si se besaban, él sentía como se inundaba de poder, casi tanto como si tocaba un alma. Miró a Ayden a los ojos, ella estaba sonrojada, esperando una reacción, la esperanza deslumbraba en su mirada... La atrajo hacia él y la acurrucó en su pecho. Apoyó la barbilla sobre su cabeza y la meció con ternura. Una lágrima recorrió la mejilla de ella y cayó al suelo. Castiel acercó su rostro al de Ayden, rozó su nariz con la de ella, en un gesto lleno de cariño y se abrió paso hasta rozar sus labios suavemente...

-Creo que estoy enamorado de ti, Ayden...

Ella no dijo nada, le acarició la mejilla y le continuó besando. El Impala había sido testigo de muchos romances de Sam y Dean, pero jamás uno de Ayden, que a parte de ser más joven, jamás había conocido a nadie que desease con tanta fuerza como aquel ángel. Y en el asiento de atrás, se siguieron besando. Él le soltó el pelo y le quitó la cazadora. La sentó sobre sus rodillas y la besó con pasión, sus manos acariciaron su espalda, primero por encima de la ropa, después sobre la piel cálida. Finalmente le quitó la camiseta y se tumbó sobre ella, Ayden le desabrochó la camisa y le quitó la ropa y acarició con delicadeza las cicatrices de su pecho. Él observó, con algo de culpa, la pequeña cicatriz que ella tenía en el cuello, esa marca quedó como consecuencia del conjuro que él le había realizado para intentar convencerla de que traicionase a sus hermanos y se uniese a su bando y con el que casi acaba con su vida. Con la mirada inundada de culpa, pasó el pulgar sobre la marca para que desapareciera. Pero ella le detuvo agarrándole la muñeca.

-Déjala cómo está. Me gusta así- dijo ella.

Continuaron besándose y acariciándose largo rato. Él sintió un impulso que jamás había sentido antes, a parte del amor que le invadía por compartir ese momento tan íntimo y especial con Ayden, sentía una fuerza física, que la atraía aun más a ella y que la hacía tener que controlarse para no hacerle daño. Las manos hábiles de ella jugaron con su pantalón y se lo bajaron lo suficiente para que le tocase y le excitase aun más. La penetró muy suavemente, él no tenía ni idea de lo que estaba haciendo, se dejaba llevar por un instinto primitivo que al parecer conservaba incluso siendo un ángel. Ella gimió de dolor y una mueca de malestar se apoderó de su rostro. Él se asustó.

-Lo siento, ¿te he lastimado?- dijo verdaderamente preocupado.

-No, en absoluto.-le tranquilizó ella- Lo estás haciendo muy bien. No pares.

Ayden abrazó a Cas contra su pecho y le acarició el pelo. Dejó que él le hiciera el amor suavemente, aunque le dolía, disfrutaba del momento y movía las caderas débilmente para que él también disfrutase, mientras le clavaba las uñas en la espalda en una mezcla de excitación y dolor a la vez. En pocos minutos, ella pareció sentirse más cómoda con la presencia de Castiel en su interior y empezaron a moverse al compás, uniendo sus manos y besándose, mordiéndose los labios. Él experimentó el orgasmo momentos antes que ella, apretó su cuerpo al de la joven y no pudo contener su gritó de placer que dejó escapar en la boca de Ayden mientras le mordía el labio intentando contenerse.

Permanecieron abrazados largo tiempo, cubiertos por la gabardina de él, ella dormitaba sobre el pecho de Castiel mientras el ángel le acariciaba la espalda con cariño.

-Debes marcharte ¿verdad?

Él asintió muy a su pesar...

-Las cosas se están poniendo muy feas por allí arriba Ayden. Me necesitan para vencer a Rafael.

-¿Por qué no puedo acompañarte? Para eso me adiestraste, sabes que eres más fuerte si estoy a tu lado...

Él le besó la frente y apoyó la mejilla sobre su cabeza.

-Antes me has dicho que cuando amas a alguien quieres que esté a salvo... Es muy peligroso que vengas conmigo Ayden, estás mejor aquí, con Dean y con Sam, ellos te necesitan más que yo.

Ella se deshizo de su abrazo y lo miró a los ojos, él entendió lo que significaba esa mirada.

-Si me necesitas, solo tienes que pedírmelo. Te prometo que esta vez acudiré sin falta.

Y se esfumó bajo un aleteo, dejando a Ayden sola y desnuda en la parte de atrás del Impala, aunque aun cubierta por su gabardina. Ella se acomodó en el asiento y se acurrucó dentro del abrigo.

-Si tu también me necesitas a mi, solo ven y haré lo que haga falta para ayudarte. Eso hacen las personas que se quieren, y yo te quiero Castiel. Te quiero de verdad.

SU CUERPO


La curiosidad que sentía Castiel por su joven amante era mayor que el deseo carnal por hacerla suya. Habían aprovechado aquel momento de intimidad para repetir lo que había sucedido semanas atrás en el asiento trasero del Impala. Se habían devorado a besos el uno al otro y ahora que ella estaba tumbada boca arriba en la cama, de aquella oscura habitación de motel barato, esperándole, él se había detenido. Miró el pequeño cuerpo de la muchacha, cubierto apenas por una fina camiseta de tirantes, tan blanca y pura como ella. El torso de él estaba completamente desnudo y sus firmes músculos y su perfecto cuerpo provocaban que la joven lo desease todavía más.
-¿Todo bien?- preguntó Ayden al ver que Castiel se detenía y se queda observando su cuerpo semicubierto por una sábana.
-Sí, tranquila-respondió él con un hilo de voz- Es solo que me llama la atención como Dios pudo crear unos seres físicamente tan hermosos, es decir, mírate, me siento muy atraído por ti. Tu cuerpo, es perfecto… Ahora mismo solo deseo tocarlo y explorarlo…
-Adelante- dijo ella segura de si misma y aún más enamorada porque Castiel hubiese alagado de tal forma su físico- Explora lo que quieras.
Él la incorporó y le quitó la camiseta, rodeó con sus firmes brazos su estrecha cintura y le besó el cuello, saboreándola, aspirando su aroma. Era dulce, muy dulce y olía bien, al contrario que él que había experimentado como su perfume se transformaba en almizcle al contacto con la piel desnuda de ella. La piel de Ayden se había erizado y estaba caliente, y la respiración acelerada. La volvió a tumbar en la cama y le besó el cuerpo, ella arqueaba la espalda en señal de placer. Se detuvo en el pecho y observó ambos senos, curiosos, le llamaban la atención. Su mano fue instintivamente a agarrarlo y mientras lo hacía la besó con pasión. Se dio cuenta de que a ella le había gustado porque gimió levemente. Exploró bajo el sujetador donde notó como el pezón se endurecía bajo sus dedos. Su lengua exploraba la boca de ella, cálida y húmeda mientras su mano jugueteaba con esa protuberancia que tanto le había gustado tocar. Ella lo apartó suavemente y se quitó el sujetador. Él la contempló desnuda, era todavía más bella, más sensual… Se colocó bien el pantalón, discretamente, aunque ya era casi imposible ocultar lo excitado que estaba. Sus labios exploraron con delicadeza la aureola rosad, mordió y lamió la punta, endurecida por el calor del momento. Sus labios y su lengua siguieron explorando el cuerpo de Ayden mientras él analizaba como reaccionaba: sus gemidos, como arqueaba la espalda, como le clavaba las uñas aguantando no gritar de placer y como controlaba sus impulsos para que no la hiciese suya. Descendió por el abdomen, suave y plano, sintió la respiración acelerada por los movimientos de su estómago y como su corazón latía con más fuerza. Finalmente sus besos llegaron aquel lugar tan íntimo y deseado, sin pensárselo dos veces le quitó la ropa interior y comenzó a explorar con los dedos: acariciando el vello oscuro y rizado, separando los labios. Ese lugar desprendía calor y humedad, quiso probar a que sabía, averiguar porque esa zona le atraía tanto. Se agachó despacio y separó un poco los labios con los dedos, poco a poco comenzó a lamer la delicada zona rosada. Un sabor a sal le inundó la boca, ella comenzó a respirar todavía más rápido y a gemir de placer. Él aceleró el ritmo y Ayden comenzó a gritar de placer mientras movía las cadera. Él se excitó todavía más si eso era posible hasta que no pudo controlarse. Se enderezó y se quitó el pantalón, observando a Ayden con ojos de lobo hambriento. En segundos se desnudó entero, agarró a la joven en brazos y le introdujo la totalidad de su miembro de una sola embestida. Ambos gritaron de placer. Ella se agarró a su cuello mientras él se movía rápidamente penetrándola con ansias, agarrando sus firmes nalgas y sujetando los provocativos y redondeados muslos. Se besaron apasionadamente, jugando con la integridad de sus lenguas. Él le mordió el labio inferior y la miró con ternura, pues a pesar del momento de sexo salvaje del que estaban disfrutando, estaba enamorado de ella. sujetándola se percató de como le excitaban sus preciosas caderas. La apartó de su lado y la obligó a colocarse a cuatro patas. A ambos le sorprendió la facilidad con la que ella se dejaba dominar por el atractivo ángel. La penetró, sujetando los firmes muslos y disfrutó de las vistas que le proporcionaban la espalda arqueada y los redondos glúteos. Jadeaban, gemían y respiraban muy rápido. Sus cuerpos comenzaron a sudar y se sintieron cada vez más acalorados, pero no querían que ese momento terminase. Probaron más posturas, ella se sentó sobre su miembro y le complació con sus ágiles movimientos de cadera. Él se incorporó e hicieron el amor abrazados, terminando esos últimos instantes antes del orgasmo muy suavemente, como enamorados. Finalmente, él no consiguió aguantarse más, apretó el cuerpo de la joven contra su miembro y estalló en un potente pero placentero orgasmo, inundándola con su esencia. No se había dado cuenta, pero la humedad en la entrepierna de ella había aumentado gracias al exhausto clímax al que había llegado cuando él se había corrido en su interior. 
La empujó suavemente sobre la cama y se tumbó sobre ella. Ayden agarró la sábana y lo arropó. Castiel, jadeante y exhausto se durmió sobre su pecho y con su delicada voz aclamó:
- Doy gracias a Dios, por haber creado esta perfecta obra de arte conocida como cuerpo femenino.



MI PEQUEÑA OBSESIÓN


Como era de costumbre, Dean Winchester y sus traumas no le dejaban pegar ojo por las noches, pero aquel día, era distinto, estaba más preocupado por sus dos hermanos que de costumbre. Se paseó hasta la cocina del búnker para beberse una cerveza y a la vuelta se plantó frente a la habitación de Sam, la puerta estaba entreabierta, echó un vistazo, Sammy dormía plácidamente acurrucado en su cama. Dean le dejó descansar y fue a ver a Ayden, la más joven de los hermanos Winchester también parecía estar soñando tranquilamente. De repente se revolvió en la cama, y Dean corrió dentro de la habitación para socorrer a su hermana, pero Castiel le detuvo agarrándole por el hombro...


-Está bien,- dijo el ángel- Solo ha tenido una pesadilla. Déjala dormir...

-Lo siento Cas, pero últimamente Ayden me tiene muy preocupado, más de lo habitual.

-¿Es por Crowley?

Dean asintió: "Tengo miedo de que se meta en los sueños de Ayden y la torture como Lucifer hizo con Sam".

-No te preocupes- afirmó el otro- En este búnker está protegida de los demonios. Pero tienes razón, también me he percatado de la fijación que tiene Crowley por Ayden... ¿Será por el poder que guarda en su interior?

-No lo se,- dijo Dean- mi intuición de cazador me dice que no le haría daño. Pero que Sir Crowley, el Rey del Infierno, el que adora su carísimo traje, se agachase para recoger a Ayden del suelo y la mantuviese a su lado hasta que le entregamos ese demonio. Y no fue solo eso, noto como la mira, su simple presencia lo tranquiliza, es como si quisiera protegerla, que no le hicieran daño.

-¿Crees que está enamorado?

-Cas, es un demonio. Los demonios no sienten amor por nadie. Pero si deseo, conozco a Crowley, y es un obseso del sexo. Me aterra que se haya fijado en Ayden e intente seducirla metiéndose en sus sueños y lavándola el cerebro.

-Debes confiar más en tus hermanos, Dean. Ayden es una chica lista, no caerá en sus sucios trucos de encrucijada.

-Ojala tengas razón Cas. Pero aun así, sigo sin fiarme de Crowley... Y creo que no podré dormir en paz hasta que averigua porque tiene esa obsesión con Ayden.

-Dean, no puedes pasarte las noches en vela vigilando la habitación de Ayden. Tienes que dormir.

-Cas, yo...- antes de que pudiese terminar la frase, Castiel colocó dos dedos sobre la frente de Dean y esta cayó al suelo, profundamente dormido. El ángel cogió una manta de la habitación de Ayden y se la puso encima.

-No te preocupes Dean, tu no puedes pasarte las noches sin dormir, pero yo si. Cuidaré de Ayden en tu lugar, mientras descansas. Se que tampoco te fías de mi, no te fías de nadie cuando se trata de tus chicos. Pero tienes que confiar en mi cuando te digo que mientras yo vele por ella no le va suceder nada.- Castiel se acercó a la joven dormida y se sentó en el borde de la cama, le acarició el pelo con ternura y ella se revolvió suavemente en la cama, pero no se despertó. Estaba agotada- Es posible que Dean tenga razón y Crowley tenga una pequeña obsesión contigo, en fin, mírate Ayden, eres preciosa... Pero no debes preocuparte por ello, porque por muy grande que sea la obsesión que tiene Crowley por ti, en nada se compara a la gran obsesión que tengo por protegerte Ayden, porque estés a salvo.


AYDEN & KEVIN


-Sabes, esto no está del todo mal... - dijo Ayden mientras sorbía de su refresco e intentaba evitar la mirada de Kevin.

-¿el que?-preguntó él, feliz y relajado por primera vez en meses

-Ya sabes... esto. Salir con alguien normal...

-Si llamas normal al profeta que debe custodiar la palabra de dios... -dijo Kev divertido

-El último chico con el que salí era un ángel caído atormentado por la masacre que cometió en el pasado, que estuvo encerrado en el Purgatorio y al que le lavaron el cerebro... Créeme, esta es la cita más normal que he tenido en la vida.

Ella se rodeó con los brazos y le entró un escalofrío, Kevin se quitó la chaqueta y se la colocó sobre los hombros... Ella le miró y le dedicó una sonrisa.

-Creía que esto solo pasaba en las comedias románticas adolescentes.

-Los chicos normales somos una caja de sorpresas.- Ambos se quedaron en silencio un rato, de pie, quietos, mirando las estrellas. Kevin intentó agarrarle la mano, ella al principio se estremeció al notar como sus dedos jugaban con los suyos, al final dejó que se la agarrara.- Entonces... a parte de Cas... ¿Soy el único chico con el que has salido?- ella asintió sin prestarle mucha antención-¿Cómo era él, Ayden? Me refiero a ¿cómo era tener una relación con un ángel?

Ella le miró sonriente, con los ojos brillantes, siempre se le iluminaba la mirada al pensar en Castiel.

-No podíamos hacer estas cosas. No teníamos citas, ni íbamos al cine, ni a pasear, ni siquiera podíamos sentarnos a ver una película en casa. El era un ángel, no entendía como funcionaban las cosas en la Tierra, pero era consciente del vínculo que existía entre nosotros, e intentó arrastrarme hacia su bando...

-¿Cómo?

-Con un conjuro... Hizo que me tragase una gota de su Gracia, y comenzó a entrenarme. Luego, cuando él estaba en peligro, luché con Gabriel para vencer a Lucifer, él cayó, y realicé el mismo hechizo para tragarme parte de su esencia. Pero la Gracia de un Arcángel es mucho más poderosa, y mi cuerpo no podía sostenerla. Iba a matarme. Entonces Castiel me dio este amuleto- Ayden sostuvo el collar entre sus dedos para mostrárselo a Kevin- mantiene los poderes de Gabriel a raya, no puedo usarlos a no ser que me lo quite, pero puedo transmitir su energía.

-¿Cómo?

-Con un beso...

-Por eso te besó aquel ángel vestido de vendedor de perritos calientes en aquella subasta.

-¿Samandriel?-le recordó con mucha pena- Era un buen chico, el ángel más dulce que he conocido. Pero sí, él notó mi fuerza y le transmití mi energía.

-¿Y cómo se tomaron Sam y Dean que te enamorarás de un ángel? Bueno... Ya sabes como son.

-Sam se dio cuenta antes que yo, como le miraba, como él me protegía... Entendía que le quería, pero me advirtió que fuese con cuidado. Sam es muy desconfiado, y más si se trata de los ángeles... Pero sabe lo que es amar a otra persona...

- Y ¿Dean?...

Ayden rió

-Para Dean siempre he sido y siempre seré su hermanita pequeña. Cuando ya era evidente que entre Cas y yo había algo... él se resistía a verlo... 

-¿Cómo lo averiguó?

-Nos pilló besándonos. Creo que nunca lo he visto tan enfadado, al final no le ha quedado más remedio que asumirlo. Aunque siempre ha intentado alejarme de él, pero él también le aprecia mucho. Sabes, siempre he sido consciente de que es imposible, es Castiel... es un ángel. Algún día yo moriré, y él no, junto a él solo me espera una vida de caza, huyendo, persiguiendo criaturas... No podríamos formar una familia. Está prohibido.- una sombra cruzó ocultó su hermosa sonrisa y se le llenaron los ojos de lágrimas- Pero ahora ya todo da igual. No se donde está Cas, ni siquiera se si está vivo, si lo estuviera no estoy segura de que viniera a buscarme. Siempre he tenido fe en él, cuando empezó a trabajar con Crowley, estaba segura que lo hacía para protegernos, lo mismo pensé en cuanto nos abandonó a Dean y a mi en el Purgatorio.... Incluso cuando su cuerpo explotó dejando libres a los Leviatanes, estaba segura de que no había muerto. Casi me cuesta la vida encontrarlo, casi muero de pena al perder al único hombre al que amado. Siempre he tenido fe en él, pero esta vez es distinto, porque empiezo a pensar que él solo me ha utilizado, y que jamás le he importado de verdad...

-Kevin tomó sus manos entre las suyas.

-A mi me importas Ayden, yo jamás podría hacerte daño, ni utilizarte. Me gustas mucho, y me gustas de verdad.

Él le acarició la mejilla y acercó su rostro hacia el de ella. Pero Ayden giró la cabeza sutilmente y él le besó la mejilla.

-Tu me gustas a mi Kevin, pero amo a Cas... Y por muchas veces que me haya fallado, no puedo fallarle yo a él. - sostuvo el amuleto entre sus dedos y ambos se miraron a los ojos-Tengo que encontrarlo.



EL VÍNCULO

Ayden observó al hombre junto a las escaleras, no podía ser, no se lo creía… Susurró el nombre de Dean, y él la agarró por los hombros. Tuvo que contenerse para no correr hacie ál y abrazarlo, decirle que lo había echado mucho de menos, que le quería y que le perdonaba.

 Dean aún no se fiaba de él, los había engañado y traicionado a todos. Sam se moría por su culpa. Pero estaba ahí, vivo, sano y salvo. Ayden lo sabía desde un principio, lo percibía, era su ángel de la guarda y estaban unidos por un poder celestial , un poderosos y mágico vínculo. Algo muy fuerte, que ni Sam, ni Dean, ni nadie más comprendía.

Emmanuel se sentó en la parte de atrás del coche, Dean al volante y Ayden a su lado. El mayor de los Winchester intentaba conversar con el sanador, intentando averiguar si se acordaba de algo de su vida anterior y de cómo curaría a Sam.

-No solo se curar dolencias físicas, sino también espirituales- afirmó el curandero.- Y percibo que tu alma sufre mucho, ¿Ayden, no?- ella asintió- ¿Puedo preguntar qué te sucede?

-Nada importante- dijo ella sosteniendo las lágrimas, algo de que Dean se dio cuenta y le agarró la mano- Es solo que han sido unos meses muy difíciles: el hombre que me crió como un padre ha fallecido hace poco, mi hermano Sam está muy enfermo, y no hace mucho que también perdí a alguien muy importante para mi.

-Ayden, te utilizó, como a todos- murmuró Dean.

-Eso no significa nada. Lo hizo por nosotros, por protegernos. 

-Tienes mucha fe en él- concluyó Emmanuel mientras observaba como la joven acariciaba un amuleto que prendía de su cuello y que le resultaba extrañamente familiar.
-No te imaginas cuanta.
Cuando se encontraron con Meg en la gasolinera, Ayden y ella se encararon. Tuvieron que ser separadas por Dean, quien obligó a la chica a aceptar al demonio en el grupo. La joven Winchester tenía cruzada a esa mujer desde que la vio besándo a Cas. No se fiaba de ella, de hecho, en otras circunstancias, la habría delatado a Crowley, o directamente hubiese hundido su cuchillo en su corazón y la hubiese mandado de vuelta al agujero de donde venía. Pero su hermano le suplicó que se contuviera.
Meg, Dean y Ayden se acercaron al coche donde esperaba el inocente y amnésico Emmanuel. En cuanto vio el auténtico rostro de Meg se asustó y se puso muy nervioso, temblaba de miedo y no le salían apenas las palabras. Ayden corrió hacia él para calmarlo y le tomó las manos, entonces, aquel que era conocido como Castiel notó la presencia celestial dentro de Ayden, un poder se canalizaba dentro de ella y recorría su cuerpo hasta él. La soltó de golpe al percatarse del subidón de energía que se transmitía de un ser a otro.
-Tus… tus manos…- ella se las miró extrañada- Tienes algo dentro, algo muy poderoso. Algo que me atrae hacia a ti.
Dean y Meg intercambiaron una mirada. Dean temía que el vínculo entre Ayden y él le devolviera los recuerdos y le impidiesen tener una nueva oportunidad con su amigo, o peor, que decidiera desaparecer y no curar a Sam.
-¿Yo soy Cas?- dijo Emmanuel cuando Meg le reveló que era un ángel.-¿Yo soy el que te traicioné? ¡No puedo hacerlo Dean, no puedo curar a tu hermano! Soy un monstruo…
Emmanuel intentó huir, pero Ayden se lo impidió.
-Cas no era malo, al contrario, es la persona, o ángel, más fiel, buena y luchadora que conozco, y con suficiente poder como para derrotar a todos esos demonios sin apenas esfuerzo.
-Ayden, yo… yo, no puedo hacer eso. No se como.
-Déjame ayudarte. ¿Ves esto?- ella le mostró el colgante- Sin él soy una bomba de relojería. Me lo diste tu para evitar que usase mis poderes que me otorgó tu fragmento de Gracia y la de Gabriel. Sin él podría morir. Pero si me lo quito, y te doy la mano, o te beso, te transmito esa fuerza a ti. Lo hemos hecho antes. Funcionará.- él la miró asustado. Ella se quitó el collar y se lo entregó a Dean- Yo siempre he tenido fe en ti, Cas, ¿la tendrás ahora tu en mi?.
Ayden le tendió la mano y él la agarró.
Juntos vencieron al grupo de demonios y Castiel recordó todo. Miró a Ayden apenado y la estrechó contra su pecho.
-Vamos a salvar a Sam.
Castiel se percató de que el muro de la cabeza de Sam estaba totalmente destruido y que era imposible recomponerlo de nuevo. Miró a Dean y a Ayden. No podía curarlo pero si transmitirlo. Conocía los riesgos, las alucinaciones, pero serviría para compensar el mal que le había hecho a los hermanos Winchester. Pero para realizar la transferencia, necesitaba ayuda extra.
-Ayden, ven aquí. Te necesito.
Castiel se sentó en la cama y colocó su mano en la frente  de Sam. Ayden se acercó y él la juntó contra su cuerpo cariñosamente. La besó en los labios y dejó que su poder y la enfermedad de Sam lo inundasen. Por el esfuerzo empujó a Ayden y Dean la levantó tras de si. Cuando terminó, Castiel se derrumbó y cayó al suelo. Ayden corrió hacia él y trato de incorporarlo. El ángel distinguió por un momento su rostro antes de empezar a alucinar. 
-Gracias Ayden, gracias- le susurró antes de empezar a agonizar.


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