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Mostrando entradas de noviembre, 2015

El Profesor III: celos

Durante las siguientes semanas seguí acostándome con Ayla, ella cada día se habría más a mí... Estaba muy sola, y se sentía muy sola. Yo la quería, la quería para mí. Pero ella, ella solo me hacía el amor y me hablaba... Era su amante y su psicólogo, pero ella no era mía, y yo quería que fuese mía, y solo para mí. Una mañana la vi llegar a clase, con su carpeta y su mochila, como cada día. Miraba el suelo, distraída, evitando las miradas de sus compañeros, de repente un chico alto y rubio tropezó con ella, a Ayla se le cayeron las cosas y ambos se agacharon a recogerlas. Tuve que contenerme para no ir a ayudarla, nadie podía saber que quería que fuese mía... Pero tendría que escarmentar a ese chico, nadie podía tocar a Ayla... Mientras ambos estaban en el suelo el muchacho la miró, soltó la carpeta y se alejó. Ayla se quedó en el suelo, cogiendo sus cosas, con el cabello ocultándole medio rostro. Otro chico con gafas, al que había visto a menudo con ella, se acercó rápidamente cuand

Ayla entrega a Ioalus

Cuando la joven madre llegó a la granja que le había indicado Eleonor, no encontró a nadie, ni a Iolaus, ni a Brujo ni a nadie... Se quedó paralizada delante del edificio medio derruido, su hijito se revolvió entre sus brazos y Ayla lo meció para que se durmiera... Unas lágrimas le resbalaron por las mejillas. ¿Dónde estará, Iolaus? le preguntó a su pequeño. -En esta granja no vive nadie desde hace tiempo... - dijo una voz a sus espaldas. Ayla se dio la vuelta, le había respondido un anciano mellado, vestido con ropa vieja y apestando a estiércol- Hace muchos años vivía una mujer con su hijo, pero hace mucho que se marcharon... Ayla le dio las gracias mientras unas lágrimas cristalinas le recorrían las mejillas. -¿Te encuentras bien? ¿Puedo ayudarte?-dijo el anciano conmovido -No, muchas gracias- respondió ella intentando sonreír- Es solo que... Estoy buscando a alguien, y esperaba encontrarlo aquí... -Si buscas a alguien, seguramente se encuentra en la boda del Condesa de Or

El Profesor II

Llamé al timbre, primero segunda, como decía la nota, "¿quién es?" dijo una voz alterada por el micro del telefonillo. No me atreví a contestar, supongo que ella lo sabía y apretó el botón. Subí las escaleras hasta el primer piso y Ayla me abrió la puerta... -Profesor Landom... -susurró -Por favor, solo Henry... -¿Qué haces aquí? -No has venido a clase, ¿estás bien? -Si, si... tenía revisión con el dentista. ¿Cómo has sabido donde vivo? -Tu amiga dejó una nota encima de la mesa que "enviase los apuntes a esta dirección". Ella rió tímidamente - ¿Eso es mío?-señaló la bufanda que llevaba en la mano... -Sí, te la olvidaste el otro día en mi despacho- se la tendí y ella la cogió sin hacer más preguntas -¿Te apetece un café?- tendría que haber dicho que no, darme la vuelta e irme a mi casa como si nada hubiese pasado. Pero estaba allí, devolviéndo una bufanda a una alumna con la que solo pensaba en acostarme con ella. -Por supuesto. Sirvió dos ta

El Profesor

"¿Por qué no me la quito de la cabeza? ¿Qué me pasa? Llevo años dando clase y jamás me había ocurrido  algo así... Vamos Henry, estás muy solo, solo necesitas un poco de amor, ¿pero por qué de ella? Es una alumna, apenas tiene diecinueve años, ¿por qué te llama tanto la atención? No es la chica más guapa del mundo, sin duda has tenido alumnas más bonitas... Pero su mirada, sus ojos verdes, que me miran, y me dedican toda su atención, a mí, a Henry, 42 años, divorciado, profesor. ¿Por qué me mira de esa forma? Te estás emparanoiando, te mira porque eres el profesor y porque tiene que prestarte atención. Venga, ahora relájate y entra en clase.... Mírala, allí está, sentada en la tercera fila. Ni muy lejos ni muy cerca. Hoy se ha recogido el pelo, pero unos mechones juguetean en su cara. ¡Que bonita es! Ese jersey le queda realmente bien, le resalta el busto. Vamos Henry, céntrate, tienes que dar la clase..." Di la clase con toda la normalidad que pude. Ella escucha y toma apu

París Destruída

En honor a las víctimas de París, sigue la historia de Ayla y Enjolras justo después de la masacre de julio de 1832. "Los oficiales de Javert han colocado los cuerpos de los estudiantes en línea. La entrada a la plaza de Saint Michel se ha llenado de carruajes, carruajes demasiado lujos para andar por aquella parte de la ciudad. Los familiares de los estudiantes se avalanchan sobre la plaza en busca de sus seres queridos, con la esperanza de que haya sobrevivido alguien. Lamentos, gritos, mujeres que se empapan en sangre abrazando los cuerpos de sus pequeños. La plaza de Saint Michel está totalmente destruida, no queda nada de la barricada de la libertad, se ha manchado con la sangre de aquellos que luchaban por sus sueños. Las balas han acabado con ella, con las esperanzas de un pueblo. Javert observa la escena pasivamente, sus impecables botas descansan suavemente sobre un charco de sangre. Han muerto muchos chicos, y no solo estudiantes, campesinos, artesanos, pobres ciuda

La Moneda de Leah

Voy a aparcar la aventura de Ayla y Enjolras un tiempo, mientras reflexiono como continuarla, y mientras tanto, para hacer más amena la espera, os voy a contar la historia de la princesa Ayla, una joven que lucha por ascender al trono y defender lo que más quiere en el mundo. Sus hijos. Este fragmento corresponde al primer aniversario de Leah, la hija menor de la princesa Ayla y su marido, el general Aysel. Ayla se siente culpable, Aysel le profesa un amor muy sincero que dura desde la infancia, él es un hombre realmente feliz, se ha casado con la mujer de su vida y esta le ha dado una preciosa hija. Pero Ayla no aguanta más, claro que quiere Aysel, es su mejor amigo, pero no es el hombre del que estuvo enamorada hace años, y aunque adore a su hijita, echa de menos a su primogénito. "Ayla se está preparando para la fiesta en honor del primer aniversario de la infanta Leah. Para la ocasión ha elegido una túnica veraniega de color verde, muy alegre y un chal oscuro. Sentada fren

La Barricada II

El otro día, ojeando las visitas me di cuenta de que La Barricada es una de las entradas más leídas, quizá por qué fue la primera vez que compartí las historias de Ayla, o por el morbo de la situación con la muerte del niño en brazos de su hermana. Pues bien, he decidido seguir este artículo allí donde lo dejé en La Barricada, recordamos, Ayla va en busca de Gavroche que se ha unido a la revuelta de los Amigos y una bala perdida le alcanza mientras construyen la barricada. El pequeño muere al amanecer en los brazos de su hermana, rodeados por el abrazo protector de Enjolras. "Los cascos se detienen al otro lado de la barricada, una voz rompe el silencio de la madrugada parisina: -¡Os habla el ejército, ahora escuchad! Se os acusa de traición a la corona y a todo el pueblo francés. Rendiros ahora y tendréis un juicio justo. Tenemos orden de disparas si os resistís. ¡Rendiros, no seáis idiotas! Los Amigos se miran entre si, esperan una señal de su líder. Enjolras mira a Ayla,