Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de noviembre, 2016

Capítulo III: Gabe

El tiempo mejoraba por días, igual que mi estado de ánimo. Matt tenía esa capacidad de sacarme una sonrisa en cualquier momento del día. Él era la confianza y la seguridad en mi misma que me faltaba. Era mi autoestima, y poco a poco y sin darme cuenta se estaba convirtiendo en mi vida. Uno de los momentos que más me gustaban del día era la cena: nos sentábamos juntos y comentábamos lo que habíamos hecho aquel día. No había preocupaciones por el dinero, ni por los kilos de más, ni por lo mal que me había ido en el trabajo… Solo caza, construcción, tiros... Los poemas de Noah, la última trastada de Matt, la discusión entre los dos hermanos mayores sobre cómo hacer un proyecto, los aullidos de Bear y las imitaciones de Gabe… Me gustaba ver a Billy y a Ami, besándose, dándose la mano y abrazándose después de tantos años juntos. Empecé a verme así con Matt, casados y rodeados de niños en los bosques… Sin duda era la mayor tontería que se me podía ocurrir, pero en esos días me sentía tan fe...

Capítulo II: Noah

Desde que había llegado a Brown cogida de la mano de Matt no había noche que no me acostase entre lágrimas. Llegamos a principios de primavera, una mañana llena de niebla, y toda la familia vino a recibirnos a la playa. Yo me mantuve al margen mientras Matt se reunía con sus padres y les pedía disculpas por su comportamiento. Ami lloró, y su padre también en cuanto pudo volver a abrazar a su hijo mayor. Rainy se echó sobre sus brazos, y el resto de hermanos se hicieron los duros para no derramar una lágrima. Todos estaban contentos de tenerlo de vuelta, pero yo me sentía una intrusa. Matt fue el encargado de acercarme a su familia, rodeándome con un brazo la cintura: -Ya conocéis a Ayla, es una buena amiga… Espero que no os importe que se quede unos días con nosotros en Browntown. Ami me cogió las manos entre lágrimas. Eran ásperas y esqueléticas, me clavaba los anillos y me apretaba con fuerza. Tenía el rostro enrojecido por el llanto. -Bienvenida Ayla. Y me abrazó, dándome l...