AVANCE DEL CAPÍTULO XVIII DE TIERRA MOJADA
-¿Pero cómo es posible?-aun no podía creerlo. ¿Se
trataba de un sueño? Me sentía muy mareada y en lugar de ver a un Bam, veía a
tres figuras borrosas con el pelo rizado y gafas.
Me ayudó a incorporarme en la cama y me acarició las
dos mejillas con sus largos y huesudos dedos:
-¡Dios mío, Ayla!-apoyó sus labios en mi frente-Estás
ardiendo.
Apenas lo escuché hablar, estaba demasiado distraído
absorbiendo aquel olor tan intenso que le caracterizaba: aquella pose erguida y
esa mirada orgullosa que ocultaban aquel instinto felino sobreprotector. “Que
suerte tienen Bird y Rain de tenerle como hermano mayor”. Bam me ayudó a
ponerme la sudadera con la que Bear me había arropado. Ahora que lo mencionaba,
sentía las mejillas ardiendo a la vez que unas agujas de hielo me cosían la
columna vertebral. Bam, de pie junto a mí se llevó uno de mis mechones de pelo
a la nariz:
-¿Cuánto hace que no te lavas el pelo?-me encogí de
hombros y al acariciarme las puntas color rubio oscuro las noté grasientas y
secas. Moví la mata de pelo hacia un lado, avergonzada por su lamentable estado
y me quedé con un matojo de rizos maltratados en la mano. Los solté
disimuladamente para que Bam Bam no los viese. Ahora hablaba por lo bajo, para
que tampoco detectase que llevaba el mismo tiempo sin cepillarme los dientes.
-¿Cuánto tiempo ha pasado desde que Matt sufrió el
accidente?-Bam se pasó las manos por la barba rubia, tic que repetía
obsesivamente cuando se ponía nervioso: “¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Dos
horas? ¿Dos días? ¿Dos meses?”
-Tienes que salir de aquí. Darte una buena ducha
caliente, comer en condiciones y dormir una larga noche.-No quería responderle
que lo único que veía cuando cerraba los ojos era a Matt siendo desgarrado por
un oso.
Intentaba seguir el hilo de la conversación con Bam,
pero no me encontraba en mis plenas facultades. Me tendió el café que me había
traído, pero al primer sorbo se me hizo un nudo en el estómago y decliné su
regalo:
-¿Dónde están todos?-comencé a morderme las uñas para
sobrellevar el estrés, había pasado tantos nervios que tenía las cutículas en
carne viva. Como una cría, Bam, con gesto de decepción, me apartó la mano de la
boca y, con las mejillas encendidas, la escondí en las mangas de la sudadera.
-Mi padre, Gabe, Alba y Rain han ido a casa a recoger
algunas cosas y a dejar a Noah, se quedará vigilando Browntown mientras estemos
fuera.-“Ketchikan, estamos en el PeaceHealth Ketchikan Medical Center”. Intenté
rememorar cómo había sido el traslado de Hoonah hasta la ciudad sureña, pero
mis recuerdos estaban tan borrosos como los del ataque: Sí que recordaba a Bear
sujetándome durante un eterno y turbulento trayecto en hidroavión. Birdy
gritaba y Rain se aferraba con toda su alma a la mano huesuda y llena de
anillos de su madre. Fuera: todo era una masa de nubes grises y retumbantes
truenos. Una arcada con sabor a bilis me recorrió la garganta al intentar
recordarlo todo.
-¿Alba sigue aquí?
-¿Crees que se marcharía al otro lado del mundo
sabiendo que Matt y tú estáis como estáis?-Sonreí para darle la razón y sin
saber aún el motivo, sorbí otro trago del amargo café que me revolvió los
intestinos más todavía que el primero. Ni siquiera pensé que mi estúpida
decisión de seguir a Matt por el bosque podría haberle costado el empleo a
Alba.-He mandado a mi madre, a Birdy y a Bear a descansar al motel y creo que
tú deberías hacer lo mismo.-lo miré con los ojos vidriosos-Yo cuidaré de él.
Esbozó su extraña medio sonrisa para complacerme,
apretando los labios y sin mostrar los dientes:
-Tienes que contarme tu aventura en Anchorage, ¿La
encontraste? ¿Ha venido contigo?-le pregunté para evadir la respuesta a que no
pensaba alejarme de Matt mientras permaneciese en aquel estado.
Bam me ayudó a levantarme de la cama:
-Ven, hablaremos de esto en la cafetería mientras
desayunas algo.-Me resistí levemente, tartamudeando palabras sin sentido y
señalando la camilla de Matt.-Tranquila, Birdy está de camino, ella cuidará de
él mientras estamos fuera.
Mi par de “peros” de más no fueron un obstáculo para
que Bam Bam me arrastrara hasta el transitado pasillo de camillas, enfermeras y
familiares que deambulan por el corredor de paredes amarillas. En el momento en
que salimos, entro Snowbird, aunque apenas intercambiamos un par de palabras de
cortesía. Me bebí el café amargo de un sorbo para contentar a Bam. También
traía una bolsa de papel blanca con un par de rosquillas, que me comí sin
rechistar en el mismo pasillo, la cara y la sudadera roja de Bear se me
llenaron de azúcar glaseado, pero ¿acaso me importaba? Mi único pensamiento era
regresar en cuanto antes al lado de Matt. Pero, al mismo tiempo tenía tantas
preguntas que hacerle a Bam. Parecía distinto: con un brillo nuevo en la mirada
color aceituna y unos gestos irreconocibles que iluminaban su sonrisa, incluso
su porte orgulloso había adquirido un tono más despreocupado, más relajado,
tenía las manos metidas en los vaqueros ajustados, con cadenas colgando del
cinturón y metidos por dentro de las botas militares relucientes. Llevaba una
camiseta de media manga gris y negra con la máscara de un Stormtrooper en el
torso y bajo el brazo se sujetaba la cazadora oscura y las gafas de sol. El
pelo largo y suelto, acariciándole las mejillas en bucle le otorgaba un toque de
motorista ochentero espectacular, que conjuntaba con las pulseras de cuero y
tachuelas de sus muñecas y los anillos de calaveras. Aunque detrás de toda esa
piel curtida y esa mata de rizos estaba mi querido Bam, mi confidente, mi
reflejo…
-¿Y bien?-dije con la boca llena de rosquilla-¿Me vas
a contar que sucedió en Anchorage?
-Ayla…-suspiró resignado acariciándome el pelo y la
mejilla. Su fuerte olor a almizcle había desaparecido en favor de un aroma a
agua de colonia que me hacía cosquillas en las fosas nasales. Por un momento,
temí haberlo perdido.
-Por favor, Bam.-supliqué poniendo ojitos.
-Antes quiero saber que sucedió el día del accidente.
Fruncí el ceño y me crucé de brazos.
-No lo recuerdo del todo.
-Mientes.-las dudas se desvanecieron cuando reconocí
su soberbia detrás de aquellas gafas tan ochenteras como su ropa.
-Fue todo muy confuso, había mucha sangre y llovía a
mares. Oí un tiro a lo lejos y los osos se fueron. Matt estaba tirado en el
suelo, teñido de rojo. Le sujeté la cabeza entre las manos y lo llamé por su
nombre.-cerré los ojos para intentar recordar todos los detalles
posibles-Estaba despierto, lo sé porque me agarró de la muñeca. Dijo algo, pero
no recuerdo el que. Yo gritaba y lloraba y no lograba a comprender que me
estaba queriendo decir. Era algo sobre un vestido…
“Te vas a manchar el vestido” susurraba exactamente Matt
mientras tomaba su cabeza ensangrentada entre mis manos.
-¿Quién disparó?
-No lo sé. Debió de ser tu padre o alguno de tus
hermanos.-volví a cerrar los ojos para intentar recordarlo, pero no logré
hacerlo. Bam Bam dio un paso hacia mí y me zarandeó por los hombros.
-Ayla, quién disparó.-su voz sonaba fuerte y orgullosa
y retumbaba como un trueno entre mis recuerdos. Su aliento me golpeó la cara
como una ráfaga de aire hirviendo en una travesía por el desierto.
-Gabey llevaba un rifle cuando llegó, sí, ahora lo
recuerdo. Debió de ser él.
Bam comenzaba a exasperase, mientras que a mí me
temblaba la voz cada vez que intentaba abrir la boca. ¿Por qué era tan
importante saber quién había disparado? ¿A caso había matado a la osa? Me
volvió a zarandear por los hombros.
-¿Quién disparó a la maldita osa?
-Ejem ¿Interrumpo algo?-el que había hablado había
sido un joven y atractivo doctor. Alto y delgado, vestido con camisa verde de
lino y pantalones muy bien planchados bajo la bata blanca. Tenía el pelo negro
y muy brillante y los ojos claros y el rostro perfectamente afeitado.
-No, doctor, lo sentimos…-se apresuró a disculparse
Bam.
-Les recuerdo que esto es un hospital, tengan un poco
de respeto.
-Lo sentimos-repitió él-No volverá a pasar.
El joven doctor examinó las notas que llevaba en su
portapapeles y con una voz de terciopelo se dirigió a nosotros:
-Vosotros debéis ser los hermanos del señor Brown, ya
me ha dicho mi colega que sois un montón. Soy el doctor David Conrad, el médico
de guardia.
-Joshua Brown-se presentó Bam-soy el hermano de Matt,
Ayla, Ayla…-me miró de reojo-Ayla es una amiga de la familia.
-Ayla…
-Ayla Hurst, doctor.-le ayudé con el tono más educado
y tranquilo que logré a pesar de mi aspecto de cocainómana en pleno ataque de
mono.
-¿Hurst? ¿De qué me suena ese nombre?-suspiré
resignada, dispuesta a aceptar hacer alguna firma o alguna foto o cualquier
tontería que me pedían mis fans-¿No se llama Hurst aquella alumna super dotada?
Sí, aquella que estudiaba medicina en la Universidad de Nueva York.
-Lía Hurst.-le ayudé. Incluso a miles de kilómetros y
con una carrera de éxito, mi hermana me superaba en apenas un año de carrera.
-Sí, esa misma-dijo señalándome con un lápiz
mordisqueado-¿A caso son familia?
-No, pero también he oído hablar de ella.
-¿No será usted la chica que estuvo presente durante
el ataque al señor Brown?-ante mi mudo asentimiento, el doctor Conrad
prosiguió-¿La han examinado ya?
-No, no…-tartamudeé-A mí no me pasó nada. La sangre
era de Matt, no mía.
-No me refiero a examen físico.-tragué saliva y me
froté los ojos. De repente, todo me daba vueltas y el doctor David Conrad se
había multiplicado por cuatro. Una imagen de una chica, con una larga melena
despeinada y arrodillada frente a un inodoro, vomitando bilis y pastillas se me
cruzó por la mente.-Me refiero a un examen psicológico.
-No lo necesito.-me apresuré a decir-Estoy bien, estoy
perfectamente.
-Es solo por precaución.-el doctor extendió una mano
hacia mí mientras los músculos se me tensaban hasta quedar rígidos como el
hielo.-Ha sufrido unos momentos muy duros, cuando llegó aquí estaba en estado
de shock, podrían quedar secuelas…
-No, no y no.-la voz del doctor resonaba en mi cabeza
como un tambor. Los maltratados dedos de Bam acariciaron los míos, mientras su
mano se posaba en mi hombro, fraternalmente.
-Puede ser una buena idea, a lo mejor así recuerdas
quien fue el que disparó…
-¡He dicho que no!-el gritó debió resonar por toda el
ala del hospital, porque un montón de miradas se fijaron en la loca de la
chaqueta roja y el rostro manchado de polvo blanco que gritaba como una energúmena.
Incluso Snowbird, asomó por la puerta su rostro redondo con gafitas, enmarcado
en el cabello largo y embutida en un grueso jersey de lana amarilla de cuello
alto. Iba a disculparme por el grito, pero Birdy no me lo permitió:
-Está despierto.
Corrí con el corazón en un puño, latiéndome a toda
prisa y la di un empujón al entrar y me incliné sobre el lecho de Matt. Tenía
el respirador conectado y un ojo vendado, pero el otro me analizaba al detalle,
no tenía la mirada perdida en un horizonte imaginario, me miraba a mí y solo a
mí. Alargó la mano y me acarició la mejilla. Un hormigueo me recorrió el
estómago mientras sentía aquellas manos de herrero tejiendo seda en mi tez. Bam
tuvo que apartarme para que el doctor y la enfermera le retirasen el
respiradero y le ayudasen a respirar por su cuenta otra vez. Cuando se
apartaron, me volví a inclinar a su lado:
-Hola.-dije en un susurro casi inaudible.
-Hola.-respondió medio sonriendo.
-¿Cómo te encuentras?-la acaricié los rizos dorados
mientras Matt suspiraba de placer.
-Cansado.-admitió.
-No te preocupes, es normal. Han sido días muy duros,
pero los médicos dicen que parece que no hay secuelas y que podrás irte a casa
muy pronto.
-Eso es genial-su voz sonaba exhausta. Temí que se
volviera a dormir y lo volviese a perder, la realidad, fue mucho peor, porque
lo que de verdad hizo, fue preguntar:-¿Dónde está Allison?
NOTA: Hola a todos y lamento no poder estar más por vosotros estos días que como estoy habitualmente. Lo cierto es que estoy atravesando momentos personales y familiares algo complejos y el agotamiento mental que me causan me quitan todas las ganas de escribir. Pero bueno, hay que seguir hacia adelante y pensar que mañana empiezo trabajo nuevo. ¡Deseadme mucha suerte!
Para compensaros, y por si no lo habéis visto todavía, os dejo el enlace de mi super edición: "If Alaskan Bush People was a Soap Opera" (Si Mi Familia Vive en Alaska fuera una telenovela) que es básicamente imágenes de los chicos con la música de Pasión de Gavilanes. Y vistas las buenas impresiones y las risas que os habéis echado con el vídeo, ¿os gustaría que parodiase a los chicos en alguna otra situación? ¡Dejádmelo en los comentarios! y nos vemos la semana que viene.
Recordaros que me sigáis en las Redes Sociales, donde podréis leer contenido exclusivo sobre ABP y Tierra Mojada. Un beso
Ayla.
https://www.youtube.com/watch?v=kmkMrSaWvZw VIDEO SUPER MEGA GUAY DE AYLA HURST PARODIANDO 'MI FAMILIA VIVE EN ALASKA'
Mucha suerte en tu nuevo trabajo ,espero k Ayla no se puede olvide de nosotros;) seguimos queriendo masssss
ResponderEliminar¡Eso nunca! en cuanto tenga un poco de tiempo termino el capítulo ;)
EliminarMucha suerte en tu trabajo, que te vaya muy bien. El avance esta genial, con la miel en los labios nos dejas.
ResponderEliminarPues lo bueno no ha hecho más que empezar... wuajajaja
EliminarUuuyyy qede con gusto a poco muy poco jijiji...espero q te valla bien en tu nuevo trabajo te deceo todas las benduciones del mundo..voy a esperar ansiosa el proximo capitulo...besos desde CHILE.
ResponderEliminarEl capítulo está en camino. Muchas gracias por el apoyo. Besos!!!!!
EliminarFelicidades por tu nuevo trabajo, estoy deseando leer el relato entero, que emoción.
ResponderEliminarEspero con mucho entusiasmo tenerlo para la semana que viene. Besos y gracias por el comentario.
Eliminardonde puedo leer los capítulos desde el principio?
ResponderEliminarHola María Jesús! En el link que tienes a continuación aparecen todos los capítulos ordenados con su correspondiente sinopsis. Solo tienes que clickar en el título y te llevará directa al capítulo que quieras leer. ¡Un beso y aquí para lo que necesites! http://aylahurst.blogspot.com.es/p/alaskan-bush-people.html