La joven no entendía nada, hacía apenas unas horas era una chica normal y corriente de Dakota del Norte. Estudiaba ciencias, salía con sus amigas, iba al cine con su novio... Pero aparecen esos dos muchachos y el hombre con gabardina para trastornarle la vida. Y ahora, estaba atada y amordazada en una silla metálica. El hombre con traje negro que se la había llevado afilaba un cuchillo tranquilamente mientras silbaba una alegre canción. Dejó el cuchillo en la mesa junto a otros instrumentos de tortura y se puso un delantal. -Es para no mancharme el traje- afirmó sutilmente- es de Versace. Se encontraban en un viejo almacén abandonado, los lugares predilectos de Crowley, probablemente el mismo lugar donde torturaron al pobre de Samandriel. Las paredes estaban repletas de símbolos antiángeles, y el lugar custodiado por una guarnición de demonios. La joven consiguió quitarse la venda de la boca y suplicar al rey del Infierno. -¡Yo no te hecho nada! Solo soy una chica normal... ¿Qué...
La Grandeza nace de los Pequeños Comienzos.