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Ayden IV

La joven no entendía nada, hacía apenas unas horas era una chica normal y corriente de Dakota del Norte. Estudiaba ciencias, salía con sus amigas, iba al cine con su novio... Pero aparecen esos dos muchachos y el hombre con gabardina para trastornarle la vida. Y ahora, estaba atada y amordazada en una silla metálica. El hombre con traje negro que se la había llevado afilaba un cuchillo tranquilamente mientras silbaba una alegre canción. Dejó el cuchillo en la mesa junto a otros instrumentos de tortura y se puso un delantal.

-Es para no mancharme el traje- afirmó sutilmente- es de Versace.

Se encontraban en un viejo almacén abandonado, los lugares predilectos de Crowley, probablemente el mismo lugar donde torturaron al pobre de Samandriel. Las paredes estaban repletas de símbolos antiángeles, y el lugar custodiado por una guarnición de demonios.
La joven consiguió quitarse la venda de la boca y suplicar al rey del Infierno.

-¡Yo no te hecho nada! Solo soy una chica normal... ¿Qué quieres de mi?

Crowley se teletransportó a apenas unos centímetros del rostro de la chica, con el cuchillo apuntándole el cuello.
Ella tembló y gimió suavemente para evitar estallar en un llanto...

-¡Quiero tu sangre!- gritó Crowley, mientras una gota se sangre recorría el cuello de la muchacha- Y la de tus hermanos...

-Yo no tengo hermanos, y no soy Ayden Winchester, me llamo Ayla Hurst.

-Eso es lo que ese mono alado te ha hecho creer para ocultarte de mi y no poder terminar el ritual...

-Oye no se de que ritual me estás hablando ni quien es el mono alado del que me hablas... Pero si necesitas mi sangre, cógela, coge un frasco y déjame marchar. Prometo que no diré a nada a nadie... Por favor, mis padres deben estar preocupados... Coge lo que necesite y déjame ir. Te lo suplico- dijo la chica con los ojos empapados en lágrimas.
Crowley la observó unos instantes y en su rostro se iluminó una pícara sonrisa.

-¿Por qué voy a coger solo la sangre de Ayden Winchester, cuando puedo coger la de los tres hermanos?

Crowley agarró el tobillo derecho de Ayden (el que Dick Roman le había destrozado hacía años) y se lo torció, provocando que Ayden o Ayla, ya ni ella misma sabía su nombre, estallase en un profundo grito de dolor.
El demonio no se equivocaba, en cuanto se pasó el hechizo enoquiano, Castiel se dirigió al hotel de los Winchester para advertirles de lo sucedido...

-Se la han llevado.- dijo tras aparecer fugazmente en la habitación donde Sam estudiaba con su portátil y Dean miraba la televisión tumbado en la cama.

-¿Cómo?- se sobresaltó el mayor de los Winchester que saltó de la cama y agarró a Castiel por las solapas de la gabardina- Cas, ¿dónde coño está Ayden?

-La tiene Crowley, al romper los sellos para que yo pudiese entrar en el pueblo también han podido entrar los demonios...

Dean le zarandeó con fuerza.

-Siempre que te acercas a Ayden le ocurren cosas malas. Aléjate de ella, Cas. Te lo digo muy en serio, no te acerques más a mi hermana

Castiel se reveló de las sacudidas de Dean y con una mano lo estampó contra la pared.

-Yo le salvé la vida- protestó- La quiero, Dean... A pesar de todo, la quiero...

Dean no respondió a la confesión de Castiel, era evidente que Castiel y Ayden se amaban casi desde el primer momento en que se conocieron, pero el destino no quería que estuviesen juntos. Sam separó a Dean y a Cas y les sugirió dar una vuelta por el pueblo e intentar localizar un grupo de demonios.

-No se la habrá llevado lejos- argumentó Sam- nos necesita a los tres. Está claro que es una trampa, pero no nos queda más remedio que acudir. Si Crowley la está torturando y en este cuerpo sigue manteniendo sus poderes, encontraremos augurios cerca.

-Si Ayden sufre mucho dolor- respondió Castiel- es posible que su mente bloquee aun más los recuerdos de su vida anterior, y que sea aun más complicado sacarla de este pueblo...

Los tres intercambiaron una mirada de preocupación. Sin embargo, el ángel se equivocaba, cuando Crowley le torció el tobillo, en la mente de la joven apareció la cara de Sam, tirando de ella, para impedir que Dick se la llevara y como sintió que su pie se partía en mil pedazos por la fuerza con la que la apretaba el leviatán.
Crowley detuvo su tortura mientras la chica lloraba y dejaba de gritar pronunciando sin querer el nombre de Sam. El rey del Infierno la miró perplejo, estaba recordando... Crowley la golpeó en la cabeza con el mango del machete, dejándola casi inconsciente y sangrando, y se acordó de una vez, luchando contra un metamórfico en un callejón, le golpearon la cabeza y Dean corrió a socorrerla, tomándola en brazos y acunándola. En sus últimos esfuerzos por mantenerse despierta, observó la marca de su antebrazo. Castiel la había agarrado por allí, para impedir que la para se la llevará. En su mente apareció el rostro de Cas, la primera vez que lo vio...
Ella era solo una cría, su hermano estaba en el Infierno, no sabía donde estaba ni que estaba haciendo Sam, así que se dedicó a estudiar como sacar a Dean del Infierno en los libros de Bobby. Encontró un ritual muy complicado pero que era capaz de invocar a una de las criaturas más poderosas del planeta. "Seguro que puede sacar a Dean del Infierno" pensó la pequeña Ayden. El ritual culminó en un haz de fuego y una brillante luz que "sin saber aun el motivo" no le quemó los ojos, para la sorpresa del invocado Castiel y por ver a una chica tan joven completar el ritual ella sola. Accedió a sacar a Dean del Infierno y antes de desaparecer susurró a Ayden: "si me necesitas para cualquier cosa, solo rézame".
Ya en la realidad, y con la cabeza que sangraba a borbotones y a punto de perder el conocimiento, la cada vez más Ayden Winchester utilizó sus ultimas fuerzas para rezar a Castiel.

-Castiel, ven aquí, te lo ruego...



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