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Cosas entre Hermanos

De repente, todo cambió para el príncipe heredero, su padre estaba de vuelta, y desde la llegada de su hermana al templo de la Orden Blanca, el joven Hayden había perdido todo el protagonismo del que había gozado desde su infancia.
Apenas conocía a su padre, era solo un bebé cuando la guerra estalló y fue puesto bajo la custodia de la Orden. Asgard había puesto todas sus esperanzas en él, las gentes luchaban por él, por devolver la corona al legítimo heredero, al descendiente de los Fundadores, al único hijo de Thor... Sin embargo, desde la llegada de Ayla al templo, todo había cambiado, ella entendía a las gentes, había crecido entre granjas y campesinos. No la veían como la típica princesa elitista, siempre seria y elegante ante el pueblo. Sonreía, Ayla sonreía, no se avergonzaba de mostrar sus emociones en público, a pesar de las insistencias de su institutriz. Esos pequeños gestos, las sonrisas, las lágrimas, acercaban a Ayla al pueblo, era una más, no un miembro de la realeza que aparecía de vez en cuando en un balcón. Era humana, era como ellos. Hayden jamás sería así, había sido educado como un príncipe, casi sin amor, sin cariño... no empatizaba con las gentes, aunque luchasen por su causa... Cuando él paseaba por el campamento, los campesinos le hacían una reverencia, si pasaba Ayla le saludaban eufóricos, algunos la abrazaban, la cogían de las manos.... ¿cómo lo podía permitir? Ella era de la realeza... la sangre de los Fundadores corría por sus venas...
Hayden se negaba a entenderlo, los asgardianos ya no luchaban por su causa, sino por la de Ayla... ¿ y si llegaba el momento en que recuperasen el poder.... y el pueblo se negaba a coronarlo Rey? Una mujer jamás había portado la corona de Asgard, pero tampoco una mujer de la realeza había sido autorizada a entrenarse como un caballero de la Orden Blanca, ni a usar sus poderes especiales, que poseía por haber nacido a la vez que un varón con la sangre de aquellos que fundaron Asgard...
El joven e impulsivo príncipe tenía clara una cosa, el culpable de que la muchacha no fuese una auténtica princesa era del general Aysel... Él debía haberse encargado de ella, desde su niñez, pero en su lugar la había dejado a cargo de unos granjeros en la inhóspitas Tierras del Norte, donde casi muere por unas fiebres.... La había enseñado a luchar y la había animado a utilizar sus poderes especiales... ¡A una mujer! Sin duda debía separar a Aysel de Ayla... no solo era el culpable de la actitud de la chica, sino que Hayden, en su conexión y confianza con su hermana melliza, estaba empezando a pensar que la joven princesa sentía algo más por el general que simple aprecio de maestro-aprendiz... Lo sabía porque ella hacía los mismos gestos que él, las mismas miradas discretas, arrugaba la nariz cuando estaba cerca, se mordía el labio... Hayden había echo esos mismos gestos cuando conoció a su hermana... Tenían quince años y era la primera mujer de su edad que conocía. Y en el fondo, muy en el fondo, sabía que sentía hacia la princesa un sentimiento más profundo que amor entre hermanos.
Pero debía separar a Ayla de Aysel... y tenía la solución. No habría gran batalla entre los Asgardiandos y los partidarios de Loki, pactarían y Ayla sería la moneda de cambio...

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