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Capítulo IX: El tango de un hombre enfermo al que miras a los ojos mientras toca un ukelele

-¿Café, Matt? ¿En serio?-me burlé de él mientras le veía acercarse a los labios el vaso de plástico marrón.
-Sabes que yo a estas horas estoy durmiendo, o bebo café o me dormiré en el primer rincón que encuentre.
No había sido difícil convencer a los chicos para que viniesen a la pequeña fiesta que se organizaba en el local del puerto de Hoonah, pero lo que iba a ser una cita doble y lo que sería por fin mi primera cita con Matt, se había convertido en toda una reunión familiar. Matt sacó el tema de asistir a la fiesta mientras jugábamos a tirar el cuchillo, con la mala suerte de que Bear lo escuchó y también quiso venir, al igual que Bam y Noah. A Bird también le hubiese gustado asistir, se veía en su rostro de decepción al despedirse, pero Rainy era demasiado joven para venir, así que decidió quedarse con su hermana pequeña en lugar de venir con nosotros. Me sentí extremadamente mal con ella, era una de mis mejores amigas, me hubiese gustado que estuviese allí compartiendo esos momentos conmigo y con Alba. “Tendré que pensar algún plan con ella cuando volvamos. ¿Quizá un plan de chicas? Si, sería una genial idea, las cuatro juntas. Una fiesta de pijamas en el bosque.” Estaba segura de que a Birdy le encantaría el plan, no estaba segura de sí Rain se mostraría tan de acuerdo… La menor de la manada era la más recelosa de todas, no me había acercado tanto a ella como a Bird, una parte de Rain no me aguantaba, porque le había “robado” a su hermano, y lo mismo pasó con Alba, cuando Gabe empezó a echarle miraditas. En mi lista de asuntos pendientes en Browntown, aún quedaba por cumplir el acercarme a Rainy… Estaba tan ocupada pensando en cómo podíamos organizar la fiesta que apenas percibí como el hombretón de la camisa de cuadros y gorra me empujaba de la barra y saludaba a Matt abrazándolo amigablemente y casi tirándole el café.
-¡Matthew!-gritó el recién llegado-Maldita sea, ¿Dónde paras? Casi ni se te ve por el vertedero…
Matt respondió con una de sus carcajadas y devolviendo el abrazo con el mismo tono eufórico.
-¡Kenny! Me alegro de verte. Tengo pendiente una visita al vertedero. Mi choza va a necesitar reformas en poco tiempo…
Me hice pequeña y me oculté tras mi vaso de refresco y la espalda del gran hombretón. Era casi tan alto como Gabe, pero mucho más ancho. La camisa de cuadros amarilla le iba a reventar en cualquier momento y bajo la gorra asomaban algunos cabellos pelirrojos. No sabía lo que era el desodorante y había cubierto su peste a vertedero con fuerte colonia masculina barata.
-¡Ven cuando quieras! Kenny siempre tiene un lugar para ti. Pero no entiendo que ha sido eso tan importante que tenías que hacer para no venir a ver a tu hermano del vertedero.-estaba a unos escasos centímetros de él pero hablaba a gritos, escupiendo al hablar.
Matt apartó a Kenny suavemente. Me cogió de la mano y me plantó frente a él.
-Kenny, esta es Ayla. Mi…-“Vamos Matt, dilo”-Es mi chica.-“¡Si, lo ha dicho!”
-Encantada de conocerte Kenny, Matt me ha hablado mucho de ti.-me presenté con la mejor de mis sonrisas.
Kenny era más o menos de la edad de Matt, solo que más grande y más fuerte. Tenía los ojos oscuros muy separados y unas cejas muy pobladas y le faltaban varios dientes, el resto los tenía amarillos o con caries. Su risa hacía temblar las vigas del techo.
-¡Yo te conozco!-exclamó como si fuese Howard Carter descubriendo la tumba de Tutankamon mientras me señalaba con un dedo lleno de grasa negra.- ¡Eres la escritora!-asentí con la cabeza- ¿Y estás con…? ¡No puede ser!-Matt asintió mientras le sonreía enseñando todos los dientes.-Ahora entiendo porque estabas tan ocupado…-le guiñó un ojo mientras le golpeaba el hombro con el codo. Luego dirigió la vista hacia mí-¡Dame un abrazo hermana de vertedero!-Kenny me estrechó entre sus brazos. Tuve que sostener el aliento para no atragantarme con su olor.-Me ha alegrado verte, Matt-dijo por fin, después de soltarme-pero Kenny sabe cuándo está de más.
-No, no te preocupes…-intenté excusarlo-No nos molestas para nada…
Kenny me guiñó un ojo:
-Cuídamelo bien, te llevas un gran chico.
Miré a Matt con ojos de adoración y sentí como el hormiguero comenzaba a revolverme el estómago. Siempre me ponía nerviosa cuando miraba a Matt.
-Lo se.-le susurré sin apartar la vista de él.
Kenny se marchó y volví a colocarme delante de Matt. Me había caído bien ese hombre, su energía, su optimismo… Me gustaba esa manera tan bonita que tenían los alaskeños de ver la vida: todo era tan sencillo y hermoso… No me di cuenta de que seguía mirando a Matt con ojos de ídolo. Se había arreglado para salir. Llevaba una camisa de cuadros rojos y negros metida por dentro de los vaqueros, arremangada por los codos y con el botón de arriba desabrochado desde donde veía como el cordel negro de su colmillo se perdía en su pecho. Estaba radiante, guapísimo. Antes de salir se había tirado un poco de serrín de cedro sobre la camisa, y olía maravillosamente bien. Llevaba el pelo engominado hacia atrás y últimamente se había dejado crecer un poco la barba. Le hacía parecer mayor y eso me recordaba a la más de una década que nos separaba. A su lado me sentía una niña pequeña: me había pintado los labios y los ojos, había optado por unos vaqueros grises ajustados, una camiseta negra que me acentuaba el pecho y un blazer arremangado de color gris. En los pies llevaba unos botines negros y el cabello suelto y desmelenado cayéndome en ondas por la espalda. Alba iba mucho más bonita que yo, con un vestido floreado, una cazadora tejana y unas botas altas. Estaba sentada en una mesa, rodeada de chicos que se la comían con los ojos, mientras yo tenía que soportar como la rubia anoréxica y extremadamente maquillada de detrás se mordía el labio deleitándose con los vaqueros ajustados de Matt.
-Kenny es un tipo genial.-dijo Matt retomando el hilo de la conversación y haciendo un segundo intento de sorber el café.-Una vez, encontramos una valla que parecía sacada de la prisión de The Walking Dead, no veas como lo pasamos para sacarla del montón donde estaba…-Matt se llevó el vaso de plástico a los labios mientras hablaba, pero lo apartó de golpe con una mueca de repugnancia en la cara. Dejó el vaso en la barra.
-¿Está muy caliente?-le pregunté preocupándome por él.
Matt hizo ademán de escupir al suelo, pero se reprimió y se limpió los labios con la palma de la mano.
-No, está muy amargo…
Mientras Matt escupía los restos de café en una servilleta de papel, agarré su vaso y lo destapé. Cogí un sobre de azúcar y un palito de madera de la bandeja que había delante de la barra de roble oscura. Capté la atención de Matt que miraba curioso que estaba haciendo:
-¿Sabes qué? En la Turquía rural,-empecé a explicarme-se deciden muchas cosas según el café.-Matt me miraba con su maravillosa sonrisa y sus ojos azules y me estaba costando concentrarme en mi intento de seducción.
-¿A sí?-preguntó siguiéndome el rollo con un hilo de voz suave y sedoso como la cera-¿cómo qué?
-El amor. Cuando dos familias se reúnen para concertar un matrimonio, la chica se encarga de servirles café. Si el café está amargo, significa que repudia al candidato.-rasgué el sobre de azúcar con los dientes, manchando el sobre de carmín rojo, y lo derramé sobre el vaso mientras lo removía con el palito de madera-Pero,-hice una pausa dramática, aunque Matt ya sabía lo que se avecinaba- si la muchacha trae café dulce significa que están enamorados y que vivirán una bonita historia.
Lamí la espuma de café que había quedado en el palito y le tendí a Matt el vaso. Lo cogió dedicándome una sonrisa de lo más traviesa, volvió a sorber, esta vez le dio un largo trago. Dejó el vaso casi vacío sobre la barra, me tomó bruscamente por la cintura y me besó en los labios.
-Menudas formas tan extrañas tienes de decir “te quiero”,  Ayla Hurst.-susurró mientras su boca aún estaba a escasos centímetros de la mía.
Le dediqué una sonrisa, sorbí de mi vaso de refresco de naranja y fijé en mi vista hacia la mesa de donde nos acabábamos de escaquear: Alba estaba incómoda, sentada entre Gabe y Bear, ambos intentando llamar su atención con historias, chistes y bromas. Iba ganando Bear, sus historias sobre como trepaba a los árboles o sobre cómo había localizado una manada de venados solo con su olfato eclipsaban las anécdotas de Gabe y las motosierras. Noah y Bam charlaban entre ellos y se burlaban de las patéticas técnicas de ligar de sus hermanos. El mayor volvió la vista hacia mí y arqueó las cejas. Matt también los miraba de brazos cruzados:
-¿Qué me dices a eso?-le pregunté refiriéndome al triángulo amoroso que se estaba formando entre sus dos hermanos y mi amiga-¿Le ves futuro?
-Si te soy sincero, no mucho…-respondió con un ápice de melancolía en la voz- Alba se terminará marchando, Bear lo superará en dos días, lo conozco, pero Gabe me preocupa más.-notaba ese tono de hermano protector en su voz.
-¿Gabe? ¿Por qué?-me hice un poco la despistada, sabía perfectamente lo que pasaba.
-Bueno, no se lo digas a nadie, pero Gabe está un poquitín coladito por Alba…-“un poquito solo no, Matt”.
-¿En serio?-fingí mi asombro.
-Totalmente.-Matt parecía no darse cuenta de que fingía todas mis reacciones, estaba más que enterada de lo que sucedía entre Gabe y Alba. Las miradas, los jueguecitos… yo había pasado por lo mismo hacía pocos meses, Matt, en cambio, parecía haberlo olvidado. Yo tenía mucho miedo de enamorarme de Matt, porque sabía que finalmente me tendría que marchar, y aunque había prometido que no lo haría, el miedo en su mirada me decía que aún temía que cualquier día me marchase y lo abandonase. “Gabe sabe que Alba se marchará pronto, tiene miedo de que la relación no funcione a distancia”.-De hecho,-prosiguió Matt casi sin darme cuenta.-y te sorprenderá: Gabe me pidió consejo sobre como pedirle salir…-soltó una carcajada burlona, como si no se lo creyese ni él mismo y lo cierto es que era bastante increíble que alguien le pidiese consejos amorosos al desastre de Matthew Brown.
-¿Y qué le respondiste?
-Que no tenía ni idea de cómo pedirle salir a una chica-se volvió para que me perdiese en la inmensidad de sus ojos azules-Contigo fue muy fácil.-tardó menos de lo que me esperaba en darse cuenta del doble sentido de la frase-No quería decir eso, no me malinterpretes-tartamudeó-quería decir…
-Se lo que querías decir, Matt.-agarré su mano. A pesar de las complicaciones que nos había causado el estilo de vida tan distinto que llevábamos, la comunicación con Matt nunca había sido un obstáculo. Recordé la primera vez que me besó, en la cabaña, y como hicimos el amor después. Aún me pregunto cómo Matt se dio cuenta de que me moría por besarlo.-Gabe es muy tímido,-respondí cambiando radicalmente de tema-y Bear, en fin, ya sabes cómo es Bear…
Alcé la vista hacia el hermano más intrépido de Matt, estaba de pie, gesticulando de manera muy exagerada, fingiendo que era un enorme oso con las garras en alto, a Alba le había entrado la risa nerviosa: le caía bien Bear, pero el que le gustaba era Gabe. En realidad, el pobre Gabriel era el que menos le apetecía asistir a la fiesta, era un poco patoso y le daba miedo hacer el ridículo mientras bailaba, al igual que yo, que prefería hacerme la interesante apoyada en la barra en lugar de bailar.
Había cierto ambiente en el pequeño local recubierto de madera: chicos y chicas desde los veinte a los cuarenta años, vestidos con camisas de cuadros (ellos) mientras que ellas aprovechaban el calor del lugar para mostrar un poco de escote o unas bonitas piernas. Habían apartado las mesas del centro del local para crear una pequeña pista de baile donde un reducido grupo bailaba al son de una canción mezcla de pop y cancán pasada de moda. Quedaban mesas en las esquinas y una enorme barra oscura se extendía a lo largo de una de las paredes. Las chicas bailaban entre ellas en la improvisada pista, muy pegadas, y de vez en cuando se acercaban a los chicos para animales a bailar. Alguna jovencita más tímida aguardaba a que algún caballero bondadoso se atreviese a sacarla a bailar.

“He met Mermalade down in ol’ Moulin Rouge. Strutting her staff on the street. She said: Hello, hey Joe, you wanna give it a go?”

Sonaba de fondo mientras hablábamos. De repente tuve una idea, miré a Matt:
-Sígueme el rollo.-la música seguía sonando intensamente por los altavoces.

“Voulez vous coucher avec moi ce soir? Voulez vou coucher avec moi?”

Caminé con mi refresco hasta la mesa donde se encontraba el resto de nuestro grupo. Interrumpieron su conversación al vernos llegar.
-¡Ayla! ¿Estás aquí?-exclamó Alba con su tono de “sácame de este marrón, por favor”.
-Sí que habéis tardado en ir a buscar un par de bebidas ¿no?-se mofó Bam, pero me limité a responderle girando los ojos.
-¡Bear!- exclamé como si llevase siglos sin verle-Acompáñame, quiero que conozcas a alguien… -le agarré del brazo y ni siquiera le di tiempo a despedirse de nadie.
Bear no estaba tan colado por Alba como Gabe, en realidad, yo dudaba ni siquiera que estuviese colado, pero a Bear le encantaba coquetear con cualquier chica que se le pusiese delante y la muchachita que se encontraba sentada, sola, esperando a algún caballero era la candidata perfecta:
Era una chiquilla de mi edad, morena, con el pelo largo y el rostro pálido. Era bajita y delgada y se cubría con un jersey blanco y una falda negra. Parecía insegura, mirando al suelo todo el rato, con la rodilla temblorosa y las manos unidas sobre su falda.
-Hola.-me presenté mientras ella alzaba la vista y me contemplaba con dos enormes ojos negros.
-Tú… tú… Eres Ayla Hurst…-pronunció con la voz temblorosa.
-La misma y este de aquí es mi amigo Bear. Bear, esta es…
-Nicole.
-Nicole, eso. Nicole, a Bear le gusta correr por el bosque, trepar a los árboles y encender hogueras. ¿Qué te gusta a ti?
No le di tiempo a contestar. Empujé a Bear contra ella y me esfumé rápida como un rayo. Cuando volví a la mesa, el grupo entero me miraba boquiabierto.
-Eso ha sido increíble…-consiguió pronunciar Matt entre balbuceos-¿Dónde está la chica tímida y callada que conozco?
Me encogí de hombros. “Lo que se hace por una amiga”.
La canción cambió, aunque seguía siendo de la banda sonora de Moulin Rouge! La alegre melodía de Lady Mermalade se desvaneció para dejar paso a un ritmo solemne, sensual y melancólico.
-Adoro esta canción…-murmuré en voz alta.
-¿De verdad?-Bam pareció sorprenderse.
-Moulin Rouge! es una de las películas favoritas de Ayla-aclaró Matt.
-No pareces la típica chica que sepa bailar un tango.
-He dicho que me gusta la canción, no que sepa bailarlo. Parece mentira que no conozcas lo patosa que soy, Bam.-me mofé de mi propia torpeza.
-¿Te gustaría aprender?
-¿Sabes bailar tango?-la incrédula ahora era yo.
Bam Bam se aclaró la garganta, se levantó de su asiento y con su porte orgulloso se desplazó hasta colocarse apenas unos centímetros de mi cara. Iba vestido completamente de negro, con el pelo rizado medio recogido y la barba dorada bien recortada. Su fuerte olor a almizcle me penetró en las fosas nasales. Me hacía sentir pequeña mientras me miraba con sus ojos verdes y soberbios a través de la montura redonda de las gafas. Me tendió una mano:
-Lady Hurst, ¿tendría el honor de concederme este baile?-preguntó en un tono que al mismo tiempo era de burla y seducción.
-En teoría-interrumpió Noah-como Ayla es la chica de Matt, deberías preguntarle a él si te permite bailar con ella.-“Noah y sus códigos de caballería”.
-Si hiciera eso-respondió Matt-Ayla me colgaría de un árbol.
Solté una carcajada ante la aportación de Matt, pero Bam seguía ahí, con la mano tendida hacia mí, esperando una respuesta. Busqué apoyo en la mirada de Alba, pero ella parecía estar pasándoselo en grande con la situación. No sé cuál fue el motivo, quizá el instinto que tenía dentro del cual me había hablado Matt, la cuestión es que cogí la mano de Bam.
-Solo procura no pisarlo demasiado-fueron las últimas palabras que oí de los labios de Gabe antes de perderme en la multitud danzante de la mano de Bam.
Me llevó hasta la otra punta de la pista mientras los compases firmes y sensuales comenzaban a tomar intensidad. Bam comenzó a andar en círculos en torno a mí, con sus pasos soberbios y su mirada verde oliva tan orgullosa como su porte posada sobre mi figura. La voz con acento argentino que sonaba por los altavoces empezó a mezclarse con las instrucciones de Bam:

Tenemos un baile, en los burdeles de Buenos Aires, cuenta la historia de una prostituta y de un hombre, que se enamora de ella…”

-Mantente firme, con la espalda recta. Estoy intentando seducirte, resístete…
“Al principio hay deseo, luego pasión, luego sospecha, celos… ira, traición…”
Bam dio un paso hacia mí y deslizó los hombros del blazer hasta quitármelo y tirarlo sobre una silla. Hizo lo mismo con su chaqueta. La camisa negra dejaba los antebrazos musculosos al descubierto y una provocativa cadena de oro asomaba por su pecho. Mostró su sonrisa altiva y colocó una mano sobre mi mentón para que le mirase a la cara.
-Mírame a los ojos-obedecí a pesar de mi sonrojo y él sonrió de nuevo.

“Cuando el amor es para el mejor postor no se puede confiar, y sin confianza no hay amor. Los celos… sí, los celos le volverán loco.”

Me ofreció su mano para apoyar la mía al tiempo que los violines se volvían aún más agudos y la música disminuía. Me rodeó la cintura con la palma abierta y me atrajo hacia él, nuestros cuerpos estaban totalmente juntos y Bam sonreía con esa maldita sonrisa. Notaba las mejillas ardiendo, un hormigueo en el estómago y como mi pecho luchaba por llenarse los pulmones de aire. La voz del argentino volvió a sonar, áspera, como los dedos de Bam que se extendían al final de mi espalda. Casi podía sentir como la sangre circulaba a través de sus dedos en contacto con mi cuerpo:

“Roxanne, you don’t have to put on that red light. Walk the streets for money, you don’t care if it’s wrong or if it is right.”

La voz cambió de repente, y el áspero argentino dejó paso a la suave y melancólica voz del escritor inglés. Bam dio un paso hacia atrás, intenté seguirle torpemente. Repitió la operación hacia otros lados, yo no dejaba de mirar como nuestros pies chocaban y me sentí torpe y humillada. “Lo hace para reírse de mi”.
-Mírame a los ojos…-ordenó Bam con un tono que denotaba soberbia y una atractiva seriedad.-Obedecí temblorosa. “Mirar a esos orgullosos ojos verdes era todo un reto” Su mano se apretó contra mi espalda para que me irguiese. Estuve a punto de desistir, de volver a mi cómodo asiento con mi refresco y con Matt, pero desistí la idea en seguida. Apreté con fuerza su mano y le miré con ojos golosos, hinchando el pecho, sintiéndome guapa, segura, sexy… Bam se enorgulleció de que le desafiara y sonrió satisfecho, aunque siempre con ese aire de orgullo asomándole en la comisura de los labios. Tropecé un par de veces más hasta pillarle el tranquillo, pero no me venía abajo. Le miraba a los ojos y daba un paso más mientras la voz de Christian resonaba por la sala recubierta de madera.

“His eyes, upon your face. His hand upon your hand. His lips caresses your skin. It’s more than I can stand…”

Los pasos de Bam se volvieron más agresivos, más firmes. Me hizo dar una vuelta, en la que difícilmente mantuve el equilibrio y me colocó de espaldas a él. Sus rizos me acariciaron la mejilla mientras sentía su aliento sobre mi oreja y su mano deslizándose por mi pelo, mi hombro, el pecho y hasta la cintura… Me dio otra vuelta y volví a quedar de cara, su boca estaba a muy pocos centímetros de la mía, pero no sentía ningún tipo de atracción hacía ella. Me inclinó hacia atrás, arqueando mi espada y me meció de un lado hacia el otro en ambas direcciones. Me volvió a colocar bien y me apartó un rizo de la cara mientras la música se volvía más dura, más agresiva y la voz del cantante inglés sufría cada vez más mientras el argentino coreaba de fondo el nombre de la prostituta que amaba.

“Why does my heart cry? Feelings I can’t fight. You’re free to leave me but just don’t deceive me. And please, believe me when I say I love you!”

Los pasos se volvieron más rápidos y cortos, pero más firmes. Bam me deslizó hacia abajo lentamente y me alzó de la misma manera. Tuve que hacer mucha fuerza y sujetarme en sus antebrazos para no caer. El trabajo duro del bosque me estaba fortaleciendo los músculos, y fue más sencillo de lo que pensé volver a mi posición inicial. Dio un medio giro brusco, apretando los dientes, y me hice bailotear moviéndome en pasos firmes y duros golpes de cadera, mientras notaba como su mano empezaba a resbalar entre mis dedos. Giré sobre mi misma, momento que él aprovechó para secarse las manos y volver a agarrarme con la misma fuerza que al principio. Mi espalda volvió a arquearse hacia abajo y Bam me deslizó de un lado hacia el otro en ambas direcciones. Dimos un par de pasos más y otro pequeño giro sobre mi misma. Casi podía ver a Christian llorando por Satine entre las parejas de baile, parejas que hasta ese momento no había tenido en cuenta de que nos rodeaban. Nos habíamos desplazado en la pista de baile, ya no estábamos en una esquina, no sabía si Matt podría verme desde su lugar, ni si seguía sentado en la misma mesa con Alba, Noah y Gabe. Tampoco podía ver si Bear seguía hablando con Nicole. Solo tenía ojos para Bam, para el tango de Bam. Pegó su cuerpo aún más al mío y me alzó levemente, mientras me pedía que le agarrase el cuello y tirase la cabeza hacia atrás. Dio un par de vueltas sobre sí mismo conmigo alzada y me depositó en el suelo en el instante en que la orquestra daba un gran golpe. Y después de la tormenta, llegó la calma. El violín se volvió de nuevo agudo y casi había desaparecido el tono firme y sensual, estábamos como al principio. Bam dando vueltas a mi alrededor, con el paso cansado pero manteniendo el porte y con la frente perlada de sudor. Esta vez le seguía con la espalda erguida y la mirada clavada en sus ojos, desafiante mientras la voz áspera del argentino volvía a lamentarse por Roxanne. El estribillo volvió con un gran golpe y el melancólico llanto de Christian.

“Why does my heart cry? Feelings I can’t fight. You’re free to leave me but just don’t deceive me. And please, believe me when I say I love you!”

Bam dio dos largos pasos hacia mí y me agarró de nuevo. Ya había recuperado toda su energía y la mirada llena de orgullo. Esta vez los movimientos fueron más rápidos, más firmes, más agresivos… Cargados con un potente perfume de erotismo violento, un narcótico sensual y un aroma embriagador que te colapsaba la mente y solo podías concentrarte en la música y en seguir el ritmo a Bam para que no me regañase.
El argentino estalló en un mortífero plañido llamando a su amada mientras la música aceleraba y yo daba vueltas y más vueltas alzada por Bam hasta que la música estalló y volví a arquear la espalda con el golpe final.
Cuando me alzó de nuevo, la música ya había finalizado. No me podía creer lo que había hecho. Sentía una película de sudor recorriéndome el cuerpo, Bam tenía la frente perlada y me miraba satisfecho. Yo no cabía en mi de gozo “¡Había bailado un tango y no había hecho el ridículo! Me había sentido grácil, bella, elegante”. Estuve tan agradecida a Bam Bam en aquel momento… Había conseguido sacarme la autoestima y la confianza de la que carecía sin saber cómo. Él no solía ser el favorito para trabajar en equipo: siempre dando órdenes, pero me había dado las instrucciones necesarias para que me lo hubiese pasado fantásticamente. No sabía cómo agradecérselo, no podía pensar, tenía que ir a contárselo a Matt…
-Ha sido increíble…-solo conseguí murmurar en un suspiro.
Bam soltó una risita. Puso un brazo sobre mi hombro y me dio un ligerísimo beso en la frente. No fue un beso de amor, ni de deseo, fue un beso protector, fraternal, de amigo, de hermano… Me mordí el labio emocionada y sonreí tontamente por su extraordinaria muestra de cariño. Solo solía ser así de cariñoso con Rainy. “¿Significaba eso que comenzaba a verme como su hermanita pequeña?”
Y tan deprisa como me plantó ese beso que se escabulló entre la gente. Busqué rápidamente nuestra mesa en el local, vi a Bam acercarse a hablar con sus hermanos, me disponía a seguirle, después recordé que había dejado mi jersey en una silla al otro lado de la sala y fui a buscarlo antes de regresar con el grupo. Cuando llegué Bam explicaba los pasos básicos del tango mientras Noah le replicaba alguna que otra acción. Matt se levantó del banco cuando me vio aproximarme y me rodeó el hombro con el brazo, protector.
-Hemos visto lo que habéis hecho…-dijo entusiasmado-ha sido, increíble. No sabía que bailabas así de bien.
-Yo tampoco lo sabía-sonreí orgullosa-pero Bam es un gran profesor.
El alagado dio una reverencia mientras Noah resoplaba envidioso.
-Y tú una buena pareja, no replica mis órdenes…-un dedo acusador señaló a sus hermanos.
-¡No!-se lamentó exageradamente Gabey-Ahora se creerá que tiene aún más razón en todo.
-Tampoco es necesario que lo pongáis por las nubes…-intervino Noah-No ha sido para tanto.
Bam dio un golpe en la mesa con el puño:
-Ha sido sublime.-Noah giró los ojos, como si no le hubiese escuchado-Y puedo demostrártelo…
-Te escucho.-afirmó el hermano más joven con una chispa de curiosidad en los ojos gris tormenta.
-Esto se pone interesante-bromeó Gabe.
-En la otra punta de la sala hay un grupito de chicas que miraban admiradas como bailaba con Ayla. Vayamos a enseñarles algunos pasos y que ellas opinen quien baila mejor.
“¿Ha podido ver a las chicas mientras bailaba? Yo ni siquiera podía apartar los ojos de los suyos”.
Noah fingió que se lo pensaba un instante, pero su seguridad en sí mismo y su autoestima, así como la competitividad entre hermanos, eran lo suficientemente elevadas como para aceptar el reto de su hermano. Se levantó de su asiento y chocó la mano de Bam:
-El que pierda friega los platos del turno del otro durante dos semanas.
A pesar de que Bam era el más prudente de la familia, también era la soberbia personificada y aceptó la propuesta de Noah en segundos. Matt soltó una carcajada mientras ambos se iban dándose empujones el uno contra el otro en busca de las chicas.
-Espero que ese tango no te haya dejado muy cansada para bailar conmigo.-bromeó Matt mientras me susurraba a la oreja entre sonrisas.
-Por supuesto que no, pero tienes que darme cinco minutos…-dije entre jadeos mientras tomaba asiento y sorbía un poco de mi refresco de naranja-Pero estoy segura de que Alba le apetece bailar…
Noté como la punta de su bota chocaba con rabia contra mi espinilla. Me murmuró una maldición entre dientes y le respondí con una mueca.
-Si a la señorita le apetece.-preguntó Matt mostrando la galantería con la que le había educado su madre.
Alba empezó a balbucear palabras sin sentido mientras que la cara de Gabe era todo un poema. La banda sonora de Moulin Rouge! Dejó de sonar para dar paso a una canción pop comercial que cantaba en inglés con un marcado acento hispano. La letra no tenía demasiado sentido, pero era pegadiza.

“I’m here alone, waiting at home. I cannot feel the air no more. Sick of Love. My heart is sick of love”.

El ritmo latino provocó que la jovencitas comenzaran a desprenderse de algunas de sus prendas de abrigo y empezaron a mostrar escotes y largas piernas mientras se les insinuaban con sus nalgas vibrantes a los muchachos. Pensé en la rubia anoréxica de la barra y agradecí que Alba estuviese con Matt en aquel momento. Quizá yo no me creía los suficientemente fuerte para decirle algo a aquella chica, pero seguro que si se le insinuaba a Matt, Alba le cantaría las cuarenta. Miré a Gabe, sentado delante de mí, con su coleta y su camisa arremangada de cuadros azules. Tenía la boca entreabierta y se le iban los ojos entre tanto escote y tanta minifalda. Me desplacé a su lado. No se había echado tanta “colonia” como Matt, así que seguía oliendo a leña, aunque no era para nada un olor desagradable.
-Hola.-le dije casi en un susurro.
-Hola.-respondió sobresaltado. No sabía si porque le había pillado desprevenido o porque no se esperaba que hablase con él. Las charlas con Gabe nunca habían sido muy cómodas.
-Es una bonita fiesta… Es como un baile de instituto, bueno, lo supongo, nunca he ido a uno, pero…- me estaba hiendo por las ramas, así que volví al inicio-Es una bonita fiesta…
-Sí, lo es… El tango con Bam ha sido espectacular.-respondió en un tono cortés.
-Sí, la verdad es que ha sido increíble. Tú también podrías haber salido a bailar.
-Yo no sé bailar, soy un patoso, ya lo sabes.-noté el reproche en su mirada.
-Yo tampoco…
-Pues no lo ha parecido.-el tono de Gabe se volvía más agresivo por momentos y me tenté por un momento a dejarlo estar: dejar que se amargase él solo la noche mientras yo disfrutaba con Matt. Pero yo no era así, tengo remordimientos y cargo de conciencia, y no me sentiría bien conmigo misma si dejaba a Gabe tirado, eso me hizo pensar en Bear. Dirigí mis ojos por un instante a la silla donde la tal Nicole aguardaba a que un caballero la sacase a bailar, y ni ella ni Bear estaban allí. “Se estarán divirtiendo”. Me dije a mi misma antes de volcar de nuevo mi atención en Gabe.
Suspiré hondo para decir lo que tenía que decir y no darle un buen puñetazo en la cabeza.
-Matt dice que le has pedido consejo…-Gabe se giró bruscamente hacia mí, en sus ojos color índigo pude leer la bronca que se llevaría Matt por chivármelo, aunque todo el mundo en Alaska conoce el don de bocazas de Matthew Jeremiah Brown.-Quizá no soy la más adecuada para darte un consejo sobre amor, pero si puedo ayudarte en algo…
Gabe suspiró resignado:
-No quería pedirle ayuda ni a Bam ni a Noah porque siempre están con sus códigos de caballería, sus poemas y todas esas tonterías… Quiero gustarle por ser yo mismo.-“me sorprendió la madurez con la que Gabe hablaba del amor y volví enorgullecerme de la manera en la que Ami había educado a sus hijos.-Matt es un desastre, siempre con sus ideas estrambóticas y sus proyectos, pero a ti te gusta… ¿Cómo lo hizo?-preguntó como si se tratara de un juguete que montas con instrucciones.
Me encogí de hombros:
-Si te soy sincera, no lo sé. Un día me levanté por la mañana, lo miré, dormido a mi lado y pensé en cómo me hace sentir, en cómo me valora… Y me dije: “quiero levantarme a su lado el resto de mañanas de mi vida”. ¿Alba te hace sentir así? Quizá no de esta manera tan extrema, pero ¿te hace sentir bien?
A Gabe se le encendieron las mejillas cual bombilla en Navidad:
-Me hace reír… y se ríe de mis bromas. Siempre está alegre y sonriente, y te anima a salir adelante…
Sonreí para mí: “Sí, Alba es así… una firme defensora de luchar por tus sueños”.
-Y si algo va mal, Alba siempre está allí, te lo aseguro.-añadí por mi cuenta.
-Pero… ella se marchará, Ayla. Ha dicho que le gustaría volver el verano que viene, ¿pero qué pasará durante todo ese año? Tú también estuviste a punto de marcharte, pero te quedaste, solo porque Matt te lo pidió. ¿Es así de simple? ¿Se lo pido y ya está?
Le acaricié el pelo con dulzura. Parecía desesperado y sentí lástima por él. Sí, la situación de Alba y mía era bastante diferente: Alba tenía trabajo en España, y una familia que la quería y la esperaba. No podía tomar la repentina decisión que yo tomé: dejarlo todo y quedarse.
-Puedes llamarla y enviarle cartas. A veces las relaciones a distancia sirven para reforzar una relación.-no sabía decir si eso era cierto o no, pero Alba hubiese dicho que sí.
Alba también me había hablado de como Gabe y Bear coqueteaban con ella y que a pesar del ambiente salvajismo que envolvía al mayor de los dos, le parecía más adorable el comportamiento tímido, atento y torpón de Gabey. Alba no temía tener una relación a distancia, era una firme defensora del amor y de las almas gemelas “Quizá se tendría que haber ido con Noah” y sabía que si Gabe era el adecuado, todo saldría bien, lo único que temía era que fuese tan tímido como para no lanzarse.
-Lánzate tú.-le había dicho yo durante una cena en la cabaña mientras me contaba lo “maravilloso que era”. “Yo no lo habría hecho nunca, pero por aconsejárselo no iba a perder nada.” Pero ella respondió:
-O mejor le presionas tú para que se lance…
Y allí estaba yo, haciendo de Celestina para Calisto y Melibea mientras mantenía ocupados a Pármeno y Sempronio con sus discusiones de caballeros y a la celosa Lucrecia ofreciéndole productos para aclarar el pelo y para quitar el mal aliento para calmar su deseo.
-¿Pero y si no quiere mantener una relación a distancia?
-Alba cuenta una historia, de una antigua leyenda china, sobre un hilo rojo invisible que conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar el tiempo, lugar o circunstancias. El hilo de puede estirar, contraer o enredar, pero nunca se romperá…
-Una historia muy bonita, pero ¿Y si me dice que no?-suspiré frustrada y con ganas de golpearme la cabeza contra la mesa.
-No lo hará…
-Tú lo hiciste.-Me mordí el labio inferior. Gabey tenía un enamoramiento fanático por mí, por mis libros y, aunque afirmaba que sí, no había perdonado a Matt por no apartarse cuando sabía que yo le gustaba, aunque Gabe tampoco se había apartado por Bear en este caso. Gabe se dio cuenta de que había hecho mal reprochándome ello y se disculpó, aún más enrojecido que antes.-Lo siento, yo no…
-No, da igual…
-Pero es que Matt y tú hacéis que parezca fácil…
Le sonreí como pude y le acaricié el antebrazo. Pensar en Matt hacía que se me saltasen las lágrimas:
-No lo es, no lo es en absoluto. Matt siempre tendrá ese miedo a que me arrepienta de todo y vuelva a Nueva York, o peor, a España. Y yo siempre temeré a que se dé cuenta de que se merece algo mejor que yo.
Gabey me miraba sin comprender:
-Si ambos tenéis tanto miedo ¿por qué seguís adelante? No sería más fácil que cada una fuese por su lado, así ninguno de los dos sufriría…
-En eso consiste el amor, Gabey. En arriesgar.-no me podía creer que yo, una firme defensora de la soltería estuviese pronunciando esas palabras.-Ni Matt ni yo sabemos si esto saldrá bien, igual que tú tampoco lo sabes… lo que sí sabemos es que lo damos todo el uno por el otro-“y es la primera vez en la vida que doy tanto por alguien y no me importa nada”.
Gabe jugueteó un instante con el vaso de plástico lleno de hielo que bailaba entre sus manos, reflexionando acerca de mis consejos. La música seguía sonando:

“I even know, it’s getting worse. I turn off the radio. Sick of love. My air is sick of love”.

Una parte de mí se sentía por no tener que cargar con el peso de que el dulce hermanito de Matt estuviese colgado por mí. Por otro lado me entristecía, que dos chicos estuviesen enamorados de mi a la vez era como un sueño, una dosis de autoestima. Sentirme guapa, sexy y durante un instante odié a Alba por arrebatarme aquello. Aunque la realidad era que Gabe no estaba enamorado de mí: estaba enamorado de Ayla Adger, de Ayden Winchester, de la princesa Naerys, de la bella Elaena. Estaba enamorado de mis personajes, Matt no, Matt estaba enamorado de mí.
-¿Crees que debería pedirle una cita o algo así? ¿Ir a pasear o a tomar un café un día de estos?
-¿O podrías simplemente pedir que baile contigo la próxima canción?-le repliqué un tanto irónica. Gabe me dio un codazo amistoso y mostró su cálida sonrisa llena de brackets.
-¿Cómo lo hizo Matt? ¿Cómo te pidió salir?
Me eché a reír como si en lugar de una pregunta me hubiese contado un chiste:
-Esta es la primera vez que Matt y yo salimos.
-¿Me lo estás diciendo en serio? Entonces… ¿cómo tú y él?
-Me besó, sin más. Estábamos discutiendo y me besó sin más-“y nos acostamos”-No es la manera más común, normalmente antes del beso-“y del sexo”-se tienen citas y os conocéis bien… pero recuerdo que yo quería besarle, y el simplemente lo hizo, aún me pregunto cómo lo supo.
Gabe era un niño en su primer amor, y no quería estropearle su baile del instituto con la preciosa historia de cómo su hermano: el ex alcohólico se acostó con una escritora depresiva para saciar las ganas de sexo que tenía y de cómo acabaron enamorándose después de incansable trabajo inútil en el bosque, sexo entre los árboles, una prueba de embarazo y temores mentalmente insanos sobre la marcha del otro.
-Entonces… ¿tú crees que lo debería intentar?-asentí con la cabeza-¿pero y si no sale bien y si resulta que es todo un desastre?
-Entonces estaremos aquí para consolarte…
Gabe me dedicó otra de sus simpáticas sonrisas. Intenté buscar a Matt y a Alba entre los bailarines, pero no pude localizarlos. Después de recordar el primer beso con Matt, tenía ganas de sentir sus labios de nuevo.
-Está bien, en la próxima canción le diré a Alba si quiere…
-¿La próxima canción? ¿Y por qué no ésta? El ritmo es muy pegadizo…-me alcé de un bote del banco, cogí a Gabe de la manga y le estiré para que se levantara y me siguiera-¡Venga vamos! Tengo ganas de bailar.
Arrastré a Gabe hasta en medio de la pista de baile, rodeados de grupos de gente y parejas que se movían dando saltitos con vasos en la mano que derramaban todo tipo de líquidos por el resbaladizo suelo de madera. Otra gente se movía dando pequeños pasos hacia los lados, algunas chicas meneaban las caderas y las nalgas provocativamente a chicos que iban de sobrados con sus gafas de sol dentro del local y sus vasos repletos de alcohol barato. Gabe era tan tímido y tan patoso que le daba vergüenza moverse un poco delante de tanta gente. Cogí sus manos y le forcé a moverse un poco, siguiendo el compás de la animada melodía. Sin querer di un traspié con un hielo que alguien había derramado bailando, afortunadamente no me caí,  conseguí sujetarme en los antebrazos de Gabe y me eché a reír ante mi torpeza. “Menos mal que no me ha pasado mientras estaba con Bam”. Gabe se echó a reír a carcajadas. Me cogió las manos y me hizo girar sobre mi misma:

“Always blame, bring that flame. You can’t trust any more. Sick of love. We are sick of love”.

Empezamos a hacer tonterías más que a seguir el ritmo de la música. Choques exagerados de cadera, risas y movimientos pasados de moda que no pegaban nada con la canción. Con el estribillo nos vinimos arriba y comenzamos a saltar como si estuviésemos andando sobre brasas entre sonoras entre exageradas carcajadas y cantando la canción a nuestro modo:

“I’m gonna fly, tonight, I’m taking you. Don’t be afraid, I am your superman. I’ll bring a box, with sugar, to put you in. Oh, let’s dance, again, the evil game”.

Hicimos el payaso un rato más, recorriéndonos la pista de baile. Casi me había olvidado de Matt cuando escuché su característica carcajada y le vi apretándose la barriga con ambas manos para soportar la risa. Alba estaba a su lado, riéndose también. Gabey se tomó la risas como un alago aunque yo me sonrojé como un tomate por solo pensar en cómo Matt me había visto haciendo el ridículo. Gabe exageró aún más los movimientos de baile, “¿qué diablos? Ya me ha visto media Hoonah haciendo el idiota” así que le seguí el rollo, acompañando mis pasos con exageradas muecas de seducción en el rostro. La música cambió de ritmo, se volvió más suave, algo grande se avecinaba, Gabe arqueó las cejas en un gesto de coqueteo mientras yo giraba los ojos haciéndome la interesante. El estribillo saltó de nuevo, con más fuerza y energía que antes y empezamos a saltar de nuevo, mientras Matt y Alba aplaudían y se unían a nuestra fiesta.

“I’m gonna fly, tonight, I’m taking you. Don’t be afraid, I am your superman. I’ll bring a box, with sugar, to put you in. Oh, let’s dance, again, the evil game”.

La tercera vez que se repitió el estribillo, Matt cogió mi mano, me hizo girar sobre si misma, resbalé una segunda vez con el líquido vertido en el suelo. Él intentó sujetarme, pero las carcajadas que soltaba le impedían agarrarme con firmeza y casi caemos los dos. Gabe seguía con sus movimientos exagerados de los sesenta mientras que a Alba le había entrado la risa tonta.
El rítmico Sick of Love dio paso a una canción más suave, cariñosa y dulce como un algodón. Conocía esa canción y la voz infantil que sonaría de un momento a otro, era una canción para dedicar, para bailar con alguien que despertase una llama en ti, que hiciese florecer el invierno de un corazón helado. Vi a Gabe y a Alba ponerse rojos, y como él, tontamente le preguntaba si quería bailar con ella. No pude ver la respuesta de Alba. Matt reclamó mi atención agarrándome la mano y situándolas en su cuello mientras él me sujetaba la cintura y empezaba a moverse despacio de un lado para otro mientras la vocecita delicada como un niño empezaba a despertar un cosquilleo en mi interior. “¿A caso se estaba descongelando mi corazón helado? Solo un acto de amor verdadero puede curar un corazón helado.” Decía una de mis películas favoritas.

“If the heart is always searching. Can you ever find a home? I’ve been looking for that someone I’ll never make it on my own.”

La voz se volvió más profunda, más masculina mientras yo me ahogaba en mi propia saliva al ver los labios de Matt recitar esa canción de memoria, sentir como si la melodía viniese de su propio interior y me la estuviese cantando a mí, solo a mí. Y durante un instante quise morir allí, agarrada a su fuerte cuello, perdida en la inmensidad de sus ojos azules, mordiendo esa irresistible sonrisa.
“Dreams can’t take the place of loving you. There’s gotta be a million reasons why it’s true.”
El estribillo se volvió más enérgico, pero sin perder el tono sentimental y profundo de la canción en general. Matt me hizo girar enérgicamente sobre mi misma. Me alzó por las caderas mientras giraba noventa grados sobre si mismo, Sentía esas palabras tan bonitas salir de mi corazón, pero nunca tuve el valor suficiente para expresarlas, para decírselo a Matt. Una lágrima me corrió por la mejilla, una lágrima de emoción y de impotencia, por ser una cobarde, por no arriesgarme, tal y como le había aconsejado a Gabe. Me mordí el labio para aguantar mi rabia mientras veía como me idolatraban los acuosos ojos de Matt.

“When you look me in the eyes, and tell me that you love me. Everything’s alright. When you’re right here by my side. When you look me in the eyes.

No quería que Matt me viese llorar en ese momento, quería que disfrutase, que se lo pasase bien. Me abracé a él con todas sus fuerzas, y él me correspondió de la misma manera. Me dio un tierno beso en la sien y nos mecimos al ritmo de la música mientras me susurraba un dulce “te quiero” al oído. Sentí como se me rompía el corazón, como por fin estaba viviendo aquello que solo pasaba en los libros… “La grandeza nace de los pequeños comienzos. Y si crees mucho en esos pequeños comienzos se terminan haciendo realidad. Tú eres mi gran hazaña Matt Brown, me han enseñado que si luchas por algo, a veces los sueños se hacen realidad. El otro extremo de mi irrompible, resistente y largo hilo rojo".
Me despegué de Matt, para mirarle a los ojos mientras le sonreía:
-¿Qué te pasa?-preguntó con una media sonrisa esbozada en los labios.
-Nada, simplemente, me he dado cuenta de que soy feliz.
Soltó una pequeña carcajada y me besó de nuevo en la frente.
-No eres la única que es feliz esta noche…-señaló con el mentón a una pareja que bailaba agarrada no muy lejos de nosotros. Vi claramente como Gabe depositaba un ligerísimo beso en la mejilla de Alba, pero ella, tan discreta como siempre, se lanzaba a besarlo a los labios mientras lo abrazaba. No pude evitar soltar una carcajada de satisfacción mientras pegaba la oreja al pecho de Matt para sentir su respiración pausada, su olor a sudor mezclado con el cedro, el latido de su corazón… Alba dirigió una discreta mirada hacia mí mientras que en sus labios leía claramente la palabra: ¡Gracias! Siguieron bailando agarrados, estaba deseando que Alba me contase los detalles, pero para ello tendría que esperar hasta mañana, de momento tenía que conformarme con divertirme con Matt. Siguieron bailando mientras la voz infantil y la voz profunda se turnaban cantando hermosos versos. “Gabe la mira como Matt me mira a mí. Debe de estar en los genes Brown tener esa facilidad de cautivar a la gente con sus ojos”. Me negué a mirar a Matt en ese momento con temor a perderme yo también en esa mirada y no encontrarme jamás.

“I can’t take a day without you here. You’re the light that makes my darkness disappears”.

Matt reclamó mi atención de nuevo para que siguiese bailando con él. “¿Me pregunto si él también será feliz?” Tiré de su camisa hacia mí le besé en los labios mientras recitaba uno de los versos de la canción a su oído en una de mis particulares maneras de decirle lo importante que era para mí:
-Voy a decirte que te quiero, de la mejor manera que sé.-“No sé si Matt es feliz, si ya está más tranquilo con todo eso de ser fuerte, ni si hay algo más que le preocupa y que no me quiere decir. A veces, Matt, bajo esa sonrisa y esos preciosos ojos hay todo un mundo que quiero descubrir y que no me dejas explorar del todo, aunque yo te haya desvelado a la fuerza todos los secretos del mío”.
Que le dijese algo así le hizo sonreír y me devolvió el beso en los labios. Bailamos en silencio un rato más con el estribillo más animado, y volví a estrecharme contra él. Sobre su hombro pude ver como Alba y Gabe también se abrazaban y sonreí. Me sobresalté cuando Matt me susurró al oído con su tono de “seducción”:
-¿Te he dicho ya que estás muy guapa?
Solté una carcajada y lo miré a los ojos.
-¿Eso es un intento de llevarme a la cama esta noche, Matt Brown?-bromee.
-Depende. ¿Lo estoy consiguiendo?
-Es nuestra primera cita. No suelo acostarme con nadie en la primera cita…
Ambos nos echamos a reír y volví a asomarme por el hombro de Matt. Aspiré su aroma masculino, el cedro casi se había desvanecido con los humos y los ambientadores del local, y había dejado un fuerte olor a sudor y a almizcle. Eché de menos el olor a tierra húmeda que tenía Matt en el bosque, y que se mezclaba con ese aroma a sudor cuando hacíamos el amor. De repente, algo a la otra punta de la sala me llamó la atención. Nuestra canción ya casi había acabado:

“When I hold you in my arms, I know that it’s forever. I just gotta let you know. I never wanna let you go

-Matt, mira…-él se volvió para señalar donde le había advertido. Era su hermano Bear, estaba sentado solo, en una silla de madera, sumergido en la penumbra con un aire triste y decaído. Sentí mucha lástima por él, no había ni rastro de la chica con la que lo había dejado.
-Pobre Bear…-suspiró. Cuando se trataba de sus hermanos, a Matt le salía la vena protectora.-Creo que deberías ir a bailar con él, eso le animaría un poco…
Aceptaba su sugerencia, pero quería estar con él, disfrutar unos compases más, pero a la vez me sentía culpable por haberle presentado a esa desconocida.
-No quiero dejarte solo, Matt.-“al alcance de víboras rubias anoréxicas”.
-No te preocupes, yo voy a ir a ver si Bam y Noah no se han matado en un torneo de justas para ver quién es el mejor caballero.
Las últimas notas de la canción se desvanecieron al tiempo que Matt depositaba otro de sus besos sobre mi pelo y se perdía entre la gente llamando a pleno pulmón a sus hermanos:

“I find my paradise, when you look me in the eyes.”

A medida que avanzaba hacia Bear la nueva canción iba tomando fuerza a través de los altavoces. Era una canción ambientada en los años diez, las figuras a mi alrededor de convirtieron en marineros y enfermeras que se despedían de sus chicas con alegres vestidos de colores y labios rojos en los muelles de Nueva York, y al final de todo estaba Bear. Tropecé con un hombre, le pedí disculpas y seguí adelante. No habíamos vuelto a hablar de lo ocurrido en el estanque hacía ya más de un mes, simplemente fingíamos que no había pasado, pero aun así, la relación con Bear se había vuelto algo más distante, especialmente por mi parte. Para él había sido solo un inocente juego de niños, algo sin importancia, pero yo ya no me sentía tan cómoda con él, y había declinado todas sus invitaciones para escalar un árbol o pescar en el río. Solo le había ayudado en alguna ocasión a encender un fuego, él no sacó el tema. Contaba una de sus aventuras mientras yo escuchaba, repitiendo algunas palabras para que pareciese que prestaba verdadera atención, aunque él pareció no darse cuenta. Aspiraba a que como él, el paso del tiempo me ayudase a fingir que todo aquello no había ocurrido.
-¿Cómo lo llevas?-dije con mi mejor sonrisa al plantarme delante de su silla.
Alzó los ojos del suelo. Alba tenía razón, tenía los ojos más profundos que había visto jamás, parecían dos pozos pequeños y oscuros, dos agujeros que conducían al inframundo. La madriguera del conejo y su interminable caída hacia el País de las Maravillas. No sabía porque le había preguntado nada, esos ojos me decían perfectamente lo que le ocurría.
-Nicole se ha marchado, solo quería conocerte a ti. Ha estado jugando conmigo…-“¿me lo parece a mí o se está aguantando el llanto?”
Me mordí el labio inferior y le cogí ambas manos.
-Ella se lo pierde.-di un tirón para que se levantara y me lo llevé a la pista de baile.
Tuve que emplear más fuerza de la que me imaginaba, Bear estaba delgado, y era apenas unos pocos centímetros más alto que yo, pero era muy fuerte. Vestía una camisa de camuflaje arremangada y desabrochada, dejando a la vista una camiseta interior roja escarlata que llevaba por dentro de los vaqueros. Se había cepillado la larga melena rubia hasta sacarle brillo y también se había recortado la barba. El olor a cedro también le perfumaba el pecho y el cuello, pero su aliento seguía siendo tremendamente fuerte.
La música era animada, guiada por la melodía aguda de un ukelele aunque hablaba de despedidas y desamores. Nos trasladaba a la Primera Guerra Mundial, a una pareja de adolescentes separados por el conflicto. Las dos voces masculinas que entonaban la letra eran las mismas que las de la canción anterior, solo que ahora eran más maduras, más adultas… Ya no hablaban de un romance adolescente, sino de una relación real, de una familia, obligada a romperse.

“Called you for the first time yesterday. Finally found the missing part of me. Felt so close but you were far away. Let me with anything to say”.

Cogí a Bear de las manos, coloqué una entorno a mi cintura y apoyé mi palma sobre la otra, mientras le sujetaba por el hombro. Tenía miedo, el intrépido Bear tenía miedo. Miraba a mis pies, inseguro, sin saber bien que hacer, le obligué a mirarme a los ojos, como había hecho Bam. “Pequeño, que ágil eres en la copa de un árbol y que torpe en la pista de baile”.
-Relájate Bear, esto es una fiesta.-me obligué a dar una vuelta sobre mi misma y a mostrar mi mejor sonrisa.-Y no te preocupes por esa chica, ella no sabe al maravilloso hombre que se ha perdido…
-Lo dices para que me sienta mejor.
-Lo digo totalmente en serio.-Bear forzó una sonrisa mientras se obligaba a seguir los pasos que yo mandaba.-Eso es, muy bien, un paso por aquí, ahora por allá, una vuelta. ¡Vaya que mareo!
Conseguí sacarle una carcajada a Bear, la canción avanzaba, volví a agarrarme a él y le aparté un mechón de pelo de la cara antes de depositar un suave beso sobre su mejilla.
-Estás muy guapo cuando sonríes.-me divirtió su sonrojo. Y sus ojos, no había advertido hasta ahora que tenía unos ojos tan profundos, tan sinceros y expresivos. “Si no me lo llega a advertir Alba, ni me habría fijado en estos dos espejos de alma que tengo aquí delante”.

“I can’t get your smile out of my mind. I think about your eyes all the time. You’re beautiful but you don’t even try. Modesty is just so hard to find.”

A medida que progresaba la canción, Bear se fue soltando cada vez más con  el baile. Me hizo girar sobre mi misma, me alzó por los aires y me hizo dar vueltas como una mariposa. Luego se puso serio e intentó parecer un caballero durante los armoniosos compases del estribillo. No podía aguantarme la mirada más de dos segundos seguidos, me miraba a los pies, se ponía rojo y notaba como empezaban a sudarle las manos. “¿Me volvía a parecer que se soportaba el llanto?”

“Now I’m speechless over the edge, I’m just breathless. I never thought that I’d catch this lovebug again.”

-He visto a Gabe, con Alba y a Matt y a ti… Bailando juntos.-“Así que es por eso que está deprimido, es el único el que no tiene pareja.”
-Cielo. No te preocupes por eso, pero a Gabe le gustaba mucho Alba…
-No estoy triste por eso.-Nunca había visto a Bear así, hablando con ese hilillo de voz que parecía el nacimiento de un arroyuelo y con esa expresión tan triste de flor marchita, aunque ese tono había sido casi de reproche.
-¿Entonces qué pasa?
Bear se mordió el labio, dudaba si contármelo o no.
-Gracias Ayla.-pronunció con la voz tropezada.

“I kissed her for the first time yesterday. Everything I wished that it would be. Suddenly I forgot how to speak. Hopeless, breathless, baby, can’t you see?”

Antes de que pudiese preguntar qué me agradecía, se abalanzó sobre mí y me abrazó con todas sus fuerzas, dificultándome la respiración. Le devolví el abrazo y le acaricié el pelo para calmarlo. A través de su hombro busqué al resto del grupo: Matt, Noah y Bam habían vuelto a la mesa y discutían animadamente, aunque creo que ellos no nos veían. No había rastro ni de Gabe ni de Alba.
De repente las voces de la canción desaparecieron y dieron paso a una melódica compasión para chasquear con los dedos que avecinaba el estruendoso solo de guitarra de a continuación. Bear se separó de mí, aunque aferraba mis manos con fuerza entre los sudores de las suyas. “Es muy fuerte y es consciente que a veces me puede hacer daño, eso también le pasa a Matt”. El tiempo se detuvo por un momento, solo podía ver los profundos ojos de Bear, diciéndomelo todo sin pronunciar palabras. Recordé algo que me había dicho el lejano día del baño: “no todas las cicatrices se ven por fuera, algunas están dentro, y duelen tanto como las de fuera”. Debe tener una gran herida en el corazón para mirarme de esa manera.
La guitarra resonó por toda la sala mientras todos los bailarines se dejaron llevar por el son de la música. Empecé a notar como la sangre de los dedos me palpitaba desenfrenada. A Bear le temblaba el labio, quería decir algo, pero no se atrevía.
-Ayla.-pronunció finalmente rígido como una estatua-Yo no he olvidado lo que sucedió en el estanque.- y Bear salió corriendo.

“Now I’m speechless over the edge, I’m just breathless. I never thought that I’d catch this lovebug again.”

Corrí tras él gritando su nombre, abriéndome paso entre la muchedumbre, llevándome más de una queja. Matt vio como Bear salía corriendo, se preocupó y se levantó del banco de un salto.

“Now I’m hopeless, head over heels, in the moment. I never thought that I’d get hit by this lovebug again.”

Bear salió dando un portazo por la puerta principal, abriéndose a codazos entre los dos grandes hombres con corbatas texanas que taponaban la entrada de madera. Me encontré con Matt justo antes de salir:
-¿Qué le pasa?-preguntó con una mueca de preocupación en el rostro.
Suspiré hondo y tragué saliva.


“Oh oh! Lovebug again…”

TODOS LOS CAPÍTULOS DE MI NOVELA ESTÁN SUBIDOS EN EL SIGUIENTE ENLACE

Si os ha gustado este post y no conocéis las canciones os dejo los links a continuación.
Canción del inicio: Lady Mermalade
Tango con Bam; El Tango de Roxanne
Baile con Gabe: Sick of Love
Baile con Bear: Lovebug

¿Os gustaría un post un poco más detallado donde explique el por qué de cada canción?

Comentarios

  1. ¡Hola! Muy interesante, principalmente el título ¡te luciste con él! Me encantó la mezcla de la música en la trama, aunque sólo conocía dos: El tango de Roxanne y Lady Mermelade, un descubrimiento de los otros.

    Por lo menos a mí, me encantaría saber el por qué de cada canción.

    ¡Un abrazo!

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    1. Gracias por el comentario! Me alegra de que te haya gustado. No sabía como quedaría, pero estoy bastante satisfecha con el resultado. Un abrazo!

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