El agradable contacto del sol en la cara no ayudaba a
desperezarme, había dormido tanto que ni siquiera sabía si ya caía la tarde o
aún era mediodía. El viento me revolvía el pelo y se me metía en los ojos,
impidiéndome ver con claridad la altura del sol ni el color del mar. Las
furiosas olas alaskeñas chocaban con fuerza contra el viejo casco del
Integrity, pero éste las cabalgaba rompiéndolas en mil trocitos de espuma
blanca. Me apoyé en la baranda e intenté contemplar el cielo y el mar: el sol
se alejaba por el horizonte: “ya es media tarde y el tiempo es favorable, no
debe quedar demasiado tiempo para atracar”. El resto de la familia había
buscado algún pasatiempo que hacer durante el trayecto entre Hoonah y Juneau.
Observé a Matt en la popa del barco, no muy lejos de mí: los rizos del pelo se
le metían en la cara y las gafas verdes sobre la cabeza no paraban de
resbalárseles. Estaba haciéndose un lío desenredando unos cabos, yo debía estar
ayudándolo, pero preferí hacerme la perezosa un ratito más y observar como su
excéntrico cerebro trabajaba a toda prisa para intentar deshacer aquellos nudos
mientras él se liaba cada vez más. Llevaba un jersey verde arremangado y unos
vaqueros desgastados, y su inseparable colmillo sobre el pecho, cada vez lo
veía más bonito. No pude evitar soltar una risita, cuando, sin saber cómo, sus
manos quedaron atrapadas en un cabo, aunque él estaba tan concentrado que ni
siquiera se había dado cuenta de mi presencia, a unos escasos metros de él.
Las nubes corrían deprisa, arrastradas por el viento
sobre mi cabeza, la larga siesta me había sentado fenomenal, y había servido
para calmarme los nervios. Estaba tan exaltada por la visita de Alba que apenas
había dormido la noche anterior, pero bastó el balanceo del Integrity y unas
cuantas caricias de Matt para caer rendida en una de las literas de la
embarcación. Mi amiga Alba volaba desde España para pasar unos días con
nosotros: había sido idea de Matt, volver a tener algo de mi antiguo mundo,
después de la horrible visita de Frank, recordarme que aún tenía algún amigo en
el antiguo continente era justo lo que necesitaba. Toda la familia se había
subido en el barco para ir a buscarla a Juneau, yo hubiese preferido no causar
tantas molestias a todos y tampoco quería que Alba se asustase al ver a toda la
tropa esperándola en el puerto, hubiese preferido ir sola con Matt, y quizá
también con Gabe, pero habían insistido en acompañarnos. Todos estaban
entusiasmados con la llegada de Alba: querían hacerle un montón de preguntas
sobre nuestro país, sobre nuestra amistad… y Matt tenía aún a dos hermanos
solteros dispuestos a lo que fuese por conseguir una chica. De entre todos, yo
era la más emocionada con la llegada de Alba, aunque disfrutaba en la compañía
de los chicos y de Bird y Rainy, también echaba de menos hablar sobre
determinados temas con alguien que no llevase el apellido Brown. La familia
entera también insistía en que Alba se hospedase en Brown Town, pero por temor
a asustarla o a que fuese demasiado para ella marcharse en seguida al bosque,
había preferido prestarle la bungalow que tenía alquilada en Hoonah, yo
dormiría con ella, y por la mañana, alguien vendría a recogernos en el esquife.
Matt se quedaría en Chichagof, muy a su pesar, puesto que quería disfrutar de
la compañía de Alba al máximo, aunque supusiese renunciar al calor de Matt en
las noches gélidas de Alaska. Birdy, él y yo habíamos ido a limpiar la cabaña
unos días antes, allí nos dimos cuenta de que habíamos tenido sexo en casi
todos los rincones de la casa, y eso nos hizo rememorar grandes momentos e hizo
más difícil la separación de viviendas durante las próximas semanas.
Estiré los músculos de la espalda, de los brazos y el
cuello para intentar despertarme: “dos minutitos más y voy a ayudar a Matt”. Me
dije a mi misma para darme ánimos:
-Hace una tarde muy apetecible para navegar
¿verdad?-La voz grave y áspera me sobresaltó por la espalda y di un pequeño
salto.-Lo siento, no pretendía asustarte.
Era Billy Brown, el patriarca de la familia y el padre
de Matt.
-No, no se preocupe, es que soy muy
asustadiza.-intenté responderle con una sonrisa. Billy siempre me había
impuesto respeto, igual que a todos sus hijos, y aunque tenía un buen corazón,
pensé que iría a regañarme por estar haciendo el vago:-Voy a ayudar a Matt con
los cabos…-dije titubeando con intención de marcharme.
-Por favor, tutéame y deja que se las apañe solito,
que ya va teniendo edad.-me sorprendió su respuesta-quédate aquí conmigo un
rato, a hacerme compañía…
Me quedé anonadada y despacio y con todos los músculos
del cuerpo tensos me volví a agarrar a la barandilla del Integrity, a observar
como un chorro de espuma blanca brotaba a lo lejos de entre las olas. Con Billy
era una de las personas con las que menos había interactuado desde mi llegada a
Brown Town, al principio se mostraba reacio a hablar conmigo, decía que “mi
mundo” era el culpable de la partida de Matt y apenas respondía con gruñidos
cuando le preguntaba por él. Sí que habíamos tenido un par de charlas sobre
trabajo, pero, a parte, nuestra relación era puramente superficial:
-Creo que aún no te he dado las gracias…-me sorprendió
que Billy dejase de lado su carácter de macho de los bosques para agradecerme
algo que se me escapaba.
-¿Gracias por qué?-pregunté tímidamente sin saber
porque me estaba llevando el mérito de algo que no había hecho.
-Ya sabes, por traer a Matt a casa… -“Por Dios, hace
siglos de eso…”-Por ayudarle a salir del hoyo…
-En realidad,-le sonreí-él me ha ayudado más a mí que
yo a él.
Mirar a Billy a los ojos implicaba contemplar un
rostro demacrado por el paso del tiempo, pero a la vez: lucía unas arrugas de
felicidad y una sonrisa de estar en paz
con la vida. Tenía el pelo completamente blanco y un largo bigote a juego, sus
ojos eran pequeños y azules, pero no eran tan bonitos como los de Matt, y
apenas distinguía sus labios bajo el vello facial. Bear me recordaba mucho a
Billy, en cambio, Matt, Gabe y Birdy se parecían más a Ami. Era bajito pero
fornido, desgastado por la vida en el bosque, pero con una expresión de
libertad que eclipsaba todo lo demás. Le costaba mirarme a la cara, quizá le
avergonzaba tener que someterse de esa manera ante mí, pero yo estaba demasiado
entusiasmada con la visita de Alba y el buen humor y las ganas de sonreír me
invadían mientras inspeccionaba su rostro descaradamente:
-Matt te aprecia mucho.-dijo en un ataque de
sinceridad y con un hilo de voz, sin mirarme a la cara-hace unos días, vino a verme
y nos pusimos a hablar como hacía tiempo que no nos poníamos. Creía que volvía
a ser el de siempre, volvía a sonreír y a reír, volvía a ser mi cabeza de
chorlito, mi hijo mayor, pero me equivocaba-el corazón se me paró por un
momento, ¿volvía Matt a estar en un lío?- No era el de siempre, era mejor: ha
crecido, ha madurado, aunque sigue siendo mi cabeza de chorlito, ¿Sabes cuál
fue el tema de conversación?-me imaginaba de que habían hablado, Noah y Bam ya
me lo habían explicado antes, aun así, negué con la cabeza. Billy sonreía y
empezaba a adquirir la confianza necesaria para mirarme a la cara: tenía los dientes
amarillentos y torcidos. Olía como Bear, a bosque y a barro, solo que de una
manera más fuerte, mezclado con ese aroma tan intenso que caracteriza las
personas de avanzada edad, especialmente su aliento era fuerte, pero también lo
era el de varios de sus hijos, me pregunté si sería un gen de la familia Brown,
al igual que el hecho de tener el cabello y los ojos claros. Instintivamente,
me llevé una mano al abdomen, y dejé que Billy siguiese hablando con su voz
áspera-De ti.-“lo que me pensaba”-me preguntó, como quien pregunta la hora:
“oye papá, ¿tú como sabías que mamá era la indicada?”- Billy soltaba pequeñas
carcajadas a medida que seguía hablando, quizá algún día yo también me
enorgullecería de esa manera ante un hijo-y le respondí: había algo que me lo
decía dentro, era como una vocecilla que no paraba de repetirme: es ella Billy,
es ella, no la dejes escapar. ¿Por qué lo preguntas, hijo? Entonces, Matt se
puso rojo como uno de esos pimientos que tanto me gustan y me dijo: porque creo
que es ella-una sonrisa bobalicona me apareció en el rostro, los ojos debían
brillarme como dos estrellas y también noté como mis mejillas se calentaban-No
le digas que te he contado todo esto porque me mataría…No te gires, pero nos
está viendo hablar y se cree que no le vemos, no va a tardar nada en hacerse un
hueco entre los cabos y a echarse una cabezadita antes de llegar-ambos nos
reímos cuando, efectivamente, Matt se puso a dormir. Billy siguió con su relato-
Luego estuvimos hablando largo rato sobre ti, sobre como os conocisteis, que le
gustaba de ti… Volvía a ser mi Matt, mi hijo… Gracias Ayla, gracias por traerle
de vuelta.-El abrazo de oso me cogió desprevenida y de repente me vi envuelta
en el fuerte aroma del anciano bosque y con unos pelos gruesos y grasos
rascándome la mejilla. Cuando me soltó, se frotó el ojo con la manga de la
chaqueta-Gracias,-sollozaba levemente, y yo no sabía que hacer: agarré sus robustas
y gruesas manos, eran ásperas y arrugadas, con los dedos regordetes y las uñas
ennegrecidas, y me apretaban con fuerza las mías:-Gracias, gracias por este
nuevo comienzo que le has dado…
-Sic parvis
magna- pronuncié casi automáticamente.
-¿Cómo dices?
Solté una risita y fijé la vista en el sol brillante,
lamido por unas lenguas de fuego naranja que poco a poco teñían el agua del
océano con destellos dorados.
-Sic parvis
magna-repetí-es una frase que suelo decirle a Matt cuando tiene alguna de
sus ideas, significa: “la grandeza nace de pequeños comienzos”.
-¿Te refieres a que Matt, hará algo grande con este
nuevo comienzo?-sonreí y volví a acariciarme la barriga. Billy se dio cuenta,
pero no dijo nada y siguió mirándome a los ojos.
-¿Matt te ha contado algo sobre mí? ¿Sobre mi pasado?
-No me ha dado muchos detalles, solo me ha dicho que
has sufrido mucho…
Asentí con la cabeza:
-Antes de tener a Matt en mi vida, mucho antes, yo no
tenía a nadie-me pareció que contar eso era una buena manera de hacer entender
a Billy todo lo que Matt había hecho por mí.-Mi refugio para escapar de la
soledad eran mis historias, las películas, los videojuegos, mis personajes… En
uno de mis juegos, solían repetir esa frase: Sic parvis magna, y la tomé como mi lema. Desde siempre he sabido
que mis historias me llevarían lejos, eran mis pequeños comienzos, y pensaba
que los best sellers, el dinero y la
fama serían mi grandeza…-sonreí tontamente y sacudí la cabeza-que equivocada
estaba…-Sí, mis historias me llevaron lejos, eran mis pequeños comienzos, pero
mi grandeza…-señalé hacia la popa, donde oculto entre los cabos, Matt se estaba
echando una siesta-cada vez estoy más convencida de que él es mi grandeza-temía
sonar demasiado cursi, pero Billy me entendía, igual que entendía los poemas de
Noah, los llantos de Bird y las ideas de Matt. Un buen padre que se esforzaba
por entender a sus hijos-él es mi grandeza, y aunque quizá no sea el hombre de
mi vida, aunque sucediese algo que nos separase, él seguiría siendo mi
grandeza, y a su lado, cada día es un nuevo pequeño comienzo…
Billy me miró satisfecho, a veces hablaba como sacada
de un libro de princesas, lo que solía ser motivo de burla, pero Billy me miraba
orgulloso y yo le correspondí de la misma manera, estaba muy orgullosa de cómo
había criado a Matt y a todos los chicos, como también estaba orgullosa de cada
pequeño logro de Matt: “algún día, miraré a mi hijo a la cara y me sentiré
igual de orgullosa que Billy de Matt”.
-Después de explicarle esa historia a Matt, cada vez
que tiene una idea, por muy descabellada que sea, me echa en cara el sic parvis magna, y me dice que sin mis
pequeños comienzos, sin mis historias, yo no estaría ahí con él… Me fastidia
tener que darle la razón siempre-bromeé-pero es así.
Hablar con Billy limpiaba el alma, era como hablar con
el bosque, te sentías libre y comprendido, confiado, sin temor…
-¡Je! Viéndolo de ese modo: Ami era mi pequeño
comienzo, y Brown Town, nuestros chicos, nuestro sueño… Ha sido nuestra
grandeza, aunque hayamos empezado un pequeño comienzo con cada chico, que a la
vez va creando sus grandezas y más pequeños comienzos…Creo que he hecho un buen
trabajo creando unos cuantos grandes pequeños comienzos…-ambos nos reímos.
-¡Papá!-la cabeza del capitán Bam asomó por la puerta
de la cabina del timonel-ya nos acercamos a Juneau…
-Será mejor que vaya a ordenar a esos pequeños
comienzos antes de que formen un gran estropicio,-bromeó de nuevo-¿Por qué no
despiertas a ese cabeza de chorlito para que se prepare para atracar?-me dijo
en tono confidente antes de ponerse a gritar-¡a babor Bam, empieza a virar
hacia babor!-se alejó dando gritos hacia su segundo hijo, aunque apenas se
había desplazado un par de metros cuando pronunció mi nombre, en el mismo tono
confidente, aunque más serio que antes:
-Ayla-alcé la vista hacia él-Matt me ha contado que
perdiste a tu padre cuando eras pequeña…-asentí con la cabeza, a pesar de que
hacía más de una década que había sucedido, seguía formándose un nudo en la
garganta cada vez que lo recordaba.-quiero que sepas que, estoy seguro, de que
fuiste su grandeza…-su tono de sinceridad hizo que se me saltasen algunas
lágrimas que intenté disimular con una sonrisa de agradecimiento-y, por lo que
a mí respecta y pase lo que pase: tengo nueve pequeños comienzos.
Y desapareció en la cabina. Me otorgué unos segundos
para llorar y reír a la vez, para agradecer a quien fuese, a Dios, a mí misma,
al destino, al karma… Ese pequeño comienzo que había logrado alcanzar después
de muchos esfuerzos, después de todas las decepciones y las caídas estaba
viviendo mi sueño: no el de ser una escritora de éxito, sino aquel sueño,
aquella grandeza que había anhelado en silencio tantos años: tener una familia,
una familia que me quisiese, que me amase y me valorase, sentirme querida, amar
y ser correspondida… Y después de lograr esa ansiada grandeza, era mi labor
seguir formando pequeños comienzos para alcanzar más grandezas. “Sir Francis
tenía razón: cuando luchas con algo y crees en ello con todas tus fuerzas se
acaba haciendo realidad”. Que le den a la opinión de la gente, me da igual si
piensan que estoy loca o desperdiciando mi vida… Estoy logrando mi propia
grandeza, mi grandeza interior, a base de pequeños comienzos, de tropiezos y de
sueños, pero lo estoy consiguiendo, lo estoy logrando…
Me acerqué a Matt aún con la sonrisa estampada en el
rostro, feliz por la inminente llegada de Alba, por la confesión de Billy de
aceptarme en su manada como una más. Feliz por haber alcanzado la grandeza y
por iniciar nuevos pequeños comienzo. Matt dormía bocarriba entre los cabos,
con las gafas verdes sobre los ojos mal colocadas y las manos entrelazadas
sobre la barriga. Me arrodillé ante él, fui a despertarle con una caricia, pero
ya debía de estar medio despierto, ya que antes de tocarlo se incorporó
perezosamente. Se quitó las gafas con dificultad puesto que se le habían enrededado
entre los rizos y se frotó los ojos con la palma de la mano.
-Buenos días…-me susurró somnoliento.
-Buenas tardes-le corregí con una media sonrisa-¿has
dormido bien?
-De maravilla-me rodeó con sus brazos el abdomen y me
atrajo hacia él para volver a acomodarse contra la pared del barco: apoyó mi
espalda contra su pecho, sentía su olor a tierra húmeda y el calor que
desprendía su cuello me acariciaba la mejilla: de repente tenía muchas ganas de
acurrucarme de nuevo a su lado a dormitar- ¿estás nerviosa por la llegada de
Alba?
-Un poquito…
-Será genial, ya lo verás…-Matt empezó uno de sus
monólogos que podían alargarse horas y horas, pero que yo solía escuchar
maravillada-el primer día, la llevaremos al campo de tiro y le enseñaremos a
lanzar cuchillos, bueno, yo la enseñare, porque Bear es un patoso tirando
cuchillos, pero intentará impresionarla, así que se hará el gallito un rato y
cuando haya hecho bastante el ridículo…-Veía los labios de Matt moverse
velozmente; sus ojos, tan azules y ovalados, estaban inquietos mirando hacia
todos los lados y las facciones de su rostro no paraban de cambiar. Estaba
contando algo super excitante, pero era incapaz de concentrarme en sus palabras.
El balanceo del barco y el acogedor y cálido cuerpo de Matt invitaban a dejarse
llevar por el sueño: sobre nuestras cabezas, sentados en la popa del Integrity
distinguía las nubes deslizarse suavemente por el cielo. Las olas impactaban
contra el casco en un domesticado ronroneo, a lo lejos, Bam y Gabe discutían
sobre donde atracar. Las palabras de Billy se entremezclaban en mi cerebro
junto con la risa de Matt y el sic parvis
magna-acaricié inconscientemente sus brazos que rodeaban mi cintura-Ayla-me
sacudió débilmente-¡Ayla!
-¿Qué pasa?-grité sobresaltada, como si me hubiese
acabado de despertar de un profundo y largo sueño.
-No me estabas escuchando…
-¡Por supuesto que sí!
-¿A sí? A ver, ¿qué te he dicho?
-Que Bear no sabe tirar un cuchillo…
-Evidencias a un lado, ¿de qué te estaba hablando?
Tardé unos segundos en procesar la información e
intentar buscar un significado lógico a las palabras sueltas que creía recordar
que había pronunciado Matt.
-Algo sobre Alba y que Bear no sabe lanzar cuchillos.
Matt me hizo cosquillas como castigo y pegó su frente
a la mía. Me gustaba como me miraban esos ojos y como me sonreía de esa manera
tan sincera y acogedora.
-¿En que estabas pensando?-dijo entre risas.
-En nada.-le respondí aun recuperándome de las
cosquillas.
-¡Venga! Dime en que pensabas o volverá a atacarte el
monstruo de las cosquillas.
Convulsioné levemente mientras intentaba deshacerme de
los dedos traviesos de Matt:
-Pensaba en las grandezas y en los pequeños comienzos.
Me miró orgulloso.
-Sic parvis
magna.-pronunció con una de sus preciosas sonrisas.
Cogí su mano, la que estaba sobre mi abdomen, acaricié
la piel áspera y apreté los dedos anillados aún más contra mi barriga. Sus
pupilas se desplazaron hasta nuestras manos entrelazadas sobre mi cuerpo. Matt
las miraba fascinado, y yo lo miraba a él. Sentía su brazo temblar bajo mi mano
protectora y como su corazón se aceleraba tras mi espalda. Nuestras miradas se
cruzaron, sus labios estaban a tan escasos centímetros de los míos que casi
podía beber de su saliva.
-Así es, pensaba en nuestro pequeño comienzo…
TODOS LOS CAPÍTULOS DE MI NOVELA BASADA EN "ALASKAN BUSH PEOPLE" ESTÁN AQUÍ.
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