-Cuando abrí la puerta-comencé a relatar- intenté que Alba no viese el desastre que habíamos causado, pero era imposible que no se fijase en el baño: estaba la puerta abierta y el suelo empapado, me preguntó que habíamos estado haciendo, había ropa mía tirada por todo el salón… -Ayla, te estás hiendo por las nubes. -¡Mira quién habla! Don “siempre voy al grano y no mantengo monólogos de cinco horas con un trozo de madera”. -¡Estás intentando distraerme! -¡Mentira!-Matt se abalanzó sobre mí y comenzó a hacerme cosquillas bajo los brazos, estallé en carcajadas, mientras sentía como mis músculos se contraían y me asfixiaba entre las risas. Mi espalda terminó reclinada en el suelo, intenté deshacerme de las cosquillas de Matt dándole patadas, pero su peso sobre mi cuerpo me impedía moverme. Aspiré hondo para recuperar el aliento, pero sentía como mis pulmones se llenaban a medias y jadeaban desesperados en busca de oxígeno. Matt agarró mis muñecas y las sujetó a ambos lados de mi ...
La Grandeza nace de los Pequeños Comienzos.