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Los Jinetes: La Graduación

Axel y Ayla volaron a toda velocidad entre los bosques de Malmö, Hydor era más grande y pesado que Acamar, pero el dragón negro era más ágil y esquivaba con más facilidad las ramas de los árboles. Una bola de fuego les sorprendió:

-¡Eso es trampa!-gritó ella

-Venga, princesa- se burló él- es solo una bola de fuego...

-Te vas a enterar...

Con un hábil movimiento, Ayla provocó que Acamar volase en círculo y golpease a Hydor y a Axel con su aliento eléctrico, propio de los dragones de su especie. A Axel le costó esquivar ese rayo e intentó contraatacar con una bola de fuego, que Lis, a lomos de Zaniah consiguió apartar.

-No te metas en esto Lis- le gritó el joven noble

-Has comenzado tú a hacer trampas.- respondió la muchacha de cabellos negros- ¡Corre Ayla! ¡Corre!

Ayla espoleó a Acamar, el dragón se revolvió y comenzó a ascender entre las copas de los árboles, hasta llegar a cielo abierto y lanzarse en picado hacia la academia. Ya la veían, el hemiciclo donde se llevaría a cabo la ceremonia de graduación estaba listo, decorado con flores y con las brasas del fuego sagrado listas en el círculo central. Axel le tiró otra bola de fuego, esta vez la joven no estaba atenta, y consiguió desequilibrar a su montura en el picado, Acamar forzó el aterrizado y terminó rebotando por la orchestra del hemiciclo lanzando a Ayla unos metros por delante. La joven princesa aterrizó delante de unas babuchas azules que hacían juego con la larga túnica azul y dorada que llevaba Gavin, uno de los entrenadores más veteranos de la academia. El hombre, que ya casi rozaba los sesenta años seguía conservando sus rizos rubios y se caracterizaba por su aguda mirada de águila sobre una nariz picuda. El hombre alzó a Ayla por el brazo, justo detrás aterrizaron Axel, Lis y el resto del grupo, que se mantuvieron al margen de la conversación de la joven con el instructor.

-Incluso el día de tu graduación tienes que dar la nota, ¿verdad, Ayla?-dijo en tono muy serio

-No ha sido culpa mía señor- Pendragón me retó y...

-Un auténtico líder jamás debe caer en las tentaciones para demostrar que es el mejor. Es muestra de falta de seguridad en uno mismo, y eso jamás debe darse a conocer en un jefe.

Un hombre alto y con una larga cabellera castaña se acercó a Gavin y le colocó la mano en el hombro, vestía la misma túnica que él, pero en color rojo y era algo más joven que el instructor rubio:

-¿Estás listo Gavin?

-Si,- asintió y luego miró a los chicos.- Venga, id a vuestros sitios, la ceremonia va a comenzar.

Los asientos de piedra del hemiciclo se fueron llenando poco a poco con familiares y miembros de la aldea que no querían perderse el gran acontecimiento. En la primera fila, y separados de la plataforma por unos escalones, se encontraban los homenajeados. Ayla estaba colocada entre Lis y Ryden, con Acamar a sus espaldas y con Dzigan jugueteando entre sus hombros. Axel se había colocado varias posiciones más allá, junto a Ingrid y Linda, las otras dos chicas que se graduaban en ese inolvidable día. Buscó con la mirada a su familia, en lo más alto del hemiciclo, su padre y su tío observaban a sus chicos de pie, su tía no había venido porque tenía que preparar el banquete de la celebración de esa noche. Ayla esperaba no defraudarlos y conseguir la posición de líder, la más codiciada entre los futuros jinetes. La ceremonia comenzó con el rugido del dragón de hielo de Gavin, que hizo callar a la multitud y daba la señal de inicio de la graduación. El sol brillaba y una brisa cálida de primavera invitaba a pasear al aire libre en la, por lo general, gélida isla de Halogaland.
En la orchestra se encontraban Gavin y Knight, el hombre de la túnica roja, a cada lado de una enorme olla dorada que contenía el fuego sagrado del Primer Dragón.

-¡Habitantes de Malmö! Bienvenidos a este día tan especial, en el que diez de nuestros jóvenes se convertirán en jinetes, con plenos derechos de nuestra aldea. Han recorrido un largo camino hasta llegar aquí, un camino que comenzó cuando tenían seis años y apenas podían sujetar una espada en sus manos, ese día comenzaron a adiestrarse como jinetes, aprendieron a luchar, capturar y adiestrar su propio dragón. Se les entregó un arma que moldearon a su persona y hace un año se enfrentaron a La Prueba.- todo el mundo enmudeció y se produjo un silencio expectante cuando Gavin mencionó La Prueba- Así es, de los treinta jóvenes que completaron su entrenamiento solo diez consiguieron superar La Prueba, Abandonamos a los chicos en las profundidades de la isla con el objetivo de capturar su propio dragón, y aquí los tenemos: los diez dragones rugieron al unísono ante el gran aplauso de la muchedumbre. Y esta año es especial, ya que no solo es el primer año en el que cuatro mujeres completan su adiestramiento, sino que también es el año en el que se gradúan nuestra amada princesa: Ayla Adger y su primo: Ryden Adger-La gente aplaudió a los mencionados que inclinaron la cabeza respetuosos.

-No se como Linda ha conseguido llegar hasta aquí- susurró Lis a Ayla- No tiene ni idea de dragones.

-No, pero tiene dos amigas que la ayudan a conseguir todo lo que quiere- dijo Ayla señalando sus pechos y burlándose junto con Lis.

-Como ya sabéis- explicó Knight- ahora comienza la parte más dura de vuestro aprendizaje: sois jinetes de Malmö, con todos sus derechos y obligaciones. Seréis divididos en dos equipos de cinco miembros cada uno: Gavin será el coordinador del equipo Azul, y yo lo seré del equipo Rojo. La semana pasada se les realizaron a estos jóvenes tres pruebas: una de conocimientos, otra con su arma y una tercera con su dragón, el resultado de esas pruebas determinará que rol ocupareis en el equipo.

Ayla estaba nerviosa, del resultado de esas pruebas dependía su futuro como princesa, difícilmente el Consejo admitiría a una reina que no hubiese sido líder de su equipo. Ya les había costado admitir a mujeres en la academia, pero los bajos índices de natalidad de los últimos años habían provocado que el Consejo terminase accediendo a la petición de que las niñas pudiesen convertirse en jinetes de Malmö. Comenzaron la academia unos cincuenta, poco a poco las pequeñas fueron desertando, porque preferían dedicar su vida a otro tipo de faenas, al final solo resistieron cuatro, que pasaron La Prueba junto a seis varones más Los chicos que no lograban completar su entrenamiento se dedicarían a la agricultura, la ganadería o la artesanía en el poblado, y jamás serían considerados ciudadanos de pleno derecho, como los jinetes, defensores de la isla y participantes de la vida política de Malmö.
A Ayla le habían salido bien las tres pruebas, pero el nivel de competitividad era elevado: Ingrid también había conseguido buenos resultados y los Pendragón era una familia muy persuasiva y podrían lograr fácilmente colocar a Axel como líder, por otro lado, sabía que una parte del Consejo era partidaria de colocar a Ryden como sucesor de su padre, y aunque la prueba de conocimientos no le había ido muy bien, también tenía posibilidades de ocupar la ansiada posición. Lis también estaba muy asustada: había sacado muy buena nota en la prueba teórica, pero había quedado bastante mal en la armamentística y Zaniah no había respondido bien en la prueba con el dragón, ocupar una baja posición en la jerarquía del equipo conllevaría una importante humillación a la familia.

-No te preocupes Lis,- la calmó Ayla- No puedes ocupar un lugar más bajo que el vago de Elof, aun me preguntó como consiguió domar a Sadira...

-Prefiero ser peón que estar en el mismo equipo que Ingrid. Es insoportable, siempre se tiene que hacer todo a su manera. "miradme, soy Ingrid, soy mayor que tú y lo hago todo perfecto".- se burló- Por favor, ¿quién llama Bolita a un dragón del pantano?

-Yo espero que no me toque con Axel, no soportaría tener que compartir equipo con alguien tan arrogante como él.

-Seguro que es mejor Axel que formar equipo con Linda y Wolf, ella no se entera de nada, y él solo está pendiente de las tetas de ella.

-Ahora, -prosiguió Knight- o Gavin o yo pronunciaremos vuestros nombres y el cargo que ocupareis en vuestros equipos, os arrodillareis delante de vuestro coordinador y presentareis vuestras armas al fuego sagrado del Primer Dragón, y recibiréis la marca del dragón y pronunciareis el juramento como jinetes de la isla de Malmö.

-Cada equipo estará formado por cinco miembros: el líder, el segundo al mando, el contramaestre, el guardián y el peón. Recibiréis una cinta del color de vuestro equipo que ataréis en vuestra montura y el símbolo de vuestro rol. Y la marca del dragón, a partir del mismo fuego del Primer Dragón, que os otorgara el puesto de jinetes de Malmö de por vida - Se mantuvo el silencio expectante, todo el mundo, incluido el rey y su hermano esperaban ansiosos saber que lugar ocuparían sus hijos en los equipos, y el honor o deshonor que llevarían a sus familias. En el palco, donde esperaban Haakon y Svend se les unió Kristian Pendragón, un hombre grande, peludo y pelirrojo, padre de Axel y patriarca de una de las familias más importantes e influyentes de la isla.

-Su majestad, es todo un honor que mi primogénito se gradúe con la princesa, aunque quien sabe, como van las cosas, al Consejo no le desagradaría un matrimonio entre mi chico y tu hija.

-Sería tu oportunidad para conseguir el poder que tanto ansías, ¿no, Pendragón?-se quejó Svend.

-Eso ya lo descubriremos, en cuanto Axel sea nombrado líder y Ayla y Ryden tengan que obedecerlo.

Svend iba a responderle pero su hermano mayor le detuvo con una mueca en su rostro y la mano sobre su hombro, y le invitó a contemplar el espectáculo ante la sonrisa pícara de Kristian Pendragón.

El primero en pronunciar un nombre fue Gavin:

-Lis Solberg. Peón.

Lis tragó saliva, Ayla percibió su mirada de tristeza y decepción, sería la más débil del grupo y llevaría el deshonor a su familia. Lis se arrodilló delante de Gavin y le presentó su hacha, colocándola delante de los pies del veterano jinete, y tomando la cinta azul que éste le ofrecía. El coordinador colocó una plancha de hierro en forma de dragón en el fuego y cuando estuvo caliente, la clavó en el antebrazo izquierdo de Lis, mientras la joven pronunciaba el juramento. Al terminar el público aplaudió y Lis tomó posición a la derecha de su coordinador, con lágrimas en los ojos, por el dolor de recibir la marca o por haber sido nombrada peón. Zaniah dio un vuelo y se colocó detrás de su jinete, ésta le acarició el morro cariñosamente.

Knight llamó a Linda Huffel como peón del equipo rojo, la joven se quejó por tener que ocupar ese rango tan denigrante en el equipo, suplicando al coordinador que le dejase repetir la prueba porque no había tenido suficiente tiempo de prepararla. Gavin llamó a Elof Mann como guardián del equipo azul, entregándole el Manuel de los Dragones como símbolo de su cargo. Ayla y Lis sospecharon de Elof, el cargo de guardián solía ser otorgado aquel que sacase una buena calificación en la prueba teórica, puesto que debía tener grandes conocimientos sobre los dragones, su historia y habilidades, y Elof no era precisamente un estudiante aplicado. El amigo de Ryden presentó su callado y recibió la cinta, el manual y la marca bajo el juramento. Se situó al lado de Lis y su pacífica dragona de rocas, Sadira, ocupó el puesto detrás de él. El equipo rojo nombró a Tavi Zaid como guardián, un chico distraído que tampoco parecía estar muy aplicado en materia dragoníl.
La cosa ya comenzaba a ponerse interesante, quedaban los puestos de mayor rango: el contramaestre llevaría el diario de expediciones y entrenamientos del equipo, el segundo al mano ayudaría al líder en la toma de decisiones, y luego estaba el tan codiciado puesto, que Axel, Ayla y Ryden se disputaban.
Gavin pronunció el nombre en voz alta y clara, para que todo el hemiciclo lo escuchase bien.

-Ryden Adger. Contramaestre.

Ryden se acercó a los pies de Gavin, ante la mirada de sorpresa de todos, especialmente de su padre, que no se imaginaba que su hijo fuese nombrado un rango más bajo que segundo al mando. El sobrino de rey contramaestre, Ryden parecía tranquilo, y ni siquiera sonrió, al parecer, al joven le importaba bastante poco que puesto ocupar, y ejerciendo de contramaestre parecía contentarse. Presentó sus nunchacos y recibió la cinta y un cuaderno de cuero pintado de azul, donde anotaría todos los detalles de su equipo. Recibió la marca en su antebrazo mientras pronunciaba juramento. Se colocó junto a Elof, y su apestoso dragón del pantano, Gorgonea, volvó para ponerse tras él. El contramaestre del equipo rojo era un muchacho llamado Wlihem Bond, Ayla no lo conocía demasiado, así que no se interesó demasiado por el rango que ocupase el puesto de contramaestre. Ya solo quedaban cuatro: Ingrid, Axel, Wolf y Ayla, que ocuparían los puestos más importantes y de mayor prestigio en los equipos: Gavin volvió a hablar:

-Axel Pendragón. Segundo al Mando.

Axel se acercó intentando aparentar orgullo delante de Ayla, él se esperaba ser nombrado líder, y no ayudante, aunque había habido diversos casos en los que el segundo al mando pasaba a capitán ante la incompetencia de mando Él era un Pendragón, tenía suficiente talento y dinero como para asegurarse el puesto de líder en un futuro. Con todo el orgullo por el que se caracterizaba un Pendragón se arrodilló delante de Gavin y ofreció al Primer Dragón su espada, con la empuñadura de diente de dragón tallada a mano el blasón de su familia: un dragón de fuego, como su querido Hydor. Gavin le ofreció una cinta azul y el collar de diente de dragón, que lo catalogaba como segundo al mando y prestó juramento al recibir la marca.
Ayla no podía estar más nerviosa, aun cabía la posibilidad de que fuese nombrada segunda de al mando del equipo rojo. Knight abrió la boca y pronunció alto y claro:

-Wolf Köln. Segundo al Mando.

Lo había conseguido. Ayla era líder, también Ingrid y sería una muy dura adversaria. Pero ella sería líder. Después que el eterno enamorado de Linda Huffel prestara juramento, Gavin volvió a abrir la boca;

-Ayla Adger. Líder.

Jamás unas palabras la habían enorgullecido tanto como ese día, igual que a su padre, que se sintió el hombre más feliz del mundo y lanzó una mirada de fanfarronería al frustrado Pendragón. Ayla formaría equipo con Axel, y eso no le entusiasmaba demasiado, pero la idea de estar con Lis y su primo Ryden, la consolaban. Ayla dejó a Dzigan en el suelo y se acercó a la orchestra, Acamar rugió porque su jinete se alejaba de él. Se arrodilló a los pies de Gavin, el travieso dragoncito doméstico la siguió y aguardó detrás de ella ante el hombrecillo rubio que ofrecía una cinta azul a Ayla. Antes de tomarla, ofreció su arco y su daga al fuego sagrado y pudo ver de cerca como las brasas salpicaban sus armas y eran bendecidas por el Primer Dragón. Su sello como líder sería recibir la marca del dragón en el hombro izquierdo en lugar de en el antebrazo, así que se arremangó la manga de la túnica y a una señal de Gavin comenzó a pronunciar juramento:

-Yo, Ayla Adger, hija de Haakon Adger y jinete de la aldea de Malmö, juro ante el fuego sagrado del Primer Dragón y por el Consejo de Ancianos que protegeré a mi pueblo y a sus habitantes a lomos de mi bestia escamada, juro que derramaré la sangre de aquellos que intenten dañar a mi pueblo, juro que romperé los huesos a aquellos que intenten dañar a los habitantes de esta isla. Lo juro por mis dragones: Dzigan y Acamar y por las armas que me han escogido: el arco y la daga, que protegeré esta isla y a sus gentes con mi vida.- Ayla recibió la ardiente marca en el hombro, aguantando por no mostrar ningún gesto de dolor ante su coordinador, su equipo y su pueblo. Ayla se levantó, se colocó sus armas y se dio la vuelta para mirar al público y alzó el brazo con el que sujetaba la cinta azul ante los aplausos de los habitantes de Malmö, se volvió a Gavin, éste sujetaba un cuchillo entre sus manos.

-Aun no hemos terminado Ayla. Diga lo que diga el Consejo, eres la única heredera de tu padre, y cómo tal debes jurar con tu sangre obediencia al Primer Dragón.

Ayla lo había olvidado, como el Consejo aún no había decidido sobre el futuro de la joven, no se había preparado el juramento al Primer Dragón, pero ahí estaba Gavin, ofreciéndole el cuchillo tradicional para realizar el juramento. La tradición marcaba que el primogénito del rey jurase obediencia al Primer Dragón durante la ceremonia de su graduación. Buscó la mirada de su padre en el palco, estaba demasiado lejos, aunque el gran jefe mostraba un gesto de aprobación en su rostro. El público seguía aplaudiendo. Acamar protestó. Finalmente Ayla tomó el cuchillo y se realizó un corte en la palma izquierda. Cerró el puño y lo acercó al fuego.

-¡Alto!-gritó Ingrid acercándose a Ayla ante la atónita mirada de todos.- ¿Por qué ella es distinta a mi? ¿Por qué ella jura con sangre al Primer Dragón y yo no? No se merece ese honor, todos nos lo mereceremos. Solo es una cría que tuvo suerte durante su prueba, es muy extraño que la primera vez que capture un dragón sea de las tinieblas, los más complicados de ver y de domar... Siendo mayor que ella, y con más experiencia, me dejé la vida intentando capturar un simple dragón del pantano.

Era una acusación muy grave, Ingrid acusaba a Ayla de hacer trampas en su Prueba y que alguien le ayudase a capturar su primer dragón. La joven la miró furiosa, ella no era una tramposa, era la hija de Haakon, su única hija y heredera, y llevaba la sangre de dragón en sus venas. Con un gesto del rostro llamó a su dragón, Acamar acudió de un salto y se colocó entre Ingrid y Ayla, rugiendo a la mujer que acusaba a su jinete de fraude.

-Si hay algo que tienen los dragones de las tinieblas, es que son muy posesivos con sus jinetes, sienten un vínculo muy especial, una conexión más fuerte que cualquier otro dragón-explicó Gavin- Si Acamar no fuese el dragón de Ayla, no hubiese actuado de ese modo cuando te has encarado a ella.

Gavin hizo una señal a Ayla, la joven abrió el puño encima del fuego y permitió que la sangre cayese en las brasas.

-Yo, Ayla Adger, hija y heredera del rey Haakon Adger, el Terrible, juro con mi sangre que seré obediente al Primer Dragón, y protegeré al pueblo que el eligió y a sus dragones con mi vida y con la de mi montura.

El público enloqueció, el juramento real era más largo, pero Ayla había tenido que improvisar un poco ante la inesperada situación. Pero no solo era líder, sino también heredera a ojos del Primer Dragón. No sabía como se lo tomaría el Consejo de Ancianos, nunca acudían a este tipo de celebraciones, preferían vivir ocultos en los bosques, pero ella lo había hecho. Ocupó su lugar junto a Axel, su segundo al mando, y Ingrid tomó juramento como líder del equipo rojo.

-Bien hecho.- le susurró Pendragón al oído ante la sorpresa de la joven.


Aquella noche fue el gran banquete de celebración de los graduados. Al aire libre, cubiertos por la noche Halogalana, se hicieron hogueras frente a la casa del rey, donde se cocinaron todo tipo de carnes, estofados y verduras para satisfacer los estómagos de los guerreros más temidos de las islas del norte. La cerveza corría, las mujeres se levantaban las faldas y los hombres reían y bailaban. Todo el mundo se lo estaba pasando en grande, era un gran día, a la mañana siguiente comenzarían su entrenamiento como equipo y como auténticos jinetes de Malmö, y no tardarían en llevar a cabo sus primeras misiones. Ayla se sentó discretamente en un rincón junto a Lis, ambas muchachas se habían vestido con sus mejores galas, Ayla vestía una túnica blanca ceñida a la cintura, que le caía hasta la rodilla y dejaba al descubierto sus hombros, llevaba el pelo suelto y una tiara sobre la cabeza. El pelo negro de Lis iba recogido en una trenza, llevaba una falda de piel y un corpiño negro. Ambas bebían cerveza y charlaban alegremente. Ingrid pasó por su lado y habló a Ayla:

-Espero que no te tomes a mal lo que ha sucedido hoy, no es nada personal. Suerte con el entrenamiento. ¿Amigas?

Ayla no respondió, simplemente asintió con la cabeza y sonrió forzosamente.

-No puedo creerme que Ingrid te acusase de tramposa delante de todo el pueblo. ¿Quién se cree que es?

-No te apures, solo se cree superior al resto porque si, es como una Pendragón pero sin el apellido- se burlaron las jóvenes- Le demostraré que Acamar es mucho mejor que su "Bolita" y ya veremos a final de año quien acusa a quien de tramposos...

-Hablando de Pendragón, viene hacia aquí.

Axel se acercó a las chicas, aunque ignoró completamente a la peón de su equipo y se dirigió a la líder con aire seductor.

-Enhorabuena Ayla, te estás convirtiendo en una digna heredera de tu padre. Estoy deseando compartir aventuras contigo, pero antes, me gustaría sacarte a bailar...

-¿Qué juego es este Axel? En tu vida me has dedicado una palabra amable y ahora pretendes bailar conmigo...

-Un Pendragón sabe cuando debe asumir su derrota y felicitar al adversario. No es un juego Ayla, te lo prometo, solo quiero estar contigo a solas, un momento...- el joven intentó cogerle la mano y ella la retiró bruscamente.

-Lárgate Axel. No quiero que me toques...

-Está bien, tranquila, solo quería ser amable con mi líder... Nos vemos mañana, supongo.

El apuesto y orgulloso joven se retiró ofendido a hablar con otras chicas, mostrando presuntuoso su diente de dragón.

-¿Qué te pasa Ayla? Por una vez que es amable contigo...

-No quiero tener nada que ver con él. Nunca.

-¡Te gusta Axel!- exclamó Lis- No me lo puedo creer, si lo sabe tu padre...

Ayla se levantó de su asiento y le tapó la boca a Lis.

-Mi padre no puede enterarse, está obsesionado con casarnos desde que éramos niños. No permitiré que un arrogante Pendragón ocupe mi lugar.

-De acuerdo, está bien, te entiendo. Pero yo creo que a él también le gustas, solo te trata así porque eres su competencia, su obstáculo para llegar al trono.

-Para él es solo un juego. Míralo- Ayla señaló a Pendragón, rodeado de mujeres que le reían las gracias y le traían más y más jarras de cerveza y cómo la bebía de los labio de una de ellas.- No estoy a la altura. En fin... yo nunca...

-¿Nunca te has acostado con un chico?-Ayla negó con la cabeza.

-He estado tan ocupada entrenando y estudiando para ser líder que no he tenido tiempo ni siquiera de besar a uno.

-¡Ayla! Por favor, eres la princesa de Malmö, los chicos no paran de mirarte a ti y a tu fantástico dragón negro cuando andáis por la aldea.

-Es eso, no quiero casarme por poderes, ni que los hombres me vean como la princesa Ayla o la jinete del dragón de las tinieblas. Quiero que el que me bese por primera vez, vea más allá de la hija del jefe...

-¿A caso no conoces a Axel desde que erais niños? Competíais por todo: espadas, montura, libros... Créeme, si hay alguien en este pueblo que vea a Ayla Adger más allá de la hija del jefe, ese es, y me apena mucho decirlo, Axel Pendragón...

-No lo se Lis... A partir de mañana voy a ser su superior, no podré mirarlo de la misma manera...

-Es hoy o nunca amiga- dijo la joven de la trenza azabache sorbiendo su jarra de cerveza.

Ayla suspiró profundamente y también apuró su jarra, se levantó de su taburete oculto en un rincón y se plantó delante del grupo de mujeres que rodeaban a Axel.

-Axel... ¿podemos hablar?

Esa misma noche, Ayla y Axel se besaron en los establos de la casa de Haakon, Ryden y Elof bebieron tanto que al día siguiente no recordaban nada de lo que había sucedido y Lis Solberg aprovechó la embriaguez de sus compañeros para causar más de una pelea. Al día siguiente comenzaría su entrenamiento y sus misiones como jinetes de Malmö, al servicio del pueblo de la isla de Halogalana, del rey Haakon y del Primer Dragón, lo que no sabían Ayla y sus compañeros es que iba a ser el periodo más complicado de su vida, puesto que algo oscuro comenzaba a forjarse en el interior de la isla, y que se esparciría por la tierra como una plaga, perjudicando a todos aquellos que esa noche reían y bebían, y que llevaban en su hombro o en su brazo, una marca en forma de dragón...

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