Como cada mañana de lunes a viernes, mi despertador suena a las siete de la mañana, lo apago de un tortazo y con mi habitual mal humor matutino y arrastrando pesadamente los pies, me voy directa al baño. Con una buena ducha de agua caliente intento volver a ser persona, me cepillo el pelo y me lavo los dientes. Me visto con mis vaqueros rotos y me calzo las zapatillas negras de tela, esas que mi madre insiste en que tire a la basura de una vez y yo me niego. Intento innovar con mi pelo, peinándome de una manera diferente, pero como siempre desisto y me acabo recogiendo la melena rubia en una coleta mal hecha. Me quedo mirandome al espejo un rato, esa soy yo, una chica normal dentro de los criterios de normalidad más absoluta que existen: Me llamo Ayden Madeleine Winchester y nací el 18 de septiembre de 1995 en Lawrence, Kansas. Mi padre, John, era mecánico y le encantaba el beisball, falleció hace unos años por una parada de miocardio. Mi madre, Mary, es ama de casa, adora la jardinería y leer revistas de casas bonitas. Tengo dos hermanos mayores: Dean vive en un pequeño pueblo llamado Sioux Falls, en Dakota del Sud, con su novia Lisa y su hijo Ben, ella es instructora de yoga y Dean lleva el negocio de reparación de automóviles que le dejó mi tío Bobby. Mi otro hermano, Sam, es abogado de divorcios licenciado por Standford y paradójicamente acaba de divorciarse, según afirma mi ex cuñada por "diferencias irreconciliables" de su esposa Jessica, llevaban juntos desde la universidad. Nunca me cayó bien Jess, era una estirada y una repipi, Amelia, su nueva novia, es veterinaria, una profesión muy bonita si no fuese porque gracias a ella Sam ha pasado de estirado repelente a un hippie naturópata, aunque, la verdad, ha mejorado bastante si lo comparamos con el de antes. Sam y Dean no se llevan bien.
Por otro lado, yo no salgo con nadie, no soy guapa, ni muy inteligente, ni practico ningún deporte, no suelo llamar la atención de nadie en general, solo soy yo, Ayden, estudiante de historia mediocre en la Universidad de Kansas, solo soy... una chica normal.
-¡Ayden, date prisa o llegarás tarde otra vez!
Mi madre me está llamando, será mejor que me de prisa. Bajo las escaleras de madera de nuestro hogar familiar, aunque actualmente solo vivamos allí mi madre y yo. Mamá ha preparado tostadas para desayunar y me ha hecho la comida.
-¿A qué hora vendrás esta tarde cariño?
-No lo se mamá, había quedado con Kevin para ir a la biblioteca, la semana que viene comenzamos los exámenes y queremos ir preparados.
-Está bien hija, pero no vengas tarde, recuerda que está noche vienen tus hermanos a cenar y ya sabes como se pone Sam con la puntualidad.
-Si mamá. -Un claxon suena en frente de casa- Es Kevin, ha venido a buscarme.
Me levanto de la silla, cojo mis cosas y le doy un beso a mamá, ella me tiene mi bolsa de la comida.
-No te dejes esto. ¡Pasa un buen día!- me grita mientras estoy saliendo de casa- Y no olvides lo de la cena.
Me montó en el coche de Kevin y salimos hacia la facultad. Kevin Tran, es mi mejor amigo, es asiático, aunque no conozco a nadie más americano que Kev, estudia ciencias políticas y le gusta jugar a Dragones y Mazmorras, y lo más importante, acaba de romper con su novia del instituto.
-¿Cómo lo llevas Kev?
-¿Cómo lo llevarías tu si el amor de tu vida te hubiese dejado por un musculado y caucásico estudiante de medicina barra capitán del equipo de fútbol, voluntario en una asociación de perritos abandonados y capitán del Enterprise?
-Eres un exagerado Kevin...
-Mi vida sin Channing ya no tiene sentido. ¡Me quiero morir!
-Cállate Kevin, todos tenemos problemas. Hoy vienen mis hermanos a cenar...
-¡Otra de las emocionantes cenas de la familia Winchester!-se burla mi amigo- Tus hermanos no se llevan bien y a ti no te caen bien sus respectivas novias y tu madre sigue intentando en vano que seais una familia unida y feliz. ¿Quién es ahora la exagerada Ayden?
Después de cuatro burlas más y algún comentario sobre los exámenes, llegamos a la universidad y Kevin aparca su coche, salgo distraída con la mochila medio colgando y la carpeta en la mano. Un hombre choca contra mi y mi carpeta se cae al suelo, esparciendo mis apuntes por el suelo. El hombre se agacha y comienza a ayudarme a recoger los papeles.
-¡Vaya, lo siento mucho!- se disculpa el hombre que tiene una peculiar voz ronca- No miraba por donde iba y no te he vist...
El hombre se calla cuando le miro a la cara, tiene unos pequeños pero brillantes ojos azules que me resultan muy pero que muy familiares, el cabello corto y negro azabache y los labios gruesos y cortados. Las facciones de la cara son toscas y marcadas, con una barbilla picuda y una destacada nariz picasiana sobre los pómulos hundidos. Viste con una camisa azul celeste y pantalones de traje.
-No se preocupe, yo tampoco miraba por donde iba...- el hombre me mira raro, como si me conociese de algo, lo cierto es que su cara me resulta muy pero que muy familiar. Kevin corre hacia mi y me ayuda a levantar, preguntándome si estoy bien...
-¿Es que no mira por dónde va?- le recrimina Kevin
-Lo siento,- se vuelve a disculpar el otro- Llego tarde a trabajar, pero mi hija Claire se ha olvidado una libreta muy importante en casa y me ha pedido que se la traiga antes de marcharme. Pero no la encuentro, es una chica alta, rubia, ojos claros...
-¿Claire? ¿Claire Novack?-pregunta Kevin.
El hombre asiente sorprendido.
-¿La conoces?
-Está en mi clase de filosofía. Si tiene mucha prisa, yo puedo darle el cuaderno.
-¿De verdad? Me harías un gran favor si pudieses dárselo
El hombre saca un cuaderno naranja de su maletín y se lo entrega a Kevin.
-Muchas gracias chico. Y siento haberme tropezado contigo- dice mirándome.
El hombre saca las llaves de su coche y abre el viejo automóvil dorado que está aparcado al lado del vehículo de Kevin.
-Me llamo Jimmy, por cierto.- dice el hombre antes de meterse en el coche.
-Encantado Jimmy, yo soy Kevin, y ella es Ayden.
El tal Jimmy se marcha conduciendo y Kevin y yo ponemos rumbo a nuestras respectivas clases, en silencio.
-¿Kevin?-le pregunto- ¿Ese tal Jimmy, no te resultaba familiar?
-Ni siquiera me he fijado Ayden, solo se que gracias a él ¡voy a tener la oportunidad de hablar con Claire Novack!
-De verdad Kevin, estás desesperado...
El día se desarrolló con normalidad, yo asistí a mis clases de historia, Kevin le dio su cuaderno a Claire y le pidió una cita, ella se rió en su cara y el viaje de vuelta a casa volvió a ser otro show de Kevin Tran y sus fallidos encuentros amorosos.
Tuve clase de historia medieval con el profesor McLeod, un hombre de unos cuarenta y muchos años, que en su época había sido el John Travolta de su clase, siempre vestía carísimos trajes negros y hablaba con un remarcado acento británico, intentando aparentar algo de sofisticación y elegancia aunque solo impartía lecciones sobre castillos y reyes a un grupo de chicos que solo pensaban en sacarse la carrera para irse a escavar momias a Egipto.
-¡Un cruce de caminos!
-¿Qué?-me sobresalté yo que me había distraído un momento mirando por la ventana.
-¿Qué estaba explicando sobre los cruces de caminos?
-Yo, yo, yo no lo sé...
-Muy mal, señorita Winchester. Debería estar más atenta, los cruces de camino tenían un significado muy importante en la antigua Iglesia Católica, puesto que era donde se invocaban a los demonios. Se hacían tratos de todo tipo: para salvar a un ser amado de la muerte, o incluso por unos centímetro más de pene- los alumnos rieron- El alma del que invocaba al demonio era la moneda de cambio, diez años después, el demonio invocado cobraba su deuda.
Levanté la mano, el profesor me dio el turno con la mirada.
-¿Por qué nos cuenta esto, señor Mcleod? Esto no es historia, son solo... leyendas...
-Y en todas las leyendas hay una parte de verdad, señorita Winchester. Por cierto, ¿sabe que significa el nombre de Ayden? Proviene del Irlandés, y significa fuego...- dijo el británico sentándose en su silla y clavando sus profundos ojos en mi.
No tenía nada de ganas de que llegase la noche, así que alargue mi estancia en la biblioteca todo el rato que pudo, hasta que el conserje me echó y en mi móvil había más de seis llamadas perdidas de mamá. Llegué a casa de noche, fui a abrir la puerta con mi llave, pero mi hermano se adelantó y abrió por dentro.
-¡Mirad quién ha llegado por fin!-dijo Dean estrechándome entre sus brazos- Mi hermanita Ayden, ¿cómo estás pequeña?
-Bien, bien, algo cansada- respondí yo sin mucho interés- ¿Cómo están Lisa y Ben?
- El peque se ha quedado con la madre de Lisa, pero vamos, entra, ¡ven a saludar!
Entré al salón, había silencio, y la sala estaba apenas iluminada por las pequeñas lámparas de cristal de mi madre. Mi hermano Sam estaba sentado en el sofá, repeinado y vestido con un elegante smoking negro, Amelia, vestida con un vestido verde floreado, chafardeaba las fotografías de las estanterías de mi madre, y Lisa mira a su alrededor resignada con una copa de vino blanco en la mano. Todos iban muy elegantes vestidos, excepto Dean, que iba con su cerveza en la mano, sus vaqueros desgastados y la camisa desabrochada. Mi madre entró corriendo a la habitación, también se había arreglado y se estaba colocando los pendientes.
-¡Menos mal que ya has llegado Ayden! Te dije que no llegaras tarde. Corre ve a ducharte y ponte el vestido que te he dejado preparado. Sam y Amelia nos invitan a todos a cenar a un lugar precioso. Por cierto, ¿has saludado a tu hermano?
Miré a Sam de reojo, él me observaba enfadado, desde su lugar en el sofá. Me acerqué despacio y le di un beso en la mejilla.
-¿Cómo estás Sam?
Me sonrió forzosamente.
-¿Y bien?- Dean se unió a la familia saltando alegremente con su botellín en la mano- ¿Y aquí cuando se cena? Me muero de ganas por probar una de las comidas caseras de mamá...
Sam se levantó, era muy alto, más que Dean y más de lo que era papá.
-No cenaremos en casa Dean- dijo prepotente mi hermano mediano- No vamos a molestar a mamá preparando la cena para tantas personas pudiendo pagar un lugar decente. Además, Amelia y yo tenemos grandes noticias que daros.
-¡Venga ya! No hemos hecho tantos kilómetros para comer comida de mierda en un lugar cursi y de estirados. ¡Ni siquiera saben preparar una buena tarta!
-Dean, compórtate delante de la familia.- le regañó Sam
-Siempre estás igual Sam, solo quieres aparentar ¿Des de cuando te importa a ti la familia? Te largaste de esta casa en cuanto cumpliste dieciocho y solo volviste para asegurarte que papá te había dejado su coche cuando falleció.
-Al contrario que tu, Dean- Sam y Deans se encararon- Yo tengo una vida profesional de éxito que no puedo abandonar cuando quiera para venir a ver a la "familia".
-¿Insinúas que tengo un trabajo de mierda? ¿Es eso lo que le quieres demostrar a nuestra hermana pequeña? ¡Que su hermano mayor no ha llegado a nada en la vida!
-Dean...
-Ayudar a nuestro anciano tío a levantar su negocio no es ser un hombre de éxito, ¿verdad Sammy?
-No te hagas la víctima Dean, porque tampoco eres un santo... Cuando murió papá lo primero que hiciste fue comenzar a hurgar entre sus cosas para ver que podías vender en la tienda de segunda mano.
-¡Había que pagar el funeral!-gritó el otro
-¿Y esa televisión nueva que te compraste, qué?
-¡Chicos basta!- gritó mi madre harta de las discusiones de mis hermanos- ¿Es esa la imagen que queréis darle a vuestra hermana sobre nuestra familia? ¿En quién va a confiar Ayden si sus hermanos no paran de pelarse? ¿Ayden? ¿Ayden?
Di un portazo y me fui a llorar al porche. No soportaba que Sam y Dean se peleasen, de niños habíamos estado muy unidos, pero de repente, algo cambio y Sam se marchó, Dean se enfadó con él por habernos abandonado y también se acabó marchando. Llamé a Kevin por teléfono, y enseguida se presentó en el porche y se sentó en el suelo, a mi lado.
-¿Cómo estás?
-Odio que se peleen Kev, somos hermanos, se supone que debemos querernos, y ellos no hacen más que pelearse por tonterías. Tengo miedo de que rompan nuestra familia, solo tengo a mi madre y a ellos. ¿Qué haría yo si algún día me faltaran?
-Me tienes a mi...- dijo él muy tranquilo.
-Lo digo en serio Kevin, no te me pongas melodramático ahora.
-Yo también lo digo en serio Ayden, verás, es posible que este no sea el momento, pero dudo que haya otro... -Kevin se puso nervioso, bajó la mirada, tragó saliva y se frotó la cabeza- Lo cierto es que... Channing no rompió conmigo, lo hice yo...
-¿Qué? ¿Qué quieres decir Kevin?
-Corté con Channing porque me gustas Ayden, me gustas mucho, y no quería romper nuestra amistad, pero tampoco quería hacerle daño a ella, así que decidí dejarla con la esperanza de que por fin vieras algo en mí...
Me levanté corriendo del lado de mi amigo y me apoyé en la baranda del porche.
-No creo que esto sea un buen momento para hablar de esto Kev.
Él me siguió y me obligó a mirarlo a los ojos.
-Solo dime algo, dime que te gusto, o que no te gusto. Necesito saberlo Ayden...
-Ahora no Kevin.
-Ayden...- suplicó
-Por favor, Kevin, te he dicho que ahora no es un buen momento...
De repente y como salido de la nada un hombre surgió de los arbustos de mi patio y asaltó a Kevin.
-¡Kevin!-grité, e intenté apartar al sujeto que pegaba a mi amigo tirando de la capucha de su sudadera.
El hombre se giró, tenía los ojos totalmente negros y me atacó a mi. Intenté huir y me tiró al suelo agarrándome por el tobillo, sacudí la pierna con fuerza para intentar liberarme de él, grité auxilio, pero nadie pareció oírme. Alguien tiró de mi por el hombro, consiguió levantarme y me echó atrás, después colocó su mano sobre la cabeza del sujeto y desprendió una potente luz azul que no me permitió ver con claridad lo que sucedía. El hombre gritó y murió, las cuencas de sus ojos aparecieron vacías y quemadas. El que me había ayudado se giró hacia mi. ¡Era Jimmy Novack! Miré atrás, Kevin estaba tumbado en el suelo. pero me daba miedo pasar por delante del hombre que había fundido los ojos de otro solo tocándole con la cabeza.
-¿Cómo has hecho esto?
-No, no lo se- dijo e hombre mirándose la mano, asustado- Pero, ha sido...
-¿Extrañamente familiar.?-pregunté yo- Si.
Por otro lado, yo no salgo con nadie, no soy guapa, ni muy inteligente, ni practico ningún deporte, no suelo llamar la atención de nadie en general, solo soy yo, Ayden, estudiante de historia mediocre en la Universidad de Kansas, solo soy... una chica normal.
Mary Winchester (Samantha Smith) una buena mujer que intenta por todos los métodos posibles unir a sus hijos. |
-¡Ayden, date prisa o llegarás tarde otra vez!
Mi madre me está llamando, será mejor que me de prisa. Bajo las escaleras de madera de nuestro hogar familiar, aunque actualmente solo vivamos allí mi madre y yo. Mamá ha preparado tostadas para desayunar y me ha hecho la comida.
-¿A qué hora vendrás esta tarde cariño?
-No lo se mamá, había quedado con Kevin para ir a la biblioteca, la semana que viene comenzamos los exámenes y queremos ir preparados.
-Está bien hija, pero no vengas tarde, recuerda que está noche vienen tus hermanos a cenar y ya sabes como se pone Sam con la puntualidad.
-Si mamá. -Un claxon suena en frente de casa- Es Kevin, ha venido a buscarme.
Me levanto de la silla, cojo mis cosas y le doy un beso a mamá, ella me tiene mi bolsa de la comida.
-No te dejes esto. ¡Pasa un buen día!- me grita mientras estoy saliendo de casa- Y no olvides lo de la cena.
Me montó en el coche de Kevin y salimos hacia la facultad. Kevin Tran, es mi mejor amigo, es asiático, aunque no conozco a nadie más americano que Kev, estudia ciencias políticas y le gusta jugar a Dragones y Mazmorras, y lo más importante, acaba de romper con su novia del instituto.
-¿Cómo lo llevas Kev?
-¿Cómo lo llevarías tu si el amor de tu vida te hubiese dejado por un musculado y caucásico estudiante de medicina barra capitán del equipo de fútbol, voluntario en una asociación de perritos abandonados y capitán del Enterprise?
-Eres un exagerado Kevin...
-Mi vida sin Channing ya no tiene sentido. ¡Me quiero morir!
-Cállate Kevin, todos tenemos problemas. Hoy vienen mis hermanos a cenar...
-¡Otra de las emocionantes cenas de la familia Winchester!-se burla mi amigo- Tus hermanos no se llevan bien y a ti no te caen bien sus respectivas novias y tu madre sigue intentando en vano que seais una familia unida y feliz. ¿Quién es ahora la exagerada Ayden?
Después de cuatro burlas más y algún comentario sobre los exámenes, llegamos a la universidad y Kevin aparca su coche, salgo distraída con la mochila medio colgando y la carpeta en la mano. Un hombre choca contra mi y mi carpeta se cae al suelo, esparciendo mis apuntes por el suelo. El hombre se agacha y comienza a ayudarme a recoger los papeles.
-¡Vaya, lo siento mucho!- se disculpa el hombre que tiene una peculiar voz ronca- No miraba por donde iba y no te he vist...
El hombre se calla cuando le miro a la cara, tiene unos pequeños pero brillantes ojos azules que me resultan muy pero que muy familiares, el cabello corto y negro azabache y los labios gruesos y cortados. Las facciones de la cara son toscas y marcadas, con una barbilla picuda y una destacada nariz picasiana sobre los pómulos hundidos. Viste con una camisa azul celeste y pantalones de traje.
Jimmy Novak (Misha Collins) es el padre de una compañera de Ayden y le resulta sorprendentemente familiar |
-¿Es que no mira por dónde va?- le recrimina Kevin
-Lo siento,- se vuelve a disculpar el otro- Llego tarde a trabajar, pero mi hija Claire se ha olvidado una libreta muy importante en casa y me ha pedido que se la traiga antes de marcharme. Pero no la encuentro, es una chica alta, rubia, ojos claros...
-¿Claire? ¿Claire Novack?-pregunta Kevin.
El hombre asiente sorprendido.
-¿La conoces?
-Está en mi clase de filosofía. Si tiene mucha prisa, yo puedo darle el cuaderno.
-¿De verdad? Me harías un gran favor si pudieses dárselo
El hombre saca un cuaderno naranja de su maletín y se lo entrega a Kevin.
-Muchas gracias chico. Y siento haberme tropezado contigo- dice mirándome.
El hombre saca las llaves de su coche y abre el viejo automóvil dorado que está aparcado al lado del vehículo de Kevin.
-Me llamo Jimmy, por cierto.- dice el hombre antes de meterse en el coche.
-Encantado Jimmy, yo soy Kevin, y ella es Ayden.
El tal Jimmy se marcha conduciendo y Kevin y yo ponemos rumbo a nuestras respectivas clases, en silencio.
-¿Kevin?-le pregunto- ¿Ese tal Jimmy, no te resultaba familiar?
-Ni siquiera me he fijado Ayden, solo se que gracias a él ¡voy a tener la oportunidad de hablar con Claire Novack!
-De verdad Kevin, estás desesperado...
El día se desarrolló con normalidad, yo asistí a mis clases de historia, Kevin le dio su cuaderno a Claire y le pidió una cita, ella se rió en su cara y el viaje de vuelta a casa volvió a ser otro show de Kevin Tran y sus fallidos encuentros amorosos.
Tuve clase de historia medieval con el profesor McLeod, un hombre de unos cuarenta y muchos años, que en su época había sido el John Travolta de su clase, siempre vestía carísimos trajes negros y hablaba con un remarcado acento británico, intentando aparentar algo de sofisticación y elegancia aunque solo impartía lecciones sobre castillos y reyes a un grupo de chicos que solo pensaban en sacarse la carrera para irse a escavar momias a Egipto.
-¡Un cruce de caminos!
-¿Qué?-me sobresalté yo que me había distraído un momento mirando por la ventana.
-¿Qué estaba explicando sobre los cruces de caminos?
-Yo, yo, yo no lo sé...
Fegus McLeod (Mark Sheppard) el extraño profesor de historia medieval de Ayden |
-Muy mal, señorita Winchester. Debería estar más atenta, los cruces de camino tenían un significado muy importante en la antigua Iglesia Católica, puesto que era donde se invocaban a los demonios. Se hacían tratos de todo tipo: para salvar a un ser amado de la muerte, o incluso por unos centímetro más de pene- los alumnos rieron- El alma del que invocaba al demonio era la moneda de cambio, diez años después, el demonio invocado cobraba su deuda.
Levanté la mano, el profesor me dio el turno con la mirada.
-¿Por qué nos cuenta esto, señor Mcleod? Esto no es historia, son solo... leyendas...
-Y en todas las leyendas hay una parte de verdad, señorita Winchester. Por cierto, ¿sabe que significa el nombre de Ayden? Proviene del Irlandés, y significa fuego...- dijo el británico sentándose en su silla y clavando sus profundos ojos en mi.
No tenía nada de ganas de que llegase la noche, así que alargue mi estancia en la biblioteca todo el rato que pudo, hasta que el conserje me echó y en mi móvil había más de seis llamadas perdidas de mamá. Llegué a casa de noche, fui a abrir la puerta con mi llave, pero mi hermano se adelantó y abrió por dentro.
-¡Mirad quién ha llegado por fin!-dijo Dean estrechándome entre sus brazos- Mi hermanita Ayden, ¿cómo estás pequeña?
-Bien, bien, algo cansada- respondí yo sin mucho interés- ¿Cómo están Lisa y Ben?
- El peque se ha quedado con la madre de Lisa, pero vamos, entra, ¡ven a saludar!
Entré al salón, había silencio, y la sala estaba apenas iluminada por las pequeñas lámparas de cristal de mi madre. Mi hermano Sam estaba sentado en el sofá, repeinado y vestido con un elegante smoking negro, Amelia, vestida con un vestido verde floreado, chafardeaba las fotografías de las estanterías de mi madre, y Lisa mira a su alrededor resignada con una copa de vino blanco en la mano. Todos iban muy elegantes vestidos, excepto Dean, que iba con su cerveza en la mano, sus vaqueros desgastados y la camisa desabrochada. Mi madre entró corriendo a la habitación, también se había arreglado y se estaba colocando los pendientes.
-¡Menos mal que ya has llegado Ayden! Te dije que no llegaras tarde. Corre ve a ducharte y ponte el vestido que te he dejado preparado. Sam y Amelia nos invitan a todos a cenar a un lugar precioso. Por cierto, ¿has saludado a tu hermano?
Miré a Sam de reojo, él me observaba enfadado, desde su lugar en el sofá. Me acerqué despacio y le di un beso en la mejilla.
-¿Cómo estás Sam?
Me sonrió forzosamente.
-¿Y bien?- Dean se unió a la familia saltando alegremente con su botellín en la mano- ¿Y aquí cuando se cena? Me muero de ganas por probar una de las comidas caseras de mamá...
Sam se levantó, era muy alto, más que Dean y más de lo que era papá.
-No cenaremos en casa Dean- dijo prepotente mi hermano mediano- No vamos a molestar a mamá preparando la cena para tantas personas pudiendo pagar un lugar decente. Además, Amelia y yo tenemos grandes noticias que daros.
-¡Venga ya! No hemos hecho tantos kilómetros para comer comida de mierda en un lugar cursi y de estirados. ¡Ni siquiera saben preparar una buena tarta!
-Dean, compórtate delante de la familia.- le regañó Sam
-Siempre estás igual Sam, solo quieres aparentar ¿Des de cuando te importa a ti la familia? Te largaste de esta casa en cuanto cumpliste dieciocho y solo volviste para asegurarte que papá te había dejado su coche cuando falleció.
-Al contrario que tu, Dean- Sam y Deans se encararon- Yo tengo una vida profesional de éxito que no puedo abandonar cuando quiera para venir a ver a la "familia".
-¿Insinúas que tengo un trabajo de mierda? ¿Es eso lo que le quieres demostrar a nuestra hermana pequeña? ¡Que su hermano mayor no ha llegado a nada en la vida!
-Dean...
-Ayudar a nuestro anciano tío a levantar su negocio no es ser un hombre de éxito, ¿verdad Sammy?
-No te hagas la víctima Dean, porque tampoco eres un santo... Cuando murió papá lo primero que hiciste fue comenzar a hurgar entre sus cosas para ver que podías vender en la tienda de segunda mano.
-¡Había que pagar el funeral!-gritó el otro
-¿Y esa televisión nueva que te compraste, qué?
-¡Chicos basta!- gritó mi madre harta de las discusiones de mis hermanos- ¿Es esa la imagen que queréis darle a vuestra hermana sobre nuestra familia? ¿En quién va a confiar Ayden si sus hermanos no paran de pelarse? ¿Ayden? ¿Ayden?
Di un portazo y me fui a llorar al porche. No soportaba que Sam y Dean se peleasen, de niños habíamos estado muy unidos, pero de repente, algo cambio y Sam se marchó, Dean se enfadó con él por habernos abandonado y también se acabó marchando. Llamé a Kevin por teléfono, y enseguida se presentó en el porche y se sentó en el suelo, a mi lado.
-¿Cómo estás?
-Odio que se peleen Kev, somos hermanos, se supone que debemos querernos, y ellos no hacen más que pelearse por tonterías. Tengo miedo de que rompan nuestra familia, solo tengo a mi madre y a ellos. ¿Qué haría yo si algún día me faltaran?
-Me tienes a mi...- dijo él muy tranquilo.
-Lo digo en serio Kevin, no te me pongas melodramático ahora.
-Yo también lo digo en serio Ayden, verás, es posible que este no sea el momento, pero dudo que haya otro... -Kevin se puso nervioso, bajó la mirada, tragó saliva y se frotó la cabeza- Lo cierto es que... Channing no rompió conmigo, lo hice yo...
-¿Qué? ¿Qué quieres decir Kevin?
Kevin Tran (Osrich Chau) es el mejor y único amigo de Ayden, y está secretamente enamorado de ella |
Me levanté corriendo del lado de mi amigo y me apoyé en la baranda del porche.
-No creo que esto sea un buen momento para hablar de esto Kev.
Él me siguió y me obligó a mirarlo a los ojos.
-Solo dime algo, dime que te gusto, o que no te gusto. Necesito saberlo Ayden...
-Ahora no Kevin.
-Ayden...- suplicó
-Por favor, Kevin, te he dicho que ahora no es un buen momento...
De repente y como salido de la nada un hombre surgió de los arbustos de mi patio y asaltó a Kevin.
-¡Kevin!-grité, e intenté apartar al sujeto que pegaba a mi amigo tirando de la capucha de su sudadera.
El hombre se giró, tenía los ojos totalmente negros y me atacó a mi. Intenté huir y me tiró al suelo agarrándome por el tobillo, sacudí la pierna con fuerza para intentar liberarme de él, grité auxilio, pero nadie pareció oírme. Alguien tiró de mi por el hombro, consiguió levantarme y me echó atrás, después colocó su mano sobre la cabeza del sujeto y desprendió una potente luz azul que no me permitió ver con claridad lo que sucedía. El hombre gritó y murió, las cuencas de sus ojos aparecieron vacías y quemadas. El que me había ayudado se giró hacia mi. ¡Era Jimmy Novack! Miré atrás, Kevin estaba tumbado en el suelo. pero me daba miedo pasar por delante del hombre que había fundido los ojos de otro solo tocándole con la cabeza.
-¿Cómo has hecho esto?
-No, no lo se- dijo e hombre mirándose la mano, asustado- Pero, ha sido...
-¿Extrañamente familiar.?-pregunté yo- Si.
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