El parto de Theon fue el más difícil de los tres,-pensaba mientras recorría su cámara a oscuras recogiendo sus cosas- a pesar de ser mi tercer hijo: A Robb, el primero, lo parí en un camastro de madera, ayudada por dos esclavas, una anciana que había dado a luz a siete retoños y una mujer, madre de dos criaturas. A penas un año después nació Jon, en la oscuridad de la habitación de un prostíbulo, mientras mi primogénito dormía a escasos metros de mi e intentaba mantener el máximo silencio posible para no despertarlo. Noah preparó con mucha antelación el nacimiento de su
pequeño, dispuso para mi una habitación luminosa, con una ventana que daba al jardín y por donde entraba la luz del sol. Justo debajo de la habitación, Noah mandó plantar todo tipo de flores dulzonas para que el aroma entrase por la ventana. Era verano y mi marido me compró túnica frescas, anchas del más suave lino y la seda más delicada. Comí montones de frutas frescas recién cogidas, zumo de uvas endulzado con miel, y suculentos trozos de carne y pescado, combinaba la buena alimentación con largos paseos por el jardín, respirando el aire con sabor a uva que rodeaba el viñedo. Y como Jon ya tenía dos años, no tuve que pasar el embarazo amamantando a otra criatura, ni trabajando para mantenerlos. Pero a pesar de la buena y sana vida que llevé durante la gestación de Theon, el niño vino de nalgas, ya no se predecía un embarazo saludable cuando comencé a tener pérdidas durante los primeros meses y las náuseas matutinas se alargaron hasta bien avanzado el segundo trimestre. La madrona que me atendió era la mejor de la capital, y contaba más de cien alumbramientos con éxito en los últimos años. Pero se dejó la vida en salvar a Theon, yo sabía que no iba a morir, la bruja me dijo que tendría tres hijos y me describió como sería cada uno de ellos: "el del cabello rojo, como acariciado por el fuego, rubio, bañado por un rayo de sol y negro, besado por las tinieblas." La cabezita de Robb estaba adornada por unos rizos castaño-rojizos, y Jon tenía una espesa mata de pelo negro azabache, así que antes de nacer ya sabía que mi hijo viviría y tendría el cabello amarillo como el trigo. Jamás olvidaré el dolor de ese parto y la agonía que vino después. El niño nació bien, Noah decidió llamarlo Theon, como su hermano fallecido, pero la hemorragia fue complicada de detener y sufrí una infección en el útero de la que me libré gracias a los dioses. Después de eso, y por mucho que lo intentamos, no volví a concebir, tal y como dijo la bruja.
Rebuscando en los cajones de su cómoda, hallé unos cuantos juguetes de madera tallados, caballos, jinetes y soldados, los acaricié suavemente con la yema de los dedos. Theon siempre había querido ser militar, como toda su familia paterna... Apreté uno de los caballitos contra mi pecho y no pude evitar llorar. Llamaron a la puerta, me sequé las lágrimas con el chal y di la espalda al portón de roble mientras invitaba a entrar a quien quiera que llamarse.
-Madre, Gabriel está aquí-dijo Jon con su tono monótono tono de voz.
-Enseguida bajo.-le respondí sin volverme para evitar que mi hijo me viera llorar.
Dicen que una madre debe querer a todos sus hijos por igual, yo adoraba a mis tres hijos, pero Jon era tan dulce y tan cariñoso... que me derretía el corazón cada vez que de niño corría hacia mi, me abrazaba y me susurraba todo lo que quería a su madre.
Cuando bajé al gran salón, Jon se había encargado de preparar a Gabriel un vaso de leche endulzada con miel bien fría. Nunca habíamos un servicio muy amplio en la villa, y desde la marcha de Robb que lo habíamos ido reduciendo hasta que solo quedaron los jornaleros del viñedo y la bodega bajo las órdenes de Jon. La penumbra de la sala y las corrientes de aire frío erizaban el vello e inundaban los cuerpos de frío, como si en lugar de encontrarnos en una cálida tarde de verano, se tratase de una fresca mañana de otoño. Gabriel se pegaba la capa de algodón roja, del uniforme militar al cuerpo, para vencer las corrientes. Jon estaba sentado a su derecha, cubierto con una túnica granate, también de algodón y ceñida a la cintura. Llevaba el cabello recogido en un moño en la nuca y sorbía lentamente de su taza de barro, con la mirada vacía, perdida, como si estuviese sumergido en sus pensamientos, yo conocía esa mirada, estaba estudiando el lenguaje corporal de Gabriel, para intentar averiguar cual era el motivo de su visita. Dos años después de la muerte de Noah. Cuando me vieron se levantaron respetuosamente, Gabriel me besó la mano:
-No parecéis muy contenta de verme, Ayla...-dijo posando sus curiosos ojos verdes en mi vestimenta verde oscura, en lugar de la negra que debería llevar.
-No os lo toméis como algo personal, mi capitán, pero cada vez que entráis por esa puerta es para darme malas noticias. La primera vez que vinisteis aquí os llevasteis a mi marido, la segunda me anunciasteis su muerte y ahora Theon ha desaparecido.
-¿Theon no está?-preguntó sorprendido.
-Se marchó el día después de cumplir los quince años. Dejó una nota y se llevó tres de los caballos de su padre. Un batallón de jóvenes burgueses de la ciudad iban a las montañas, a unirse a los batallones por la coronación de Charles Goldfish, Theon se marchó con ellos...
-Me apena mucho saber de la partida de Theon... pero hoy os traigo noticias de vuestro otro hijo
-¡Robb!-grité entusiasmada mientras me levantaba de la mesa. No había sabído nada de Robb desde que se había marchado justo después del funeral de Noah. No había sabido de él desde entonces, y de eso hacía ya dos años, no sabía si estaba vivo, ni siquiera en que bando se había alistado... Quería correr tras él, suplicarle que no se marchara y traerlo de vuelta a casa, sano y salvo. Pero mi primogénito era un chico muy honrado y leal y no volvería a casa hasta cumplir su deber con su padre y con su reino, además, yo tenía a Theon y a Jon, destrozados por la muerte de Noah, y tenía que cuidar de ellos...-¿Qué sabes de él? ¿Se encuentra bien? ¿dónde está? ¿cuándo volverá a casa?
-Tranquilizaos. Os lo contaré todo, pero antes necesito saber una cosa...-me senté de nuevo en la mesa y respiré hondo. Jon ni se había inmutado-¿Quién es el padre de Robb?
Respondí con toda naturalidad:
-Ya lo sabéis. Un comerciante de Capúa, que murió repentinamente y su familia nos dejó en la calle.
-Esa es la historia que Noah contaba a sus visitas cuando preguntaban por tus hijos mayores... pero no es cierta, si lo que me han contado es cierto, necesito saber la verdad, Ayla...
Nos sostuvimos la mirada un instante. Cuando me hube recuperado del parto de Theon, una mañana, mientras lo amamantaba, Robb y Jon entraron a ver a su hermanito, se sentaron a mis pies y les canté una nana mientras jugaban con piezas de madera. Ver a mis tres hijos felices y juntos me obligó a jurarme que no volvería a mencionar jamás mi pasado antes de conocer a Noah, me preocupaba Jon, podría dañar su honor, y él nunca había llevado bien lo de ser un bastardo, pero estaba muy preocupada por Robb, y quería traerlo de nuevo sano y salvo a casa...
-Jon, ve a tu cámara...-dije sin apartar la mirada de Gabriel
-No-Jon jamás me había desobedecido, era muy obediente y muy buen chico. Nunca se había portado mal. Le miré sorprendida-Madre, ya soy mayor para saber quien es mi padre, necesito saberlo, necesito saber quien soy. Pero si temes dañarme no lo hagas por mi, hazlo por Robb, para que vuelva a casa. Alargué la mano y agarré la de mi hijo, sus ojos negros siempre parecían inexpresivos, pero sentía como me transmitía su apoyo y me animaba a contar quién era el padre de mi hijo. Suspiré hondo y comencé mi relato:
"Lo que si es cierto es que si soy de Capúa, pero no era la esposa de ningún mercader, era esclava. Me compraron cuando era muy niña, para que fuese la doncella de compañía de una señorita, Evelyn Lionheart, ahora: Evelyn Goldfish. Cuando la señorita cumplió once años fue llevada a Nameria para casarse con el príncipe François. Yo no tenía nada que ver con la familia real, solo me encargaba de cuidar de la señorita: la despertaba por las mañanas, la vestía, la bañaba, la peinaba, le cambiaba las sábanas y la acompañaba a dar largos paseos por la ciudad... el príncipe jamás había mostrado ningún interés en mi, pero Evelyn era mayor que yo, y en pocos años había tenido dos niñas. Tenía quince años la primera vez que François me llamó para que le bañase, era una simple esclava, tenía que
obedecerlo, era el príncipe, el marido de mi señora... No pensé...-me costaba mucho hablar de eso delante de Jon-me metió en el agua y me dijo que era muy hermosa, muy dulce, inocente... Desde entonces, me llamaba cada noche para que le bañase... Fue la época en la que el príncipe fue coronado rey y Evelyn esperaba su tercera hija. Tuvimos embarazos a la par, intenté ocultarlo todo el tiempo que me fue posible, ella jamás me preguntó sobre la paternidad del bebé que esperaba, pero sabía que su marido me llamaba cada noche para que le bañase. Los esclavos dormíamos en una habitación común en lo alto de palacio, Robb nació allí. Era un varón, un precioso y sanísimo niño, un pequeño principito de cabellos rojizos y ojos azules. Dos doncellas me ayudaron a dar a luz, una de ellas acaba de perder a su hijo recientemente, y se echó a llorar cuando vio que mi bebé era un chico, como el suyo, le pregunté como se llamaba, su nombre era Robb. Así que le llamé así, a ella le hizo mucha ilusión y lloró de la emoción. Era una mañana de principios de otoño, y un cuervo graznó en la ventana, en busca de las migas de pan que solíamos dejar cuando devorábamos el pan duro que la cocinera robaba para nosotros. Yo no tenía apellido, jamás lo había tenido, los esclavos no teníamos apellido, y no quería que mi hijo fuese un esclavo. Lo llamé Raven. La reina Evelyn hacía dos semanas que había tenido a la princesa y preguntó por mi bebé: la cocinera, la doncella que me había ayudado en el parto dijo que había tenido una niña, muy débil y pequeña, que probablemente no viviría más de una semana. No he vuelto a ver a esa vieja mujer, pero salvó mi vida y la de mi bebé, robó algo de comida y en apenas dos días después de dar a luz me ayudó a escapar de palacio. Si la reina se hubiese enterado de que había tenido un hijo varón sano y fuerte, nos hubiese matado a ambos. Así que me refugié con Robb en las calles de la capital..."
-Así que Robb, es hijo del rey François...-afirmó Jon inexpresivo. Asentí con la cabeza, sin mirarlo a la cara.
-Lo sabía...-murmuró Gabriel-Sabía que ese chico tenía la sangre de los Goldfish. Lo supe desde que lo vi por primera vez-lo miré sin comprender lo que decía-Trabajé como doncel del príncipe y sus hermanos cuando eran niños, todos los hijos de los Goldfish nacen con el cabello rubio oscuro y los ojos con un brillo violeta, pero a medida que pasan los años, sus rizos se tornan rojos y sus ojos añiles como el mar... Cuando conocí a Robb, sus ojos aún no habían perdido del todo ese rayo de luz violeta...
Gabriel tenía razón, había descrito a Robb de bebé con todo detalle.
-Ya sabéis la verdad, ahora decidme, que sabéis de mi hijo...
-¿Sabéis que hacen con los prisioneras de guerra el bando de Charles Goldfish?-Jon y yo negamos con la cabeza-Van escasos de hombres, así que no pueden matarlos, pero han tomado las minas de acero del este, lo necesitan para construir sus armas. Llevan a los prisioneros allí. Pues bien, se rumorea que hace un par de meses llevaron a un grupo de presos que capturaron en el valle, estaban tan sucios por los meses que llevaban atravesando los pantanos que tuvieron que tirarles cubos de agua para que desapareciera el hedor, y entonces descubrieron a un chico, de rizos rojizos y ojos añiles con un destello violeta, idéntico al difunto rey François. Lo encerraron en una celda, y allí lo tienen, sin que nadie lo viera y pudieran proclamarle rey... Aún no han decidido que harán con él, pero debemos darnos prisa.
-¿Qué propones?-pregunté
-Mis sobrinos, conocen los bosques que están al pie de la sierra como la palma de su mano. Nos guiarán a través de ellos hasta las minas. Tardaremos un par de días más que yendo por el valle, pero no nos verá nadie.
-Estupendo,-dije decidida- nos pondremos en marcha en seguida. Jon, tú te quedarás aquí a cargo de la villa y el viñedo.-Me levanté para correr a mi cámara y preparar el equipaje para el viaje. Pero mi hijo se interpuso en mi camino:
-Madre, necesito saber quien es mi padre...
-Jon, por favor-le supliqué-no es el momento.
-Necesito saber quién soy...-se enfureció-¿De que tienes miedo?
-¡De deshonrarte hijo!-le grité muy enfadada-¿Dónde crees que podría ir una fugitiva con un bebé en una ciudad tan grande?-el rostro de Jon cambió radicalmente, conocía la sorpresa-Recibía como mínimo a diez hombres al día, mientras tu hermano dormía en una cesta a escasos metros de la cama. Cuando me di cuenta, llevaba a otro niño en el vientre... y Robb era muy pequeño, apenas comía y
tenía que amamantarlo mientras estaba embarazada. Por suerte, hay muchos degenerados por ahí a los que les gusta acostarse con putas en estado, y me pagaron mucho dinero. El día después de que naciste, apenas once meses después que Robb, me echaron del prostíbulo. Los clientes aguantaban a un bebé, pero se quejaban de los llantos de dos... Pasé una semana durmiendo en la calle, hasta que Noah nos recogió, estábamos durmiendo en el porche de una antigua taberna en el puente: "La Guarida del Capitán Jon". Por eso siempre he insistido en que debes tratar a Noah con más respeto, porque él te salvó la vida, él es el que ha ejercido de padre. Jon, quieres saber de donde vienes, pero ni siquiera yo se cual de la docena de degenerados que yació conmigo me dejó preñada en aquel burdel de mala muerte.
Jon no dijo nada, simplemente se dio la vuelta y comenzó a subir escaleras arriba:
-¿Dónde vas ahora, Jon?
-Voy a buscar a mi hermano-dijo sin detenerse en las escaleras-y a vengar a mi padre...
Theon (Art Parkinson), un muchacho rubio y rebelde con ganas de ver mundo vistiendo la capa roja |
Rebuscando en los cajones de su cómoda, hallé unos cuantos juguetes de madera tallados, caballos, jinetes y soldados, los acaricié suavemente con la yema de los dedos. Theon siempre había querido ser militar, como toda su familia paterna... Apreté uno de los caballitos contra mi pecho y no pude evitar llorar. Llamaron a la puerta, me sequé las lágrimas con el chal y di la espalda al portón de roble mientras invitaba a entrar a quien quiera que llamarse.
-Madre, Gabriel está aquí-dijo Jon con su tono monótono tono de voz.
-Enseguida bajo.-le respondí sin volverme para evitar que mi hijo me viera llorar.
Dicen que una madre debe querer a todos sus hijos por igual, yo adoraba a mis tres hijos, pero Jon era tan dulce y tan cariñoso... que me derretía el corazón cada vez que de niño corría hacia mi, me abrazaba y me susurraba todo lo que quería a su madre.
Cuando bajé al gran salón, Jon se había encargado de preparar a Gabriel un vaso de leche endulzada con miel bien fría. Nunca habíamos un servicio muy amplio en la villa, y desde la marcha de Robb que lo habíamos ido reduciendo hasta que solo quedaron los jornaleros del viñedo y la bodega bajo las órdenes de Jon. La penumbra de la sala y las corrientes de aire frío erizaban el vello e inundaban los cuerpos de frío, como si en lugar de encontrarnos en una cálida tarde de verano, se tratase de una fresca mañana de otoño. Gabriel se pegaba la capa de algodón roja, del uniforme militar al cuerpo, para vencer las corrientes. Jon estaba sentado a su derecha, cubierto con una túnica granate, también de algodón y ceñida a la cintura. Llevaba el cabello recogido en un moño en la nuca y sorbía lentamente de su taza de barro, con la mirada vacía, perdida, como si estuviese sumergido en sus pensamientos, yo conocía esa mirada, estaba estudiando el lenguaje corporal de Gabriel, para intentar averiguar cual era el motivo de su visita. Dos años después de la muerte de Noah. Cuando me vieron se levantaron respetuosamente, Gabriel me besó la mano:
-No parecéis muy contenta de verme, Ayla...-dijo posando sus curiosos ojos verdes en mi vestimenta verde oscura, en lugar de la negra que debería llevar.
-No os lo toméis como algo personal, mi capitán, pero cada vez que entráis por esa puerta es para darme malas noticias. La primera vez que vinisteis aquí os llevasteis a mi marido, la segunda me anunciasteis su muerte y ahora Theon ha desaparecido.
-¿Theon no está?-preguntó sorprendido.
-Se marchó el día después de cumplir los quince años. Dejó una nota y se llevó tres de los caballos de su padre. Un batallón de jóvenes burgueses de la ciudad iban a las montañas, a unirse a los batallones por la coronación de Charles Goldfish, Theon se marchó con ellos...
-Me apena mucho saber de la partida de Theon... pero hoy os traigo noticias de vuestro otro hijo
-¡Robb!-grité entusiasmada mientras me levantaba de la mesa. No había sabído nada de Robb desde que se había marchado justo después del funeral de Noah. No había sabido de él desde entonces, y de eso hacía ya dos años, no sabía si estaba vivo, ni siquiera en que bando se había alistado... Quería correr tras él, suplicarle que no se marchara y traerlo de vuelta a casa, sano y salvo. Pero mi primogénito era un chico muy honrado y leal y no volvería a casa hasta cumplir su deber con su padre y con su reino, además, yo tenía a Theon y a Jon, destrozados por la muerte de Noah, y tenía que cuidar de ellos...-¿Qué sabes de él? ¿Se encuentra bien? ¿dónde está? ¿cuándo volverá a casa?
-Tranquilizaos. Os lo contaré todo, pero antes necesito saber una cosa...-me senté de nuevo en la mesa y respiré hondo. Jon ni se había inmutado-¿Quién es el padre de Robb?
Respondí con toda naturalidad:
-Ya lo sabéis. Un comerciante de Capúa, que murió repentinamente y su familia nos dejó en la calle.
-Esa es la historia que Noah contaba a sus visitas cuando preguntaban por tus hijos mayores... pero no es cierta, si lo que me han contado es cierto, necesito saber la verdad, Ayla...
Nos sostuvimos la mirada un instante. Cuando me hube recuperado del parto de Theon, una mañana, mientras lo amamantaba, Robb y Jon entraron a ver a su hermanito, se sentaron a mis pies y les canté una nana mientras jugaban con piezas de madera. Ver a mis tres hijos felices y juntos me obligó a jurarme que no volvería a mencionar jamás mi pasado antes de conocer a Noah, me preocupaba Jon, podría dañar su honor, y él nunca había llevado bien lo de ser un bastardo, pero estaba muy preocupada por Robb, y quería traerlo de nuevo sano y salvo a casa...
-Jon, ve a tu cámara...-dije sin apartar la mirada de Gabriel
-No-Jon jamás me había desobedecido, era muy obediente y muy buen chico. Nunca se había portado mal. Le miré sorprendida-Madre, ya soy mayor para saber quien es mi padre, necesito saberlo, necesito saber quien soy. Pero si temes dañarme no lo hagas por mi, hazlo por Robb, para que vuelva a casa. Alargué la mano y agarré la de mi hijo, sus ojos negros siempre parecían inexpresivos, pero sentía como me transmitía su apoyo y me animaba a contar quién era el padre de mi hijo. Suspiré hondo y comencé mi relato:
"Lo que si es cierto es que si soy de Capúa, pero no era la esposa de ningún mercader, era esclava. Me compraron cuando era muy niña, para que fuese la doncella de compañía de una señorita, Evelyn Lionheart, ahora: Evelyn Goldfish. Cuando la señorita cumplió once años fue llevada a Nameria para casarse con el príncipe François. Yo no tenía nada que ver con la familia real, solo me encargaba de cuidar de la señorita: la despertaba por las mañanas, la vestía, la bañaba, la peinaba, le cambiaba las sábanas y la acompañaba a dar largos paseos por la ciudad... el príncipe jamás había mostrado ningún interés en mi, pero Evelyn era mayor que yo, y en pocos años había tenido dos niñas. Tenía quince años la primera vez que François me llamó para que le bañase, era una simple esclava, tenía que
Robb (Sebastian Croft) lleva desaparecido dos años: de niño era rubio y tenía los ojos violetas, pero a medida que va creciendo sus ojos se tornan añiles y su cabello rojizo |
-Así que Robb, es hijo del rey François...-afirmó Jon inexpresivo. Asentí con la cabeza, sin mirarlo a la cara.
-Lo sabía...-murmuró Gabriel-Sabía que ese chico tenía la sangre de los Goldfish. Lo supe desde que lo vi por primera vez-lo miré sin comprender lo que decía-Trabajé como doncel del príncipe y sus hermanos cuando eran niños, todos los hijos de los Goldfish nacen con el cabello rubio oscuro y los ojos con un brillo violeta, pero a medida que pasan los años, sus rizos se tornan rojos y sus ojos añiles como el mar... Cuando conocí a Robb, sus ojos aún no habían perdido del todo ese rayo de luz violeta...
Gabriel tenía razón, había descrito a Robb de bebé con todo detalle.
-Ya sabéis la verdad, ahora decidme, que sabéis de mi hijo...
-¿Sabéis que hacen con los prisioneras de guerra el bando de Charles Goldfish?-Jon y yo negamos con la cabeza-Van escasos de hombres, así que no pueden matarlos, pero han tomado las minas de acero del este, lo necesitan para construir sus armas. Llevan a los prisioneros allí. Pues bien, se rumorea que hace un par de meses llevaron a un grupo de presos que capturaron en el valle, estaban tan sucios por los meses que llevaban atravesando los pantanos que tuvieron que tirarles cubos de agua para que desapareciera el hedor, y entonces descubrieron a un chico, de rizos rojizos y ojos añiles con un destello violeta, idéntico al difunto rey François. Lo encerraron en una celda, y allí lo tienen, sin que nadie lo viera y pudieran proclamarle rey... Aún no han decidido que harán con él, pero debemos darnos prisa.
-¿Qué propones?-pregunté
-Mis sobrinos, conocen los bosques que están al pie de la sierra como la palma de su mano. Nos guiarán a través de ellos hasta las minas. Tardaremos un par de días más que yendo por el valle, pero no nos verá nadie.
-Estupendo,-dije decidida- nos pondremos en marcha en seguida. Jon, tú te quedarás aquí a cargo de la villa y el viñedo.-Me levanté para correr a mi cámara y preparar el equipaje para el viaje. Pero mi hijo se interpuso en mi camino:
-Madre, necesito saber quien es mi padre...
-Jon, por favor-le supliqué-no es el momento.
-Necesito saber quién soy...-se enfureció-¿De que tienes miedo?
-¡De deshonrarte hijo!-le grité muy enfadada-¿Dónde crees que podría ir una fugitiva con un bebé en una ciudad tan grande?-el rostro de Jon cambió radicalmente, conocía la sorpresa-Recibía como mínimo a diez hombres al día, mientras tu hermano dormía en una cesta a escasos metros de la cama. Cuando me di cuenta, llevaba a otro niño en el vientre... y Robb era muy pequeño, apenas comía y
Jon (Matteo Elizzi) jamás ha tolerado ser llamado bastardo, aunque en realidad, es el hijo de un cliente del burdel |
Jon no dijo nada, simplemente se dio la vuelta y comenzó a subir escaleras arriba:
-¿Dónde vas ahora, Jon?
-Voy a buscar a mi hermano-dijo sin detenerse en las escaleras-y a vengar a mi padre...
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