(Final de la Temporada 11 de Sobrenatural, con matices de los capítulos 11x21 y 11x22)
Ayden avanzó hacia Sam, que estaba plantado delante de la barra con el rostro alzado hacia la televisión. Su impresionante estatura no le dejaba distinguir claramente sus facciones, pero sabía perfectamente que estaba llorando. Aún sentía el calor de Dean sobre su piel, su tierno abrazo, el cosquilleo que le había producido... No era consciente que aquel abrazo que se habían dado los tres en el cementerio era el último que se darían los tres juntos. Crowley apagó la televisión de un chasquido y sorbió con ansia el whisky de su vaso. Chuck estaba a su izquierda, acomodado en un banco, delirando, mientras que Rowena apoyaba los codos sobre la barra. Apenas era mediodía, pero el cielo estaba teñido de un violeta azulado, como si estuviese a punto de anochecer. Ayden se mordió el labio inferior y una lágrima recorrió su mejilla, acarició débilmente la mano de Sam con sus dedos. Su hermano reaccionó al contacto físico y le tomó la mano con fuerza. Sus ojos azules estaban rojos, repletos de lágrimas.
-Ya lo hemos traído de vuelta otras veces... Está no va a ser distinta-mintió Ayden-No se como lo haremos, pero encontraremos el modo. Te lo prometo.
Sam sabía perfectamente que Ayden mentía, y que el cuerpo de Dean iba a quedar reducido a partículas subatómicas una vez que eclosionase sus dedos contra Amara, y que con Chuck fuera de combate, la esperanza de volver a ver con vida a su hermano mayor eran más bien nulas. Aún así, Sam agradeció con una media sonrisa las palabras de Ayden, y se alegraba de tenerla allí para combatir ese dolor que causaba la muerte de Dean, sin duda, la chica le daba un motivo por el cual salir adelante. Ayden también estaba muy afectada por el suicidio de Dean, pero se obligaba a ser fuerte por Sam, había agotado todas las lágrimas con Cas y estaba tan sorprendida y a la vez agradecida del sacrificio que había hecho Sam por ella que se obligó a si misma a no derramar una sola lágrima delante de él.
Sammy cogió a Ayden en brazos, la sentó sobre la barra del bar y la estrechó con todas sus fuerzas entre sus brazos, llorando como un niño, con el rostro oculto en su pecho. Ayden le acarició el pelo para consolarlo, tragó saliva y se mordió el labio para soportar el llanto. Meció a Sam suavemente y cerró los ojos unos segundos. Cuando los abrió se fijó en la mesa del fondo, allí estaba Cas observando la escena, con una mueca triste en el rostro y las manos guardadas en los bolsillos. Esos hermosos ojos azules eran el pilar de su vida y aún se le encogía el corazón solo con recordar en todo lo que había pasado por estar de nuevo junto a él.
* * *
Ayden salió escopeteada del coche, trabuco a la espalda y cuchillo en mano, Metatron la seguía de cerca, junto con Sam, Donatello dudó en seguirlos, pero finalmente corrió tras ellos hacia el interior del deposito de agua abandonado. "Pobre hombre, son demasiadas emociones fuertes pare él en un día" aunque le agradecía profundamente que gracias a él hubiesen descubierto donde Amara tenía oculto a Lucifer.
Entraron en el deposito, Metatron y Ayden a la cabeza. Lucifer estaba sujeto a unos postes, con parte del rostro quemado y heridas abiertas por todo el cuerpo. Parecía devastado, inconsciente, Ayden temió que estuviese muerto y que Castiel quedase allí atrapado para siempre. Subió la estructura que lo sujetaba, estaba clavado a ella por arte de magia. A Ayden le recordaba mucho la estampa del mesías clavado en la cruz. Le acarició el rostro con dulzura y entre lágrimas, pero no reaccionaba.
-Voy a necesitar tu ayuda, Ayden-le dijo Metatron mientras intentaba recordar el hechizo correspondiente para liberarlo.-ella asintió con la cabeza.
El Escriba comenzó a recitar ciertas letanías en enoquiano, de las cuales Ayden solo entendía palabras sueltas.
-¡Está viniendo! Puedo sentirlo...-gritó Donatello
-¡Date prisa!-exclamó Sam
-Casi lo tengo...
Castiel abrió ligeramente los ojos y susurró su nombre, no sabía si se trataba del ángel o de Lucifer, pero la joven sintió que debía apoyarlo:
-¡Ahora Ayden!-gritó Metatron antes de proclamar en voz alta un conjuro enoquiano. Ayden besó al recipiente de Cas y una luz azul los envolvió. Sam intentó por todos los medios ver que le ocurría a su hermana, pero la luz era tan intensa que no podía distinguir nada. Cuando se apagó, la muchacha estaba muy débil y el peso del ángel la aplastaba. Castiel abrió los ojos y la miró:
-¿Cas?-preguntó ella esperanzada y con un suave hilo de voz.
-Prueba otra vez...-respondió él con una sonrisa sarcástica. A Ayden le entraron náuseas. Sam levantó a Lucifer mientras que Donatello se encargaba de ayudar a la joven.
-Sácanos de aquí-le ordenó el joven Winchester.
-Ojala pudiera...-suspiró el otro sin parar de sonreír.
-¿Qué significa eso?
-Problemas técnicos.
-¡Está aquí!-gritó Donatello.
El viento comenzó a soplar con más y más fuerza. Sam interrogó a Ayden con la mirada "¿Estás bien? Puedes andar?" Ella asintió. El cazador cargó a Lucifer y corrió hacia el Impala seguido por el profeta y su hermana. Metatron no corría tras ellos.
-¡Vamos!-gritó Ayden.
-Todo está bien, Ayden. Corre-su voz era sorprendentemente tranquila.
-¿Estás de broma? Vamos...-insistió la joven.
-Hablo en serio...
Se sostuvieron la mirada un instante. Los perversos ojos grises del escriba le pedían disculpas por todo el mal que había causado. Ayden le perdonó y le prometió que su sacrificio no sería en vano. Y se subió al coche.
Estuvieron a punto de palmarla, Amara se percató de su plan y fue a por ellos, pero Chuck los sacó a tiempo y los devolvió al búnker. Ayden animó a Sam a que comprobase como estaba Dean, y ella misma se encargó de llevar a Lucifer a la planta de arriba. Estaba hecha polvo, cada vez que transmitía su poder notaba como le faltaba el aire en los pulmones, se sentía extremadamente cansada, le temblaban las piernas y sentía los músculos agarrotados. Tuvo que realizar un esfuerzo sobrehumano para mantenerse consciente y llevar el cuerpo de Cas hasta la cocina, donde aguardaban Chuck y los chicos.
La presencia de Dios en el búnker de Lebanon sentía siendo excesivamente perturbadora. Físicamente era su viejo amigo Chuck Surely, hablaba como él, vestía como él e incluso se comportaba como él... Pero era Dios, el mismísimo creador, que comía bacon, cocinaba tortitas y se daba largas duchas. Ayden no había tenido coraje suficiente para agradecerle que le dejase ver a Kevin una última vez antes de que atravesara el velo:
[-¡No vamos a ir contigo a ninguna parte!-gritó Dean a Chuck antes de que los teletransportase al búnker, Ayden notó como Sam agarraba sus hombros para protegerla. Miraron a su alrededor, anonadados, estaban en casa de nuevo, y de la espalda de Chuck, apareció Kevin... Ayden se llevó las manos a la cara, dio un paso adelante y abrazó a su amigo.
-Me alegro tanto de verte Kev...-le susurró al oído-¿por qué tuviste que marcharte?
-Kevin...-susurró Sam sorprendido.
-Me alegro de veros chicos-saludó el joven profeta sujetando las manos de Ayden-parecéis estresados, sobretodo tu, Dean... En cambio tú, Ayden... estás distinta...
La joven se frotó las lágrimas con la manga de la chaqueta e intentó cambiar de tema.
-¿Estás bien Kevin?
-Si, dadas las circunstancias. Estoy bastante bien... Escúchame Ayden,- de repente su tono de voz se volvió más serio-debéis confiar en Chuck ¿de acuerdo? Pídele cualquier cosa, y él hará todo lo posible para intentar ayudarte... Se que no estás bien Ayden, lo noto, se lo duro que está siendo todo esto para ti, pero debes de ser fuerte ¿vale? Se que podrás lograrlo...
Ayden asintió con el rostro empapado en lágrimas. Kevin había sido uno de sus pocos amigos, y siempre había sido capaz de sacarle una sonrisa, de darle ánimos... Con él se sentía más fuerte...
-Te echo tanto de menos Kev...-Chuck no le dejó terminar la frase.
-No me gusta interrumpir chicos, pero tenemos trabajo. Y Kevin, ya has pasado demasiado tiempo en el Velo. Te mereces un buen descanso...
Chuck chasqueó los dedos y transformó a Kevin en una brillante luz azul que comenzó a ascender lentamente ante la mirada atónita de los tres hermanos:
-Joder...-exclamó Dean, perplejo.
Kevin le había dado fuerzas a Ayden para seguir adelante, para encontrar a Cas y detener a la Oscuridad. Sabía que Dean y Sam estaban más devastados que ella, y se prometió a si misma que debía ser fuerte por ellos, resistir por los chicos... Y tuvo que aguantarse el llanto en más de una ocasión cuando vio como su hermano mayor estallaba en un mar de lágrimas, reclamándole a Chuck el motivo por el que no los había ayudado cuando habían estado en problemas.]
Ayden pensaba en su amigo Kevin en el momento en el que Lucifer y Chuck se reencontraron.
-A veces respondo a las plegarias...-se excusó Chuck mientras comía de una caja de cartón de comida china para llevar. Se acercó a Ayden, que sostenía a Lucifer y le colocó un dedo en la frente para sanar sus heridas. ¿Mejor? La joven se lo agradeció con una sonrisa. Después miró a Lucifer, Ayden notó como sus músculos se tensaban sobre ella.-Has cambiado...-le susurró a su hijo.
-Tú has cambiado-respondió el otro.
* * *
-Ve con él...-Sam dejó de abrazarla para mirarla a los ojos. Ayden negó con la cabeza-Estoy bien, de verdad Ayden, ve con él... Te necesita más que yo...
La joven se enjuagó una lágrima de los ojos y miró a Castiel de nuevo. Estaba sentado en una silla, con los pies en alto, distraído mirando a través de los cristales. Ayden abrazó a Sam, que la ayudó a bajar de la barra y se encaminó a la otra punta del bar, donde la aguardaba el ángel. Su mirada se cruzó inevitablemente con la de Crowley... Odiaba a los demonios con toda su alma, y si salían de esa no le daría más de dos días de ventaja, ni a él ni a esa víbora pelirroja. Notó como sus ojos oscuros le perforaban la nuca, un escalofrío le recorrió la espalda. No era la primera vez que le invadía una sensación así...
* * *
Sam y Dean contemplaban atónitos la reunión de monstruos que se había formado en aquel edificio abandonado. Lucifer en el cuerpo de Cas, los ángeles, Rowena y sus brujas, Dios y solo faltaban Crowley y sus seguidores por llegar... El "Rey" del Infierno llegó con sus mejores y más caras galas... Los hermanos aguardaban en un rincón, en silencio, contemplando la escena. El primero al que saludó, sorprendentemente, fue a Lucifer:
-No te guardo rencor-le dijo al Arcángel con su acento británico más acentuado de lo habitual-El collar de perro fue un detalle encantador, casi lo llevo hoy...
-Me alegra verte de tan buen humor-sonrió irónico Lucifer-¿Cómo estás pelirroja?-preguntó galan dirigiéndose a Rowena-Tan hermosa como de costumbre...-apartó la vista de ella, visiblemente incómodo-Ejem.... creo que te debo... una pequeña disculpa.
-¿Acaso crees que eres el primer hombre que intenta matarme?-respondió arrogante la bruja, seguidamente se dirigió a Crowley con el mismo tono despectivo-Fergus.-le saludó.
-Madre.-respondió el otro de la misma manera.
-¿Dónde diablos está Ayden?-susurró Dean a Sam sin apartar la vista de la curiosa escena.
-¡Hijos míos!-proclamó Chuck que acababa de aparecer sobre una tarima de la vieja fábrica. Ayden hizo su aparición tras de él. Vestida con la camisa de cuadros y el cabello rubio rozándole las mejillas era la viva imagen de Mary Winchester. Ayden bajó de la tarima de madera, sin aparatar la vista del suelo. Avanzó hacia sus hermanos, pero se detuvo delante de Crowley y alzó la vista. Éste esbozó una media sonrisa al mirarla a los ojos y sacó la mano del bolsillo en forma de saludo:
-Ayden.-raramente el demonio la llamaba por su nombre, igual que con sus hermanos, Crowley le había puesto un apodo: solía llamarla "la chica" o a modo de burla "trocito de cielo". Llamarla "Ayden" era una manera un poco ortodoxa de demostrarle respeto y agradecimiento por salvar su vida.
Ella tomó su mano y la estrechó con fuerza, sonriendo también:
-Crowley.
Dean y Sam observaron la escena perplejos, sin comprender que estaba sucediendo entre esos dos. Ayden avanzó un par de metros más y se encontró con los labios de Lucifer sobre su oído:
-Me alegro de verte, gatita...-dijo mordiéndose los labios. Un escalofrío le recorrió la espina dorsal, pero no se lo provocaban las vomitivas palabras del Diablo, sino los afilados ojos de Crowley, que la observaba a su espalda.
-¿Qué ha pasado aquí?-preguntó Dean a Ayden en susurros. Ella se encogió de hombros.
El hermano mayor intentó pedirle explicaciones, pero Chuck comenzó a contar su plan maestro:
-No podemos matar a Amara, se perdería el equilibrio de luz y oscuridad y el remedio sería peor que la enfermedad-proclamó Dios-A pesar de todo, Amara siempre ha estado así, así que aunque no podamos matarla, podemos encerrarla de nuevo. Las brujas, los demonios y los ángeles la debilitarán lo suficiente como para que podamos enfrentarnos a ella... y después será el turno de Lucifer...
-¿Un uno contra uno?-preguntó Dean.
-No exactamente,-respondió el arcángel con su habitual e irónica sonrisa, y clavó sus penetrantes ojos azules sobre Ayden. Dean la miró perplejo.
-Ni hablar...
-Ayden dará su poder a Lucifer para ayudarlo a vencer a Amara.-se dirigió a la joven- Tendrás que ir con mucho cuidado-le advirtió-Lucifer es mucho más poderoso que los ángeles a los que estás acostumbrada, te dejará agotada, y probablemente pierdas el conocimiento...
-Conozco los riesgos,-dijo Ayden muy segura de si misma.
Dean agarró a su hermana del brazo y los disculpó del resto. Se la llevó a parte, junto con Sam:
-Ayden, escúchame, se que estamos con la mierda hasta el cuello, pero no tienes que hacer esto si no quieres...
-No te preocupes por mi Dean, se lo que hago.-la chica estaba diferente, una aura de tristeza y temor le envolvía el aura. Ayden se había prometido ser fuerte, y aunque detestase lo que estaba a punto de hacer, tenía que hacerlo. Se sacudió bruscamente la sujeción de Dean y tomó posición junto a Lucifer. Dean intentó ir tras ella, pero Sam se lo impidió con un gesto. El hermano más joven estaba atemorizado, pero se sentía muy orgulloso de como estaba sobrellevando la situación la pequeña Ayden.
-Estoy deseando volver a sentirte cerca, gatita...- susurró Lucifer mordiéndose el labio cuando se acercó a él, a Ayden le entraron náuseas.
-Que conste que lo hago por Cas...-refunfuñó entre dientes con la vista fija en el suelo gris y sucio de la fábrica.
-Él está bien...-musitó en un hilo de voz casi inaudible, mirando al frente, como si no le hablase a ella.
-¿Cómo dices?
-Está bien, solo quiere que seas fuerte, y que confíes en él...-no se dignó a mirarla.
Ayden tomó a su mano, sabía que Cas la sentía, era la única forma que tenía de transferirle la confianza que le tenía. Cerró los ojos y rezó, no sabía exactamente a quién: su ángel estaba atrapado y Dios plantado delante suyo y no respondería a sus plegarias, pero Ayden rezó porque sus hermanos, Cas y ella saliesen bien parados de esa locura.
-Y por último... Sam recibirá la Marca.
-¿Qué?-exclamó Dean, histérico-¿Tú estás loco? No lo permitiré...-Sam intentaba explicarse, pero su hermano mayor no lo dejaba. Ayden hizo ademán de intervenir, pero una mirada de Sammy hizo que Lucifer la retuviese a su lado y el joven pudiese llevarse a Dean a parte-Yo he recibido la marca antes, puedo con ello... Tú no estás listo...-regañó el hermano de ojos verdes.
-Dean, ya lo hemos hablado, tú te encargarás de que nada de esto suceda, estoy listo, de verdad...-Sam apoyó una mano en el hombro de su hermano y lo miró a los ojos, Dean no parecía estar demasiado convencido. Sam suspiró hondo y se pasó los dedos por la melena castaña. No le gustaba ocultar nada a sus hermanos, y menos si tenía que ver con ellos, pero conocía demasiado a Dean y a Ayden como para saber su reacción-Chuck quería que fuese Ayden la que recibiese la marca, pero yo no lo permití...
-¿Cómo?-se sorprendió Dean.
-Ayden es más fuerte que nosotros dos, podrá retenerla durante más tiempo, no tiene miedo a convertirse en un demonio. Según Chuck, nos aprecia tanto que sería capaz de soportar la marca hasta que muriésemos... Pero no le corresponde a ella soportar este peso, no, y menos después de lo que ha pasado estos últimos años...
Dean no supo que decir, simplemente abrazó a su hermano. Una lágrima recorrió su rostro. Jamás se había sentido tan orgullosos de Sam. Él era el más egoísta de los tres, y aunque estaba realmente arrepentido de no haberlos buscado cuando se quedaron atrapados en el Purgatorio, los hermanos eran conscientes de que lo volvería a hacer. Sin embargo, realizar ese sacrificio para proteger a su hermanita... era un acto digno de admiración. Sin duda, en esos momentos, Dean Winchester era el hermano mayor más orgulloso del mundo. Una mano tiró de su cazadora y dejó de abrazar a Sam, Ayden estaba plantada delante de ellos.
-¿Va todo bien?-preguntó con un hilo de voz.
Dean se agachó a su altura y la abrazó con fuerza. Ayden miró a Sam, confundida, pero este solo le esbozó una media sonrisa.
-¿Se fuerte vale?-le aconsejó Dean mirándola a los ojos, húmedos y orgullosos. Ayden asintió y volvió a su puesto al lado de Lucifer.
El esperado momento llegó: los ángeles, las brujas y los demonios habían hecho su trabajo, ahora era el turno de Ayden y Lucifer. El Diablo la cubrió con su cuerpo para protegerla de Amara, pero ella parecía estar más pendiente de Chuck que de ellos. Sam y Dean se mantuvieron al margen. Lucifer se volvió hacia ella, lanza en mano y apretó su cintura contra su cuerpo:
-Es tu turno, princesa...-Ayden se arrancó su collar protector y lo lanzó al suelo, buscó en los ojos azules un ápice de Cas, un indicio que le dijera que estaba allí con ella, pero no vio nada, solo la retorcida sonrisa de Lucifer y su mirada de lobo hambriento. No se lo pensó dos veces y lo besó con toda su alma, dejando que la Gracia que guardaba en su garganta pasase hacia el arcángel. Los miembros de su cuerpo comenzaron a temblar mientras una poderosa luz los envolvía a ambos. Los fuertes brazos de Lucifer tuvieron que sujetarla para que no cayese al suelo. Ayden notó como se le nublaba la vista y tuvo que realizar un gran esfuerzo para no perder el conocimiento. Su aliento vital disminuía por segundos, no le llegaba suficiente aire a los pulmones y el corazón le latía con menos fuerza. Cayó al frío suelo se asfalto golpeándose el labio superior. Los ojos de Lucifer se tornaron brillantemente azules mientras unas alas se veían reflejadas en las paredes de la fábrica. Se sentía fuerte y listo para vencer a Amara. Ayden se incorporó con mucho esfuerzo y se limpió la sangre de la cara con la manga de la cazadora. Dean hizo ademán de ayudarla, pero se lo impidió con un gesto de la mano, mientras contemplaba como Lucifer clavaba la lanza en el estómago de Amara.
Todo sucedió muy rápido: Chuck volvió a materializar la marca, roja y brillante. Se desvanecía del pecho de Amara y aparecía de nuevo en el brazo de Sam. El muchacho cayó de rodillas mientras Dean le sujetaba. Soltó un alarido de dolor, Ayden quiso ir en su ayuda, pero apenas tenía fuerzas para levantarse. Sam escuhó como su hermana gritaba su nombre, e intentó aguantar el sufrimiento para no alarmarla más, pero era casi imposible soportar todo ese dolor. Amara se reveló, no estaba tan debilitada como parecía. La marca dejó de brillar en el brazo de Sam. La Oscuridad levantó a Chuck del suelo, ante la sorpresa de todos. Ayden seguía tirada en el suelo y Sammy se retorcía de dolor, Dean no sabía a cual de los dos acudir. La joven ocultó la cabeza bajo los brazos, el viento le revolvía el cabello con fuerza.
-Adiós sobrino.-le oyó pronunciar a Amara. Cuando Ayden alzó la vista, la hermana de Dios hizo que el cuerpo de Cas sobrevolara sobre su cabeza y lo lanzó contra una columna. Dean intentó ayudarlo, pero Amara lo golpeó a él también. La muchacha, aún sin saber como, consiguió arrastrar su cuerpo hasta Cas. Se incorporó y le sacudió por la solapa de la gabardina, estaba inconsciente. La sombra de Amara se echó sobre ella, pero Ayden no la vio, abrazó a Cas con todas sus fuerzas y ocultó el rostro en su pecho. Esperó a sentir el impacto, en cambio, Amara volvió a centrar su atención en Chuck. Los tres hermanos cerraron los ojos y un estruendo se cernió sobre ellos, al abrirlos, el hermano de la Oscuridad yacía en el suelo inconsciente en una postura de lo más incómoda. Dean dejó que Sam se recuperase a su ritmo, echó un rápido vistazo a Ayden, ella y Cas estaban bien, después se dirigió a Chuck. Miró a Amara perplejo:
-¡Pero Amara! ¿Qué has hecho?
-¿Está muerto?-preguntó Sam?-¿Dios ha muerto?
-No, aún no-respondió Amara sobria-pero está muriendo...
En el exterior de la fábrica, Rowena se recuperaba de sus heridas cuando alzó la vista al cielo. El sol estaba oscureciendo, y el paisaje abandonaba el azul de mediodía para convertirse en tonos morados y rosados propios del atardecer.
-Mi hermano morirá dentro de muy poco...-continuó Amara-pero vivirá lo suficiente como para ver como toda su obra, su creación más preciada, se convierte en cenizas...
Y Amara desapareció.
A pesar de todos los males que ha sucedido, Ayden no puede evitar sonreír cuando recuerda ese preciado momento. El sol apagándose, Chuck a punto de morir, Dean desmoronándose y Sam más perdido que cuando perdió su alma. La Oscuridad cerniéndose sobre ellos, el fin del mundo a la
vuelta de la esquina... Su rostro oculto en la gabardina de Cas, una mano le frotó la espalda, había recuperado la conciencia. Alzó la vista lentamente y abrió los ojos con aterrorizada. Él tenía el rostro desencajado, los ojos abiertos como platos y jadeaba como si acabara de realizar un enorme esfuerzo... Ella seguía pegada a su pecho, notaba la elevada temperatura a la que estaba sometido, poco a poco se iba destemplando y una fragancia masculina, extrañamente familiar comenzaba a fluir de su cuerpo. Se miraron aterrorizados... Ayden llamó a Dean de un grito. Una mano temblorosa se acercó hacia su rostro y le acarició la mejilla, como si estuviese comprobando que ella era real, y no un sueño. Ayden seguía aferrada con fuerza a la solapa de la gabardina. Los ojos azules llenos de temor se cruzaron su mirada llena de lágrimas. Una ola de placer y desasosiego la invadió cuando él pronunció esas ansiadas palabras:
-Lucifer se ha ido...
Su voz temblaba, pero Ayden suspiró profundamente y sonrió emocionada, le abrazó con fuerza y hundió su rostro en su pecho de nuevo, él la correspondió. Cuando llegó Dean también suspiró profundamente aliviado y tuvo que luchar para contener la sonrisa, ante esa imagen tan tierna, y concentrarse en que el fin del mundo se acercaba.
Sam ayudaba a levantarse a Chuck, estaba mal, estaba realmente mal. Crowley entró a la fábrica de nuevo y vio como Ayden ayudaba a levantarse a Cas. El demonio interrogó al hermano mayor con la mirada:
-Cas ha vuelto.-proclamó en voz alta, y un trocito de Crowley se hizo más humano.
-Tenéis que venir a ver lo que está sucediendo fuera.
Castiel podía caminar por si solo, pero Ayden aún estaba muy débil así que Dean se ofreció a llevarla en brazos mientras que Sam se encargaba de Chuck. La bruja pelirroja aguardaba en el exterior de la fábrica. El viento soplaba, frío y agresivo, Ayden miró la hora, apenas era mediodía y el cielo lucía como si estuviese a punto de entrar la noche. Una noche oscura y eterna...
-Parece como si el sol se estuviera...-comenzó Sam.
-Muriendo.-sentenció Cas.
-¿Qué diablos ha hecho Amara?-preguntó Dean con Ayden en brazos.
De repente, y gracias al moribundo Chuck, estaban de nuevo en el búnker.
-¿Es que piensas pasarte el fin del mundo borracho?-gritó Sam dando un puñetazo sobre la mesa que hizo tambalearse las tres botellas de cerveza que Dean ya se había bebido...
Los varones Winchester se encontraban en la cocina del búnker, Dean se había dado por vencido... con Chuck agonizando ya no tenían opciones contra Amara... y el primogénito no pensaba pasarse el fin de los tiempos sobrio leyendo libros.
-¿A caso tienes un plan mejor?-preguntó irónico el hermano mayor mientras daba un sorbo a su cuarta birra...
-Averiguar como salvar el mundo, ¿por ejemplo?-Sam intentaba retenerlo en vano
-Pues mientras tú, pierdes el tiempo... yo voy a comprar más alcohol...-Dean dio un salto para bajarse de la mesa donde se había sentado y casi pierde el equilibrio al tocar el suelo. Su voz y sus andares delataban que el alcohol empezaba a pasarle factura.-¿Vas a venir conmigo?-preguntó saliendo por la puerta de la cocina.
-No.-respondió Sam, frío.
-Como tu quieras... ¡Cas!-gritó Dean-¡Nos vamos! ¿Cas?
Dean avanzó hacia la biblioteca, seguido por Sam. Rowena y Chuck bebían té sentados en una mesa mientras Crowley agitaba los hielos de su copa de licor dorado. Los tres miraban hacia arriba, muy atentos, como si estuviesen escuchando una conversación fascinante. Un murmullo de voces venía del pequeño balcón de barrotes dorados que asomaba sobre sus cabezas.
-¿Qué estáis haciendo?-preguntó el hermano de ojos verdes.
-Ssshhh.-le ordenó callar la bruja pelirroja sin apartar la vista del balcón.
Sam y Dean miraron hacia arriba. Cas y Ayden estaban en el balconcito. Apenas podía oír lo que decían; su hermana agitaba las manos muy deprisa y gesticulaba exageradamente. A Castiel lo veían de espaldas, pero por sus gestos intentaba calmar a la joven:
-¡Eee Cas!-gritó Dean poniéndose las manos como amplificadores alrededor de la boca-¡Nos vamos!
-Dean...-lo llamó Chuck y se volvió hacia él-Ahora no... Necesitan un momento.
Buscó a Sam con la mirada, los pequeños ojos azules de su hermano le invitaron a irse solo, y a dejar un instante a Cas y a Ayden.
-Ayden, por favor, perdóname...-le suplicaba el ángel. Pero la joven no se estaba quieta y se negaba a escucharlo:
-¿Qué te perdone? ¿Quieres qué te perdone?
-Tendrás que esforzarte más, chaval-gritó Crowley desde abajo, le dedicaron una leve mirada, pero ignoraron su comentario:
¿Pero que coño se te pasó por la cabeza, Cas?-le regañó Ayden llevándose las manos a la sien-¿Eres consciente de que tu acto suicida casi nos lleva a nosotros a la muerte? ¿Tú sabes lo mal que nos lo has hecho pasar? Estábamos muy preocupados por ti, creíamos que te habíamos perdido para siempre... Las has hecho gordas Cas, muy gordas, pero te lo perdonamos todo... te permitimos lo de los Leviathanes, y lo de que por tu culpa Metatron echase a los ángeles del Cielo... ¿Pero liberar al Diablo? ¿A caso no recuerdas todo por lo que nos hizo pasar? ¡Te desintegró! ¿Y lo que le hizo a Sam? Y yo he estado acostándome con es engendro solo para salvarte... Pensaba que te darías cuenta... Pero seguías ahí, tan tranquilo... como si nada, jugando a Juego de Tronos con Crowley... ¿En qué estabas pensando, Cas?-la muchacha no pudo evitar contener el llanto y una lágrima cristalina le corrió por la mejilla. Castiel alargó el brazo y recogió la gota de agua con el pulgar, pero no lo retiró de su rostro, y siguió acariciándole con ternura-¿En qué estabas pensando?-repitió ella apartando su mano de su cara.
Cas se quedó sin palabras. Ayden estaba muy nerviosa, tenia miedo de perderla... terror. El mundo se acababa y no podían hacer nada para evitarlo, él solo quería abrazarla, acurrucarse en su pecho y morir abrazado entre sus brazos. Se humedeció los labios con la lengua y vaciló un instante antes de hablar, evitando que sus ojos se cruzasen con la mirada llena de lágrimas de Ayden.
-Tenia miedo de perderte...-dijo en un susurro casi inaudible, pero captó el interés de la joven. Lo miró a los ojos, pero él esquivó su mirada. Apoyó ambas manos en la baranda del balcón y le habló al infinito-cuando estaba dentro de la jaula,-comenzó a relatar-hubo un momento en el que Dean estaba ayudando a Sam y tú te abalanzaste sobre Lucifer mientras me tenía acorralado. Te lanzó por los aires y te dejó casi inconsciente, tirada en el suelo, luego volvió a por mi. Pero me miraste, me miraste un instante, alargaste la mano hacia mi y susurraste mi nombre...-las imágenes del suceso se aparecían en la mente de Ayden como una película antigua-Y entonces pensé: "No puedo dejar que le pase nada malo, tengo que detener a Amara para proteger a Ayden. Debo protegerla, ponerla a salvo, si este tío puede hacer eso... haré lo que me mande" y dije: "sí"...
-¡Vamos Ayden!-comentó Rowena-Se merece que le des otra oportunidad... pobrecito...
Ayden se quedó de piedra, no sabía que responder. Desde que lo conoció, había tenido el concepto de que ella hacia mucho más por Cas que él por ella. Se sacrificaba por él, le daba su poder incluso cuando no le quedaban más fuerzas... Él no hacía nada, o eso creía ella... Se acercó a él y le acarició el antebrazo:
-No tenías que acarrear esa carga tú solo... No te correspondía...-le susurró ella.
-Pero lo hice...-se miraron a los ojos mientras se sostenían por los brazos, como si el otro estuviese a punto de huir y quisieran retenerlo-Lucifer me torturaba dentro de mi cabeza... contra más débil estuviese, más control tendría sobre mi. Sentía como me quemaba por dentro, como me ardían los huesos... pero eso no fue lo peor...-sus manos se deslizaron a la cintura de ella y la atrajo hacia si para sentir el contacto de su cuerpo, su calor, pegado al suyo. Se inclinaron hacia delante y sus frentes se tocaron.-Lo peor fue que me mantenía alejado de ti...
Ayden cerró los ojos y aspiró su aroma masculino. Acarició la familiar tela de la gabardina, era real. Estaba allí, con él, de nuevo... De repente le soltó una sonora bofetada en la mejilla. Cas se llevó la mano al costado golpeado...
-¡Toma ya!-susurró Crowley desde el piso de abajo.
-¿A qué ha venido eso?-dijo Castiel sin salir del asombro. Ayden avanzó hacia él, decidida:
-Esto ha sido por lo de Lucifer y por hacernos pasar uno de los peores momentos de nuestra vida.-su tono de voz era firme y serio. Le cogió de la corbata y tiró de él hacia si, hasta que sus rostros casi se tocaban-Y esto por protegerme y por hacer el gesto más bonito que nadie jamás había hecho por mi.
Y le besó los labios con pasión. Él rodeó su cuerpo con sus brazos y la inclinó para besarla aún con más intensidad mientras Chuck, Crowley y Rowena aplaudían...
-Ahora todo da igual...-concluyó Castiel aún abrazado a Ayden-La Luz se apaga, la balanza se desequilibra...
-Un momento...-dedujo Ayden de repente-si la Luz puede apagarse, quizá la Oscuridad puede encenderse...-se asomó al balcón donde su hermano y el resto del equipo contemplaban la escena como si fuese el esperado final de una famosa telenovela-¡Sam!-gritó-Creo que tengo un plan...
Chuck estaba condenado, pero si acababan con Amara, la balanza se equilibraría de nuevo.
Las almas... la fuerza y la energía de las almas era la clave para hacer la bomba que acabaría con la Oscuridad de una vez por todas. Rowena conocía la forma de guardar toda esa energía en una piedra, pero antes tenían que conseguirlas. Dean, Sam y Ayden abandonaban satisfechos el Sanatorio de Waverlly Hills, contentos por haber cazado ese número tan elevado de fantasmas. No se dirigieron ninguna palabra en el camino de vuelta, pero los tres pensaban lo mismo: ojala todo volviese a ser tan sencillo y su mayor problema fuese quemar cuatro huesos y decapitar algún vampiro, pero el destino era cruel con los hermanos Winchester y los había hecho responsables de frenar el fin del mundo de nuevo. Los chicos ya percibían que esa fructuosa cacería sería probablemente la última que realizarían los tres juntos...
Ya ni siquiera deseaba tener una vida normal, Ayden solo quería cazar de nuevo, con Sam y Dean y con Cas cubriéndole las espaldas. Un rayo de luz perforó el pecho de su hermano mayor, estaba recibiendo la energía de todas las almas que les había proporcionado la parca Billie. Sintió el brazo protector de Sam, rodándole los hombros. Estaba siendo muy duro para él ver como convertían a su hermano en una bomba humana. Castiel, a su lado también sufría en silencio, sintiéndose impotente por no poder hacer nada para combatir a Amara, todo quedaba en manos de Dean. Ayden cogió su mano, debía ser fuerte, las personas que más amaba en este mundo estaban a punto de caer, y ella debía ser lo suficientemente valiente como para levantarlos. Una lágrima recorrió su mejilla, y se acordó de todas aquellas personas que habían caído ayudándolos: desde sus padres, John y Mary, Bobby, su padre adoptivo, Jo y Ellen, también eran parte de la familia, Gabriel, Balthazar, Kevin, Samandriel, Charlie, Rufus... y hasta algunos malos que finalmente habían respaldado el lado de la luz como Metatron o Naomi. No podía terminarse así, tan rápido, con su sacrificio en vano. Ayden apretó aún más fuerte la mano de Cas, Sam se percató y se dio cuenta de que tendría que dejarlos a solas otra vez, pero era incapaz de abandonar a su hermana en esos momentos.
La despedida fue más amarga de lo que se imaginaban. El tiempo empeoraba cada vez más y el sol moría a cada segundo que pasaba. Chuck apenas podía andar e iba sujeto del brazo de Rowena y Dean se había convertido en una bomba llena de almas. A Cas le hubiese gustado compartir ese momento con sus "hermanos", pero era algo que debían hacer los tres solos, frente a la tumba de su madre.
-Dean, sabes que no tienes por qué hacer esto.-Sam casi no podía hablar sin estallar a llorar.
-Por supuesto que tengo que hacerlo, debo hacerlo, puedo hacerlo-se autoconvenció Dean. Ayden estaba situada entre los dos hermanos, con los labios pelados por el frío y las manos en los bolsillos de la cazadora, no decía nada, solo observaba el nombre y las fechas grabadas en la lápida de piedra: "MARY WINCHESTER 1954-1995. ADORADA ESPOSA Y DEVOTA MADRE". Ni siquiera una lágrima recorrió su mejilla, no podía permitírselo. Apoyo la mejilla sobre la cadera de Dean y éste le acarició la espalda-Puedo hacerlo-se repitió.
-Sabes que una vez actives la bomba, no hay marcha atrás...-Sam intentaba convencer a Dean, en vano, de que dejase a un lado su plan.
-Lo se,-dijo Dean retirándose hacia el Impala, donde aguardaban el resto del equipo.
Sam y Ayden contemplaron la tumba un rato más. Sammy se dio un beso en los dedos y lo depositó sobre la lápida, después, ambos se reunieron con el grupo.
-¿Estás de acuerdo con esto?-preguntó Dean al endeble Chuck.
-No, al fin y al cabo, Amara es mi hermana... mi única familia...pero, lo entiendo...
-Dean-le llamó Cas.
El hermano mayor se volvió hacia él y el ángel lo abrazó con fuerza, Dean no pudo evitar sonreír entusiasmado ante el gesto de cariño que le mostraba Cas. Amaba a Ayden con toda su alma, pero Dean, Dean era su mejor amigo y no quería perderle.
-Déjame ir contigo...-le suplicó el ángel de la gabardina.
-Ni hablar, tú ya has hecho suficiente, y te necesito aquí, para cuidar de Ayden y de Sam. Se harán los duros y te dirán que no necesitan nada, pero no los hagas caso...-Dean miró discretamente a su hermana, que intentaba mantener el rostro sobrio y sin mostrar ningún tipo de sentimiento-Se que la quieres...-le dijo Dean a Cas, comprensivo-y se que darías tu vida por ella, pero te daré un consejo, deja de hacerla sufrir, deja de meterte en líos... solo cuídala...
-Lo haré Dean, descuida.
Cas se retiró, no sin antes dedicarla una mirada de cariño a Ayden. Por último, los dos hermanos menores se acercaron a Dean, Sam lloraba y Ayden miraba el suelo, intentando parecer lo suficientemente madura como para aguantar la situación.
-Escuchadme bien vosotros dos-dijo Dean en tono suave y delicado, paternal-no quiero momentos de peli de chicas, odio los momentos de pelis de chicas.
-Adoras los momentos de pelis de chicas...-le corrigió Sam esbozando una media sonrisa.
-Tienes razón:-Dean sonrió-venid aquí.
Los tres hermanos se fundieron en un cálido abrazo, Cas miraba impotente apoyado en el Impala. Cuando se separaron los tres tenían los ojos llenos de lágrimas.
-Portaos bien, y no os metáis en más líos... Y quiero un gran funeral, un funeral épico con barra libre...
-Hecho.-dijeron a la vez Ayden y Sam, sonriendo melancólicos.
* * *
El rostro debatido de Chuck tampoco pasó inadvertido para Ayden, pero ya se estaba haciendo cargo Sam de él, la joven solo quería pasar un rato más con Cas, aunque fuese el último. El cielo estaba cada vez más negro, pero ella solo tenía ojos para él, para sus enormes ojos azules que contenían el universo entero. Al verla acercarse Castiel bajó los pies de la mesa e hizo ademán de levantarse, ella se lo impidió sentándose sobre sus rodillas, de cara a él. Sus frentes se tocaron y cerraron los ojos. Castiel la sujetó suavemente por la cintura y ella le rodeó el cuello con los brazos. Permanecieron en silencio, sin decir nada, no necesitaban decirse nada... Crowley, Rowena, Chuck y Sam observaban la escena, la mágica aura que se había formado entre ellos. Sentían un impulso obsesivo de besarse el uno al otro, pero lo reprimieron por la solemnidad del momento. Ayden aspiró su aroma, tan masculino y varonil que le encantaba. Deseó llevárselo a la parte trasera del Impala, desvestirle y hacerle amor una última vez. Que los descubriese el fin del mundo, unidos, sumergidos en una ola de placer, sintiéndolo en su interior, arañando su espalda, mordiéndole los labios mientras la Oscuridad se cernía sobre ellos.
-Deberías estar con tu hermano.-Ayden abrió los ojos y se mordió el labio inferior. Sus tristes ojos azules estaban a penas a unos centímetros de ella. "Que inoportuno eres a veces, Cas" refunfuñó para sus adentros.
-Quiero estar contigo...-se excusó ella con un hilo de voz.
-El te necesita...
-Tú también.
-Ayden...
-Por dios, haz el favor de callarte Cas...-Ayden no pudo reprimir el llanto y lo abrazó con todas sus fuerzas-Quiero estar con ambos, pero no puedo parar de pensar en Dean y no se que hacer Cas, de verdad que no lo se...
Castiel la meció suavemente y le susurró palabras de sosiego al oído.
-Haz lo que te dicte el corazón...-su voz retumbó en su cabeza y le provocó unas horribles náuseas. Ayden miró a su alrededor y uno por uno a los que estaban reunidos en ese bar. Crowley parecía molesto, bebiendo su copa de whisky, Rowena estaba apoyada en la barra, jugueteando con sus rizos. Chuck apenas se mantenía vivo, estaba tumbado en un banco, en silencio, debatiéndose entre la tristeza por perder a su hermana, su vida y su creación, y Sam, en fin... Sam seguía apoyado en la barra, con la mirada perdida en el infinito sin saber que hacer, que pasaría ni de como seguirían adelante. Ayden se percató de que Crowley la miraba, éste alzó la copa y brindó por su salud. La joven clavó de nuevo la vista en Cas, en sus preocupados y tristes ojos.
-Tu eres mio, y yo soy tuya, para siempre, que no se te olvide...-juntaron las frentes de nuevo y Ayden le dio un tierno beso-te quiero Cas, y por favor, perdóname por esto...
La muchacha se levantó y corrió al lado de Sam, llamó su atención tirándole de la chaqueta y éste se volvió hacia ella.
-Se lo de la marca Sam, y jamás estaré lo suficientemente agradecida.-abrazó a su hermano, éste no entendía exactamente lo que pasaba-cuida de Cas, está un poco perdido, y posiblemente vuelva a meterse en otro lío en seguida, pero es de la familia, y la familia siempre tiene que guardarte las espaldas.-Ayden miró a su alrededor-Chuck parece muy afectado, cada vez está peor, voy a intentar a hablar con él... ¿podrías traerle un vaso de agua?
Sam asintió con la cabeza, no sabía exactamente de que estaba hablando, pero él tampoco tenía la mente lo suficientemente despejada como para comprender sus intenciones. La joven lo soltó y se plantó delante de Chuck. Sam llenó el vaso, tal y como le había pedido Ayden, pero cuando se giró para dárselo, Dios ya no estaba. El vaso se le resbaló de la mano y se rompió en mil pedazos.
-¿Dónde está Chuck?-preguntó Sam alarmado. Rowena y Cas se levantaron de sus asientos, alarmados.
-¿Y Ayden?-preguntó el ángel con los ojos fuera de las órbitas. El corazón se le paró un instante a Sam, ¿dónde narices se había metido a su hermana?
Ambos comenzaron a buscarla desesperados por el bar, Crowley, seguía tranquilamente jugueteando con su whisky...
-Inútiles...-susurró lo suficientemente fuerte para llamar la atención de Sam y Cas-Habéis estado tan pendientes de que la chica respaldase al que más necesitaba que os habéis olvidado de ella, de quién necesitaba ella. ¿también es su hermano, sabéis? También lo está pasando mal con todo esto... pero vosotros dos, panda de monos, os la habéis estado pasando de un lado a otro como si fuera una pelota, y al final, ha decidido ir con quién más la necesitaba...
Sam y Cas se miraron confundidos y con el rostro desencajado de terror.
* * *
Cuando se dio cuenta, Chuck estaba en un precioso jardín florado, el cielo estaba cada vez más oscuro, y a su lado: Dean Winchester y Amara.
-Hermana... ¿por qué me has traído aquí?-preguntó incrédulo
-No he sido yo exactamente...-se disculpó ella.
Ayden asomó la cabeza por detrás de Chuck.
-¡Ayden!-exclamó Dean. La joven corrió hacia su hermano y se fundieron en un abrazo. Dean estaba aterrorizado, pero tener a su valiente hermanita de nuevo con él le hizo recobrar las fuerzas que le faltaban.-¿Qué haces aquí?
-Tenía que estar a tu lado Dean, me necesitabas, y yo a ti. He intentado ser fuerte, por Sam y por Cas, pero tengo que estar contigo Dean, para darte las fuerzas que te faltan, para animarte a que salgas adelante... Eres mi hermano Dean, y jamás voy a dejarte atrás, no, a la familia jamás se le da la espalda...-la voz le temblaba y las lágrimas le brotaban por los ojos. Al primogénito se le encogió el corazón y estrechó a la joven contra su pecho. No tenía suficientes palabras de agradecimiento a lo que había hecho por él. Ambos se habían propuesto ser fuertes dejando a un lado sus emociones y emprendiendo caminos separados, cuando lo que tendrían que haber hecho es estar juntos desde el principio.
Sin duda la imagen de los dos hermanos Winchester abrazados, dando la vida el uno por el otro, dándose la fuerza que el otro necesitaba hizo mella en la tormentosa relación de Chuck y Amara, que tuvieron una larga y profunda charla.
* * *
-Mirad..-proclamó Crowley con la mirada repleta de satisfacción hacia la ventana. El sol volvía a brillar. El equipo salió corriendo al exterior del bar, la luz solar los deslumbraba.
-¡Lo ha conseguido!-proclamó Sam incrédulo usando la mano como visor.
-¡Maldita sea lo ha conseguido!-repitió Rowena.
-¿Y Dean y Ayden?-preguntó Cas con un nudo en la garganta.
Sam se volvió hacia él. No quería tener que responderle esa pregunta.
* * *
Amara colocó una mano sobre el pecho de Chuck y regeneró sus heridas. Ayden y Dean habían contemplado la imagen sentados en la hierba, abrazados.
-Vamos a irnos lejos... un tiempo...-se excusó Chuck ante los chicos, tomando de la mano a su hermana.
-Si si, lo entendemos, reunión familiar...-dijo Dean mirando tiernamente a Ayden, y apartándole un rebelde mechón rubio sobre su frente.
-Pero antes...-Chuck limpió de almas el organismo de Dean-¿mejor?
-¿Pero que será de nosotros? ¿y de la tierra?-preguntó el hermano mayor histérico.
-La tierra estará bien, y vosotros también...-Ayden miró a su hermano, sonriendo.
-Dean-interrumpió Amara-vosotros me habéis dado lo que yo más necesito, ahora os voy a dar algo que vosotros necesitáis.
Ayden y Dean no entendieron exactamente lo que quiso decir Amara con esas palabras, pero casi al instante y convertidos en la luz y la oscuridad, Amara y Chuck desaparecieron tomados de la mano.
Era de noche cuando los dos Winchester emprendieron el camino de regreso a casa, caminando entre los espesos matorrales, sin apenas ver donde pisaban. Dean caminaba delante, con el teléfono en la mano, sin rastro ni cobertura. Intentó llamar a Sam, pero no hubo resultado, Ayden tampoco conseguía contactar con nadie. Dean apartó una rama y le dio sin querer en las narices a su hermana.
-Lo siento Ayden, ¿estás bien?-se detuvo un momento para examinarle la herida, apenas eran un par de rasguños, pero a la joven le escocían.
-Más o menos-dijo ella frotándose la nariz. Dean le dio unos golpecitos en la espalda para consolarla.
-Venga, tenemos que seguir.-se arrodilló y subió a Ayden sobre su espalda.
De repente, escucharon unas voces femeninas pedir ayuda. Dean corrió hacia un claro, con su hermana en brazos, allí se encontraron con una mujer rubia, en camisón, que pedía ayuda desesperadamente. Dean se quedó boquiabierto, apenas podía creerlo, le temblaron las piernas y casi tira a su hermana al suelo. Ayden tampoco podía creerlo. La mujer siguió pidiendo ayuda y se volvió hacia ellos.
-¿Mamá?-exclamaron al unísono los dos hermanos.
el equipo está listo para encerrar a Amara de nuevo |
-Ya lo hemos traído de vuelta otras veces... Está no va a ser distinta-mintió Ayden-No se como lo haremos, pero encontraremos el modo. Te lo prometo.
Sam sabía perfectamente que Ayden mentía, y que el cuerpo de Dean iba a quedar reducido a partículas subatómicas una vez que eclosionase sus dedos contra Amara, y que con Chuck fuera de combate, la esperanza de volver a ver con vida a su hermano mayor eran más bien nulas. Aún así, Sam agradeció con una media sonrisa las palabras de Ayden, y se alegraba de tenerla allí para combatir ese dolor que causaba la muerte de Dean, sin duda, la chica le daba un motivo por el cual salir adelante. Ayden también estaba muy afectada por el suicidio de Dean, pero se obligaba a ser fuerte por Sam, había agotado todas las lágrimas con Cas y estaba tan sorprendida y a la vez agradecida del sacrificio que había hecho Sam por ella que se obligó a si misma a no derramar una sola lágrima delante de él.
Sammy cogió a Ayden en brazos, la sentó sobre la barra del bar y la estrechó con todas sus fuerzas entre sus brazos, llorando como un niño, con el rostro oculto en su pecho. Ayden le acarició el pelo para consolarlo, tragó saliva y se mordió el labio para soportar el llanto. Meció a Sam suavemente y cerró los ojos unos segundos. Cuando los abrió se fijó en la mesa del fondo, allí estaba Cas observando la escena, con una mueca triste en el rostro y las manos guardadas en los bolsillos. Esos hermosos ojos azules eran el pilar de su vida y aún se le encogía el corazón solo con recordar en todo lo que había pasado por estar de nuevo junto a él.
* * *
Ayden salió escopeteada del coche, trabuco a la espalda y cuchillo en mano, Metatron la seguía de cerca, junto con Sam, Donatello dudó en seguirlos, pero finalmente corrió tras ellos hacia el interior del deposito de agua abandonado. "Pobre hombre, son demasiadas emociones fuertes pare él en un día" aunque le agradecía profundamente que gracias a él hubiesen descubierto donde Amara tenía oculto a Lucifer.
Entraron en el deposito, Metatron y Ayden a la cabeza. Lucifer estaba sujeto a unos postes, con parte del rostro quemado y heridas abiertas por todo el cuerpo. Parecía devastado, inconsciente, Ayden temió que estuviese muerto y que Castiel quedase allí atrapado para siempre. Subió la estructura que lo sujetaba, estaba clavado a ella por arte de magia. A Ayden le recordaba mucho la estampa del mesías clavado en la cruz. Le acarició el rostro con dulzura y entre lágrimas, pero no reaccionaba.
-Voy a necesitar tu ayuda, Ayden-le dijo Metatron mientras intentaba recordar el hechizo correspondiente para liberarlo.-ella asintió con la cabeza.
El Escriba comenzó a recitar ciertas letanías en enoquiano, de las cuales Ayden solo entendía palabras sueltas.
-¡Está viniendo! Puedo sentirlo...-gritó Donatello
-¡Date prisa!-exclamó Sam
-Casi lo tengo...
Castiel abrió ligeramente los ojos y susurró su nombre, no sabía si se trataba del ángel o de Lucifer, pero la joven sintió que debía apoyarlo:
-¡Ahora Ayden!-gritó Metatron antes de proclamar en voz alta un conjuro enoquiano. Ayden besó al recipiente de Cas y una luz azul los envolvió. Sam intentó por todos los medios ver que le ocurría a su hermana, pero la luz era tan intensa que no podía distinguir nada. Cuando se apagó, la muchacha estaba muy débil y el peso del ángel la aplastaba. Castiel abrió los ojos y la miró:
-¿Cas?-preguntó ella esperanzada y con un suave hilo de voz.
-Prueba otra vez...-respondió él con una sonrisa sarcástica. A Ayden le entraron náuseas. Sam levantó a Lucifer mientras que Donatello se encargaba de ayudar a la joven.
-Sácanos de aquí-le ordenó el joven Winchester.
-Ojala pudiera...-suspiró el otro sin parar de sonreír.
-¿Qué significa eso?
-Problemas técnicos.
-¡Está aquí!-gritó Donatello.
El viento comenzó a soplar con más y más fuerza. Sam interrogó a Ayden con la mirada "¿Estás bien? Puedes andar?" Ella asintió. El cazador cargó a Lucifer y corrió hacia el Impala seguido por el profeta y su hermana. Metatron no corría tras ellos.
-¡Vamos!-gritó Ayden.
-Todo está bien, Ayden. Corre-su voz era sorprendentemente tranquila.
-¿Estás de broma? Vamos...-insistió la joven.
-Hablo en serio...
Se sostuvieron la mirada un instante. Los perversos ojos grises del escriba le pedían disculpas por todo el mal que había causado. Ayden le perdonó y le prometió que su sacrificio no sería en vano. Y se subió al coche.
Estuvieron a punto de palmarla, Amara se percató de su plan y fue a por ellos, pero Chuck los sacó a tiempo y los devolvió al búnker. Ayden animó a Sam a que comprobase como estaba Dean, y ella misma se encargó de llevar a Lucifer a la planta de arriba. Estaba hecha polvo, cada vez que transmitía su poder notaba como le faltaba el aire en los pulmones, se sentía extremadamente cansada, le temblaban las piernas y sentía los músculos agarrotados. Tuvo que realizar un esfuerzo sobrehumano para mantenerse consciente y llevar el cuerpo de Cas hasta la cocina, donde aguardaban Chuck y los chicos.
La presencia de Dios en el búnker de Lebanon sentía siendo excesivamente perturbadora. Físicamente era su viejo amigo Chuck Surely, hablaba como él, vestía como él e incluso se comportaba como él... Pero era Dios, el mismísimo creador, que comía bacon, cocinaba tortitas y se daba largas duchas. Ayden no había tenido coraje suficiente para agradecerle que le dejase ver a Kevin una última vez antes de que atravesara el velo:
[-¡No vamos a ir contigo a ninguna parte!-gritó Dean a Chuck antes de que los teletransportase al búnker, Ayden notó como Sam agarraba sus hombros para protegerla. Miraron a su alrededor, anonadados, estaban en casa de nuevo, y de la espalda de Chuck, apareció Kevin... Ayden se llevó las manos a la cara, dio un paso adelante y abrazó a su amigo.
-Me alegro tanto de verte Kev...-le susurró al oído-¿por qué tuviste que marcharte?
-Kevin...-susurró Sam sorprendido.
Chuck permite que Kevin y Ayden se despidan por fin |
La joven se frotó las lágrimas con la manga de la chaqueta e intentó cambiar de tema.
-¿Estás bien Kevin?
-Si, dadas las circunstancias. Estoy bastante bien... Escúchame Ayden,- de repente su tono de voz se volvió más serio-debéis confiar en Chuck ¿de acuerdo? Pídele cualquier cosa, y él hará todo lo posible para intentar ayudarte... Se que no estás bien Ayden, lo noto, se lo duro que está siendo todo esto para ti, pero debes de ser fuerte ¿vale? Se que podrás lograrlo...
Ayden asintió con el rostro empapado en lágrimas. Kevin había sido uno de sus pocos amigos, y siempre había sido capaz de sacarle una sonrisa, de darle ánimos... Con él se sentía más fuerte...
-Te echo tanto de menos Kev...-Chuck no le dejó terminar la frase.
-No me gusta interrumpir chicos, pero tenemos trabajo. Y Kevin, ya has pasado demasiado tiempo en el Velo. Te mereces un buen descanso...
Chuck chasqueó los dedos y transformó a Kevin en una brillante luz azul que comenzó a ascender lentamente ante la mirada atónita de los tres hermanos:
-Joder...-exclamó Dean, perplejo.
Kevin le había dado fuerzas a Ayden para seguir adelante, para encontrar a Cas y detener a la Oscuridad. Sabía que Dean y Sam estaban más devastados que ella, y se prometió a si misma que debía ser fuerte por ellos, resistir por los chicos... Y tuvo que aguantarse el llanto en más de una ocasión cuando vio como su hermano mayor estallaba en un mar de lágrimas, reclamándole a Chuck el motivo por el que no los había ayudado cuando habían estado en problemas.]
Ayden pensaba en su amigo Kevin en el momento en el que Lucifer y Chuck se reencontraron.
-A veces respondo a las plegarias...-se excusó Chuck mientras comía de una caja de cartón de comida china para llevar. Se acercó a Ayden, que sostenía a Lucifer y le colocó un dedo en la frente para sanar sus heridas. ¿Mejor? La joven se lo agradeció con una sonrisa. Después miró a Lucifer, Ayden notó como sus músculos se tensaban sobre ella.-Has cambiado...-le susurró a su hijo.
-Tú has cambiado-respondió el otro.
* * *
-Ve con él...-Sam dejó de abrazarla para mirarla a los ojos. Ayden negó con la cabeza-Estoy bien, de verdad Ayden, ve con él... Te necesita más que yo...
La joven se enjuagó una lágrima de los ojos y miró a Castiel de nuevo. Estaba sentado en una silla, con los pies en alto, distraído mirando a través de los cristales. Ayden abrazó a Sam, que la ayudó a bajar de la barra y se encaminó a la otra punta del bar, donde la aguardaba el ángel. Su mirada se cruzó inevitablemente con la de Crowley... Odiaba a los demonios con toda su alma, y si salían de esa no le daría más de dos días de ventaja, ni a él ni a esa víbora pelirroja. Notó como sus ojos oscuros le perforaban la nuca, un escalofrío le recorrió la espalda. No era la primera vez que le invadía una sensación así...
* * *
Sam y Dean contemplaban atónitos la reunión de monstruos que se había formado en aquel edificio abandonado. Lucifer en el cuerpo de Cas, los ángeles, Rowena y sus brujas, Dios y solo faltaban Crowley y sus seguidores por llegar... El "Rey" del Infierno llegó con sus mejores y más caras galas... Los hermanos aguardaban en un rincón, en silencio, contemplando la escena. El primero al que saludó, sorprendentemente, fue a Lucifer:
-No te guardo rencor-le dijo al Arcángel con su acento británico más acentuado de lo habitual-El collar de perro fue un detalle encantador, casi lo llevo hoy...
-Me alegra verte de tan buen humor-sonrió irónico Lucifer-¿Cómo estás pelirroja?-preguntó galan dirigiéndose a Rowena-Tan hermosa como de costumbre...-apartó la vista de ella, visiblemente incómodo-Ejem.... creo que te debo... una pequeña disculpa.
-¿Acaso crees que eres el primer hombre que intenta matarme?-respondió arrogante la bruja, seguidamente se dirigió a Crowley con el mismo tono despectivo-Fergus.-le saludó.
-Madre.-respondió el otro de la misma manera.
-¿Dónde diablos está Ayden?-susurró Dean a Sam sin apartar la vista de la curiosa escena.
-¡Hijos míos!-proclamó Chuck que acababa de aparecer sobre una tarima de la vieja fábrica. Ayden hizo su aparición tras de él. Vestida con la camisa de cuadros y el cabello rubio rozándole las mejillas era la viva imagen de Mary Winchester. Ayden bajó de la tarima de madera, sin aparatar la vista del suelo. Avanzó hacia sus hermanos, pero se detuvo delante de Crowley y alzó la vista. Éste esbozó una media sonrisa al mirarla a los ojos y sacó la mano del bolsillo en forma de saludo:
-Ayden.-raramente el demonio la llamaba por su nombre, igual que con sus hermanos, Crowley le había puesto un apodo: solía llamarla "la chica" o a modo de burla "trocito de cielo". Llamarla "Ayden" era una manera un poco ortodoxa de demostrarle respeto y agradecimiento por salvar su vida.
Ella tomó su mano y la estrechó con fuerza, sonriendo también:
-Crowley.
Dean y Sam observaron la escena perplejos, sin comprender que estaba sucediendo entre esos dos. Ayden avanzó un par de metros más y se encontró con los labios de Lucifer sobre su oído:
-Me alegro de verte, gatita...-dijo mordiéndose los labios. Un escalofrío le recorrió la espina dorsal, pero no se lo provocaban las vomitivas palabras del Diablo, sino los afilados ojos de Crowley, que la observaba a su espalda.
Chuck y los Winchester convocan a todas sus fuerzas para encerrar a Amara de nuevo. |
-¿Qué ha pasado aquí?-preguntó Dean a Ayden en susurros. Ella se encogió de hombros.
El hermano mayor intentó pedirle explicaciones, pero Chuck comenzó a contar su plan maestro:
-No podemos matar a Amara, se perdería el equilibrio de luz y oscuridad y el remedio sería peor que la enfermedad-proclamó Dios-A pesar de todo, Amara siempre ha estado así, así que aunque no podamos matarla, podemos encerrarla de nuevo. Las brujas, los demonios y los ángeles la debilitarán lo suficiente como para que podamos enfrentarnos a ella... y después será el turno de Lucifer...
-¿Un uno contra uno?-preguntó Dean.
-No exactamente,-respondió el arcángel con su habitual e irónica sonrisa, y clavó sus penetrantes ojos azules sobre Ayden. Dean la miró perplejo.
-Ni hablar...
-Ayden dará su poder a Lucifer para ayudarlo a vencer a Amara.-se dirigió a la joven- Tendrás que ir con mucho cuidado-le advirtió-Lucifer es mucho más poderoso que los ángeles a los que estás acostumbrada, te dejará agotada, y probablemente pierdas el conocimiento...
-Conozco los riesgos,-dijo Ayden muy segura de si misma.
Dean agarró a su hermana del brazo y los disculpó del resto. Se la llevó a parte, junto con Sam:
-Ayden, escúchame, se que estamos con la mierda hasta el cuello, pero no tienes que hacer esto si no quieres...
-No te preocupes por mi Dean, se lo que hago.-la chica estaba diferente, una aura de tristeza y temor le envolvía el aura. Ayden se había prometido ser fuerte, y aunque detestase lo que estaba a punto de hacer, tenía que hacerlo. Se sacudió bruscamente la sujeción de Dean y tomó posición junto a Lucifer. Dean intentó ir tras ella, pero Sam se lo impidió con un gesto. El hermano más joven estaba atemorizado, pero se sentía muy orgulloso de como estaba sobrellevando la situación la pequeña Ayden.
-Estoy deseando volver a sentirte cerca, gatita...- susurró Lucifer mordiéndose el labio cuando se acercó a él, a Ayden le entraron náuseas.
-Que conste que lo hago por Cas...-refunfuñó entre dientes con la vista fija en el suelo gris y sucio de la fábrica.
-Él está bien...-musitó en un hilo de voz casi inaudible, mirando al frente, como si no le hablase a ella.
-¿Cómo dices?
-Está bien, solo quiere que seas fuerte, y que confíes en él...-no se dignó a mirarla.
Ayden tomó a su mano, sabía que Cas la sentía, era la única forma que tenía de transferirle la confianza que le tenía. Cerró los ojos y rezó, no sabía exactamente a quién: su ángel estaba atrapado y Dios plantado delante suyo y no respondería a sus plegarias, pero Ayden rezó porque sus hermanos, Cas y ella saliesen bien parados de esa locura.
-Y por último... Sam recibirá la Marca.
-¿Qué?-exclamó Dean, histérico-¿Tú estás loco? No lo permitiré...-Sam intentaba explicarse, pero su hermano mayor no lo dejaba. Ayden hizo ademán de intervenir, pero una mirada de Sammy hizo que Lucifer la retuviese a su lado y el joven pudiese llevarse a Dean a parte-Yo he recibido la marca antes, puedo con ello... Tú no estás listo...-regañó el hermano de ojos verdes.
-Dean, ya lo hemos hablado, tú te encargarás de que nada de esto suceda, estoy listo, de verdad...-Sam apoyó una mano en el hombro de su hermano y lo miró a los ojos, Dean no parecía estar demasiado convencido. Sam suspiró hondo y se pasó los dedos por la melena castaña. No le gustaba ocultar nada a sus hermanos, y menos si tenía que ver con ellos, pero conocía demasiado a Dean y a Ayden como para saber su reacción-Chuck quería que fuese Ayden la que recibiese la marca, pero yo no lo permití...
-¿Cómo?-se sorprendió Dean.
-Ayden es más fuerte que nosotros dos, podrá retenerla durante más tiempo, no tiene miedo a convertirse en un demonio. Según Chuck, nos aprecia tanto que sería capaz de soportar la marca hasta que muriésemos... Pero no le corresponde a ella soportar este peso, no, y menos después de lo que ha pasado estos últimos años...
Dean no supo que decir, simplemente abrazó a su hermano. Una lágrima recorrió su rostro. Jamás se había sentido tan orgullosos de Sam. Él era el más egoísta de los tres, y aunque estaba realmente arrepentido de no haberlos buscado cuando se quedaron atrapados en el Purgatorio, los hermanos eran conscientes de que lo volvería a hacer. Sin embargo, realizar ese sacrificio para proteger a su hermanita... era un acto digno de admiración. Sin duda, en esos momentos, Dean Winchester era el hermano mayor más orgulloso del mundo. Una mano tiró de su cazadora y dejó de abrazar a Sam, Ayden estaba plantada delante de ellos.
-¿Va todo bien?-preguntó con un hilo de voz.
Dean se agachó a su altura y la abrazó con fuerza. Ayden miró a Sam, confundida, pero este solo le esbozó una media sonrisa.
-¿Se fuerte vale?-le aconsejó Dean mirándola a los ojos, húmedos y orgullosos. Ayden asintió y volvió a su puesto al lado de Lucifer.
El esperado momento llegó: los ángeles, las brujas y los demonios habían hecho su trabajo, ahora era el turno de Ayden y Lucifer. El Diablo la cubrió con su cuerpo para protegerla de Amara, pero ella parecía estar más pendiente de Chuck que de ellos. Sam y Dean se mantuvieron al margen. Lucifer se volvió hacia ella, lanza en mano y apretó su cintura contra su cuerpo:
-Es tu turno, princesa...-Ayden se arrancó su collar protector y lo lanzó al suelo, buscó en los ojos azules un ápice de Cas, un indicio que le dijera que estaba allí con ella, pero no vio nada, solo la retorcida sonrisa de Lucifer y su mirada de lobo hambriento. No se lo pensó dos veces y lo besó con toda su alma, dejando que la Gracia que guardaba en su garganta pasase hacia el arcángel. Los miembros de su cuerpo comenzaron a temblar mientras una poderosa luz los envolvía a ambos. Los fuertes brazos de Lucifer tuvieron que sujetarla para que no cayese al suelo. Ayden notó como se le nublaba la vista y tuvo que realizar un gran esfuerzo para no perder el conocimiento. Su aliento vital disminuía por segundos, no le llegaba suficiente aire a los pulmones y el corazón le latía con menos fuerza. Cayó al frío suelo se asfalto golpeándose el labio superior. Los ojos de Lucifer se tornaron brillantemente azules mientras unas alas se veían reflejadas en las paredes de la fábrica. Se sentía fuerte y listo para vencer a Amara. Ayden se incorporó con mucho esfuerzo y se limpió la sangre de la cara con la manga de la cazadora. Dean hizo ademán de ayudarla, pero se lo impidió con un gesto de la mano, mientras contemplaba como Lucifer clavaba la lanza en el estómago de Amara.
Todo sucedió muy rápido: Chuck volvió a materializar la marca, roja y brillante. Se desvanecía del pecho de Amara y aparecía de nuevo en el brazo de Sam. El muchacho cayó de rodillas mientras Dean le sujetaba. Soltó un alarido de dolor, Ayden quiso ir en su ayuda, pero apenas tenía fuerzas para levantarse. Sam escuhó como su hermana gritaba su nombre, e intentó aguantar el sufrimiento para no alarmarla más, pero era casi imposible soportar todo ese dolor. Amara se reveló, no estaba tan debilitada como parecía. La marca dejó de brillar en el brazo de Sam. La Oscuridad levantó a Chuck del suelo, ante la sorpresa de todos. Ayden seguía tirada en el suelo y Sammy se retorcía de dolor, Dean no sabía a cual de los dos acudir. La joven ocultó la cabeza bajo los brazos, el viento le revolvía el cabello con fuerza.
-Adiós sobrino.-le oyó pronunciar a Amara. Cuando Ayden alzó la vista, la hermana de Dios hizo que el cuerpo de Cas sobrevolara sobre su cabeza y lo lanzó contra una columna. Dean intentó ayudarlo, pero Amara lo golpeó a él también. La muchacha, aún sin saber como, consiguió arrastrar su cuerpo hasta Cas. Se incorporó y le sacudió por la solapa de la gabardina, estaba inconsciente. La sombra de Amara se echó sobre ella, pero Ayden no la vio, abrazó a Cas con todas sus fuerzas y ocultó el rostro en su pecho. Esperó a sentir el impacto, en cambio, Amara volvió a centrar su atención en Chuck. Los tres hermanos cerraron los ojos y un estruendo se cernió sobre ellos, al abrirlos, el hermano de la Oscuridad yacía en el suelo inconsciente en una postura de lo más incómoda. Dean dejó que Sam se recuperase a su ritmo, echó un rápido vistazo a Ayden, ella y Cas estaban bien, después se dirigió a Chuck. Miró a Amara perplejo:
-¡Pero Amara! ¿Qué has hecho?
-¿Está muerto?-preguntó Sam?-¿Dios ha muerto?
-No, aún no-respondió Amara sobria-pero está muriendo...
En el exterior de la fábrica, Rowena se recuperaba de sus heridas cuando alzó la vista al cielo. El sol estaba oscureciendo, y el paisaje abandonaba el azul de mediodía para convertirse en tonos morados y rosados propios del atardecer.
-Mi hermano morirá dentro de muy poco...-continuó Amara-pero vivirá lo suficiente como para ver como toda su obra, su creación más preciada, se convierte en cenizas...
Y Amara desapareció.
A pesar de todos los males que ha sucedido, Ayden no puede evitar sonreír cuando recuerda ese preciado momento. El sol apagándose, Chuck a punto de morir, Dean desmoronándose y Sam más perdido que cuando perdió su alma. La Oscuridad cerniéndose sobre ellos, el fin del mundo a la
Lucifer, por fin, abandona el recipiente de Castiel |
-Lucifer se ha ido...
Su voz temblaba, pero Ayden suspiró profundamente y sonrió emocionada, le abrazó con fuerza y hundió su rostro en su pecho de nuevo, él la correspondió. Cuando llegó Dean también suspiró profundamente aliviado y tuvo que luchar para contener la sonrisa, ante esa imagen tan tierna, y concentrarse en que el fin del mundo se acercaba.
Sam ayudaba a levantarse a Chuck, estaba mal, estaba realmente mal. Crowley entró a la fábrica de nuevo y vio como Ayden ayudaba a levantarse a Cas. El demonio interrogó al hermano mayor con la mirada:
-Cas ha vuelto.-proclamó en voz alta, y un trocito de Crowley se hizo más humano.
-Tenéis que venir a ver lo que está sucediendo fuera.
Rowena, Dean, Sam, Chuck, Cas y Crowley observan como el sol se está apagando poco a poco. |
-Parece como si el sol se estuviera...-comenzó Sam.
-Muriendo.-sentenció Cas.
-¿Qué diablos ha hecho Amara?-preguntó Dean con Ayden en brazos.
De repente, y gracias al moribundo Chuck, estaban de nuevo en el búnker.
-¿Es que piensas pasarte el fin del mundo borracho?-gritó Sam dando un puñetazo sobre la mesa que hizo tambalearse las tres botellas de cerveza que Dean ya se había bebido...
Los varones Winchester se encontraban en la cocina del búnker, Dean se había dado por vencido... con Chuck agonizando ya no tenían opciones contra Amara... y el primogénito no pensaba pasarse el fin de los tiempos sobrio leyendo libros.
-¿A caso tienes un plan mejor?-preguntó irónico el hermano mayor mientras daba un sorbo a su cuarta birra...
-Averiguar como salvar el mundo, ¿por ejemplo?-Sam intentaba retenerlo en vano
-Pues mientras tú, pierdes el tiempo... yo voy a comprar más alcohol...-Dean dio un salto para bajarse de la mesa donde se había sentado y casi pierde el equilibrio al tocar el suelo. Su voz y sus andares delataban que el alcohol empezaba a pasarle factura.-¿Vas a venir conmigo?-preguntó saliendo por la puerta de la cocina.
-No.-respondió Sam, frío.
-Como tu quieras... ¡Cas!-gritó Dean-¡Nos vamos! ¿Cas?
Dean avanzó hacia la biblioteca, seguido por Sam. Rowena y Chuck bebían té sentados en una mesa mientras Crowley agitaba los hielos de su copa de licor dorado. Los tres miraban hacia arriba, muy atentos, como si estuviesen escuchando una conversación fascinante. Un murmullo de voces venía del pequeño balcón de barrotes dorados que asomaba sobre sus cabezas.
-¿Qué estáis haciendo?-preguntó el hermano de ojos verdes.
-Ssshhh.-le ordenó callar la bruja pelirroja sin apartar la vista del balcón.
Sam y Dean miraron hacia arriba. Cas y Ayden estaban en el balconcito. Apenas podía oír lo que decían; su hermana agitaba las manos muy deprisa y gesticulaba exageradamente. A Castiel lo veían de espaldas, pero por sus gestos intentaba calmar a la joven:
-¡Eee Cas!-gritó Dean poniéndose las manos como amplificadores alrededor de la boca-¡Nos vamos!
-Dean...-lo llamó Chuck y se volvió hacia él-Ahora no... Necesitan un momento.
Buscó a Sam con la mirada, los pequeños ojos azules de su hermano le invitaron a irse solo, y a dejar un instante a Cas y a Ayden.
-Ayden, por favor, perdóname...-le suplicaba el ángel. Pero la joven no se estaba quieta y se negaba a escucharlo:
-¿Qué te perdone? ¿Quieres qué te perdone?
-Tendrás que esforzarte más, chaval-gritó Crowley desde abajo, le dedicaron una leve mirada, pero ignoraron su comentario:
¿Pero que coño se te pasó por la cabeza, Cas?-le regañó Ayden llevándose las manos a la sien-¿Eres consciente de que tu acto suicida casi nos lleva a nosotros a la muerte? ¿Tú sabes lo mal que nos lo has hecho pasar? Estábamos muy preocupados por ti, creíamos que te habíamos perdido para siempre... Las has hecho gordas Cas, muy gordas, pero te lo perdonamos todo... te permitimos lo de los Leviathanes, y lo de que por tu culpa Metatron echase a los ángeles del Cielo... ¿Pero liberar al Diablo? ¿A caso no recuerdas todo por lo que nos hizo pasar? ¡Te desintegró! ¿Y lo que le hizo a Sam? Y yo he estado acostándome con es engendro solo para salvarte... Pensaba que te darías cuenta... Pero seguías ahí, tan tranquilo... como si nada, jugando a Juego de Tronos con Crowley... ¿En qué estabas pensando, Cas?-la muchacha no pudo evitar contener el llanto y una lágrima cristalina le corrió por la mejilla. Castiel alargó el brazo y recogió la gota de agua con el pulgar, pero no lo retiró de su rostro, y siguió acariciándole con ternura-¿En qué estabas pensando?-repitió ella apartando su mano de su cara.
Cas se quedó sin palabras. Ayden estaba muy nerviosa, tenia miedo de perderla... terror. El mundo se acababa y no podían hacer nada para evitarlo, él solo quería abrazarla, acurrucarse en su pecho y morir abrazado entre sus brazos. Se humedeció los labios con la lengua y vaciló un instante antes de hablar, evitando que sus ojos se cruzasen con la mirada llena de lágrimas de Ayden.
-Tenia miedo de perderte...-dijo en un susurro casi inaudible, pero captó el interés de la joven. Lo miró a los ojos, pero él esquivó su mirada. Apoyó ambas manos en la baranda del balcón y le habló al infinito-cuando estaba dentro de la jaula,-comenzó a relatar-hubo un momento en el que Dean estaba ayudando a Sam y tú te abalanzaste sobre Lucifer mientras me tenía acorralado. Te lanzó por los aires y te dejó casi inconsciente, tirada en el suelo, luego volvió a por mi. Pero me miraste, me miraste un instante, alargaste la mano hacia mi y susurraste mi nombre...-las imágenes del suceso se aparecían en la mente de Ayden como una película antigua-Y entonces pensé: "No puedo dejar que le pase nada malo, tengo que detener a Amara para proteger a Ayden. Debo protegerla, ponerla a salvo, si este tío puede hacer eso... haré lo que me mande" y dije: "sí"...
-¡Vamos Ayden!-comentó Rowena-Se merece que le des otra oportunidad... pobrecito...
Ayden se quedó de piedra, no sabía que responder. Desde que lo conoció, había tenido el concepto de que ella hacia mucho más por Cas que él por ella. Se sacrificaba por él, le daba su poder incluso cuando no le quedaban más fuerzas... Él no hacía nada, o eso creía ella... Se acercó a él y le acarició el antebrazo:
-No tenías que acarrear esa carga tú solo... No te correspondía...-le susurró ella.
-Pero lo hice...-se miraron a los ojos mientras se sostenían por los brazos, como si el otro estuviese a punto de huir y quisieran retenerlo-Lucifer me torturaba dentro de mi cabeza... contra más débil estuviese, más control tendría sobre mi. Sentía como me quemaba por dentro, como me ardían los huesos... pero eso no fue lo peor...-sus manos se deslizaron a la cintura de ella y la atrajo hacia si para sentir el contacto de su cuerpo, su calor, pegado al suyo. Se inclinaron hacia delante y sus frentes se tocaron.-Lo peor fue que me mantenía alejado de ti...
Ayden cerró los ojos y aspiró su aroma masculino. Acarició la familiar tela de la gabardina, era real. Estaba allí, con él, de nuevo... De repente le soltó una sonora bofetada en la mejilla. Cas se llevó la mano al costado golpeado...
-¡Toma ya!-susurró Crowley desde el piso de abajo.
-¿A qué ha venido eso?-dijo Castiel sin salir del asombro. Ayden avanzó hacia él, decidida:
-Esto ha sido por lo de Lucifer y por hacernos pasar uno de los peores momentos de nuestra vida.-su tono de voz era firme y serio. Le cogió de la corbata y tiró de él hacia si, hasta que sus rostros casi se tocaban-Y esto por protegerme y por hacer el gesto más bonito que nadie jamás había hecho por mi.
Y le besó los labios con pasión. Él rodeó su cuerpo con sus brazos y la inclinó para besarla aún con más intensidad mientras Chuck, Crowley y Rowena aplaudían...
-Ahora todo da igual...-concluyó Castiel aún abrazado a Ayden-La Luz se apaga, la balanza se desequilibra...
-Un momento...-dedujo Ayden de repente-si la Luz puede apagarse, quizá la Oscuridad puede encenderse...-se asomó al balcón donde su hermano y el resto del equipo contemplaban la escena como si fuese el esperado final de una famosa telenovela-¡Sam!-gritó-Creo que tengo un plan...
Chuck estaba condenado, pero si acababan con Amara, la balanza se equilibraría de nuevo.
Las almas... la fuerza y la energía de las almas era la clave para hacer la bomba que acabaría con la Oscuridad de una vez por todas. Rowena conocía la forma de guardar toda esa energía en una piedra, pero antes tenían que conseguirlas. Dean, Sam y Ayden abandonaban satisfechos el Sanatorio de Waverlly Hills, contentos por haber cazado ese número tan elevado de fantasmas. No se dirigieron ninguna palabra en el camino de vuelta, pero los tres pensaban lo mismo: ojala todo volviese a ser tan sencillo y su mayor problema fuese quemar cuatro huesos y decapitar algún vampiro, pero el destino era cruel con los hermanos Winchester y los había hecho responsables de frenar el fin del mundo de nuevo. Los chicos ya percibían que esa fructuosa cacería sería probablemente la última que realizarían los tres juntos...
Ya ni siquiera deseaba tener una vida normal, Ayden solo quería cazar de nuevo, con Sam y Dean y con Cas cubriéndole las espaldas. Un rayo de luz perforó el pecho de su hermano mayor, estaba recibiendo la energía de todas las almas que les había proporcionado la parca Billie. Sintió el brazo protector de Sam, rodándole los hombros. Estaba siendo muy duro para él ver como convertían a su hermano en una bomba humana. Castiel, a su lado también sufría en silencio, sintiéndose impotente por no poder hacer nada para combatir a Amara, todo quedaba en manos de Dean. Ayden cogió su mano, debía ser fuerte, las personas que más amaba en este mundo estaban a punto de caer, y ella debía ser lo suficientemente valiente como para levantarlos. Una lágrima recorrió su mejilla, y se acordó de todas aquellas personas que habían caído ayudándolos: desde sus padres, John y Mary, Bobby, su padre adoptivo, Jo y Ellen, también eran parte de la familia, Gabriel, Balthazar, Kevin, Samandriel, Charlie, Rufus... y hasta algunos malos que finalmente habían respaldado el lado de la luz como Metatron o Naomi. No podía terminarse así, tan rápido, con su sacrificio en vano. Ayden apretó aún más fuerte la mano de Cas, Sam se percató y se dio cuenta de que tendría que dejarlos a solas otra vez, pero era incapaz de abandonar a su hermana en esos momentos.
La despedida fue más amarga de lo que se imaginaban. El tiempo empeoraba cada vez más y el sol moría a cada segundo que pasaba. Chuck apenas podía andar e iba sujeto del brazo de Rowena y Dean se había convertido en una bomba llena de almas. A Cas le hubiese gustado compartir ese momento con sus "hermanos", pero era algo que debían hacer los tres solos, frente a la tumba de su madre.
-Dean, sabes que no tienes por qué hacer esto.-Sam casi no podía hablar sin estallar a llorar.
-Por supuesto que tengo que hacerlo, debo hacerlo, puedo hacerlo-se autoconvenció Dean. Ayden estaba situada entre los dos hermanos, con los labios pelados por el frío y las manos en los bolsillos de la cazadora, no decía nada, solo observaba el nombre y las fechas grabadas en la lápida de piedra: "MARY WINCHESTER 1954-1995. ADORADA ESPOSA Y DEVOTA MADRE". Ni siquiera una lágrima recorrió su mejilla, no podía permitírselo. Apoyo la mejilla sobre la cadera de Dean y éste le acarició la espalda-Puedo hacerlo-se repitió.
-Sabes que una vez actives la bomba, no hay marcha atrás...-Sam intentaba convencer a Dean, en vano, de que dejase a un lado su plan.
-Lo se,-dijo Dean retirándose hacia el Impala, donde aguardaban el resto del equipo.
Sam y Ayden contemplaron la tumba un rato más. Sammy se dio un beso en los dedos y lo depositó sobre la lápida, después, ambos se reunieron con el grupo.
-¿Estás de acuerdo con esto?-preguntó Dean al endeble Chuck.
-No, al fin y al cabo, Amara es mi hermana... mi única familia...pero, lo entiendo...
-Dean-le llamó Cas.
El hermano mayor se volvió hacia él y el ángel lo abrazó con fuerza, Dean no pudo evitar sonreír entusiasmado ante el gesto de cariño que le mostraba Cas. Amaba a Ayden con toda su alma, pero Dean, Dean era su mejor amigo y no quería perderle.
Dean le hace prometer a Cas que deje de meterse en líos y protega a Ayden y a Sam |
-Déjame ir contigo...-le suplicó el ángel de la gabardina.
-Ni hablar, tú ya has hecho suficiente, y te necesito aquí, para cuidar de Ayden y de Sam. Se harán los duros y te dirán que no necesitan nada, pero no los hagas caso...-Dean miró discretamente a su hermana, que intentaba mantener el rostro sobrio y sin mostrar ningún tipo de sentimiento-Se que la quieres...-le dijo Dean a Cas, comprensivo-y se que darías tu vida por ella, pero te daré un consejo, deja de hacerla sufrir, deja de meterte en líos... solo cuídala...
-Lo haré Dean, descuida.
Cas se retiró, no sin antes dedicarla una mirada de cariño a Ayden. Por último, los dos hermanos menores se acercaron a Dean, Sam lloraba y Ayden miraba el suelo, intentando parecer lo suficientemente madura como para aguantar la situación.
-Escuchadme bien vosotros dos-dijo Dean en tono suave y delicado, paternal-no quiero momentos de peli de chicas, odio los momentos de pelis de chicas.
-Adoras los momentos de pelis de chicas...-le corrigió Sam esbozando una media sonrisa.
-Tienes razón:-Dean sonrió-venid aquí.
Los tres hermanos se fundieron en un cálido abrazo, Cas miraba impotente apoyado en el Impala. Cuando se separaron los tres tenían los ojos llenos de lágrimas.
-Portaos bien, y no os metáis en más líos... Y quiero un gran funeral, un funeral épico con barra libre...
-Hecho.-dijeron a la vez Ayden y Sam, sonriendo melancólicos.
* * *
El rostro debatido de Chuck tampoco pasó inadvertido para Ayden, pero ya se estaba haciendo cargo Sam de él, la joven solo quería pasar un rato más con Cas, aunque fuese el último. El cielo estaba cada vez más negro, pero ella solo tenía ojos para él, para sus enormes ojos azules que contenían el universo entero. Al verla acercarse Castiel bajó los pies de la mesa e hizo ademán de levantarse, ella se lo impidió sentándose sobre sus rodillas, de cara a él. Sus frentes se tocaron y cerraron los ojos. Castiel la sujetó suavemente por la cintura y ella le rodeó el cuello con los brazos. Permanecieron en silencio, sin decir nada, no necesitaban decirse nada... Crowley, Rowena, Chuck y Sam observaban la escena, la mágica aura que se había formado entre ellos. Sentían un impulso obsesivo de besarse el uno al otro, pero lo reprimieron por la solemnidad del momento. Ayden aspiró su aroma, tan masculino y varonil que le encantaba. Deseó llevárselo a la parte trasera del Impala, desvestirle y hacerle amor una última vez. Que los descubriese el fin del mundo, unidos, sumergidos en una ola de placer, sintiéndolo en su interior, arañando su espalda, mordiéndole los labios mientras la Oscuridad se cernía sobre ellos.
-Deberías estar con tu hermano.-Ayden abrió los ojos y se mordió el labio inferior. Sus tristes ojos azules estaban a penas a unos centímetros de ella. "Que inoportuno eres a veces, Cas" refunfuñó para sus adentros.
-Quiero estar contigo...-se excusó ella con un hilo de voz.
-El te necesita...
-Tú también.
-Ayden...
-Por dios, haz el favor de callarte Cas...-Ayden no pudo reprimir el llanto y lo abrazó con todas sus fuerzas-Quiero estar con ambos, pero no puedo parar de pensar en Dean y no se que hacer Cas, de verdad que no lo se...
Castiel la meció suavemente y le susurró palabras de sosiego al oído.
-Haz lo que te dicte el corazón...-su voz retumbó en su cabeza y le provocó unas horribles náuseas. Ayden miró a su alrededor y uno por uno a los que estaban reunidos en ese bar. Crowley parecía molesto, bebiendo su copa de whisky, Rowena estaba apoyada en la barra, jugueteando con sus rizos. Chuck apenas se mantenía vivo, estaba tumbado en un banco, en silencio, debatiéndose entre la tristeza por perder a su hermana, su vida y su creación, y Sam, en fin... Sam seguía apoyado en la barra, con la mirada perdida en el infinito sin saber que hacer, que pasaría ni de como seguirían adelante. Ayden se percató de que Crowley la miraba, éste alzó la copa y brindó por su salud. La joven clavó de nuevo la vista en Cas, en sus preocupados y tristes ojos.
-Tu eres mio, y yo soy tuya, para siempre, que no se te olvide...-juntaron las frentes de nuevo y Ayden le dio un tierno beso-te quiero Cas, y por favor, perdóname por esto...
La muchacha se levantó y corrió al lado de Sam, llamó su atención tirándole de la chaqueta y éste se volvió hacia ella.
Sam no soporta la idea de perder a Dean y se obliga a luchar y a ser fuerte para proteger a su hermana |
Sam asintió con la cabeza, no sabía exactamente de que estaba hablando, pero él tampoco tenía la mente lo suficientemente despejada como para comprender sus intenciones. La joven lo soltó y se plantó delante de Chuck. Sam llenó el vaso, tal y como le había pedido Ayden, pero cuando se giró para dárselo, Dios ya no estaba. El vaso se le resbaló de la mano y se rompió en mil pedazos.
-¿Dónde está Chuck?-preguntó Sam alarmado. Rowena y Cas se levantaron de sus asientos, alarmados.
-¿Y Ayden?-preguntó el ángel con los ojos fuera de las órbitas. El corazón se le paró un instante a Sam, ¿dónde narices se había metido a su hermana?
Ambos comenzaron a buscarla desesperados por el bar, Crowley, seguía tranquilamente jugueteando con su whisky...
-Inútiles...-susurró lo suficientemente fuerte para llamar la atención de Sam y Cas-Habéis estado tan pendientes de que la chica respaldase al que más necesitaba que os habéis olvidado de ella, de quién necesitaba ella. ¿también es su hermano, sabéis? También lo está pasando mal con todo esto... pero vosotros dos, panda de monos, os la habéis estado pasando de un lado a otro como si fuera una pelota, y al final, ha decidido ir con quién más la necesitaba...
Sam y Cas se miraron confundidos y con el rostro desencajado de terror.
* * *
Cuando se dio cuenta, Chuck estaba en un precioso jardín florado, el cielo estaba cada vez más oscuro, y a su lado: Dean Winchester y Amara.
-Hermana... ¿por qué me has traído aquí?-preguntó incrédulo
-No he sido yo exactamente...-se disculpó ella.
Ayden asomó la cabeza por detrás de Chuck.
-¡Ayden!-exclamó Dean. La joven corrió hacia su hermano y se fundieron en un abrazo. Dean estaba aterrorizado, pero tener a su valiente hermanita de nuevo con él le hizo recobrar las fuerzas que le faltaban.-¿Qué haces aquí?
-Tenía que estar a tu lado Dean, me necesitabas, y yo a ti. He intentado ser fuerte, por Sam y por Cas, pero tengo que estar contigo Dean, para darte las fuerzas que te faltan, para animarte a que salgas adelante... Eres mi hermano Dean, y jamás voy a dejarte atrás, no, a la familia jamás se le da la espalda...-la voz le temblaba y las lágrimas le brotaban por los ojos. Al primogénito se le encogió el corazón y estrechó a la joven contra su pecho. No tenía suficientes palabras de agradecimiento a lo que había hecho por él. Ambos se habían propuesto ser fuertes dejando a un lado sus emociones y emprendiendo caminos separados, cuando lo que tendrían que haber hecho es estar juntos desde el principio.
Sin duda la imagen de los dos hermanos Winchester abrazados, dando la vida el uno por el otro, dándose la fuerza que el otro necesitaba hizo mella en la tormentosa relación de Chuck y Amara, que tuvieron una larga y profunda charla.
* * *
-Mirad..-proclamó Crowley con la mirada repleta de satisfacción hacia la ventana. El sol volvía a brillar. El equipo salió corriendo al exterior del bar, la luz solar los deslumbraba.
-¡Lo ha conseguido!-proclamó Sam incrédulo usando la mano como visor.
-¡Maldita sea lo ha conseguido!-repitió Rowena.
-¿Y Dean y Ayden?-preguntó Cas con un nudo en la garganta.
Sam se volvió hacia él. No quería tener que responderle esa pregunta.
* * *
Amara colocó una mano sobre el pecho de Chuck y regeneró sus heridas. Ayden y Dean habían contemplado la imagen sentados en la hierba, abrazados.
-Vamos a irnos lejos... un tiempo...-se excusó Chuck ante los chicos, tomando de la mano a su hermana.
-Si si, lo entendemos, reunión familiar...-dijo Dean mirando tiernamente a Ayden, y apartándole un rebelde mechón rubio sobre su frente.
-Pero antes...-Chuck limpió de almas el organismo de Dean-¿mejor?
-¿Pero que será de nosotros? ¿y de la tierra?-preguntó el hermano mayor histérico.
-La tierra estará bien, y vosotros también...-Ayden miró a su hermano, sonriendo.
El reencuentro entre Ayden y Dean anima a Amara y a Chuck a arreglar sus diferencias. |
-Dean-interrumpió Amara-vosotros me habéis dado lo que yo más necesito, ahora os voy a dar algo que vosotros necesitáis.
Ayden y Dean no entendieron exactamente lo que quiso decir Amara con esas palabras, pero casi al instante y convertidos en la luz y la oscuridad, Amara y Chuck desaparecieron tomados de la mano.
Era de noche cuando los dos Winchester emprendieron el camino de regreso a casa, caminando entre los espesos matorrales, sin apenas ver donde pisaban. Dean caminaba delante, con el teléfono en la mano, sin rastro ni cobertura. Intentó llamar a Sam, pero no hubo resultado, Ayden tampoco conseguía contactar con nadie. Dean apartó una rama y le dio sin querer en las narices a su hermana.
-Lo siento Ayden, ¿estás bien?-se detuvo un momento para examinarle la herida, apenas eran un par de rasguños, pero a la joven le escocían.
-Más o menos-dijo ella frotándose la nariz. Dean le dio unos golpecitos en la espalda para consolarla.
-Venga, tenemos que seguir.-se arrodilló y subió a Ayden sobre su espalda.
Mary Winchester, la fallecida madre de los hermanos, ha aparecido misteriosamente en un bosque frente a Dean y a Ayden |
-¿Mamá?-exclamaron al unísono los dos hermanos.
¡Hola! Ya lo estaba esperando con ansias, aunque he de decir que aun no he visto el final de temporada de Supernatural, no me pude contener y me lo terminé leyendo, así que probablement, alguna que otra cosita se me haya escapado XD pero ya veré los capítulos y le echaré una ojeada de nuevo.
ResponderEliminar¡Adoré a Ayden! ¡Qué valor el de esta mujer! Y Sammy <3 tenía una ganas de abrazarlo, increíbles.
¡Ahora viene todo con Mary! Ya quiero ver cómo van a salir esos capítulos.
¡Un abrazo!
Gracias por todo! Y perdon por el Spoiler!
Eliminar¡Ah, no te preocupes! La verdad es que los spoilers no me molestan, de hecho, suelo ser ansiosa y a veces, yo misma los buscó xD
ResponderEliminar¡Un abrazo!