(Episodio 8x17 desde el punto de vista de Ayden)
Ayden caminaba lentamente por un túnel oscuro, apenas podía ver más allá de sus propios pies. Andaba con las manos pegadas a la pared de piedra negra, deslizando los pies para tantear mejor el terreno. Se detuvo en seco al escuchar un chirrido y se tragó el gemido que le subía por la garganta. Se llevó la mano al trabuco que le colgaba en la espalda y lo cargó con un fuerte chasquido y se deslizó en silencio hasta la esquina. Suspiró hondo y rezó para que el instinto no le traicionase. Cerró los ojos y aguardó hasta el momento adecuado que saltó con un grito de guerra hacia la figura que se acercaba. No distinguió hasta el último instante al corpulento hombre que la agarró por las muñecas y la obligó a soltar el arma. Le apretaba mucho y no pudo reprimir un aullido de dolor, pero en la escasa luz pudo distinguir dos tristes y familiares ojos azules:
-¿Castiel?-susurró, pero él hizo caso omiso y dejó caer el cuchillo por la manga de la gabardina hasta llegar a empuñarlo. Ayden se levantó y le agarró por la solapa del abrigo-¿Cas, qué estás haciendo? ¡Soy yo Ayden! Guarda eso por favor y vayámonos a casa. Te quiero ¿vale? Vayámonos de aquí para estar juntos de nuevo ¿de acuerdo?
El ángel alzó el cuchillo y apuntó directamente a su pecho, dudo un instante, una milésima de segundo, pero finalmente la apuñaló sin piedad en el corazón.
-Cas...-susurró ella mientras la boca se llenaba de sangre y caía al suelo estrepitosamente. Castiel la miró sin expresión alguna, sin sentimientos, sin ningún tipo de remordimiento ni cargo de conciencia. Solo había hecho su trabajo, su misión, aquello por lo que había sido creado. Las luces se encendieron y alrededor del ángel aparecieron un montón de cuerpos de Ayden Winchester ensangrentados. El ángel se volvió en dirección a los tacones que resonaban alrededor de toda la estancia. Naomi se plantó delante de él, con una sonrisa llena de satisfacción:
-Estás listo.-anunció
* * *
-Te digo yo que a Cas le pasa algo... Está muy raro desde que volvimos del Purgatorio-susurró Ayden a Sam que parecía estar excesivamente ocupado con su portátil como para prestarle atención.
Ambos estaban sentados en una de las mesas de la biblioteca de su recién estrenado bunker. En la otra punta de la habitación, Dean había revuelto unos cajones y se entretenía inspeccionando los artilugios que habían dejado los Hombres de Letras. La joven lo miró de reojo...
-Ayden-suspiró por fin Sam-estamos hablando de Castiel, ¿cuando se ha comportado de una manera normal?
-Estoy hablando en serio, Sam-se molestó ella-lo vi asesinar a Samandriel... a sangre fría... -Ayden consiguió captar la atención de su hermano-No le atacó, ni siquiera podía moverse, intentaba decirle algo, pero Cas... lo apuñaló, así sin más...
Sam cerró el portátil y acercó su rostro al de la joven:
-¿Estás de broma? ¿Y por qué no nos lo dijiste antes?-Ayden le hizo una seña para que bajase la voz-¿Y por qué no puede enterarse Dean?
-Porque ya sabes como es Dean... Está muy preocupado por ti, Sam, hace unas noches le escuché rezarle, pedirle que te protegiese. No es momento para meterle aún más problemas en la cabeza, si es que me creyera, lo más probable es que, si se lo cuento, me dirá que son imaginaciones mías, y que solo quiero captar su atención para que todo vuelva a ser como antes...
Ambos hermanos se mantuvieron en silencio un instante.
-¿Le echas de menos, verdad?
-No estamos hablando de eso, Sam... Lo nuestro-Ayden respiró profundamente y sintió como se le hacía un nudo en la garganta-lo nuestro terminó el día que se tragó a Dick Roman y compañía.
-¡Eh chicos!-llamó Dean desde la otra punta de la sala, agitando el brazo derecho, con el que sostenía una revista antigua y amarillenta-¡Al parecer esos Hombres de Letras no son tan aburridos como creíamos! He encontrado una primera edición de Bellezas Asiáticas, ¿sabéis cuánto vale eso en Ebay?
-No, ¿y tú?-se burló Sam.
De repente le entró un ataque de tos. Ayden se levantó de la silla y le dio unos golpecitos en la espalda para ayudar a calmarlo. Sam cogió un papel y se lo llevó a los labios, Ayden vio claramente como unas gotitas de líquido rojo habían manchado el pañuelo, inmediatamente, el chico lo arrugó en una bola y lo lanzó en la papelera...
-Al parecer, no soy la única que le está ocultando cosas a Dean...-Sam la fulminó con la mirada.
-¿Qué estáis tramando vosotros dos?-dijo el primogénito alegremente al llegar a la mesa donde estaban sus hermanos. Sam volvió a abrir el portátil y le explicó el caso.
* * *
Ayden aguardaba apoyada en Impala mientras Sam y Dean realizaban las preguntas pertinentes al marido de la última víctima. Ella era demasiado joven como para hacerse pasar por agente del FBI, a veces, cuando los chicos necesitaban su apoyo, Ayden se hacía pasar por estudiante universitaria interesada, reportera local o investigadora junior. En otras ocasiones entraba en la casa para buscar pistas mientras sus hermanos mantenían ocupados a los dueños. Ese día, la joven había preferido aguardar fuera, no tenía el cuerpo para casos de órganos licuados, hacía mucho tiempo que no hablaba con Cas, desde lo de Samandriel, y aunque se había prometido a si misma que se había acabado, de que ese ya no era su ángel, de que había muerto... Había alguien por allí con la cara de Castiel que la tenía preocupada. Dean dio un portazo al salir de la casa, seguido por Sam y Ayden volvió al mundo real.
-Ponte la ropa de empollona, Ayden-ordenó su hermano mayor-alguien está cazando demonios...
-El marido de Anne Morton, la última víctima-aclaró Sam-dice que la vio con los ojos totalmente negros el día antes de morir...
-Y aunque me alegre de ello, debemos llegar hasta el fondo de este asunto y averiguar quién y por qué se está cargando a los cachorros de Crowley...
Después de interrogar a las familias de las otras víctimas, los hermanos Winchester se dirigieron hacia la casa de Wendy Rice, la vecina de los Morton y la última persona que vio a Anne con vida. Ayden caminaba unos pasos por detrás de los chicos, había sustituido sus vaqueros rotos y sus camiseta de tirantes por una falda larga de pana, una camisa y un chaleco. Se había colocado una cinta en el pelo y unas gafas de pasta. En los pies llevaba unos incómodos zapatos ortopédicos que la hicieron tropezar mientras subían las escaleras del porche. Sam llamó la puerta y en unos instantes abrió una mujer mayor, vestida con colorida ropa deportiva y rulos en el cabello castaño canoso. Tenía el rostro de ratón y unos pequeños y curiosos ojos grises examinaban cada centímetro de los recién llegados, y devoraban a Sam a húmedos bocados. Ayden tuvo que esforzarse para aguantarse las náuseas. Un escalofrío le recorrió la espina dorsal y se le aceleró el ritmo cardíaco, algo empezaba a oler mal:
-¿Wendy Rice?-preguntó Sam, mientras la señora asentía con la cabeza- Soy el agente especial Lynne, del FBI y este es mi compañero: el agente especial Tandy. Nos acompaña la reportera Louis Lane, del Indiana News, ¿podemos hacerle unas preguntas sobre su vecina, Anne Morton?
-Por supusto, pasad, pasado adentro...
La señora Rice les sirvió café, pero nada más acercárselo a los labios, a Ayden le entraron ganas de vomitar. Sentía una increíble sensación de malestar general, la cabeza le daba vueltas y tenía una extraña sensación de vértigo. Sentía el estómago cerrado y todo lo que intentaba comer le provocaba incómodas nauseas. Sam se percató del malestar que sentía Ayden, pero ella era una Winchester y tenía el lindar del dolor demasiado alto como para decir a sus hermanos que "no se encontraba bien". Wendy Rice explicó a los chicos que Anne Morton había estado investigando los antepasados del pueblo y que ella, gracias a su doctorado, era la única que conservaba un mapa antiguo de la villa, al parecer, buscaba unos huertos de árboles frutales que habían "desaparecido".
-¿Como desaparece un huerto lleno de árboles?-se preguntaba Dean en voz alta, aunque nadie le respondió.
-¿Tenían algo de especial esos frutales?-interrogó Sam.
-Lo cierto es que no lo se. Pero el ayudante de Anne va a venir a recoger este mapa en cualquier momento, ha llamado esta mañana y al parecer y a pesar de todo, siguen interesados en continuar con la investigación-el sonido del timbre sobresaltó a la señora mayor, su mano temblorosa derramó unas gotas de café por sus muslos y la moqueta-Debe de ser él...
Pero cuando Wendy Rice fue a abrir la puerta, no se encontró con un joven universitario que intentaba ayudar, sino con tres hombretones de ojos negros que la dejaron inconsciente de un solo puñetazo y se lanzaron hacia los Winchester. Dean acabó rápido con el suyo, atravesándolo con el cuchillo de Ruby. A pesar de su altura y corpulencia, Sam no estaba en sus plenas facultades y el segundo demonio lo tumbó de una patada en el abdomen, Ayden se abalanzó sobre él para defender a su hermano. El ser demoníaco y la joven forcejearon en el suelo unos instantes, el hombre era mucho más fuerte que la muchacha y a pesar de la resistencia que oponía ella, no pareció tener varias dificultades para agarrarla del cuello y apretar. Ayden ahogó un grito y cuando se le empezaba a nublar la visión observó como una gabardina volaba delante de ella y con una luz cegadora le freía el cráneo a su agresor. Cuando Ayden pudo volver a ver con claridad se encontró con la imponente figura de Castiel delante de ella, ofreciéndole una mano para levantarse. Dean había intentado atrapar al tercer demonio, pero este había escapado de su recipiente y se había metido en el cuerpo de Wendy Rice, el ángel la tenía sujeta por el pelo. Dean contemplaba la escena perplejo, detrás de él. Ayden rechazó bruscamente la mano de Castiel y se arrastró por el suelo hasta topar con las piernas de Sam, que ya se había levantado y la ayudó a incorporarse...
-Castiel...-susurró su hermano más joven, sujetándola aún por los hombros- ¿Has sido tú el que ha estado matando estos demonios?
* * *
El ángel contó a los Winchester (influenciado por Naomi) que estaba buscando las criptas de Lucifer, donde se ocultaba un pergamino con un códice capaz de traducir la Piedra de los Demonios sin la ayuda de Kevin. Desgraciadamente, muy pocos eran los demonios que habían visto las criptas con sus propios ojos y tanto a Cas como a los secuaces de Crowley les estaba costando más de la cuenta dar con la ubicación exacta, por ese motivo los demonios estaban poseyendo a personas que podrían tener algún conocimiento sobre las Criptas.
-El otro demonio ha escapado. He atado a este en la cocina, bajo una trampa de demonios-sentenció el ángel-Voy a interrogarlo.
-¿Has estado cazando demonios sin nosotros?-se molestó Dean-Podrías haber llamado, te hubiesemos ayudado...
-Es mi misión proteger al Cielo, no la vuestra Dean...-Castiel frunció el ceño. Su voz sonaba tan firme, tan segura de si mismo.-Ahora, voy a interrogar al demonio que ha poseído a la señora del cabello raro.
Castiel se marchó a la cocina y cerró la puerta tras de si. Ayden se levantó del sofá y miró a los ojos a sus dos hermanos.
-Algo va mal...
-¿De qué estás hablando?-preguntó Sam
-Ese no es Cas... Quiero decir, si lo es, pero no es del todo Cas...
-Ayden, no te estamos entendiendo...-aclaró Dean-Si que es cierto que desde que salió del Purgatorio no ha sido el mismo... pero es normal, ya has visto lo que hace ese lugar con las personas...
-No me fío de él, Dean. Algo raro le está ocurriendo...
-Chicos, soy un ser celestial-gritó Cas desde el otro lado de la puerta-puedo escuchar todo lo que decís.
* * *
En la cocina, Wendy Rice intentó matar con de asco a Sam, cuando le contó todo lo que esa señora pensaba acerca del cuerpo del joven Winchester. Ayden no había sentido tanto miedo de Castiel desde que lo conocía, se aferraba a la pierna de Sammy con todas sus fuerzas, mientras veía como el ángel apuñalaba las manos del demonio, sin piedad alguna, hasta sacarle la información que necesitaba. Ayden cerraba los ojos con fuerza, su hermano percibió su dolor y la acurrucó junto a su cuerpo, acariciándole la espalda, pero no podía parar de mirar.
Dean se cabreó con Cas cuando asesinó al ser sin dejarle terminar de contar todo lo que sabía. Se enteraron de que tenían un rehén que conocía la ubicación de las criptas en el Motel Murray, a las afueras del pueblo. Castiel se esfumó de inmediato y los chicos tuvieron que seguirlo a toda prisa en el Impala. La razón por el apuñalamiento sin piedad fue causada por Naomi, ya que el demonio estuvo a punto de desvelar la naturaleza del auténtico motivo por el cual buscaban las criptas...
Cuando los Winchester llegaron al Motel Murray, Castiel ya había destrozado a todos los demonios que se habían interpuesto en su camino. Señaló una puerta al fondo:
-El rehén está allí.
Los tres hermanos se acercaron despacio, Dean echó la puerta a bajo de una patada. Ayden se quería morir allí mismo, "lo que faltaba", pensó para si "sin duda esto ya no puede ir peor: Meg".
-¿No sois un poco mayores para jugar a la Guerra de las Galaxias?-preguntó la siempre muy irónica Meg, cubierta de moratones y heridas y con una larga melena rubia.
Si había un demonio que Ayden odiase tanto como al mismísimo Lucifer es era Meg Masters. Siempre flirteando con Castiel, menospreciándola. Ella era un chica mala, sexy, segura de si misma... La hacía sentir mal, fea, odiar su cuerpecito de niña, su rostro inocente. Ayden era tímida, insegura, nunca había tenido amigos, ni había sentido nada especial por alguien hasta que Cas apareció en su vida. Pero a él le gustaba Meg, era una "chica mala", algo que ella jamás conseguiría ser. Recordó cuando tuvo que hacerse paso entre perros del Infierno para salvar a sus hermanos, Ayden temía a esas bestias con toda su alma, era lo que más temía en el mundo, pero se enfrentó a ellas, tenía que hacerlo para salvar a Dean, a Sam y a Cas... Y cuando abrió la puerta, agotada, herida y ensangrentada, la descubrió besándolo. Cayó de rodillas, estaba devastada, quería morirse... Sus palabras resonaban en su mente:
-No mires esto rizitos de oro, el cine para adultos no es adecuado para menores...
Después de aquel beso, Ayden reunió el valor necesario como para confesar a Castiel lo que sentía por él, y a pesar de que al principio él la correspondía, después de todo lo que había pasado deseaba no haberlo hecho, y seguir viviendo su romance en secreto.
Un escalofrío de rabia le recorrió la espina dorsal, ya no sentía nada por Cas (o eso creía) pero la ira que el Purgatorio había despertado en ella, seguía hirviéndole en la sangre. Dejó que su cuchillo resbalase por su manga hasta empuñarlo con la mano derecha (tal y como hacía Castiel), el ángel se percató de las intenciones de la joven. Se abalanzó sobre Meg, con un grito de guerra y el cuchillo en alto, Cas empujó a Sam a un lado para abrirse paso y la demonio se tapó la cara con las manos. Castiel agarró a Ayden por la espalda, ella se sacudió con fuerza para intentar librarse del abrazo del ángel.
-¡Ayden detente!-le ordenó ante la atónita mirada de Dean y Sam que se quedaron sin palabras ante la inesperada y violenta acción de su hermanita.
Los chicos sentaron a Meg en una cama mientras Cas intentaba calmar a la joven, pero ella se negaba a escucharlo:
-Es un demonio Cas, debe morir-protestó ella
-Es la única pista que tenemos sobre la ubicación de las criptas Ayden, no se de donde sacas ese odio contra Meg, pero es nuestra amiga, siempre nos ha ayudado...
-Esas palabras jamás saldrían de la boca del Cas que conozco... ¿Se puede saber que diablos te ocurre?
-No me pasa nada, Ayden... Estoy perfectamente.
-No es cierto...-dijo ella aguantándose las lágrimas.
Castiel le arrebató el cuchillo de la mano, Ayden tenía mucho apego a esa arma, se la había dado Gabriel en su último aliento, a pesar de todo, él era bueno y lo recordaba con cariño...
-Me quedaré con esto hasta que aprendas a controlarte-la regañó el ángel.
-Haz lo que te de la gana-lo empujó bruscamente y se reunió con Sam y Dean.
-¿Estáis seguros de qué podéis dejar al chucho sin correa?-dijo Meg al verla acercarse. La joven no respondió.
-Te has cambiado el color de pelo...-dijo Dean para romper el silencio incómodo que se había formado ante la llegada de Ayden.
-Gracias por fijarte, Dean.-ironizó la demonio-Esto también fue idea de Crowley, al principio no sabía porque, pero ahora ya lo voy captando...-Meg fulminó a Ayden con la mirada, la joven apartó la vista y se acarició el cabello rubio... Se confirmaba la teoría de Dean de que el Rey del Infierno tenía una fijación especial con su hermana.
Meg contó que gracias a su posición junto a Ojos Amarillos, había visitado las criptas tiempo atrás, y que estaba despistando a los demonios de Crowley con pistas falsas alegando que el paso del tiempo había influido en el lugar donde se hallaban los tesoros del Arcángel. Mayor fue la sorpresa de todos (incluido Castiel) cuando Meg rebeló que los demonios estaban buscando la Piedra de los Ángeles, y accedió a guiar al equipo hacia la Cripta donde se encontraba.
* * *
-Nos ha mentido-dijo Ayden enfadado cerrando el portátil de Sam de un golpe. El chico se sobresaltó-¿Una tabla de los ángeles? ¿Cómo no nos hemos dado cuenta antes?
Los tres hermanos habían conseguido estar a solas un momento en la casa de los Morton. Estaban reunidos ante una mesa, hojeando en el ordenador de Sam. Habían dejado que Meg investigase el antiguo mapa de Anne Morton, y ahora bebía en el sofá junto con Cas mientras los cazadores intentaban averiguar como llegar a la ubicación que había señalado Meg. Ayden por fin se había desecho de sus ropas de "empollona" y se había puesto unos vaqueros y unas botas militares. En la parte de arriba llevaba una camiseta de tirantes negra y una cazadora gris. Se recogió el pelo en una coleta sobre la nuca, dejando que un par de mechones le resbalasen por la frente y le acariciasen las mejillas.
-En parte lo entiendo-le excusó Sammy-si la Piedra de los Demonios puede cerrar el Infierno, imagínate que puede hacer la de los ángeles...
-Eso no es excusa para engañarnos...-sentenció Dean-y hablando de excusas, ¿cuál es la tuya Ayden? ¿por qué te has comportado de esa manera con Meg, en el motel?
Ayden se sonrojó avergonzada y echó la vista a bajo mientras movía un pie inquieto y se metía las manos en los bolsillos. Dean se acercó a ella, se arrodilló y le acarició las mejillas para que le mirase a la cara. En pocas ocasiones Dean se comportaba de ese modo con ella, siempre era muy protector y cariñoso con ella, pero el comprensivo era Sam, el sensible, al que podía contarle cualquier cosa, pero a veces Ayden no necesitaba un hermano, necesitaba un padre, y Dean tenía que actuar como tal:
-Se que no soportas a Meg... pero la necesitamos, Ayden ¿lo comprendes?-Ayden asintió entre lágrimas y entrelazó sus manos con Dean-Creía que ya no sentías nada por Cas, no se porque te has comportado así...
-Es el Purgatorio Dean...-mintió la joven- me ha hecho algo...
Su hermano la conocía lo suficientemente bien como para saber que no le estaba contando la verdad, pero no quería presionarla, ya se lo contaría a su debido tiempo. Había sufrido demasiado en el último año... Luego miró a Sam, él tampoco estaba bien y si sus hermanos estaban mal, Dean Winchester estaba aún peor...
-Voy a cargar el coche-dijo a su hermana dándole unos golpecitos en el hombro-Dile a Megstiel que nos vamos...
* * *
-Cuando todo esto termine pediremos una pizza y moveremos algunos muebles... No se si me entiendes-Cas sonrió avergonzado ante la propuesta de Meg-Oh, Ayden ¿querías algo?
-Ya nos vamos...-respondió la joven con el corazón roto y se retiró de la habitación a toda prisa. Meg observó como Cas la seguía con la mirada...
-Oye, solo por curiosidad... Siempre ha habido una cosa rara entre tu y esa chica... ¿Al final ocurrió algo entre vosotros? ¿Te cautivó con sus encantos salvajes y le hiciste el amor en una cueva después de bañaros en las aguas termales?-Castiel no comprendió la metáfora de Meg-¿Que si sigues enamorado de ella?-le aclaró.
Castiel no respondió.
* * *
-Este es el plan-anunció Dean mientras caminaban hacia el edifico abandonado que ocultaba la Cripta de Lucifer. Cas y yo entramos y Sam y Ayden se quedan fuera para vigilar a los lacayos de Crowley...
-¿Y yo qué?-protestó la demonio
-Cállate Meg-ordenaron los tres hermanos al unísono.
-No vas a entrar ahí solo, Dean-protestó Sam.
-No estará solo...-respondió Cas-Sería conveniente que Ayden nos acompañase también, es más sensible a los objetos celestiales que el resto de vosotros.
Se detuvieron delante del edificio.
-Está bien-aceptó Dean de mala gana-pero no quiero que se separe ni un palmo de mi. Y devuelve su cuchillo.
Castiel se sacó el arma de la gabardina y se la tendió a Ayden, ella la agarró por el puño, rozando los dedos del ángel, la sostuvieron juntos durante un instante, sosteniéndose las miradas repletas de orgullo, y después la joven se lo colgó del cinturón. El cuchillo complementaba como al trabuco que llevaba colgado en la espalda que constituía su arma favorita.
-¿Se supone que ahora debo salir corriendo?
-Cállate Meg.-ordenaron de nuevo
-¿Y qué hay de mi?
-Tú te quedas Sam...-tanto él como Ayden protestaron la decisión de Dean, pero el primogénito se mantuvo firme-Vi la sangre en el pañuelo Sam, no soy idiota, se que no estás bien... También se que Ayden tiene mareos y jaquecas y que apenas ha comido en días. No estáis bien hermanos: la prueba acabó contigo Sam y hay algo en esa cosa angelical que Ayden tiene dentro que no está bien...
-Dean, estoy...-intentó protestar Ayden.
-Ya hablaremos de esto luego...-Y Cas, Ayden y Dean entraron en el edificio.
-Dean tiene razón-intervino Cas-hasta yo lo siento Sam, estás dañado de una manera que ni yo puedo curar... Te quedarás aquí y protegerás a Meg.
-¿Quién dice que yo necesito protección?
-Desde que fuiste secuestrada y torturada durante más de un año...
-Touché. ¿Pero... y por qué no me proteges tú?
Castiel lanzó una mirada de añoranza a Ayden.
-Porque yo debo cuidar de ella.
-Antes moriría...-Ayden se abrió paso entre Cas y Meg y avanzó por la puerta del edificio. Dean la siguió.
* * *
-¿A qué te refieres con que Sam está muy dañado?-interrogó Dean una vez los tres avanzaban en fila por el estrecho y oscuro pasillo de cemento.
-Está dañado a un nivel subatómico Dean, es difícil de explicar...-Castiel intentaba evitar el tema.
-¿Y qué sucede con Ayden? ¿Por qué se encuentra tan mal?
La joven avanzaba la primera y decidió mantenerse ajena a las conversaciones entre el ángel y su hermano.
-No lo se Dean, no lo se...
El auténtico motivo por el cual, Ayden se encontraba tan mal era porque el control que Naomi estaba ejerciendo sobre Cas estaba causando estragos en el Vínculo, Castiel no estaba bien, y era la manera que tenía su cuerpo de advertirle que algo estaba hiendo mal en su otra mitad.
-¡Chicos! Este muro está hueco-gritó la muchacha dando golpecitos con el puño al muro de piedra.
* * *
Entraron en la cripta y los tres se pusieron a investigar la cantidad de objetos extraños que albergaba. Ayden se percató enseguida de una caja sobre una especie de altar, que la llamaba, se sentía atraída por ella, ya había sentido eso antes, cuando estaba con Kevin... pero no dijo nada, espero a que Cas (influenciado todo el rato por Naomi) hiciese algo.
-Está ahí...-dijo finalmente el ángel señalando la caja-es el único objeto que está protegido contra los ángeles.
Dean tomó la caja con ambas manos y la dejó sobre una mesa, Cas y Ayden se acercaron. El primogénito tuvo la intención de abrirla, pero su hermana lo detuvo:
-Lo haré yo, sabemos la energía que desprende esta cosa... Cas no puede tocarla porque está protegida, pero yo soy inmune a la fuerza celestial que a ti podría freírte los ojos en un instante.
Dean no puso objeción en que Ayden abriese la caja. Se tomó su tiempo para examinar las runas de la tapa, sus dedos finos inspeccionaron con delicadeza cada esquina y los broches de abertura. A Naomi se le hacía la boca agua, el momento había llegado... Finalmente, la joven abrió el contenedor y extrajo un trozo de piedra polvorienta, en seguida notó la fuerza y la energía que desprendía y la pegó contra su pecho, protegiéndola. Castiel se la comía con la mirada...
-Dámela Ayden...-ordenó-Tengo que llevarla al Cielo.
Ayden retrocedió unos pasos y buscó el contacto de Dean, que le agarró la mano con fuerza. Ambos estaban muy asustados:
-Se la llevaremos a Kevin, para que la traduzca...-dijo ella algo insegura.
-Estupendo, yo se la llevaré al profeta...-su tono de voz era frío y metálico, definitivamente lo habían perdido.
-Habíamos pensado ir nosotros-intervino Dean-así le llevamos provisiones y le echamos un vistazo...
-Yo puedo llevarle las provisiones...-algo en sus ojos provocaba que Ayden quisiese huir de allí a toda prisa, coger a los chicos y a la piedra y refugiarse en la seguridad de su búnker...
-¡Ahora!-gritó Naomi en la mente de Cas.
-¡Debe de haber otro modo!-protestó la poca cordura que quedaba de él.-No quiero hacerle daño a Ayden... La... la amo... -incluso él mismo se sorprendió ante aquella valiente confesión
-¡Lo has hecho millones de veces, Castiel! ¡Hazlo ahora, no tienes opción!
Ayden se volvió hacia Dean con el rostro desencajado de terror.
-Corre-le ordenó.
Pero fue demasiado tarde, Castiel lanzó un fuerte puñetazo contra ellos que Ayden detuvo usando la piedra como escudo. Una onda expansiva de energía les golpeó en la cara como una ráfaga de viento. Dean se interpuso entre Ayden y el ángel e intentó razonar con él a pesar de los gritos de insistencia de Ayden de que se colocase tras ella.
-Cas, lucha-gritó Dean-este no eres tú, por favor, lucha...
Castiel dejó inconsciente a Dean agarrándole la cabeza y estampándose la contra el suelo. Un charco de sangre le manchó los zapatos, y ahora tenía vía libre para ocuparse de Ayden y se la Piedra. La joven se defendió usando la tableta como escudo, con cada golpe se iban abriendo más y más grietas. Finalmente, un fuerte golpe consiguió que la muchacha soltase la piedra. Castiel la alzó por el cuello y la tiró contra el suelo, después intentó agarrar la tableta, pero Ayden se arrastró por el suelo hasta llegar a ella, el golpe le había soltado la coleta y los cabellos rubios le caían alrededor de la cara, ensangrentada por una herida en la sien.
-No vas a llevarte esta tableta Cas...-se sentó sobre sus rodillas, delante de la tableta.
El ángel agarró a la indefensa Ayden por el cuello de la cazadora y empezó a golpeare la cara, llenándola de moratones y heridas, ella lloraba, pero no le suplicaba, aguantaba un puñetazo tras otro, mientras sentía como le invadía el dolor y como se le nublaba la vista. Un fuerte puñetazo la tumbó de nuevo, ella se arrastró hacia él y le tiró de la gabardina para incorporarse, él ya tenía el cuchillo en la mano apuntando hacia ella, le agarró la mano para usarla como apoyo, él notó como su piel se manchaba con el líquido rojo que le cubría el cuerpo y le miró con los ojos llenos de lágrimas:
-Cas, no me mates, por favor no me mates, te lo suplico...-le rogó-si necesitas que muera por ti pídemelo, si mi muerte te libera de esta tortura solo tienes que pedírmelo, pídemelo Cas y moriré por ti... ¡Hazlo de una vez!-le suplicó tirándole de la gabardina-¡Hazlo, maldito cobarde, hazlo!
Castiel tiró el cuchillo al suelo y le acarició al mejilla a la joven, ella le sostuvo el brazo, asustada. Se agachó a la altura de Ayden, la ayudó a incorporarse todo lo que pudo, sosteniéndola entre sus brazos. Ella le rodeó el cuello con los suyos y apoyó la cabeza sobre su hombro, le dolía todo el cuerpo, cualquier movimiento le hacía retorcerse de dolor...
-No puedo Ayden... No puedo hacerlo...-dijo él al borde del llanto-Lo siento mucho... pero no puedo.
-Te quiero Cas...-le susurró al oído. A él se le encogió el corazón al oírla decir esas palabras, quería responder que él también sentía lo mismo, pero el nudo que se le había hecho en la garganta no le dejaba pronunciar ninguna palabra, aunque tenía la sensación de que ella ya lo sabía... Castiel tomó la piedra entre sus manos, sin soltar a Ayden y ambos se la observaron unos instantes antes de compartir una mirada cómplice y dejarla caer al suelo mientras una luz azul inundaba la estancia.
Cuando Dean recuperó la conciencia se encontró a ambos fundidos en un abrazo, dándose caricias y mirándose enamorados.
Cas y Ayden contaron a Dean lo que había sucedido:
-Entonces esa tal Naomi ha estado controlándote todo el tiempo, desde que saliste del Purgatorio-Castiel asintió-y Ayden se encontraba mal porque sabía que te estaba pasando algo malo...
-Exacto.-asintió ella.
-¿Y ahora cuál es el siguiente paso?
-Yo, yo...lLo siento mucho chicos...-tartamudeó Castiel mirando la tableta apenado, después miró a Ayden, sus ojos le sonreían y él la estrechó contra su pecho-no lo se, solo se que debo proteger esto...
-¿De Naomi?-preguntó Dean.
Castiel volvió a mirar a Ayden y a la tableta de nuevo:
-Y de vosotros-y desapareció.
En ese momento entró Sam a la cripta, advirtiendo de que Crowley les pisaba los talones. A pesar de que los había curado, Ayden aun estaba dolorida y no podía correr.
-¿Puedes cargar a Ayden?-preguntó Dean a Sam. El hermano más joven asintió-Estupendo, yo te cubriré.
Salieron huyendo de la cripta y se metieron en el Impala. Sam acomodó lo más deprisa que pudo a Ayden en el asiento de atrás y Dean apretó el acelerador. Los dos hermanos más jóvenes miraron atrás por última vez y la que vieron fue a Crowley clavar un puñal en el cuello de Meg... y el lado más oscuro de Ayden no pudo evitar sonreír ante ello.
Ayden caminaba lentamente por un túnel oscuro, apenas podía ver más allá de sus propios pies. Andaba con las manos pegadas a la pared de piedra negra, deslizando los pies para tantear mejor el terreno. Se detuvo en seco al escuchar un chirrido y se tragó el gemido que le subía por la garganta. Se llevó la mano al trabuco que le colgaba en la espalda y lo cargó con un fuerte chasquido y se deslizó en silencio hasta la esquina. Suspiró hondo y rezó para que el instinto no le traicionase. Cerró los ojos y aguardó hasta el momento adecuado que saltó con un grito de guerra hacia la figura que se acercaba. No distinguió hasta el último instante al corpulento hombre que la agarró por las muñecas y la obligó a soltar el arma. Le apretaba mucho y no pudo reprimir un aullido de dolor, pero en la escasa luz pudo distinguir dos tristes y familiares ojos azules:
-¿Castiel?-susurró, pero él hizo caso omiso y dejó caer el cuchillo por la manga de la gabardina hasta llegar a empuñarlo. Ayden se levantó y le agarró por la solapa del abrigo-¿Cas, qué estás haciendo? ¡Soy yo Ayden! Guarda eso por favor y vayámonos a casa. Te quiero ¿vale? Vayámonos de aquí para estar juntos de nuevo ¿de acuerdo?
El ángel alzó el cuchillo y apuntó directamente a su pecho, dudo un instante, una milésima de segundo, pero finalmente la apuñaló sin piedad en el corazón.
-Cas...-susurró ella mientras la boca se llenaba de sangre y caía al suelo estrepitosamente. Castiel la miró sin expresión alguna, sin sentimientos, sin ningún tipo de remordimiento ni cargo de conciencia. Solo había hecho su trabajo, su misión, aquello por lo que había sido creado. Las luces se encendieron y alrededor del ángel aparecieron un montón de cuerpos de Ayden Winchester ensangrentados. El ángel se volvió en dirección a los tacones que resonaban alrededor de toda la estancia. Naomi se plantó delante de él, con una sonrisa llena de satisfacción:
-Estás listo.-anunció
* * *
-Te digo yo que a Cas le pasa algo... Está muy raro desde que volvimos del Purgatorio-susurró Ayden a Sam que parecía estar excesivamente ocupado con su portátil como para prestarle atención.
Ambos estaban sentados en una de las mesas de la biblioteca de su recién estrenado bunker. En la otra punta de la habitación, Dean había revuelto unos cajones y se entretenía inspeccionando los artilugios que habían dejado los Hombres de Letras. La joven lo miró de reojo...
-Ayden-suspiró por fin Sam-estamos hablando de Castiel, ¿cuando se ha comportado de una manera normal?
-Estoy hablando en serio, Sam-se molestó ella-lo vi asesinar a Samandriel... a sangre fría... -Ayden consiguió captar la atención de su hermano-No le atacó, ni siquiera podía moverse, intentaba decirle algo, pero Cas... lo apuñaló, así sin más...
Sam cerró el portátil y acercó su rostro al de la joven:
-¿Estás de broma? ¿Y por qué no nos lo dijiste antes?-Ayden le hizo una seña para que bajase la voz-¿Y por qué no puede enterarse Dean?
-Porque ya sabes como es Dean... Está muy preocupado por ti, Sam, hace unas noches le escuché rezarle, pedirle que te protegiese. No es momento para meterle aún más problemas en la cabeza, si es que me creyera, lo más probable es que, si se lo cuento, me dirá que son imaginaciones mías, y que solo quiero captar su atención para que todo vuelva a ser como antes...
Ambos hermanos se mantuvieron en silencio un instante.
-¿Le echas de menos, verdad?
-No estamos hablando de eso, Sam... Lo nuestro-Ayden respiró profundamente y sintió como se le hacía un nudo en la garganta-lo nuestro terminó el día que se tragó a Dick Roman y compañía.
-¡Eh chicos!-llamó Dean desde la otra punta de la sala, agitando el brazo derecho, con el que sostenía una revista antigua y amarillenta-¡Al parecer esos Hombres de Letras no son tan aburridos como creíamos! He encontrado una primera edición de Bellezas Asiáticas, ¿sabéis cuánto vale eso en Ebay?
Las pruebas para cerrar las puertas del Infierno han dañado profundamente el cuerpo de Sam |
De repente le entró un ataque de tos. Ayden se levantó de la silla y le dio unos golpecitos en la espalda para ayudar a calmarlo. Sam cogió un papel y se lo llevó a los labios, Ayden vio claramente como unas gotitas de líquido rojo habían manchado el pañuelo, inmediatamente, el chico lo arrugó en una bola y lo lanzó en la papelera...
-Al parecer, no soy la única que le está ocultando cosas a Dean...-Sam la fulminó con la mirada.
-¿Qué estáis tramando vosotros dos?-dijo el primogénito alegremente al llegar a la mesa donde estaban sus hermanos. Sam volvió a abrir el portátil y le explicó el caso.
* * *
Ayden aguardaba apoyada en Impala mientras Sam y Dean realizaban las preguntas pertinentes al marido de la última víctima. Ella era demasiado joven como para hacerse pasar por agente del FBI, a veces, cuando los chicos necesitaban su apoyo, Ayden se hacía pasar por estudiante universitaria interesada, reportera local o investigadora junior. En otras ocasiones entraba en la casa para buscar pistas mientras sus hermanos mantenían ocupados a los dueños. Ese día, la joven había preferido aguardar fuera, no tenía el cuerpo para casos de órganos licuados, hacía mucho tiempo que no hablaba con Cas, desde lo de Samandriel, y aunque se había prometido a si misma que se había acabado, de que ese ya no era su ángel, de que había muerto... Había alguien por allí con la cara de Castiel que la tenía preocupada. Dean dio un portazo al salir de la casa, seguido por Sam y Ayden volvió al mundo real.
-Ponte la ropa de empollona, Ayden-ordenó su hermano mayor-alguien está cazando demonios...
-El marido de Anne Morton, la última víctima-aclaró Sam-dice que la vio con los ojos totalmente negros el día antes de morir...
-Y aunque me alegre de ello, debemos llegar hasta el fondo de este asunto y averiguar quién y por qué se está cargando a los cachorros de Crowley...
Después de interrogar a las familias de las otras víctimas, los hermanos Winchester se dirigieron hacia la casa de Wendy Rice, la vecina de los Morton y la última persona que vio a Anne con vida. Ayden caminaba unos pasos por detrás de los chicos, había sustituido sus vaqueros rotos y sus camiseta de tirantes por una falda larga de pana, una camisa y un chaleco. Se había colocado una cinta en el pelo y unas gafas de pasta. En los pies llevaba unos incómodos zapatos ortopédicos que la hicieron tropezar mientras subían las escaleras del porche. Sam llamó la puerta y en unos instantes abrió una mujer mayor, vestida con colorida ropa deportiva y rulos en el cabello castaño canoso. Tenía el rostro de ratón y unos pequeños y curiosos ojos grises examinaban cada centímetro de los recién llegados, y devoraban a Sam a húmedos bocados. Ayden tuvo que esforzarse para aguantarse las náuseas. Un escalofrío le recorrió la espina dorsal y se le aceleró el ritmo cardíaco, algo empezaba a oler mal:
-¿Wendy Rice?-preguntó Sam, mientras la señora asentía con la cabeza- Soy el agente especial Lynne, del FBI y este es mi compañero: el agente especial Tandy. Nos acompaña la reportera Louis Lane, del Indiana News, ¿podemos hacerle unas preguntas sobre su vecina, Anne Morton?
-Por supusto, pasad, pasado adentro...
La señora Rice les sirvió café, pero nada más acercárselo a los labios, a Ayden le entraron ganas de vomitar. Sentía una increíble sensación de malestar general, la cabeza le daba vueltas y tenía una extraña sensación de vértigo. Sentía el estómago cerrado y todo lo que intentaba comer le provocaba incómodas nauseas. Sam se percató del malestar que sentía Ayden, pero ella era una Winchester y tenía el lindar del dolor demasiado alto como para decir a sus hermanos que "no se encontraba bien". Wendy Rice explicó a los chicos que Anne Morton había estado investigando los antepasados del pueblo y que ella, gracias a su doctorado, era la única que conservaba un mapa antiguo de la villa, al parecer, buscaba unos huertos de árboles frutales que habían "desaparecido".
-¿Como desaparece un huerto lleno de árboles?-se preguntaba Dean en voz alta, aunque nadie le respondió.
-¿Tenían algo de especial esos frutales?-interrogó Sam.
-Lo cierto es que no lo se. Pero el ayudante de Anne va a venir a recoger este mapa en cualquier momento, ha llamado esta mañana y al parecer y a pesar de todo, siguen interesados en continuar con la investigación-el sonido del timbre sobresaltó a la señora mayor, su mano temblorosa derramó unas gotas de café por sus muslos y la moqueta-Debe de ser él...
Pero cuando Wendy Rice fue a abrir la puerta, no se encontró con un joven universitario que intentaba ayudar, sino con tres hombretones de ojos negros que la dejaron inconsciente de un solo puñetazo y se lanzaron hacia los Winchester. Dean acabó rápido con el suyo, atravesándolo con el cuchillo de Ruby. A pesar de su altura y corpulencia, Sam no estaba en sus plenas facultades y el segundo demonio lo tumbó de una patada en el abdomen, Ayden se abalanzó sobre él para defender a su hermano. El ser demoníaco y la joven forcejearon en el suelo unos instantes, el hombre era mucho más fuerte que la muchacha y a pesar de la resistencia que oponía ella, no pareció tener varias dificultades para agarrarla del cuello y apretar. Ayden ahogó un grito y cuando se le empezaba a nublar la visión observó como una gabardina volaba delante de ella y con una luz cegadora le freía el cráneo a su agresor. Cuando Ayden pudo volver a ver con claridad se encontró con la imponente figura de Castiel delante de ella, ofreciéndole una mano para levantarse. Dean había intentado atrapar al tercer demonio, pero este había escapado de su recipiente y se había metido en el cuerpo de Wendy Rice, el ángel la tenía sujeta por el pelo. Dean contemplaba la escena perplejo, detrás de él. Ayden rechazó bruscamente la mano de Castiel y se arrastró por el suelo hasta topar con las piernas de Sam, que ya se había levantado y la ayudó a incorporarse...
-Castiel...-susurró su hermano más joven, sujetándola aún por los hombros- ¿Has sido tú el que ha estado matando estos demonios?
* * *
El ángel contó a los Winchester (influenciado por Naomi) que estaba buscando las criptas de Lucifer, donde se ocultaba un pergamino con un códice capaz de traducir la Piedra de los Demonios sin la ayuda de Kevin. Desgraciadamente, muy pocos eran los demonios que habían visto las criptas con sus propios ojos y tanto a Cas como a los secuaces de Crowley les estaba costando más de la cuenta dar con la ubicación exacta, por ese motivo los demonios estaban poseyendo a personas que podrían tener algún conocimiento sobre las Criptas.
Naomi está controlando la mente de Castiel y adiestrándolo para matar a los Winchester |
-El otro demonio ha escapado. He atado a este en la cocina, bajo una trampa de demonios-sentenció el ángel-Voy a interrogarlo.
-¿Has estado cazando demonios sin nosotros?-se molestó Dean-Podrías haber llamado, te hubiesemos ayudado...
-Es mi misión proteger al Cielo, no la vuestra Dean...-Castiel frunció el ceño. Su voz sonaba tan firme, tan segura de si mismo.-Ahora, voy a interrogar al demonio que ha poseído a la señora del cabello raro.
Castiel se marchó a la cocina y cerró la puerta tras de si. Ayden se levantó del sofá y miró a los ojos a sus dos hermanos.
-Algo va mal...
-¿De qué estás hablando?-preguntó Sam
-Ese no es Cas... Quiero decir, si lo es, pero no es del todo Cas...
-Ayden, no te estamos entendiendo...-aclaró Dean-Si que es cierto que desde que salió del Purgatorio no ha sido el mismo... pero es normal, ya has visto lo que hace ese lugar con las personas...
-No me fío de él, Dean. Algo raro le está ocurriendo...
-Chicos, soy un ser celestial-gritó Cas desde el otro lado de la puerta-puedo escuchar todo lo que decís.
* * *
En la cocina, Wendy Rice intentó matar con de asco a Sam, cuando le contó todo lo que esa señora pensaba acerca del cuerpo del joven Winchester. Ayden no había sentido tanto miedo de Castiel desde que lo conocía, se aferraba a la pierna de Sammy con todas sus fuerzas, mientras veía como el ángel apuñalaba las manos del demonio, sin piedad alguna, hasta sacarle la información que necesitaba. Ayden cerraba los ojos con fuerza, su hermano percibió su dolor y la acurrucó junto a su cuerpo, acariciándole la espalda, pero no podía parar de mirar.
Dean se cabreó con Cas cuando asesinó al ser sin dejarle terminar de contar todo lo que sabía. Se enteraron de que tenían un rehén que conocía la ubicación de las criptas en el Motel Murray, a las afueras del pueblo. Castiel se esfumó de inmediato y los chicos tuvieron que seguirlo a toda prisa en el Impala. La razón por el apuñalamiento sin piedad fue causada por Naomi, ya que el demonio estuvo a punto de desvelar la naturaleza del auténtico motivo por el cual buscaban las criptas...
Cuando los Winchester llegaron al Motel Murray, Castiel ya había destrozado a todos los demonios que se habían interpuesto en su camino. Señaló una puerta al fondo:
-El rehén está allí.
Los tres hermanos se acercaron despacio, Dean echó la puerta a bajo de una patada. Ayden se quería morir allí mismo, "lo que faltaba", pensó para si "sin duda esto ya no puede ir peor: Meg".
-¿No sois un poco mayores para jugar a la Guerra de las Galaxias?-preguntó la siempre muy irónica Meg, cubierta de moratones y heridas y con una larga melena rubia.
Si había un demonio que Ayden odiase tanto como al mismísimo Lucifer es era Meg Masters. Siempre flirteando con Castiel, menospreciándola. Ella era un chica mala, sexy, segura de si misma... La hacía sentir mal, fea, odiar su cuerpecito de niña, su rostro inocente. Ayden era tímida, insegura, nunca había tenido amigos, ni había sentido nada especial por alguien hasta que Cas apareció en su vida. Pero a él le gustaba Meg, era una "chica mala", algo que ella jamás conseguiría ser. Recordó cuando tuvo que hacerse paso entre perros del Infierno para salvar a sus hermanos, Ayden temía a esas bestias con toda su alma, era lo que más temía en el mundo, pero se enfrentó a ellas, tenía que hacerlo para salvar a Dean, a Sam y a Cas... Y cuando abrió la puerta, agotada, herida y ensangrentada, la descubrió besándolo. Cayó de rodillas, estaba devastada, quería morirse... Sus palabras resonaban en su mente:
-No mires esto rizitos de oro, el cine para adultos no es adecuado para menores...
Después de aquel beso, Ayden reunió el valor necesario como para confesar a Castiel lo que sentía por él, y a pesar de que al principio él la correspondía, después de todo lo que había pasado deseaba no haberlo hecho, y seguir viviendo su romance en secreto.
Un escalofrío de rabia le recorrió la espina dorsal, ya no sentía nada por Cas (o eso creía) pero la ira que el Purgatorio había despertado en ella, seguía hirviéndole en la sangre. Dejó que su cuchillo resbalase por su manga hasta empuñarlo con la mano derecha (tal y como hacía Castiel), el ángel se percató de las intenciones de la joven. Se abalanzó sobre Meg, con un grito de guerra y el cuchillo en alto, Cas empujó a Sam a un lado para abrirse paso y la demonio se tapó la cara con las manos. Castiel agarró a Ayden por la espalda, ella se sacudió con fuerza para intentar librarse del abrazo del ángel.
-¡Ayden detente!-le ordenó ante la atónita mirada de Dean y Sam que se quedaron sin palabras ante la inesperada y violenta acción de su hermanita.
Los chicos sentaron a Meg en una cama mientras Cas intentaba calmar a la joven, pero ella se negaba a escucharlo:
-Es un demonio Cas, debe morir-protestó ella
-Es la única pista que tenemos sobre la ubicación de las criptas Ayden, no se de donde sacas ese odio contra Meg, pero es nuestra amiga, siempre nos ha ayudado...
-Esas palabras jamás saldrían de la boca del Cas que conozco... ¿Se puede saber que diablos te ocurre?
-No me pasa nada, Ayden... Estoy perfectamente.
-No es cierto...-dijo ella aguantándose las lágrimas.
Castiel le arrebató el cuchillo de la mano, Ayden tenía mucho apego a esa arma, se la había dado Gabriel en su último aliento, a pesar de todo, él era bueno y lo recordaba con cariño...
-Me quedaré con esto hasta que aprendas a controlarte-la regañó el ángel.
-Haz lo que te de la gana-lo empujó bruscamente y se reunió con Sam y Dean.
-¿Estáis seguros de qué podéis dejar al chucho sin correa?-dijo Meg al verla acercarse. La joven no respondió.
-Te has cambiado el color de pelo...-dijo Dean para romper el silencio incómodo que se había formado ante la llegada de Ayden.
Crowley ha teñido el cabello de Meg del mismo color que el de Ayden |
-Gracias por fijarte, Dean.-ironizó la demonio-Esto también fue idea de Crowley, al principio no sabía porque, pero ahora ya lo voy captando...-Meg fulminó a Ayden con la mirada, la joven apartó la vista y se acarició el cabello rubio... Se confirmaba la teoría de Dean de que el Rey del Infierno tenía una fijación especial con su hermana.
Meg contó que gracias a su posición junto a Ojos Amarillos, había visitado las criptas tiempo atrás, y que estaba despistando a los demonios de Crowley con pistas falsas alegando que el paso del tiempo había influido en el lugar donde se hallaban los tesoros del Arcángel. Mayor fue la sorpresa de todos (incluido Castiel) cuando Meg rebeló que los demonios estaban buscando la Piedra de los Ángeles, y accedió a guiar al equipo hacia la Cripta donde se encontraba.
* * *
-Nos ha mentido-dijo Ayden enfadado cerrando el portátil de Sam de un golpe. El chico se sobresaltó-¿Una tabla de los ángeles? ¿Cómo no nos hemos dado cuenta antes?
Los tres hermanos habían conseguido estar a solas un momento en la casa de los Morton. Estaban reunidos ante una mesa, hojeando en el ordenador de Sam. Habían dejado que Meg investigase el antiguo mapa de Anne Morton, y ahora bebía en el sofá junto con Cas mientras los cazadores intentaban averiguar como llegar a la ubicación que había señalado Meg. Ayden por fin se había desecho de sus ropas de "empollona" y se había puesto unos vaqueros y unas botas militares. En la parte de arriba llevaba una camiseta de tirantes negra y una cazadora gris. Se recogió el pelo en una coleta sobre la nuca, dejando que un par de mechones le resbalasen por la frente y le acariciasen las mejillas.
-En parte lo entiendo-le excusó Sammy-si la Piedra de los Demonios puede cerrar el Infierno, imagínate que puede hacer la de los ángeles...
-Eso no es excusa para engañarnos...-sentenció Dean-y hablando de excusas, ¿cuál es la tuya Ayden? ¿por qué te has comportado de esa manera con Meg, en el motel?
Ayden se sonrojó avergonzada y echó la vista a bajo mientras movía un pie inquieto y se metía las manos en los bolsillos. Dean se acercó a ella, se arrodilló y le acarició las mejillas para que le mirase a la cara. En pocas ocasiones Dean se comportaba de ese modo con ella, siempre era muy protector y cariñoso con ella, pero el comprensivo era Sam, el sensible, al que podía contarle cualquier cosa, pero a veces Ayden no necesitaba un hermano, necesitaba un padre, y Dean tenía que actuar como tal:
-Se que no soportas a Meg... pero la necesitamos, Ayden ¿lo comprendes?-Ayden asintió entre lágrimas y entrelazó sus manos con Dean-Creía que ya no sentías nada por Cas, no se porque te has comportado así...
-Es el Purgatorio Dean...-mintió la joven- me ha hecho algo...
Su hermano la conocía lo suficientemente bien como para saber que no le estaba contando la verdad, pero no quería presionarla, ya se lo contaría a su debido tiempo. Había sufrido demasiado en el último año... Luego miró a Sam, él tampoco estaba bien y si sus hermanos estaban mal, Dean Winchester estaba aún peor...
-Voy a cargar el coche-dijo a su hermana dándole unos golpecitos en el hombro-Dile a Megstiel que nos vamos...
* * *
-Cuando todo esto termine pediremos una pizza y moveremos algunos muebles... No se si me entiendes-Cas sonrió avergonzado ante la propuesta de Meg-Oh, Ayden ¿querías algo?
-Ya nos vamos...-respondió la joven con el corazón roto y se retiró de la habitación a toda prisa. Meg observó como Cas la seguía con la mirada...
-Oye, solo por curiosidad... Siempre ha habido una cosa rara entre tu y esa chica... ¿Al final ocurrió algo entre vosotros? ¿Te cautivó con sus encantos salvajes y le hiciste el amor en una cueva después de bañaros en las aguas termales?-Castiel no comprendió la metáfora de Meg-¿Que si sigues enamorado de ella?-le aclaró.
Castiel no respondió.
* * *
-Este es el plan-anunció Dean mientras caminaban hacia el edifico abandonado que ocultaba la Cripta de Lucifer. Cas y yo entramos y Sam y Ayden se quedan fuera para vigilar a los lacayos de Crowley...
-¿Y yo qué?-protestó la demonio
-Cállate Meg-ordenaron los tres hermanos al unísono.
-No vas a entrar ahí solo, Dean-protestó Sam.
-No estará solo...-respondió Cas-Sería conveniente que Ayden nos acompañase también, es más sensible a los objetos celestiales que el resto de vosotros.
Se detuvieron delante del edificio.
-Está bien-aceptó Dean de mala gana-pero no quiero que se separe ni un palmo de mi. Y devuelve su cuchillo.
Castiel se sacó el arma de la gabardina y se la tendió a Ayden, ella la agarró por el puño, rozando los dedos del ángel, la sostuvieron juntos durante un instante, sosteniéndose las miradas repletas de orgullo, y después la joven se lo colgó del cinturón. El cuchillo complementaba como al trabuco que llevaba colgado en la espalda que constituía su arma favorita.
-¿Se supone que ahora debo salir corriendo?
-Cállate Meg.-ordenaron de nuevo
-¿Y qué hay de mi?
-Tú te quedas Sam...-tanto él como Ayden protestaron la decisión de Dean, pero el primogénito se mantuvo firme-Vi la sangre en el pañuelo Sam, no soy idiota, se que no estás bien... También se que Ayden tiene mareos y jaquecas y que apenas ha comido en días. No estáis bien hermanos: la prueba acabó contigo Sam y hay algo en esa cosa angelical que Ayden tiene dentro que no está bien...
-Dean, estoy...-intentó protestar Ayden.
-Ya hablaremos de esto luego...-Y Cas, Ayden y Dean entraron en el edificio.
-Dean tiene razón-intervino Cas-hasta yo lo siento Sam, estás dañado de una manera que ni yo puedo curar... Te quedarás aquí y protegerás a Meg.
-¿Quién dice que yo necesito protección?
-Desde que fuiste secuestrada y torturada durante más de un año...
-Touché. ¿Pero... y por qué no me proteges tú?
Castiel lanzó una mirada de añoranza a Ayden.
-Porque yo debo cuidar de ella.
-Antes moriría...-Ayden se abrió paso entre Cas y Meg y avanzó por la puerta del edificio. Dean la siguió.
* * *
-¿A qué te refieres con que Sam está muy dañado?-interrogó Dean una vez los tres avanzaban en fila por el estrecho y oscuro pasillo de cemento.
-Está dañado a un nivel subatómico Dean, es difícil de explicar...-Castiel intentaba evitar el tema.
-¿Y qué sucede con Ayden? ¿Por qué se encuentra tan mal?
La joven avanzaba la primera y decidió mantenerse ajena a las conversaciones entre el ángel y su hermano.
-No lo se Dean, no lo se...
El auténtico motivo por el cual, Ayden se encontraba tan mal era porque el control que Naomi estaba ejerciendo sobre Cas estaba causando estragos en el Vínculo, Castiel no estaba bien, y era la manera que tenía su cuerpo de advertirle que algo estaba hiendo mal en su otra mitad.
-¡Chicos! Este muro está hueco-gritó la muchacha dando golpecitos con el puño al muro de piedra.
* * *
Entraron en la cripta y los tres se pusieron a investigar la cantidad de objetos extraños que albergaba. Ayden se percató enseguida de una caja sobre una especie de altar, que la llamaba, se sentía atraída por ella, ya había sentido eso antes, cuando estaba con Kevin... pero no dijo nada, espero a que Cas (influenciado todo el rato por Naomi) hiciese algo.
-Está ahí...-dijo finalmente el ángel señalando la caja-es el único objeto que está protegido contra los ángeles.
Dean tomó la caja con ambas manos y la dejó sobre una mesa, Cas y Ayden se acercaron. El primogénito tuvo la intención de abrirla, pero su hermana lo detuvo:
-Lo haré yo, sabemos la energía que desprende esta cosa... Cas no puede tocarla porque está protegida, pero yo soy inmune a la fuerza celestial que a ti podría freírte los ojos en un instante.
Dean no puso objeción en que Ayden abriese la caja. Se tomó su tiempo para examinar las runas de la tapa, sus dedos finos inspeccionaron con delicadeza cada esquina y los broches de abertura. A Naomi se le hacía la boca agua, el momento había llegado... Finalmente, la joven abrió el contenedor y extrajo un trozo de piedra polvorienta, en seguida notó la fuerza y la energía que desprendía y la pegó contra su pecho, protegiéndola. Castiel se la comía con la mirada...
-Dámela Ayden...-ordenó-Tengo que llevarla al Cielo.
Ayden retrocedió unos pasos y buscó el contacto de Dean, que le agarró la mano con fuerza. Ambos estaban muy asustados:
-Se la llevaremos a Kevin, para que la traduzca...-dijo ella algo insegura.
-Estupendo, yo se la llevaré al profeta...-su tono de voz era frío y metálico, definitivamente lo habían perdido.
-Habíamos pensado ir nosotros-intervino Dean-así le llevamos provisiones y le echamos un vistazo...
-Yo puedo llevarle las provisiones...-algo en sus ojos provocaba que Ayden quisiese huir de allí a toda prisa, coger a los chicos y a la piedra y refugiarse en la seguridad de su búnker...
-¡Ahora!-gritó Naomi en la mente de Cas.
-¡Debe de haber otro modo!-protestó la poca cordura que quedaba de él.-No quiero hacerle daño a Ayden... La... la amo... -incluso él mismo se sorprendió ante aquella valiente confesión
-¡Lo has hecho millones de veces, Castiel! ¡Hazlo ahora, no tienes opción!
Ayden se volvió hacia Dean con el rostro desencajado de terror.
-Corre-le ordenó.
Pero fue demasiado tarde, Castiel lanzó un fuerte puñetazo contra ellos que Ayden detuvo usando la piedra como escudo. Una onda expansiva de energía les golpeó en la cara como una ráfaga de viento. Dean se interpuso entre Ayden y el ángel e intentó razonar con él a pesar de los gritos de insistencia de Ayden de que se colocase tras ella.
-Cas, lucha-gritó Dean-este no eres tú, por favor, lucha...
Castiel dejó inconsciente a Dean agarrándole la cabeza y estampándose la contra el suelo. Un charco de sangre le manchó los zapatos, y ahora tenía vía libre para ocuparse de Ayden y se la Piedra. La joven se defendió usando la tableta como escudo, con cada golpe se iban abriendo más y más grietas. Finalmente, un fuerte golpe consiguió que la muchacha soltase la piedra. Castiel la alzó por el cuello y la tiró contra el suelo, después intentó agarrar la tableta, pero Ayden se arrastró por el suelo hasta llegar a ella, el golpe le había soltado la coleta y los cabellos rubios le caían alrededor de la cara, ensangrentada por una herida en la sien.
-No vas a llevarte esta tableta Cas...-se sentó sobre sus rodillas, delante de la tableta.
El ángel agarró a la indefensa Ayden por el cuello de la cazadora y empezó a golpeare la cara, llenándola de moratones y heridas, ella lloraba, pero no le suplicaba, aguantaba un puñetazo tras otro, mientras sentía como le invadía el dolor y como se le nublaba la vista. Un fuerte puñetazo la tumbó de nuevo, ella se arrastró hacia él y le tiró de la gabardina para incorporarse, él ya tenía el cuchillo en la mano apuntando hacia ella, le agarró la mano para usarla como apoyo, él notó como su piel se manchaba con el líquido rojo que le cubría el cuerpo y le miró con los ojos llenos de lágrimas:
-Cas, no me mates, por favor no me mates, te lo suplico...-le rogó-si necesitas que muera por ti pídemelo, si mi muerte te libera de esta tortura solo tienes que pedírmelo, pídemelo Cas y moriré por ti... ¡Hazlo de una vez!-le suplicó tirándole de la gabardina-¡Hazlo, maldito cobarde, hazlo!
Castiel tiró el cuchillo al suelo y le acarició al mejilla a la joven, ella le sostuvo el brazo, asustada. Se agachó a la altura de Ayden, la ayudó a incorporarse todo lo que pudo, sosteniéndola entre sus brazos. Ella le rodeó el cuello con los suyos y apoyó la cabeza sobre su hombro, le dolía todo el cuerpo, cualquier movimiento le hacía retorcerse de dolor...
Castiel es incapaz de hacer daño a Ayden |
-No puedo Ayden... No puedo hacerlo...-dijo él al borde del llanto-Lo siento mucho... pero no puedo.
-Te quiero Cas...-le susurró al oído. A él se le encogió el corazón al oírla decir esas palabras, quería responder que él también sentía lo mismo, pero el nudo que se le había hecho en la garganta no le dejaba pronunciar ninguna palabra, aunque tenía la sensación de que ella ya lo sabía... Castiel tomó la piedra entre sus manos, sin soltar a Ayden y ambos se la observaron unos instantes antes de compartir una mirada cómplice y dejarla caer al suelo mientras una luz azul inundaba la estancia.
Cuando Dean recuperó la conciencia se encontró a ambos fundidos en un abrazo, dándose caricias y mirándose enamorados.
Cas y Ayden contaron a Dean lo que había sucedido:
-Entonces esa tal Naomi ha estado controlándote todo el tiempo, desde que saliste del Purgatorio-Castiel asintió-y Ayden se encontraba mal porque sabía que te estaba pasando algo malo...
-Exacto.-asintió ella.
-¿Y ahora cuál es el siguiente paso?
-Yo, yo...lLo siento mucho chicos...-tartamudeó Castiel mirando la tableta apenado, después miró a Ayden, sus ojos le sonreían y él la estrechó contra su pecho-no lo se, solo se que debo proteger esto...
-¿De Naomi?-preguntó Dean.
Castiel volvió a mirar a Ayden y a la tableta de nuevo:
-Y de vosotros-y desapareció.
En ese momento entró Sam a la cripta, advirtiendo de que Crowley les pisaba los talones. A pesar de que los había curado, Ayden aun estaba dolorida y no podía correr.
-¿Puedes cargar a Ayden?-preguntó Dean a Sam. El hermano más joven asintió-Estupendo, yo te cubriré.
Salieron huyendo de la cripta y se metieron en el Impala. Sam acomodó lo más deprisa que pudo a Ayden en el asiento de atrás y Dean apretó el acelerador. Los dos hermanos más jóvenes miraron atrás por última vez y la que vieron fue a Crowley clavar un puñal en el cuello de Meg... y el lado más oscuro de Ayden no pudo evitar sonreír ante ello.
Ayden me ha destrozado el corazón :,D Ya había llorado con éste capítulo cuando lo vi y ahora, más T^T
ResponderEliminar¡Me encantó!
Estaré esperando otra de tus historias <3
¡Un abrazo!
Bye!